EL ORIGEN DE PAPÁ NOEL
"Santa Claus tiene la idea correcta, visitar a
las personas una vez al año."
Victor Borge
Llega diciembre y, como cada
año, nos preparamos para recibir la Navidad. Que evoca el
nacimiento de Jesucristo pero ha sido cooptada por
un simpático personaje que para muchos representa lo más rancio del capitalismo
y para otros es una figura infaltable en las celebraciones familiares. Santa Claus, Papá
Noel, o el Viejito Pascuero reparte regalos
en Nochebuena desde hace muchísimo tiempo. Supuestamente, este
anciano adorable vive en las proximidades del Polo Norte junto
a la Señora Claus o Mamá Noel y una gran
cantidad de duendes navideños, que lo ayudan en la fabricación de
los juguetes y otros regalos que le piden los niños a
través de cartas (la ubicación de su casa explica, en parte, que
aparezca en el hemisferio sur, donde es
pleno verano con más de 30 grados de temperatura, con un traje rojo y blanco
abrigadísimo y una barba larga y tupida).
Para poder transportar los
regalos, Papá Noel los guarda en una bolsa
mágica y los reparte en los primeros minutos del 25 de diciembre en un
trineo volador, tirado por renos navideños, dirigidos por Rodolfo (Rudolph),
un animalito que ilumina el camino con su nariz roja, brillante y
potente.
Pero, ¿dónde nació este
generoso personaje? En la antigüedad, en Roma se
celebraban a mediados de diciembre fiestas en honor a Saturno (Cronos para
los griegos), en las cuales los niños recibían obsequios de todos los mayores. En muchos ritos paganos, además, se
celebraba el solsticio de invierno como una época de gratitud
y regalos hacia los demás, luego de finalizadas las cosechas. Estas costumbres
fueron asimiladas por el cristianismo con la figura de un obispo de
origen griego llamado Nicolás, que vivió en el siglo
IV en Anatolia, en los valles de Licia (en la
actual Turquía).
SAN NICOLÁS DE BARI
San Nicolás, también conocido como San Nicolás de Myra (en Oriente, por su lugar de fallecimiento) o San Nicolás de Bari (en Occidente, por el lugar donde fueron trasladados sus restos), nació cerca del año 280 en Myra, una ciudad del Distrito de Licia, en la actual Turquía, y, desde niño, se destacó por su carácter piadoso y generoso. Sus padres, fervorosos cristianos y lo educaron en la fe. Después de la muerte de ambos, Nicolás heredó una gran fortuna que repartió entre los necesitados, según la hagiografía escrita por San Metodio, arzobispo de Constantinopla. Se trasladó luego a Myra donde fue consagrado obispo de una forma muy curiosa. Cuenta la leyenda que varios religiosos se encontraban discutiendo sobre quién sería el futuro obispo, pues el anterior había fallecido. Al no ponerse de acuerdo, se decidió que fuera el próximo sacerdote que entrase en el templo, que casualmente fue Nicolás de Bari.
Durante su época como obispo, y en su afán
por erradicar los cultos paganos, ordenó demoler el Templo de Artemisa en
Myra, así como otros varios edificios
por el estilo. Por un decreto del emperador Licinio contra
los cristianos fue encarcelado y su barba quemada, siendo liberado por el
emperador Constantino.
San Nicolás de Bari murió el 6 de diciembre
del año 343 en
Myra, pero sus restos descansan en la ciudad portuaria italiana de Bari,
pues allí fueron a dar después de que fueran sacados de Turquía tras la conquista musulmana. Luego de su muerte se
convirtió en el primer santo, no mártir, en gozar de una especial devoción en
Oriente y Occidente.
Según cuenta el
historiador Gerry
Bowler en su libro “Santa Claus: A
Biography”, durante la Edad Media circularon especialmente dos
leyendas que tenían al santo como cuidador de los niños y dador de obsequios.
La primera cuenta que un empobrecido hombre padre de
tres hijas no podía casarlas por no tener la dote necesaria. Al carecer las
muchachas de la dote, estaban condenadas a convertirse en solteronas y, tal
vez, dedicarse a la prostitución. Enterado de la situación, Nicolás entregó una bolsa llena de monedas de oro a
cada una de ellas. Se cuenta que todo esto fue hecho en secreto por el sacerdote, quien entró por una ventana y puso
la bolsa de oro dentro de los calcetines de las
niñas, que colgaban sobre la chimenea para secarlos. La segunda, bastante terrorífica,
relata que, durante su
estancia en una posada, el religioso se percató de que habían descuartizado a dos
niños, metiendo sus cadáveres en barriles. El santo los reconstruyó y los
devolvió a la vida.
6 DE DICIEMBRE, DÍA DE OBSEQUIOS
Fruto
de esta herencia de protector y dador de obsequios de los niños, en muchos países nació la
tradición regalar a los más pequeños el 6 de diciembre, día de San Nicolás, quien también
advertía a los niños para que tuvieran un buen comportamiento durante todo el
año, costumbre que se conserva en Holanda y Bélgica, donde aún se sigue aguardando la llegada del santo.
Pero,
¿cómo San Nicolás pasó de entregar regalos el día 6 de diciembre a entregarlos
el 25? Luego de la Reforma Protestante del siglo XV promovida por Martín
Lutero, se prohibió la devoción a los santos, incluyendo a San Nicolás, por lo
que en muchas zonas de Europa central se trasladó esta entrega de regalos al
día de Navidad, dando protagonismo como dador al Niño Jesús, quien era
acompañado también de otros personajes no tan gratos como Ru-klaus, una especie
de Papá Noel antiguo con ropa oscura que controlaba a los niños. Así, se desdobló la misión que tenía San Nicolás al premiar a los niños buenos pero
también advertir a los malos en dos personajes distintos, ya que el Niño Jesús,
no funcionaba en el papel más amenazante.
DE SAN
NICOLÁS A SANTA CLAUS
Se cree que
la asimilación de San Nicolás y Santa Claus sucedió alrededor del año 1624. Cuando los
inmigrantes holandeses se instalaron en Estados Unidos llevaron con ellos sus costumbres y mitos, entre
ellos el de Sinterklaas, su patrono
(cuya festividad se celebra en Holanda entre el 5 y el 6 de diciembre).
Durante el
comienzo del siglo XIX en Estados Unidos la Navidad era poco más que un día
festivo que los trabajadores de las entonces incipientes ciudades aprovechaban
para emborracharse y andar de juerga. “Se celebraba como una especie de fiesta
común llena de alcohol y jolgorio”, relata Bowler en su libro. Por ello, varias
entidades religiosas comenzaron a promocionar de nuevo el mito de Sinterklaas,
el Santa Claus holandés que los inmigrantes habían introducido en Nueva
Ámsterdan (la actual Manhattan), buscando convertir la fecha en una celebración
familiar. A ello contribuyeron varios
poemas y cuentos infantiles que adaptaron la tradición holandesa a los Estados
Unidos.
En 1809, Washington Irving
publicó el libro “Knickerbocker’s History of New York” retrató por primera vez a un San Nicolás que
sobrevolaba las casas en una especie de vagón tirado por un único reno. Más
tarde, en 1821, un poema anónimo titulado “The Children’s Friend” asoció directamente a este
personaje con la Navidad y, en un intento por adaptar al inglés la voz
Sinterklaas, lo llamó Santeclaus. Un año después, otro cuento infantil, escrito
por Clement Clarke Moore y
llamado “A Visit From St. Nicholas” (conocido actualmente como “The Night
Before Christmas”) acabó de expandir la tradición.
Hacia 1863,
Santa Claus adquirió la actual fisonomía de gordo barbudo bonachón y la
vestimenta con las que se lo conoce en la actualidad. Esto fue gracias al
dibujante alemán Thomas Nast,
quien diseñó este personaje para sus tiras navideñas en "Harper's Weekly".
A mediados
del siglo XIX,
el Santa Claus estadounidense pasó a Inglaterra y
de allí a Francia,
donde se fundió con Bonhomme Noël, quien tenía parecido físico con Santa Claus, pero vestía de blanco con vivos
dorados. A fines del siglo XIX se creó, a partir de un anuncio estadounidense
de la Lomen Company, la tradición de que Papá Noel procedería del Polo Norte, y
se popularizaron los renos navideños como medio de trasporte de
Santa Claus.
En 1902 se
publicó el libro infantil "The Life and Adventures of Santa Claus" de L. Frank Baum,
que cuenta cómo Claus se ganó la inmortalidad
y el título de santo. En 1931 la
empresa Coca-Cola encargó
al pintor Haddon Sundblom la remodelación de la
figura de Santa Claus/Papá Noel para hacerlo más humano y creíble, aunque sólo
es una leyenda urbana la creencia de que el color
rojo y blanco de Santa Claus tenga su origen en los anuncios de la marca de gaseosa, aunque
sí es cierto que contribuyeron a la popularización de estos colores y del mito
mismo.
EL PAPÁ NOEL COMUNISTA
Hubo y hay mucha gente disconforme con el mito de Santa Claus, ya que se
lo considera una representación del consumismo desenfrenado, que, además,
suplanta las tradiciones locales.
En la década de 1930, y temiendo que Papá Noel plantara bandera en su
territorio, Stalin hizo todo lo posible por recuperar la figura de Ded Moroz, o el Abuelo
Frío (también conocido como Abuelo Hielo o Abuelo de las Nieves).Este personaje, un
anciano de origen eslavo que también repartía regalos -y que puede ser otra de
los orígenes del Santa Claus actual- se representó vestido de azul.
Ded Moroz
se originó como una fuerza de la naturaleza y fue personificado durante la era
pre cristiana por los eslavos orientales. Se le adjudicó el aspecto de un
anciano, con una larga barba gris, que se paseaba a través de los bosques y
campos, dando golpes con su Posoh (Vara), con los que causaba fuertes heladas.
Según algunas versiones, Moroz es el hijo de Veles (dios eslavo de la tierra, las aguas, los bosques, la fertilidad, el ganado, el pasto, las serpientes, los lobos, la medicina, la música, la magia y el mundo subterráneo) y Mara. Su transporte es un carruaje,
tirado por tres caballos blancos. Su nieta
y ayudante, Snegurochka, la Doncella de la Nieve.
OTRAS TRADICIONES
En varios lugares de Europa se intenta seguir manteniendo las tradiciones propias.
En Austria, por ejemplo, se sigue
valorando la figura del Kris Kringle, un personaje mitológico alemán que trae regalos
durante la Navidad. Su nombre es una pronunciación incorrecta del nombre
en alemán, Christkind, Christkindchen, derivado del término antiguo Christkindl, que
fue introducido por los protestantes en rechazo a la forma romana de culto
católico de los santos (incluyendo a San Nicolás). La figura del dador de
obsequios fue asimilada a la del Niño
Cristo.
El Niño Cristo es el personaje que, tradicionalmente, trae los regalos en Alemania, Suiza, Austria, Liechtenstein,
Norte de Italia (Tirol del Sur), República Checa, Eslovenia, parte
de Eslovaquia y parte de Croacia. En Alemania, desde la década
de los ‘90, Kris Kringle tiene una competencia cada vez mayor por parte de
Weihnachtsmann, la versión estadounidense de Papá Noel.
Generalmente, Kris Kringle es representado como un niño con el cabello rubio y alas de ángel. Martín Lutero lo pensó como una representación de Jesús encarnado en un niño.
En algunas zonas de Latinoamérica, los regalos de Navidad no los trae Papá Noel, sino el Niño Dios, como cariñosamente se le llama al Niño Jesús. Esta tradición se conserva en lugares poco influidas por el advenimiento de las celebraciones anglosajonas. La mayor parte de los festejos son el 25 de diciembre. Los niños escriben su carta al Niño Jesús solicitando juguetes, golosinas u otros favores y peticiones.
La Befana es una típica figura del folclore italiano. Su nombre deriva de la palabra epifanía, a cuya festividad religiosa está unida a la figura de la Befana. Pertenece por tanto a las figuras folclóricas, repartidoras de regalos, vinculadas a las festividades navideñas.
La leyenda sostiene que la Befana visita a los niños la noche anterior a la epifanía (6 de enero) para rellenar sus calcetines, colgados a tal fin esa noche, si han sido buenos con caramelos y chocolates y si han sido malos, con carbón. La Befana tiene el aspecto de una anciana, que vuela sobre una escoba. A diferencia de una bruja suele estar sonriente y tiene una bolsa o un saco lleno de dulces y regalos, pero también de carbón.
La distribución de regalos a los niños en nombre de la Befana fue fuertemente animada por el Fascismo, en el ámbito de la obra de romanización de la península italiana.
La leyenda cuenta que los Reyes Magos, de camino a Belén para llevar sus presentes al Niño Jesús, no podían dar con el camino correcto, por lo que pidieron ayuda a una anciana que los atendió y les regaló dulces. Los Reyes le pidieron que los acompañara en la búsqueda del niño pero, a pesar de su insistencia, la mujer no salió de casa para acompañarlos. Más tarde, se arrepintió, preparó un cesto con dulces, salió de su casa y se puso a buscarlos, aunque nunca los encontró. Se paró en cada casa a lo largo del camino, dando chucherías a los niños que encontraba, con la esperanza de que alguno de ellos fuese el pequeño Jesús. Desde entonces vagaría por el mundo haciendo regalos a todos los niños para hacerse perdonar.
