LAS
INQUIETUDES DE LA CHICA COSMO
“Contra
la estupidez, los propios dioses luchan en vano.”
Johann
Christoph Friedrich Von Schiller
Existe un tipo de mujer
que, además de desconcertarme, me pone bastante nerviosa: la
chica Cosmo. A favor de esta reverenda pavota tengo para decir que no
se intitula mujer, sino chica, lo que nos da
la vaga esperanza de que cuando crezca un poco descienda su nivel de boludez en
sangre. Aunque, no sé, sospecho que la que nace para Cosmo nunca
llega a National Geographic.
La chica Cosmo es
una mujer como todas y tiene sus inquietudes.
¿Quién soy yo?
¿Qué soy yo?
¿Por qué existo?
¿Qué son el Bien y el Mal?
No, no. La chica Cosmo se
pregunta otras cosas. Pasen
y vean.
1-¿NO SERÉ MUY GRANDE AHÍ
ABAJO?
Sí. La chica Cosmo teme
que las dimensiones de su vagina sean elefantinas. Teme que el uso
indiscriminado de la misma la haya ampliado hasta convertirla en una bonita
palangana (la chica Cosmo no tiene hijos, por lo tanto, las
monstruosas anchuras de sus partes íntimas no se deben jamás a la
parición de un par de vástagos).
¿Por qué la chica
Cosmo es atormentada por esta posibilidad? Porque teme que los
atributos de su chico se pierdan en semejantes inmensidades. Y
por lo tanto el chico calcule (si es que a un chico Cosmo le
fue dado el preciado don de calcular) las horas de uso que
tiene el tesorito de la muchacha.
Los profesionales
Cosmo tranquilizan a la chica preocupada: “La vagina promedio mide
siete centímetros de circunferencia y, como el pene promedio mide cerca de
quince, digamos que siempre la va a sentir pequeña.” Pero ya se sabe
como son los profesionales Cosmo: tienen la idea fija. Así que
le aconsejan a la pavota atormentada una pose para resaltar la estrechez de su
bendito recinto: “Acostada de lado y con las piernas juntas, pedile a
él que te penetre desde atrás: te aseguramos que se sentirá un gigante dentro
de un dedal.”
2-¿ES NORMAL QUE ME
DIGA PERRA MIENTRAS LO HACEMOS?
Parece que el chico
Cosmo es algo lengua larga. Cosa que la chica Cosmo agradecería
si el muchacho usara su apéndice bucal para algún menester más gratificante que
gritarle perra.
Es sabido que, durante el
acto, cualquier señor se va de boca y la amada deja de ser una princesa
impoluta para convertirse en un león de la Metro, un puma
de Bengala o un yacaré mesopotámico (los hombres no
se caracterizan por ser muy imaginativos; tienden a repetir las boludeces que
escuchan por ahí).
Una es lo suficientemente
avispada como para no preocuparse por esta metamorfosis. Concluye el
acto y concluyen los atisbos de bestialismo de nuestro amante. Y todos
tan contentos.
Claro, una tiene la
conciencia tranquila: sabe que es una santa y que el tipo se fue de boca de
caliente que estaba, nomás. Pero la chica Cosmo tiene,
evidentemente, la cola de paja. Es consciente de que si el chico
Cosmo notó lo grande que tenía el tesorito e hizo
algunos cálculos, se enteró, inevitablemente, de que por ahí pasó medio Buenos
Aires.
Los profesionales
Cosmo tranquilizan a la muchachuela: “Las palabras pierden su
valor habitual y ganan una dimensión erótica: se dicen pura y exclusivamente
para excitar”, lo que en criollo quiere decir, más o menos: “Quedate
tranquila que el tipo no se dio cuenta de que no le hiciste asco a nada, te
dijo perra de pedo.” Y, haciendo gala de su perversión, incitan a la
chica no sólo a disfrutar de las palabras hot de su
partenaire, sino a usarlas ella también. ¡Qué poca vergüenza!
3-¿POR QUÉ A VECES PIENSO EN
MI EX CUANDO TENGO SEXO CON MI ACTUAL NOVIO?
Si será pavota la chica
Cosmo. Yo no me ando torturando porque cuando tengo sexo con mi
partenaire pienso en Simon Baker. Es normal, ¿no? ¿NO?
Los profesionales
Cosmo le explican a la chica acongojada: “No siempre podemos
estimularnos con quien tenemos a nuestro lado y por eso mentalmente aparecen
desconocidos, famosos o bien gente que nos es familiar, como un ex. Un episodio
como ése es ‘normal’, sólo que los hombres lo tienen más incorporado que las
mujeres.”
¿Vieron que era normal?
4- ¿Y SI MI TÉCNICA ORAL LE
PARECE MALA?
