TRISTE,
SOLITARIO FINAL
“La
nave del amor ha saltado por los aires en mil pedazos, y quedan los restos del
naufragio, que ahora hay que repartir, esto para mí, esto para ti y cada uno
por su lado.”
Patrizia
Carrano
Hay algo que admiro
profundamente de la gente de la farándula y afines: su capacidad, casi
milagrosa, de salir de una historia de amor y entrar en otra, no sólo en tiempo
récord, sino también sin sufrir, aparentemente, ningún tipo de daño más o menos
serio. Yo, que he pasado semanas, meses y años tirada en la cama llorando por
señores variopintos, festejo sinceramente a las muchachas que se ahorran
fortunas en pañuelos descartables y con esas fortunas se hacen las lolas.
Las rupturas amorosas suelen
ser, para el común de las mujeres, situaciones de lo más dramáticas. Todas
creemos que nuestra historia de amor va a ser eterna y que jamás de los jamases nos veremos privadas de las
atenciones y los arrumacos de nuestra media naranja. Pero la vida no es una
telenovela y, la mayoría de las veces, los noviazgos, matrimonios, concubinatos
y rejuntes terminan para el culo.
Para poder superar algo tan
tremendo como la ausencia del ser amado y la pérdida de la ilusión que postula
al amor como algo inmarcesible, tenemos que echar mano a cuanta ayuda podamos
encontrar por ahí. Amigas íntimas, hermanas sin neurosis demasiado evidentes y
vecinas que se encontraban en el lugar equivocado en el momento equivocado,
suelen ser nuestros vapuleados paños de lágrimas. Cuando un romance acaba, todo
es desesperación en nuestras pobres almitas y rara vez sabemos para donde salir
disparadas.
Si bien es cierto que el tiempo todo lo cura, hasta que pasa el tiempo una anda
llorando por los rincones. Por eso, hay una serie de premisas que es importante
tener en claro para que nuestra recuperación sea lo más rápida posible y, más
temprano que tarde, estemos nuevamente en pie, oteando el horizonte para ver si
aparece un macho apetecible.
Esta vez, y siguiendo con mi
costumbre de llenarlas de recomendaciones, las más de las veces inútiles, les
acerco estos consejos para superar una ruptura. Si sirven no sé, porque yo hace
años que no rompo con nadie. Digamos que mi relación de pareja ha entrado en
ese estado catatónico en que las partes ni siquiera tienen las suficientes
fuerzas como para romper un huevo en vistas de preparar una tortilla.
10 CONSEJOS PARA SUPERAR UNA
RUPTURA
1) ACEPTAR QUE LA RUPTURA DE
NUESTRA PAREJA NO ES EL FIN DEL MUNDO: Primero lo primero: una pareja desavenida no es ni el fin del
mundo ni el fin de nuestro mundo. Es natural que los primeros días nos
sintamos, ante la ausencia de nuestro amorcito, como tristes bagrecitos
boqueando fuera del agua. Urge entonces que tomemos conciencia de que ese
estado doloroso de supervivencia agónica pasará, como pasa todo. Aunque nos
parezca mentira, ida la cruel tormenta, volveremos a enamorarnos y, cuando nos
queramos acordar, estaremos llorando por otro pavote que nos colgó la galleta.
Si nuestra pareja aún no ha
llegado a su fin, pero agoniza de manera irremediable, es menester que acabemos
cuanto antes con el luctuoso asunto. El mundo está lleno de posibilidades: para cada roto hay un descosido. Así que seguir tercamente
aferradas al espinazo de un señor que no nos hace felices, es una tontería y
una lastimosa pérdida de tiempo.
2) PONERSE LO MÁS LINDA
POSIBLE: Naturalmente, cuando estamos
embarcadas en una feliz relación, sonreímos con más frecuencia, encontramos el
lado positivo de cada asunto (por ejemplo, una no es narigona: tiene un rostro interesante),
solemos emperifollarnos más y vestirnos mejor. Rara vez andamos por la casa con
calzas viejas, remeras estiradas y los pelos recogidos con ganchos abominables.
Del mismo modo, cuando enfrentamos una ruptura amorosa, deambulamos por la vida
con una cara de culo atroz, volvemos a tener una nariz gigantesca, no nos
depilamos, no nos peinamos y apenas nos lavamos el sobaco. Craso error, amables
lectoras. Cuanto peor nos sintamos más debemos esforzarnos en que nuestra
apariencia sea impecable, cuando no despampanante. Supuestamente, esta mejora
de nuestro aspecto físico repercutirá en nuestro estado psíquico y comenzaremos
a sentirnos un poquito mejor cada día. Además, señoras, si al poco tiempo de
que un masculino nos abandonó nos encuentra por la vida, es mejor que nos
descubra bellas y convenientemente acicaladas, y no hechas patéticos guiñapos.
3) HACER PLANES: Cuando una es amurada como en el más triste de los tangos, debe
apurarse a hacer planes con familiares y amigos. Una cabeza aturdida es una
cabeza a la que no se le cruzan fuleros berretines. Pero algo tiene que quedar claro:
llorarle en la oreja todo el tiempo a parientes y camaradas es absolutamente
contraproducente. Primero, porque si una sigue dando vueltas sobre el asunto de
la ruptura, no va ni pa’tras ni pa’lante. Y segundo, porque la gente con la que
hicimos planes terminará con las partes por el piso y huirá despavorida ante
nuestros pataleos y lágrimas. Está bien que, cada tanto y muy al pasar, una se
queje del hijo de puta que la abandonó. Pero la finalidad de los planes no es
la queja: es el divertimento y el olvido.
4) DARSE TIEMPO: Aunque la puta posmodernidad nos obligue a dar
vuelta la página enseguida ante cualquier tipo de pérdida y a dejarnos de joder
con tanto lamento, el duelo es la reacción natural ante un evento de esa
naturaleza y hay que vivirlo. No es grato, no es fácil, no es cómodo, pero hay
que vivirlo. Cuando negamos la pérdida de alguien importante para nosotras o el
efecto que esta pérdida produce en nuestras vidas, estamos actuando de forma
patológica. El duelo no elaborado se manifiesta en un sinnúmero de
enfermedades: obesidad, alergias, migrañas, problemas respiratorios y otras
dolencias aún más graves. Por eso hay que darse tiempo para sentir la pérdida,
llorar si una tiene ganas, gritar si una tiene ganas, y no sentirse obligada a
estar tocando la pandereta todo el día, sólo porque nuestro entorno considera
que no vamos por la vida arrojando serpentinas por falta de voluntad.
Iniciar una relación
inmediatamente después de haber terminado otra, nunca conduce a buen puerto. No
estamos viendo al otro como alguien a quien amar sino como un “parche terapéutico”. Tratemos de no emparchar nuestro
dolor; poco a poco se irá disipando.
5) DISTRAERSE: Distraerse es importante y es menester que esa distracción no se
de sólo cuando estamos con amigos o con parientes tolerantes. Es necesario que
una aprenda a entretenerse aún estando sola. ¿Cómo conseguirlo? Si hablamos de
señoras o señoritas sedentarias como vuestra servidora, una buena distracción
sería embarcarse en la feliz tarea de rever las catorce temporadas de “Bonanza” o las diez de “Beverly Hills 90210”. Si nos referimos a damas y damiselas
más activas, es bueno inscribirse en un gimnasio o tomar clases de merengue.
6) SER CONSECUENTE: Algunas veces no son los señores desaprensivos
quienes nos abandonan. Somos nosotras las que, por un motivo u otro, ponemos
fin a la relación, aún a costa de sufrir intensamente, porque somos conscientes
de que a veces es mejor terminar un romance a padecerlo. Si fuimos nosotras las
que tomamos la decisión de terminar, es necesario que seamos consecuentes con
esa medida. Esto quiere decir que debemos evitar tirarnos alguna canita al aire
con nuestro ex, llamarlo por teléfono, espiarlo y esas pendejadas. Estas
actitudes inmaduras sólo conseguirán alargar la despedida hasta hacerla
insufrible. Y retrasarán inútilmente nuestra feliz recuperación.