La fiesta de la Befana puede derivar de antiguos elementos folclóricos pre-cristianos, adoptados y adaptados por la tradición cristiana. El origen de este personaje se puede vincular con tradiciones agrarias paganas relacionadas con el comienzo del año. La anciana simbolizaría al año que termina, preparado para ser quemado y renacer como año nuevo. En muchos países europeos, de hecho, existía la tradición de quemar muñecos, vestidos con ropas raídas, en el comienzo del año. Los regalos tendrían el fin de propiciar el año nuevo. Existe una hipótesis que vincula la Befana con una fiesta romana que se desarrollaba al comienzo del año en honor de Jano (dios de las puertas) y de Strenia (de la que deriva el término estreno), durante la cual se intercambiaban regalos.
El tió de
Nadal (en catalán, tronco
de Navidad) es un elemento de la mitología catalana y aragonesa,
y una tradición navideña asentada especialmente en Cataluña (donde
también se le llama tronca de
Nadal), Andorra y algunas comarcas de Aragón, en las
que se conoce como La Toza o Tronca de Navidad.
La variante más extendida consiste en tomar un tronco, leño o
rama gruesa (generalmente al inicio del Adviento), dejarle comida cada
noche y taparlo con una manta para que no pase frío. Al llegar Nochebuena,
los niños de la casa lo golpean con bastones mientras cantan, para que defeque regalos
y dulces por debajo de la manta el 25 de diciembre. El extremo visible del
tronco suele decorarse con un gorro y una cara sonriente.
Esta tradición tiene orígenes rurales, inicialmente
relacionados con celebraciones del solsticio
de invierno y la tradición precristiana del tronco de Navidad, que consiste en quemar en el hogar un tronco o leño grande de madera,
preferentemente de árboles frutales, para celebrar el solsticio y el fuego nuevo del año a punto
de empezar, así como alejar la oscuridad.
En sus inicios el tronco nunca defecaba objetos grandes, sino chucherías, barquillos y turrones, para los más
pequeños, y, luego de transcurridas las Fiestas se lo quemaba. El tió
de Nadal está emparentado con el árbol de Navidad, también
portador de regalos para los más pequeños, y con eventos similares en Galicia (tizón
do Nadal), Occitania (Cachafuòc, Cachofio o Soc
de Nadal) y Reino Unido (yule log).
Olentzero, Olentzaro u Olantzaro es un personaje de la tradición navideña vasca. Se trata de un carbonero mitológico que trae los regalos el día
de Navidad en los hogares del área geográfica y
cultural denominada Euskal Herria,
conformada por el País Vasco y Navarra, y el País Vasco francés. Su origen está en la zona de Lesaca (Navarra, España).
Olentzero es representado como un hombre gordo, desharrapado,
manchado de carbón, de muy buen comer. El escritor Aita Donostia lo
describió como "cabezón, muy inteligente" ("buruhandia,
entendimenduz jantzia") y "puerco barrigudo" ("urde tripaundia").
Vive aislado de la sociedad dedicado a hacer carbón vegetal en el bosque y cada invierno baja de las montañas a los pueblos.
La hipótesis más extendida es que el origen de Olentzero es
anterior a la cristianización de Navarra y que, como indica Claude
Labat "el personaje de Olentzero debe ser ubicado dentro de las
celebraciones del solsticio de invierno". En esta línea, desharrapado, descuidado
y viejo personaje simbolizaría el año que termina, y los regalos, el año nuevo.
Esta hipótesis está relacionada con costumbres locales similares que el
cristianismo adaptó a sus nuevas creencias. El personaje Olentzero se convirtió
en el anunciador del nacimiento de Jesús, y se dotó al personaje de un
significado cristiano y hogareño acorde con las enseñanzas de la iglesia
católica.
El Apalpador (también
conocido por el nombre de Pandigueiro en la comarca Tierra
de Trives), es, en las zonas del este de Galicia, una figura mítica que,
según indica la tradición, llega las noche del 24 de diciembre y 31 de
diciembre ,a tocar el vientre de los niños para ver si han comido
suficientemente durante el año, dejando montones de castañas y, eventualmente,
algún regalo y deseándoles que tengan un año nuevo lleno de felicidad y comida.
Xesús Taboada Chivite recoge en sus estudios sobre
ritos y creencias gallegas la existencia del ritual propiciatorio de palpar la
barriga de los niños en Nochevieja, que recibe así el nombre de Noite
de apalpadoiro (Noche de palpar).