¡Esta chica Cosmo!
¡Es de lo que no hay! ¿A quién carajo se le puede ocurrir preguntarse semejante
cosa?
Los profesionales
Cosmo, en lugar de decirle bien clarito “dejate de joder” le
siguen la corriente: “…si él antes se mostraba entusiasmadísimo con la
idea de que vos bajaras y de repente parece que no le hace ni fu ni fa, quizá
te hayas vuelto un tanto ‘robótica’...” Es sabido para que cualquier
actividad sexual resulte medianamente exitosa una tiene que tratar de parecerse
a Sharon Stone en “Bajos instintos” y no a Robin Williams en “El
hombre bicentenario”, pero estos profesionales son unos
desalmados. ¡Tratar a la chica Cosmo de Robotina!
Como para que no se acompleje, pobre.
Al final, los profesionales no
son tan malos porque le aconsejan que, para que el chico Cosmo no
se desinfle, basta “con
una actitud sexy y provocativa, más una buena dosis de auténtico entusiasmo.”
5- ME GUSTA QUE EL ME TIRE
DEL PELO Y ME PEGUE CHIRLOS. ¿SOY UNA FREAK?
La chica Cosmo resultó
ser un tanto ambigua: se espanta cuando el chico Cosmo la
llama perra pero quiere que le de un par de chirlos. Y teme
ser un aparato por esta singular apetencia.
Aquí, los profesionales
Cosmo echan mano al recurso más trillado de las revistas femeninas:
la encuesta. Según una encuesta, el 70 % de las chicas Cosmo quieren
que les den un par de golpes. Para acomodarles las ideas, digo yo.
Los profesionales tranquilizan
a la muchacha: “Los modos de excitación de cada quien son totalmente
únicos y personales, y si el compañero sexual acepta y también logra
estimularse con ese juego, no hay por qué censurarse”. Y le aconsejan como
actuar en el caso de que no se anime a decirle de frente manteca al chico
Cosmo que le propine un par de bifes: “Dale una muestra
gratis del asunto, por ejemplo, pegándole en la cola o tirándole un poco del
pelo mientras lo besás apasionadamente. Va a captar la ‘indirecta’…”
¿Cuántas posibilidades hay de
que un chico Cosmo cuente con las suficientes neuronas como
para captar una indirecta? Los profesionales no echan ningún
tipo de luz sobre este tema.
6- ADORO TENER SEXO CON
MI HOMBRE, PERO TUVE UN SUEÑO HOT CON UNA CHICA
La chica Cosmo está
asustada: soñó que se revolcaba con otra chica Cosmo. ¿Y ahora?
Ahora los profesionales la
tranquilizan: “…eso no significa que seas gay. Además, se trata de una
fantasía que excita tanto a los varones como a las mujeres: algunos de ellos
les piden a sus parejas ‘jugar’ con esa imagen.”
A la chica Cosmo, quizás
porque es más psicótica de lo que cree o quizás porque es redondamente boluda,
le cuesta un huevo distinguir entre fantasía y realidad. ¡Y se hace problema
por cada idiotez!
7- SIENTO QUE ME HAGO
PIS CUANDO ACABO. ¿PUEDE SER?
A la chica Cosmo, como
a cualquier chica Cosmo que se precie, la avergüenza mearse en
público. Se tortura al creerse dueña de una vejiga incontinente, sin
saber que ha sido bendecida por la Madre Natura: :“Lo más
probable es que no se trate de pis, sino de un líquido que segrega el famoso
Punto G cuando es estimulado. Como esa zona tiene tejidos similares a los del
pene, es capaz de producir esta clase de emisiones de líquido que, sin ser
semen, se le aproxima bastante”, aclaran los “profesionales Cosmo”.
E instan a la chica a sentirse sumamente orgullosa de esta eyaculación
femenina.
En este caso puntual,
desconfío de la chica Cosmo y desconfío de los profesionales. Cristina
Wargon, en su impecable disertación acerca del orgasmo femenino, se muestra
perpleja ante los ardientes chorros que las mujeres lanzan en
el momento del éxtasis según la tradición literaria (que va desde las “Memorias
de una Princesa Rusa” hasta las obras de Henry Miller). Ella nunca vio
el chorro. Jamás de los jamases. Les confieso,
caros lectores, que yo tampoco lo vi. Ni mi amiga. Ni la amiga de mi amiga.
Ni siquiera la amiga de la amiga de la amiga de mi amiga. Y eso que ésa
ve de todo.
En síntesis: la chica
Cosmo se mea. A mí que no me jodan.
8- ¿ME PUEDO VOLVER ADICTA AL
VIBRADOR?
La chica Cosmo teme
enviciarse con el aparatito jaranero. Comprensible.
