FRIDAY THE 13th
“La superstición trae mala suerte.”
Umberto Eco
Tradicionalmente, en los países latinoamericanos, el
día de la mala suerte es el martes 13. “No
te cases ni te embarques”, prevenían nuestras abuelas al referirse a
esta jornada aciaga, ya que cualquier travesía cuyo primer paso se diera
en martes 13 estaba condenada, irremediablemente, al fracaso.
Pero la globalización (y las películas de Jason Voorhees) han hecho
que, tal como sucede en el mundo anglosajón, el viernes 13 se
haya convertido en un nuevo paradigma de la desgracia.
El número 13 goza de mala fama desde tiempos
inmemoriales. Y tan nefasta reputación tiene que, incluso, existe un
vocablo para definir el miedo irracional que despierta en algunas personas: triscaidecafobia.
Donald Dossey, historiador, fundador del Stress Control Center and Institute of Phobias (Asheville, Carolina del Norte) y autor del libro “Holiday Folklore, Phobias
and Fun”, trató de remontarse al origen de esta pésima fama. Según un
mito nórdico, 12 grandes dioses cenaban en el Valhalla (el
cielo de la mitología escandinava) y Loki, dios de las
travesuras, no invitado al convite (el dios número 13 en
el panteón nórdico), convenció a Hoder, el dios ciego de la oscuridad, para
que dispare a Balder el Hermoso, dios de la alegría, una
flecha con la punta de muérdago. “Balder murió y la Tierra fue invadida
por la oscuridad. Fue un día de mala suerte”, sostiene Dossey. Cabe
destacar que Loki, el dios número 13, tiene
su correspondencia en el cristianismo con Satanás, el ángel
número 13. También hay referencias bíblicas que asocian al número 13
con la mala suerte: Judas, el apóstol que traicionó a Jesús, fue
el invitado 13 de la Última Cena y el capítulo número 13 del Libro de las Revelaciones o Apocalipsis de san Juan es el que introduce la temida figura del Anticristo. Además, algunos estudiosos creen
que la destrucción de la Torre de Babel se produjo un martes 13.
Por otra parte, la nefasta reputación del 13
también puede tener que ver con la carta del Tarot que lleva
ese valor, ya que el Arcano XIII representa a la Muerte. Corresponde
al primer número después de la finalización de un ciclo de 12 y se relaciona
con un nuevo inicio pasando, previamente, por la disolución. Representa el
cambio, la transformación y no necesariamente nos anuncia la muerte física.
Thomas Fernsler, un científico abocado al estudio de las Matemáticas y las Ciencias de la Educación del University of Delaware Resource Center, sostiene que la mala fama del 13
se debe a la posición que ocupa detrás del 12. Según Fernsler, los
numerólogos consideran al 12 “un número completo”: “Hay 12 meses
en un año, 12 signos del zodiaco, 12 dioses del Olimpo, 12 trabajos de
Hércules, 12 tribus de Israel y 12 apóstoles de Jesús: la
asociación del 13 con la mala suerte tiene que ver con que es un
número que va un poco más allá de la integridad. El número resulta provocador y genera inquietud e intranquilidad”.
En el calendario lunar anual, en el último mes,
el treceavo, es en el que se produce la muerte del Sol, el solsticio
de invierno. En culturas que abrazan la idea de un proceso
cíclico de vida en el que continuamente se nace y se muere, esto no supone
ningún problema, pues en los días subsiguientes renacerá. Sin
embargo, las culturas patriarcales en las que se tiene un concepto lineal del
tiempo y se comulga con la idea de la existencia de en un principio y un final
definitivo, ese final puede vivirse como algo trágico.
¿Y de dónde proviene la mala fama del día viernes? Dice
la historia que el verdadero origen de esta superstición sería otro
relato de la mitología escandinava. En el momento en que las
tribus de esa región se convirtieron al cristianismo, Frigga -diosa
del amor y la fertilidad- fue desterrada y acusada de bruja, por lo
que cada viernes se juntaba con 11 colegas y hacían maleficios
para arruinar la semana siguiente. A la luz de las nuevas creencias cristianas, se consideraba que el invitado número 13 a estas reuniones heréticas era el Diablo.
El viernes es, además, según la tradición, el día que Jesús fue
crucificado. Algunos estudiosos de la Biblia creen que Eva tentó
a Adán con la fruta prohibida un viernes y
que Abel fue asesinado por su hermano Caín un viernes
13.