Joulupukki es
el nombre finés de Papá Noel. El vocablo significa literalmente Cabra de Navidad y procede de la tradicional imagen de la
cabra como símbolo navideño en los países escandinavos. La palabra finesa pukki
proviene de la palabra sueca bock, que significa ciervo o macho cabrío.
Nuuttipukki es la palabra finesa con la que
se designa la antigua tradición en la que hombres vestidos con pieles de
animales y máscaras con cuernos de cabra solían salir y recorrer casa por casa
asustando a la gente en busca de las sobras de la comida navideña.
Sin embargo, en la actualidad, Joulupukki
se viste y se comporta de manera muy similar al Santa Claus estadounidense,
aunque a diferencia de éste visita en carne y hueso a los niños en Nochebuena.
En lugar de entrar a hurtadillas durante la noche a través de la chimenea,
es tradición en Finlandia que el padre de familia (o bien un vecino o un
pariente), disfrazado de Joulupukki, entre por la puerta principal. A su
llegada, pronuncia su tradicional pregunta "Onkos täällä kilttejä
lapsia?" (“¿Hay aquí niños que hayan sido buenos?”), a la que le sigue
un "¡Siiii!" entusiasta de los niños, que lo reciben vestidos
de tonttus
(gnomos). Los documentos
más antiguos sobre esta tradición datan de principios del siglo XIX.
Otra diferencia entre la tradicional figura
de Joulupukki y su homólogo americano es que la residencia de Joulupukki se
sitúa en Korvatunturi y su taller en Rovaniemi, mientras que
Santa Claus reside en el Polo Norte. Habitualmente
lleva ropa cálida y de color rojo, utiliza un bastón y viaja en un trineo tirado por sus renos.
En el Círculo Polar Ártico
es donde encontramos los primeros vestigios de la leyenda de Joulupukki. Una
interesante teoría sobre sus orígenes y el de sus renos voladores proviene de
la población aborigen Sami de la Laponia finlandesa, la población indígena más antigua de Europa. En los
bosques del Círculo Polar Ártico crece el hongo venenoso Amanita Muscaria, de color
rojo con pintas blancas. Por sus propiedades alucinógenas se le atribuye un
vínculo mágico con los renos de Escandinavia, ya que es su comida favorita.
Existía un estrecho vínculo entre la vida de los renos y el pueblo Sami, y los
chamanes solían alimentar a los renos con el hongo para poder utilizar sus
propiedades en los rituales adivinatorios. El tránsito intestinal del reno
filtraba el veneno y separaba su toxicidad de las otras sustancias que
posteriormente serían expulsadas a través de la orina. Entonces, la orina del
reno se recolectaba y se utilizaba como alucinógeno para los chamanes, que conseguían con ella frecuentes trances, experiencias espirituales y
visiones de estar volando. Se cree por ello, que los colores rojo y blanco del
atuendo de Joulupukki están inspirados en estas visiones producidas por la seta
y que, también, por sus efectos en los chamanes se creó la leyenda de los renos
voladores.
Hold Nickar es una deformación de Hjaldr Hnikar, uno de los títulos
del dios teutónico Odín, que significa Incitador de Batallas. Es
representado como un anciano con cabellos y barba canosos (aunque el demonio
Nickar, al que también suele relacionárselo, asume eventualmente la apariencia
de un niño con piernas de caballo).
Hold Nickar puede ser el origen del nombre
Old Nick, un sinónimo para Diablo en lengua inglesa. Según las leyendas, Hold Nickar cruzaba los aires el
mes de diciembre durante el solsticio
de invierno, distribuyendo bendiciones para sus
adoradores. En varios mitos escandinavos, el dios/espíritu del mes de diciembre
acostumbraba viajar por sus dominios montado en un macho cabrío (julbocken).
Jack Frost (también conocido como el Padre Invierno o Jack Frío) es una figura élfica legendaria
perteneciente al folclore del norte de Europa. Sus tareas consisten en crear
las condiciones climáticas típicas del invierno, provocar tormentas de nieve,
dejar escarcha en las ventanas y morder la nariz y los dedos de los pies de quienes
se exponen al frío. En muchas obras de ficción navideñas es el encargado de
crear las condiciones para que Papá Noel pueda realizar su entrega de regalos.
Hasta aquí, amables lectores, todo lo que tenía para ofrecerles hoy 6 de diciembre, Día de San Nicolás. Me despido de ustedes con una cita del escritor y político estadounidense Richard Lamm: "La Navidad es una época cuando los niños dicen lo que quieren de Santa Claus y los adultos pagan por ellas."
Buenas tardes.
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