REMEMBER
THIS MONSTER?
Jorge Debravo
Arthur Schnitzler
El personaje de Dexter Morgan fue creado por el novelista
norteamericano Jeff Lindsay, quien publicó la primera aventura de nuestro
psicópata favorito, “Darkly Dreaming Dexter”, en el año 2004. En el 2006,
y tomando como inspiración esta primera obra de Lindsay, la cadena Showtime puso en el aire una serie que provocó
sentimientos encontrados, polémicas varias y un desbande feroz de hormonas
femeninas: las que estábamos acostumbradas a ver a Michael C. hall como el
dulce e irremediablemente gay David Fisher de “Six feet under” lo redescubrimos más estilizado y
con cuchillo en mano y morimos de amor.
Dexter, hermano solícito, novio y marido convincente, padrastro encantador
y buen compañero de trabajo, forense especializado en el análisis de
salpicaduras de sangre en el Departamento de Policía de Miami, fue, en realidad, un muy bien
camuflado asesino en serie cuyos instintos criminales fueron
educados y direccionados a la eliminación limpia y eficaz de tipos malos. Durante ocho años se dedicó a
limpiar Miami de lacras varias. Los primeros cuatro, de forma brillante. Los
últimos dos (con la irrupción de Hannah, un
personaje a todas luces odioso e innecesario, que vino a regenerar a un psicópata al que adorábamos precisamente por ser un psicópata y, para
colmo, por medio del romance, tan
fuera de lugar en “Dexter” como un artículo sobre la teoría
de la relatividad en la “Cosmopolitan”),
bastante más tristemente. Y terminó solito y solo, reconvertido en leñador hipster,
luego de despedir a su hermana, asesinada por el último y deslucido villano que
le tocó enfrentar, y renunciar a su hijo y a la mujer que amaba (todavía me estoy preguntando a
quién se le ocurrió semejante estupidez), con los que pensaba huir hacia
nuestras vapuleadas pampas.
Lejos de la brillante
conclusión de “Six feet under” o el emotivo corolario de “F.R.I.E.N.D.S.”, el final de “Dexter” ha dejado disconformes a muchos de sus
seguidores. A algunos, la muerte de su hermana Deb (a la que a esta altura de los
acontecimientos queríamos más que al protagonista de la
serie, dado que él se había convertido en algo tan insufrible como un vampiro
enamorado de “Crepúsculo”),
nos pareció injusta e innecesaria. Otros se quedaron con las ganas de que el Departamento de
Policía de Miami en pleno se
enterara de que el bueno de Dexter era, en realidad, el sanguinario Carnicero de la
Bahía. Muchos patalearon
porque la conclusión de la serie dejó muchos interrogantes abiertos:
¿desapareció para siempre el instinto asesino de Dexter Morgan,
mitigado en los últimos tiempos por
su relación con Hannah?, ¿siguió
matando?, ¿transmitió su locura asesina al pequeño Harrison?
Y los menos se quejaron porque la historia no tuvo un happy end digno de una película de Disney, con Dexter, Hannah y Harrison devorando hamburguesas en el McDonalds de Corrientes y Carlos Pellegrini.
A pesar de la calidad
argumental que la serie fue perdiendo en las últimas temporadas, despedirnos de “Dexter” nos cuesta. Cierto es que aún nos
quedan las novelas de Jeff Lindsay, que nos ofrecen una realidad paralela a la
del show televisivo donde Brian Moser, el
hermano de sangre de Dexter, y Rita, la esposa de nuestro amable
monstruo, están vivitos y coleando, Astor y Cody, sus hijastros, presentan
inquietantes rasgos de psicopatía, y Harrison no existe: Rita da a luz a una nena y no a un varón. Pero no es lo mismo.
Termino esta pequeña crónica
con lágrimas en los ojos (ya se sabe que yo lloro por cualquier nimiedad) y
deseando fervientemente que Michael C. Hall encuentre pronto otro papel que le
permita lucirse como se lució con Dexter, a quien vamos a extrañar. Mucho. Y
con uno de los pequeños monólogos de la voz interior de nuestro sospechoso héroe,
quizás el más representativo del depredador que amamos y que ningún guionista fumado consiguió que dejáramos de amar, ni
siquiera colgándole una rubia idiota del brazo: “El FBI estima que
hay al menos 50 asesinos en serie activos en los Estados Unidos… No nos
reunimos en convenciones, no intercambiamos secretos, ni tarjetas de Navidad…
Pero a veces me pregunto cómo será para los demás….. El único sonido que
escucho, el único en todo el mundo… es el latido de mi corazón.”
Buenas tardes.
totalmente de acuerdo con vos Raquel, me hubiese encantado que todos sus compañeros se enteraran que él era el carnicero de la bahia... habia miles de finales emocionantes que podrian haber hecho, eligieron uno de los peorcitos jeje. A parte si la serie continuara, con lo boludo que lo transformaron a Dex seguro no se aguanta ni 2 capitulos que viaja a la Argentina para reencontrarse con Hanna
ResponderEliminarLo que le falto al final de Dexter fue precisamente eso: emoción. Y le sobro Hannah!
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