El viernes 13 de octubre de 1307 fueron ejecutados en la hoguera muchos miembros de la Orden de los Caballeros Templarios, perseguida por la Santa Inquisición, acusados de celebrar ritos paganos, ser herejes y sodomitas, y de orinar y escupir en la cruz. Este hecho histórico también ayudó para convertir el viernes 13 en un día de mala suerte y de horror.
En 1907, un libro llamado "Viernes, el
XIII" fue publicado por un corredor de bolsa Thomas
Lawson. El libro de Lawson es una fábula oscura ambientada en Wall
Street cuyo personaje central genera bonanzas y caídas en el mercado
para vengarse de sus enemigos, dejando a muchos en la ruina. Y se aprovecha de
los temores que el recelado viernes 13 podía generar en los
negociantes, dejando en claro que a principios del siglo XX este día ya era
asociado con la catástrofe.
Aunque parezca una exageración, algunas personas se sienten aterradas
ante la cercanía del viernes 13, negándose a volar, comprar una
casa o, incluso, de invertir en bolsa. "Se estima que en EE.UU.
se han perdido en bolsa de 800 o 900 millones de dólares en viernes dado
que la gente ese día no se comporta con normalidad”, comenta
Donald Dossey, quien se dedica a ayudar a quienes padecen triscaidecafobia,
problema que afecta a más de 17 millones de ciudadanos
sólo en Estados Unidos. Los
síntomas de este mal van desde la ansiedad moderada a los ataques de pánico. Esto último
puede hacer que las personas se vean obligadas a reorganizarse para no salir de su casa ese día, incluso faltando al trabajo. Richard
Wiseman, psicólogo de la University of Hertfordshire (Hatfield,
Inglaterra), ha descubierto que las personas que se consideran desafortunadas
son las más propensas a creer en las supersticiones asociadas a la mala suerte: “Creen que la suerte es una fuerza
mágica que puede arruinar sus vidas."
Pero no todo el mundo le teme al viernes 13. “The
Thirteen Club” (“El club del trece”) se reunió por primera vez el 13
de septiembre 1881 (un día miércoles), pero se organizó formalmente el viernes
13 de enero de 1882. Estaba conformado por 13 alegres caballeros decididos a
echar por tierra todas las supersticiones. Se reunían el día 13 de cada mes, se
sentaban en la mesa 13, rompían espejos, derramaban sal y llegaban a
la cena caminando bajo escaleras cruzadas. “The
Thirteen Club” fue fundado por el capitán William Fowler, dueño del
restaurante Cottage Knickerbocker situado la Sexta Avenida de
Manhattan, en Nueva York. El primer objetivo del club era derribar el temor a
la muerte de uno de los comensales poco después de que 13 personas cenaran
juntas. Más adelante, se abocaron a refutar la nefasta fama del viernes. Muchos creen que fueron los caballeros del “The Thirteen Club" quienes, involuntariamente, mezclaron estas dos supersticiones dando origen al mito maléfico del viernes 13.
Yo no creo demasiado en la mala suerte. Ante el advenimiento de alguna catástrofe en mi vida, gentes bienintencionadas me han urgido a deshacerme de mis tortugas, mis cactus, mis peces de colores o mis bonsái y siempre me resistí. Pero, por si ustedes son supersticiosos, les acerco tres sencillos conjuros para recuperar la bienaventuranza, en caso de que el viernes 13 los colme de desdichas:
-Para que la suerte no los abandone: Verter una cucharada de azúcar en un frasco de cristal. Añadir un poco de romero y una ramita de canela. Llevar al fuego y utilizar los vapores para purificar los ambientes de la casa.
-Si la mala suerte ya ha entrado en sus vidas: Encender una vela blanca una noche de luna menguante y repetir la operación cada viernes durante dos meses.
-Para recuperar la suerte en una sola noche: Dormir con las persianas abiertas, dejando que la luz de la luna entre por la ventana. Al lado de la misma, colocar una taza con agua limpia. A la mañana siguiente, usar el agua en la ducha, echándola por encima de la cabeza. La suerte los acompañará todo el día.
Me despido de ustedes, mis queridos, deseándoles un inocuo viernes 13 y con un pensamiento de Herta Müller, escritora, novelista, poetisa y ensayista
rumana galardonada con el Premio Nobel de Literatura en el año 2009: "La superstición es la
poesía de las gentes sencillas y posee también algo de fascinante."
Buenos días.
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