Los profesionales
Cosmo son bastante lógicos: una vez por día, todos los días,
convertirá a la chica Cosmo en una fuente inagotable de
sonrisas. Pero hay que cuidarse de alternar el aparato a pilas con el aparato
de algún chico Cosmo dispuesto: “Muchas mujeres se
vuelven aficionadas al ritmo constante y perfecto del vibrador y sienten que no
pueden llegar al clímax sin él.”
O sea que sí, piba, te podés
volver adicta al vibrador. Y eso sin siquiera considerar que el vibrador
es huérfano, no ronca y no ve fútbol.
9- ¿UNA MUJER REALMENTE PUEDE
DISFRUTAR DEL SEXO ANAL?
Me importa un carajo lo que
digan los profesionales Cosmo No les creo. Sospecho que la
chica tampoco.
10- ¿SE PUEDE USAR
CUALQUIER COSA COMO SEX-TOY?
La chica Cosmo es
más insaciable de lo que uno pensaba. No le alcanza con el chico Cosmo y
el vibrador. Entonces pretende echar mano a cuanta fruta o verdura encuentre en
la heladera. "¿Qué tal esta berenjena? ¿Éste pepino? ¿Ésta zanahoria?"
Si es imaginativa y audaz se
preguntará, relamiéndose: “¿Qué tal este envase de ‘Impulse’?”
Los profesionales
Cosmo son muy claritos al respecto: “Habiendo semejante
variedad de juguetes sexuales diseñados para oficiar como tales, conviene dejar
las verduras para el momento del almuerzo o la cena.”
12- ¿CÓMO LE CUENTO UNA
FANTASÍA A MI CHICO SIN QUE SE HORRORICE O SE PONGA MAL?
A la chica Cosmo, sin
ninguna duda, le falta calle. Lo que se puede contar se cuenta y hasta puede
servir para condimentar el acto. Lo que no se puede contar no
se cuenta, que echarse un polvo cada tanto no implica que el otro deba conocer
hasta nuestro ADN. Salvo que una sea exacerbadamente pavota, sabe con qué
bueyes ara. Si el chico Cosmo es exageradamente celoso
contarle que nos ratoneamos con su mejor amigo sería una pelotudez hecha y
derecha.
Los profesionales aseguran:
“En muchos casos, la que suele asustarse es una misma, que no avala sus
propias fantasías, y no, nuestra pareja.” No sé, no sé.
13- ¿A ÉL PUEDEN DESEROTIZARLO
LOS ‘RUIDOS MOLESTOS’ QUE HAGO DURANTE EL SEXO?
La chica
Cosmo es ruidosa. La verdad, esta piba las tiene todas. Parece que
cada tanto, en medio del revuelque, aparece lo que la Rampolla denomina una
cornetita vaginal. Seguro que el chico Cosmo ni se entera.
Pero la chica Cosmo se quiere morir, ¿viste?
Los profesionales
Cosmo sugieren: “Desdramatizar. Un ruidito inesperado puede, por
caso, ponerle carcajadas al sexo, volverlo menos ceremonioso y más divertido.”
14- ¿QUÉ PIENSA EL DE MI CARA
DE ORGASMO?
La chica Cosmo teme
que, en el momento crucial, su cara se vea desfigurada por el éxtasis y deje de
ser una chica Cosmo para convertirse en una chica
cualquiera.
Para los profesionales
Cosmo “los
chicos aman las mejillas rojas, los ojos en blanco (¡o bizcos!), los músculos
contraídos y los labios tensos (o muy relajados)”. Para alimentar el
ego del chico Cosmo no bastan los gemidos, los gritos, ni las
palabras hot que la chica pueda susurrar. Según un
estudio de la Universidad de Indiana (es un misterio absoluto
porque las universidades estudian estas boludeces) cuando ellos miran a la
mujer con quien están teniendo sexo, se fijan en sus facciones antes que en
cualquier otra parte del cuerpo.
Así que, dormí tranquila,
querida chica Cosmo. El adora tu cara de éxtasis. Así que los profesionales
Cosmo aconsejan “no inhibirse o tener
algún prejuicio contra la cara de orgasmo.”
La chica Cosmo vive,
sin duda, en un universo paralelo. Un universo donde lo único que cuenta es ser
linda, estar flaca, peinarse bien y darle a la matraca como los conejos. Estas
pibas ni siquiera tejen o cocinan, como hacían las marmotas de antaño, azuzadas
por las perversas revistas femeninas. Sólo se preocupan por
su cara de orgasmo. Y necesitan estar convenientemente
informadas acerca del tema.
No es por hacerme la viva,
pero yo a la chica Cosmo la doy vuelta como un guante.
Jamás necesité que nadie disertara sobre mi cara de pocos amigos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario