COSAS QUE HACEN (Y NO DEBERÍAN HACER) LOS HOMBRES EN LA CAMA
“En
el deseo sexual, la mujer es un animal que bebe té y el hombre uno que bebe agua.”
Valérie Tasso
Valérie Tasso
Parece que la influencia de nuestra
querida revista “Cosmopolitan” se ha
extendido por toda la red, ya que alegremente proliferan los sitios web que nos
instruyen acerca de cómo comportarnos con nuestro chico. Y, obviamente, acerca
de cómo nuestro chico debe comportarse con nosotras. Para ejemplo basta un
botón. El sitio web Ella Hoy ha
publicado una conmocionante nota firmada por Patricia González e intitulada “Cosas que hacen (y no deberían hacer) los hombres en la cama”. Porque hay comportamientos que no podemos permitirle a
nuestro chico desde ningún punto de vista si queremos disfrutar como Dios manda
de las mieles del sexo. Cierto es que el accionar de hombres y mujeres a la
hora del amor suele ser diferente: mientras nosotras somos románticas,
apasionadas y vuelteras, ellos prefieren ir
a los bifes sin mucho trámite o con algún trámite más bien corto. Los
hombres reniegan de la burocracia amorosa.
Y que suelen hacernos pedidos
exóticos a los que muchas veces accedemos tan sólo para que se dejen de
joder. Pues, no. Hay cosas que no. Si
queremos pasarla bien tenemos que tener en claro cuáles son los comportamientos
masculinos repudiables entre las sábanas.
Acorde a mi proverbial espíritu de
servicio, transcribo aquí una lista de esos comportamientos censurables, con el
fin de alertar a las damas y damitas menos avispadas que suponen que en la cama
sus hombres pueden hacer lo que se les cante. La cosa no es así, gente querida.
Pasen y lean.
Cosas que
hacen (y no deberían hacer) los hombres en la cama
1-
Olvidan los preliminares: Como
ellos están siempre listos como boys scouts en llamas, suponen que nosotras somos iguales y
olvidan que el juego previo es esencial
en una buena relación sexual y que, antes de ir al acto propiamente
dicho, necesitamos una estimulación previa de algunas de nuestras zonas erógenas
para ponernos a tono. Los hombres tienen que entender que el amor no es un
relámpago sino una dulce llovizna que debe extenderse durante un tiempo
prudencial para no dejarnos pagando. Si están apurados pueden retirarse de
nuestro tálamo con el rabo entre las patas.
2- No tienen demasiada imaginación: Este problema lo tienen los varones en
la cama y en muchos otros ámbitos de la vida. Salvo honrosas excepciones, los
hombres son más bien animales de
costumbre. Tienen una postura erótica que les queda cómoda y ahí se achanchan,
sin tener en cuenta que nosotras
queremos novedades, piruetas y
escenarios insólitos como los de las películas.
No debemos
permitirle a nuestro chico que el aburrimiento se cuele entre las sábanas
sólo porque él es adicto a la postura
del misionero. Demostrémosles a esos vagos que hay posturas diferentes
que pueden proporcionarnos coitos más felices y duraderos.
3- Tiran del pelo: Parece que los machos conservan todavía
ciertos resabios de la época de las cavernas, cuando era natural que
arrastraran a las damas de las mechas. Y, a la hora del amor, esos resabios se
ponen de manifiesto y hacen que nuestros tórtolos nos tiren de los pelos como
si fuera la cosa más erótica del mundo, utilizando esta estúpida agresión como
signo de masculinidad propia y sumisión ajena, algo que les encanta. Hay chicas
a las que les gusta que les tiren del pelo. Hay chicas a las que no. Si no te
gusta, no se lo permitas.
4- Dicen palabras malsonantes: A estos bárbaros no sólo los excitan los
tirones de pelo. También les gusta llamarnos perras, trolas, gatos, y todo el muestrario de boludeces que se les
pueda ocurrir. Ante esta catarata de palabras ofensivas para cualquier dama que se
precie de tal, nuestra amiga Patricia nos urge a poner las cosas en su lugar:
hay que aclararle a nuestro tórtolo que nosotras no somos putas ni siquiera jugando. Porque a las mujeres de bien no nos
gusta ser insultadas (personalmente pienso que las palabras malsonantes no suenan tan mal a la hora del sexo, pero acá la consejera es Patricia así
que a mí no me den bola).
5- Se obsesionan con la cara B: Sí, sí, sí.
Los hombres tienen una obsesión malsana con la
cara B, la puerta de atrás o como ustedes gusten llamar a su baja espalda. La fascinación por el sexo anal viene en el cromosoma
Y. Y es algo que, en general, a las mujeres no nos hace demasiada gracia.
Para darle el gusto una puede hacerlo cada tanto. Pero si nos incomoda, nos
duele, nos ofusca, es bueno dejar en claro que no tenemos ni ganas ni
obligación de hacer algo que no nos
produce placer.
6- Quieren tranquilidad después: Consumado el precioso acto, los hombres suelen
quedarse dormidos, ponerse a ver la tele o fumar un cigarrillo sin hacernos el
menor caso. Las mujeres somos mucho más
románticas y afectivas y, en los momentos post éxtasis, necesitamos mimos,
arrumacos, palabras cálidas. No debemos permitir que, finalizado el coito, el
varón nos degrade a la categoría de mueble. No somos una cómoda o una mesita de
luz. Somos damas que necesitamos ser abrazadas.
Esta es, mis queridas, la
lista de cosas que los varones hacen y no deben en la cama. Debo confesarles
que nuestra amiga Patricia me pareció algo mojigata. A estas alturas las damas
no nos escandalizamos por tirones de pelo o
palabras malsonantes. Tenemos demasiadas horas de “Cosmopolitan” encima.
Los que nos convirtió en entes lo suficientemente degenerados como para
disfrutar de esas cosas.
Me despido de ustedes con
un pensamiento de Groucho Marx: “¿Qué
haría si pudiera volver a vivir toda su vida?: Probar más posiciones.”
Buenas noches.
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