lunes, 17 de mayo de 2021

UNA DE CUÑADAS



UNA DE CUÑADAS

"Aquella es bien casada, que ni tiene suegra ni cuñada."

Mucho se ha dicho y se dirá acerca de las suegras, esas señoras que han venido al mundo (según nuestra mezquina mirada) con dos únicas finalidades: parir al autor de nuestros desvelos amorosos y, a partir del crucial momento en que nos cruzamos el mentado galán, convertir nuestras vidas en un patético muestrario de miserias. Cierto es que tan ingratas señoras alumbraron a sus hijitos solitas y solas. Pero para el segundo menester (el de cagarnos la vida) cuentan con el auxilio y la asistencia de otras damitas más jóvenes pero igual de temibles: las cuñadas.
A favor de las cuñadas (rubro al que pertenezco) tengo para decir que no todas están abocadas a fastidiarnos: algunas, simplemente, nos ignoran. Otras nos consideran un estorbo menor y otras tantas nos matarían si pudieran. Pero todas, toditas, preferirían que sus hermanos fueran célibes. Porque las relaciones entre mujeres son naturalmente complicadas. Y si hay un hombre en el medio, peor. Hete aquí, los tipos de cuñada con los que me he topado a lo largo de mi improductiva vida.

TIPOS DE CUÑADAS

-LA CELOSA: La cuñada celosa es aquella que no tolera que su hermano le preste atención a una mujer que no sea ella. Suele ser una hermanita menor que fue consentida por el señor con el que nosotras terminamos formando pareja de modo escandaloso. Hasta nuestra aparición, fue ella la receptora de los regalos, las atenciones y los mimos de nuestro hombre porque, pobre, es chiquita, mi mamá no se lo puede comprar, para mí es como una hija, etc., etc., etc.  Como todas las mujeres celosas, este tipo de cuñada suele ser feroz.  No perderá la oportunidad de hacernos sentir mal, insinuará (o gritará a los cuatro vientos) que sólo somos unas vividoras encaminadas a comerle la billetera al masculino que supimos conseguir, dudará de nuestra fidelidad y nuestra higiene personal, nos pondrá a la madre  en contra y otras linduras por el estilo.
¿Cómo neutralizarla? La mejor manera de neutralizar a una cuñada celosa es ponerle límites. Pero muy sutilmente. No vale encarar a nuestro amorcito y exigirle que elija entre esta mujercita insufrible y nosotras: eso le dará a ella la impagable oportunidad de ponerse en víctima. Si es muy pendejita puede comprarse su buena voluntad con regalos, estrategia que yo no recomiendo, porque no hace más que perpetuar la figura de nuestro hombre como su proveedor. Que la chica busque por su cuenta quien la provea, que el hermano ya tiene suficiente con tener que pagarnos los vicios a nosotras.

-LA ENVIDIOSA: La cuñada envidiosa tiene nuestra edad. O casi. Pero, mientras los años fueron más o menos generosos con nosotras, a ella la atropellaron de manera vil. Se la ve muy avejentada o ha engordado mucho. El marido gana poco y no puede darse algunos pequeños gustos. Sus hijos son bastante más maleducados que los nuestros. Y ella vive todo esto como una ofensa personalísima de nosotras hacia su maltratado ser. Cualquier atisbo de generosidad de nuestra parte (sugerirle una dieta que funciona, regalarle un perfume o invitarla a almorzar) jamás será recibido como tal, sino como fanfarronería o condescendencia.
¿Cómo neutralizarla? Es muy pero muy difícil conseguir que una persona envidiosa cambie. Así que lo mejor es mantenerse lo más lejos posible de esta cuñada insalubre. Tampoco es recomendable poner al hermano de la dama en cuestión al tanto de sus malos sentimientos para con nosotras: generará tensiones en la pareja, quilombos en la familia y no significará ningún cambio en la actitud de esta tipa que, si pudiera, nos clavaría alfileres en los ojos.

-LA ESOTÉRICA: Ya hemos hablado en este espacio de la suegra esotérica, vieja temible involucrada con curanderos, trabajos, daños y velones de colores.  Esta señora sibilina suele tener como acólitos a sus hijas, que son o pretenden ser tan brujas como ella. La cuñada esotérica intentará dañarnos con hechizos y boludeces varias, que no dan resultado, por supuesto, pero fastidian y mucho (sobre todo cuando implican que nos llenen la vereda de porquerías: los vecinos nos miran como si estuviéramos malditas y encima tenemos que limpiar).
¿Cómo neutralizarla? Atragantarla con un velón tricolor de San Jorge no sirve, porque vamos presas. Lo mejor es matarla con la sugestión: con un paquete de plastilina para amasar un monigote que se le parezca y un paquete de alfileres de cabecita es más que suficiente para hacer que la mina entre en pánico.

-LA INDIFERENTE: La cuñada indiferente es aquella a la que le importa un comino nuestra existencia, la tiene muy sin cuidado lo que hacemos y lo que dejamos de hacer y, en casos extremos, ni siquiera recuerda nuestro nombre. Le da exactamente lo mismo tenernos  o no en su vida y jamás vamos a conseguir que nos preste atención (tampoco deberíamos encapricharnos en que nos la preste, ella a sus asuntos y nosotras a los nuestros, y todos contentos).
¿Cómo neutralizarla? No es necesario.

-LA CORREVEIDILE: La cuñada correveidile es aquella que no puede sofrenar su lengua y se dedica a desparramar chismes reales e imaginarios sobre todo el mundo, incluyéndonos a nosotras. La correveidile suele presentarse como una chica agradable, lo que nos hace bajar la guardia y proveerla de cierta cantidad de información sobre nosotras, que, tarde o temprano, esta lengua de trapo convertirá en datos de dominio público.
¿Cómo neutralizarla? Yo sé que a las mujeres nos cuesta muchísimo, porque a casi todas nos encanta hablar, pero lo mejor es no largar prenda. Contar sobre nosotras y nuestros asuntos lo mínimo e indispensable. Y no engancharnos con regocijo cuando la correveidile nos viene con chismes sobre otras personas.

-LA HIPÓCRITA: Es la que te quiere. O, mejor dicho, dice que te quiere. Y, en realidad, te detesta tanto como todas las otras. O más. La cuñada hipócrita se mostrará solícita y servicial, siempre con una sonrisa a flor de labios. Pero en el fondo de su ser deseará verte azotada por las Diez Plagas de Egipto: atragantada con sangre, meada por las ranas, morfada por los mosquitos, apestada, con úlceras y sarpullidos, etc.
¿Cómo neutralizarla? La cuñada hipócrita es hipócrita pero también cobarde. Es incapaz de hacer nada en nuestra contra. Así que lo mejor es sonreír y ser tan falsa como ella.

-LA BEBÉ: La cuñada bebé es una hermanita menor de nuestro amado. Muy menor. Está entrando en la adolescencia y la fascinación que le provocan  nuestro maquillaje, nuestra ropa, nuestro perfume y nuestros zapatos (sobre todo si no tiene hermanas mujeres) hará que nos pida prestado todo, en el mejor de los casos, y no nos devuelva nada, en el peor. La cuñada bebé puede resultar algo molesta, si a una no le gustan los chicos, pero es una de las más inocuas y, con un poco de buena voluntad de nuestra parte, puede resultar hasta divertida. Si bien habrá que llevarla y traerla a cumpleaños de 15, boliches y fiestitas varias, tampoco es para tanto.
¿Cómo neutralizarla? No sé si este tipo de cuñada necesita ser neutralizada. Lo que debe, sí, es aprender ciertas reglas de convivencia:
     -Lo que se pide prestado se devuelve, a menos que el prestador haya especificado que no es necesario.
    -Cuando se come y se duerme en casa ajena hay que dar una manito en lo que a quehaceres domésticos se refiere. Eso de apoyar el culo en la silla y mandarse mensajitos con las amigas mientras una hace todo, no va.
      -Etc.

-LA AMIGA: Dirán ustedes, mis queridas, que una mujer de bien no es amiga de sus cuñadas y, por supuesto, tendrán razón. ¿Pero qué sucede cuando la vida da vueltas y vueltas al pedo y nos terminamos emparejando con el hermano de nuestra amiga? Hete aquí una situación sumamente delicada. Mal que nos pese, la relación que teníamos con esa señora o señorita jamás volverá a ser la misma.  Cuanto antes aceptemos esta verdad irrefutable, tanto mejor. Sería muy ingenuo de nuestra parte creer que ante cualquier trifulca más o menos seria la que otrora supo defendernos a capa y espada se pondrá en contra de su hermano o de su madre por nosotras. La sangre es la sangre. Sépanlo.
¿Cómo neutralizarla? En este caso específico no debería hablarse de neutralización, sino de toma de conciencia: nadie puede estar a la vez en la misa y en la procesión. Si es cuñada no es amiga. Y punto.

-LA DESGRACIADA: La cuñada desgraciada es aquella a la que le acontecen todas las calamidades del Universo y no encuentra mejor lugar para ir a lamentarse que nuestra casa. Abandonada por hombres variopintos, estafada por socios inescrupulosos, carajeada por vecinos agresivos y meada por los dinosaurios, esta dama cree que somos nosotras y nuestros hombres quienes atendemos los teléfonos cuando la gente desesperada llama al 911. La cuñada desgraciada siempre nos hace partícipe de sus sufrimientos: nos usa como paño de lágrimas, nos pide plata prestada y cae como peludo de regalo a cualquier hora de la noche, buscando comida y cobijo.
¿Cómo neutralizarla? Dejarla durmiendo en la vereda sería inhumano y nuestro amorcito jamás nos perdonaría tan cruento accionar, así que lo aconsejable es ponerle límites. Ni ella es una niña desamparada ni nosotros tenemos por qué ver trastocada toda nuestra existencia por sus tragedias griegas.

-LA QUE PREFIERE A LA EX: Es más que seguro que la cuñada que prefiere a la ex le hizo la vida imposible a la pavota otrora emparejada con el hombre con el que compartimos colchón. Pero, desde el momento en que esa dama se convirtió en ex, todos sus defectos se desvanecieron y pasó a ser algo así como una réplica surbonaerense de Lynda Carter, toda llena de maravillas. La cuñada que prefiere a la ex jamás terminará de aceptarnos como cuñadas: para ella seremos eternamente unas atorrantas advenedizas que nos encajetamos con hombres ajenos. Seguirá invitando a la ex a reuniones y cumpleaños, sólo para fastidiarnos o para que nosotras nos quedemos en casa. Y no perderá oportunidad  para traer a colación lo buena que era Fulanita.
¿Cómo neutralizarla? Tomando distancia, como nos enseñaron las maestras en la escuela primaria (¿vieron que para algo servía tomar distancia?).

Como verán, gentes queridas, cuando digo que las únicas dañinas no son las suegras tengo en qué basarme. Las cuñadas también suelen ser huesos duros de roer. Damas empecinadas en complicarnos la existencia. Señoras y señoritas prestas a echar mano a la crítica destructiva en el momento menos pensado. Entes malignos que no toleran que sus hermanos se enreden con mujeres de dudoso abolengo y moral más dudosa aún.  Brujas hechas y derechas, la verdad.

Si no me creen, pregúntenle a las novias de mis hermanitos.

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