7) DARSE ALGÚN GUSTO: Cuando estamos tristes nos hacen falta mimos. No
esperemos los mimos ajenos, porque quizás no lleguen. Ya sabe una lo jodida que
es la gente. Agasajémonos nosotras mismas. Un buen mimo es una tarde de
despilfarro en el shopping. Comprarnos algo que nos gusta siempre nos hace
sentir mejor. También podemos mimarnos con un buen masaje o una visita a la
peluquería. O abalanzándonos sobre un lemon pie.
8) ANALIZAR LA RELACIÓN QUE
TERMINÓ: Pasado algún tiempo después
la ruptura, es bueno analizar la relación que dejamos atrás, sobre todo para no
cometer los errores del pasado cuando decidamos iniciar una nueva. También es
producente analizar al tipo con el que estuvimos perdiendo el tiempo, para ver
cuáles son las características de personalidad que no queremos encontrar en
nuestro próximo novio, amante, concubino o marido. Hay que aprender de los
errores. Tropezar dos veces con la misma piedra es cosa de pavotas y suicidas.
9) RESCATAR LOS BUENOS
RECUERDOS: Por jodida que haya sido una
relación de pareja, siempre hay algo bueno en ella que merece ser recordado.
Rescatar los buenos recuerdos de un romance que terminó nos ayudará a no guardarle
rencor al señor que creímos nuestra almita gemela y pasó por nuestra vida tan
fugazmente como una estrella fugaz, valga la redundancia. Siempre hay algo
lindo para recordar, aún cuando una deba esforzarse mucho para encontrarlo.
10) MIRAR PARA ADELANTE: Ya está. Ya pasó el tiempo suficiente y ese dolor que parecía
ocuparlo todo fue aliviándose. Ahora es tiempo de mirar para adelante. Lo que
pasó, pasó, y no hay manera de corregirlo. Lo que pase en el futuro depende de
nosotras. La mayoría de las veces, emergemos de una crisis con más y mejores
herramientas para enfrentar la vida. Por lo menos, eso es lo que dicen los
libros de Brian Weiss.
Para que el doloroso proceso
que atravesamos después de una ruptura no sea vano, voy a compartir con ustedes
un decálogo de mi cosecha, confeccionado hace algún tiempo, con el cual
atormenté a mi amiga Rosana durante años, hasta que la tipa estuvo en condiciones
de bajar la cabeza y decir: “Tenías
razón, Ra.” Teniéndolo en
cuenta, se evitarán unos cuantos dolores, de cabeza y de los otros.
1) Un hombre que toma o se
droga, no te sirve.
2) Un hombre que no es un
buen proveedor, no te sirve.
3) Un hombre que prefiere la
compañía de sus amigotes a la tuya, no te sirve.
4) Un hombre que te miente,
no te sirve.
5) Un hombre que te maltrata
física o psicológicamente, no te sirve.
6) Un hombre que sólo te
encuentra defectos, no te sirve.
7) Un hombre que no cortó el
cordón umbilical, no te sirve.
8) Un hombre que le huye al
trabajo, no te sirve.
9) Un hombre que no te
escucha, no te sirve.
10) Un hombre que sólo piensa
en sí mismo, no te sirve.
Teniendo en cuenta este
humilde decálogo, cualquier dama podrá evitar enredarse con un masculino que,
tarde o temprano, le cagará la vida. Doy fe.
Queridas lectoras, si están
atravesando una ruptura amorosa, no se desesperen. Ningún hombre es
imprescindible. Ningún hombre es irremplazable. Y a veces, señoras, es mejor estar solas que mal
acompañadas. Si tener un
hombre al lado sólo nos reporta el dudoso beneficio de lavar calzoncillos, es
hora de replantearse la relación. Bah, es hora de darle al tipo una buena
patada en el culo. Y empezar a pensar en nosotras.
De una vez y para siempre.