“No sabrás todo lo que valgo hasta que no pueda ser junto a ti todo lo que soy.”
Gregorio Marañón
El Día de San Valentín es uno de los más esperados por todas las parejas alrededor del mundo. Por lo menos, eso es lo que sostiene Eric Oropeza en una nota escrita para el sitio web eHow en español intitulada Ideas originales para celebrar el día de San Valentín. En esta florida fecha, los enamorados del mundo globalizado suelen ensayar distintos festejos en los que agasajan a sus parejas y tratan de ser originales para que la celebración no decaiga año tras año y acabe convirtiéndose en una pesadilla equiparable a las cenas de Nochebuena en familia. Este año no tienen por qué preocuparse. Para que innoven y sorprendan a sus medias naranjas, Eric nos acerca una serie de tips que harán de nuestro San Valentín un momento mágico. Tomen nota.
Ideas originales para celebrar el día de San Valentín
-¡Disfrazate!: Parece que San Valentín es una fecha en lo que todo está permitido, incluso hacer alegremente el ridículo. Si ustedes creyeron que los disfraces estaban circunscriptos a Halloween o a los alicaídos Carnavales, se equivocaron fiero. Eric propone disfrazarnos de algún personaje que nuestra pareja admire y llevarle el desayuno al trabajo. Lo más divertido, dice nuestro amigo, será su cara al darse cuenta de que una planeó solita este delirio. Irrumpir en una oficina vestida de Mujer Maravilla o de Bob Esponja con una docena de medialunas suena un poco surrealista, pero acá lo fundamental es sorprender. No importa que los compañeros de trabajo de nuestro tórtolo se revuelquen en el piso de risa y lo gasten por nuestra sorpresa de aquí a la eternidad.
Si todavía nos queda algo de decoro, Eric propone suprimir el disfraz y contratar alguna empresa que le acerque las medialunas sin atuendos funambulescos de por medio. Pero recordando que, para nuestro amorcito, será siempre más valioso que hagamos el ridículo en el sacrosanto nombre del amor.
-Vales de regalo: Por una tara genética que aún no ha sido debidamente estudiada, hombre y mujeres solemos obsequiar a nuestras parejas con regalos que a ellos no suelen hacerle demasiada gracia. Lamentablemente, tengo una vasta experiencia en este tema espinoso. Con el agravante de que mi marido es demasiado vago como para cambiar los regalos y ahí quedan corbatas, chalecos y camisas con el cuello así y no asá, abandonados en el placard, mientras yo puteo y lamento los dineros invertidos en esos regalos despreciados. Para evitar estas situaciones desagradables lo ideal es regalar vales, pero no de verdad: de mentiritas, así el regalo, además de original, es gratis. Los vales valen (valga la redundancia) por actividades que puedan resultarle agradables o interesantes al agasajado: vale por un masaje, por un desayuno, por un fin de semana en la playa, por una cena en la casa de la suegra sin poner cara de traste, etc.
-Un vuelo en globo: No es común hacer una gira en un globo aerostático. Para sorprender a nuestra pareja, nada mejor que un original viajecito a lo Julio Verne. Es algo sumamente romántico y que seguramente no olvidará fácilmente. También es algo que puede provocar pánico o náuseas.
-Un día perfecto: Dedicar el Día de San Valentín exclusivamente a nuestra pareja es un lindo agasajo. Doblemente lindo si dejamos que nuestra media naranja sea la que elija las actividades a realizar en esta jornada sin mácula. Ir al cine, al teatro, a un parque de diversiones o de compras al shopping (pagando todos los gastos, obviamente) son pedidos con los que nuestro partenaire puede descolgarse y nosotros debemos aceptar alegremente, sin olvidar que estamos regalando un día perfecto. No se desesperen: algunas parejas gasoleras sólo piden tiempo para estar juntos y charlar. Crucen los dedos para que les toque una de ésas.
-Masaje en pareja: Un muy buen regalo de San Valentín para ambos tórtolos es visitar un spa. Allí, ambos pueden relajarse y entregarse a las manos de algún experto en masajes. Hay algunos lugares que ofrecen paquetes especiales para parejas, que incluyen comida, champagne y chocolates. Momento íntimo ideal para olvidar el estrés cotidiano.
-Salir a remar: Suena loco, sí. No tan loco como lo del globo pero más o menos. Sea cual sea nuestro lugar de residencia, es más que seguro que tenemos cerca algún lugar que nos permita meternos en un bote y remar. Los lagos de Palermo, por ejemplo. En general, la gente no rema porque considera que esta actividad es un embole. Pero, según nuestro amigo Eric, San Valentín es una oportunidad perfecta para hacerlo. Se puede terminar la cita con un refrigerio al aire libre. Ideal para charlar y pasarla bien.
-Un rally ¡muy diferente!: ¿Se acuerdan de los primeros lugares que visitaron juntos? Si es así, es muy simpático organizar un rally por esos sitios plagados de dulces memorias. En cada lugar se deja una pista para que nuestro enamorado se dirija al próximo y, al final del periplo, nos encuentre, en una locación inédita, con una cena especial o un portaligas de estreno. Para realizar esta empresa será necesario ponerse de acuerdo con propietarios de bares, restaurantes y hoteles alojamiento, lo que implica organizarla con algo de anticipación. Nosotros somos el premio del rally. No, no hay otra cosa.
-Escribirle algo a mano: La carta de puño y letra se ha convertido en un objeto sumamente deseado, ya que, debido al arribo de las nuevas tecnologías, hemos perdido la sana costumbre del papel y la lapicera. San Valentín es un pretexto perfecto para escribir una carta romántica y anacrónica. ¡No la dejen pasar!
-Un día en un hotel: Ya sabemos que los espacios cotidianos provocan un hartazgo tal que nos lleva a perder el interés en los arrumacos y en las delicias del sexo. Por eso, nada mejor que programar para San Valentín un día completo en un hotel, que nos ofrezca descanso y la mágica posibilidad de salir de la rutina. A la hora de comer, se puede ordenar el servicio a la habitación. Un dulce laissez faire en un escenario distinto.
-Un detalle hecho por vos: Puede parecer trillado, pero a todo el mundo le encanta recibir un regalo artesanal, hecho por las hábiles manos de sus amorcitos. Un mural con fotografías acarameladas de la pareja, un cartel empapado en mieles y almíbares varios, un portarretratos hecho a mano, un collar de canutillos, un costurero decorado con caracoles recolectados en la playa de Santa Teresita… Cualquier cosa vale, mis queridos. Usen la imaginación y sorprendan.
Hasta aquí, amables lectores, las ideas originales que nos propone nuestro amigo Eric Oropeza para que nuestro San Valentín sea encantador y diferente. Lo despedimos dándole las gracias y deseándole un muy feliz Día de los Enamorados, aunque no sabemos si lo está. Yo no tengo mucho más para aportar, así que también los despido a ustedes con una frase de François Mauriac: “El día que tú no ardas de amor, muchos morirán de frío.”
Feliz San Valentín a todos.
No hay comentarios:
Publicar un comentario