jueves, 17 de septiembre de 2020

CÓMO PROLONGAR EL EFECTO LUNA DE MIEL


CÓMO PROLONGAR EL EFECTO LUNA DE MIEL

“Que todas las noches sean noches de boda,
que todas las lunas sean lunas de miel.
Joaquín Sabina

Parece, mis queridas, que la luna de miel se acaba, como todo en esta perra vida, pero si una tiene los tips indicados, su efecto puede prolongarse por lo menos un tiempo. Esto es lo que sostiene Constanza Boquet en una reveladora nota publicada en el sitio web de la revista “OhLaLá”, un folletín dedicado a la chica OhLaLá, que no tiene nada que envidiarle a la chica Cosmo. Hay algo que esta gente, habitante de glamorosos mundos paralelos al mundo de miércoles donde vive una, llama honeymoon style y la sana intención de Constanza es que aprendamos a perpetuar en el tiempo esa época preciosa. Así que, con su permiso, voy a recrear su artículo, siempre en pos de la felicidad de mis lectoras.
Es de público conocimiento que en los albores de cualquier relación amorosa todo es miel y baba. Cualquier cosa que haga nuestro pastelito, desde lavarse los dientes hasta soplarse la nariz, es perfecto y esplendoroso. El romance está en su etapa más efervescente, no comemos, no dormimos, tenemos mucho sexo (o muchas ganas de tenerlo) y la vida es rosa como un vestidito de  Reese Witherspoon en “Legalmente rubia”. Todo marcha sobre rieles hasta que llega el aciago día en que uno de los dos termina una llamada telefónica sin decir antes “Colgá vos primero”. Se acabó la estupidez, pensarán ustedes, que se empeñan en leer el diario y enterarse de todos los males de este mundo. Pero no. Se acabó la fantasía y caemos de cabeza en la vida real. Y nuestra relación, hasta ese entonces idílica, empieza a no serlo tanto. Porque pasa a una fase donde prima la madurez y empezamos a darnos cuenta de que nuestro chico se sopla la nariz de una forma bastante desagradable.
Se supone que es bueno alcanzar esta etapa donde la relación se vuelve real, con sus cosas buenas y malas. Si me preguntan a mí, siempre preferí vivir en el limbo cazando mariposas de azúcar. Las realidades nunca me interesaron demasiado Pero la gente normal no piensa como yo. Gracias a Dios.
En cuanto ponemos las patitas en la tierra, aparecen los reclamos y los desacuerdos. Ya no nos resulta tan atractiva una noche de lujuria si al otro día tenemos que madrugar para hacernos eco de esa costumbre tan fastidiosa que es trabajar.  Vuelve el hambre. Vuelve el cansancio. El Príncipe dejó de ser azul. Las mariposillas estomacales están muertas. Pero no hay que desesperar: el amor pasa por diferentes etapas y, si bien ninguna es tan maravillosa como la primera (para qué las voy a engañar), las otras también tienen su encanto. Escondido, pero lo tienen. Se los juro. Porque cuando el amor ideal se convierte en amor real hay más certezas, menos ansiedad y la convicción de que elegimos al sátrapa que nos acompaña sin estar engañadas por un enamoramiento fatuo. Lo elegimos a pesar de. Y él nos elige a pesar de.
Si queremos que esta segunda etapa, que se nos antoja bastante desangelada, no decaiga, hay que trabajar. Mucho. Ponerse las pilas y, aunque estemos algo desengañadas, no dejar de lado ni la comunicación ni la seducción, y, muchísimo menos, la sexualidad.  Para ello hay una serie de tips que no debemos pasar por alto. Tomen nota.

Consejos para estirar el efecto honeymoon
1) Sorpresa: Parece que la sorpresa nunca falla. Para sorprender basta con ponerse en los zapatos de nuestra media naranja y pensar en lo que a él más le gusta. Lo podemos sorprender con entradas para la película que quiere ver o con su comida favorita. Quizás con una carta de amor, que ya sabemos cómo redactar porque lo leímos en otro sitio web femenino.
2) Invitación erótica: La invitación erótica tampoco falla. Podemos mandarle durante el día a nuestro bombón  un mensajito hot, porque es harto sabido que el ratón siempre garpa. Eso sí: si son cortas de vista, antes de enviar el caluroso convite, pónganse los lentes. No hagan como yo que le envié a Héctor un mensaje cuyo destinatario era Néstor. Con las consecuencias tragicómicas que provocó el entuerto.
3) Salidas en grupo: Lejos de lo que pensaba vuestra servidora, las salidas en grupo pueden ser estimulantes para la pareja. Porque sirven para desarrollar la complicidad frente a terceros. Yo creo que es porque ver lo miserables que son los otros nos ayuda a aceptar nuestra miserabilidad con mejor disposición.
4) Buen humor: La diversión y el buen humor siempre son el mejor remedio para todo. ¿Vence el contrato de alquiler y no tienen $$$ para renovarlo? Diversión y buen humor. ¿Cortaron la luz por falta de pago? Diversión y buen humor. ¿Les afanaron la billetera en el subte? Diversión y buen humor. Bailen en el balcón pero no se tiren.
5) Perfume: Ya lo decían las abuelas: "¡Nena, esperalo con perfume!" (mi abuela nunca lo dijo pero la de Constanza, sí). El olfato afecta nuestras percepciones. Puede llevarnos a una tierna remembranza. Y, además, los frasquitos son divinos.
Para saber en qué etapa de la pareja estamos, Constanza también nos ofrece una serie de síntomas inherentes a nuestro Príncipe. Según el color que el susodicho adopte frente a nuestros ojos veremos por dónde andamos.
1) Azul
-Le contás a todo el mundo que tenés palenque ande ir a rascarte, y mostrás la foto del macho en cuestión a medio planeta, como si del mismísimo Brad Pitt se tratara.
-Sale de bañarse sin toalla y empapa alfombras y muebles, pero vos no podés quitar la vista de ahí y al carajo con la casa.
-No importa cuántas boludeces diga, lo escuchás arrebolada.
-Vas por la vida sonriendo como una idiota.
Diagnóstico: Estás en la etapa de la miel y la baba. Las mariposas de azúcar y el limbo absoluto. Disfrutalo, nena, porque no dura.
2) Decolorado
-Ni azul, ni celeste, con un lamentable efecto batik. Ese imbécil con más manchas que un dálmata nunca fue un Príncipe. Ni siquiera un perro.
-Cada día que pasa le encontrás más y más defectos: ronca, usa escarbadientes, lo único que lee son los fixtures del torneo de fútbol en curso y tiene madre.
-No le das el brazo a torcer en nada. Un idiota así sólo merece guerra.
-Si te llama, es controlador. Si no te llama, es desinteresado. El tipo será un pelotudo pero vos sos la gata Flora.
Diagnóstico: Bienvenida a la realidad, mamita. ¿Por qué te creés que se muere DiCaprio al final de “Titanic”? Para no tener que atravesar esta etapa de mierda. Si no se  moría, Kate Winslet, con cien años y todo, todavía lo estaba puteando. Lo que te queda por hacer es buscarte otro si sos adicta a la miel y a la baba o tratar de tener una relación  menos rosada y más real.
3) Multicolor
-La vida se va acomodando. Se aceptan los gustos, las posibilidades y las limitaciones del otro. 
-Si se enferma le llevás un tecito a la cama y él hace lo mismo con vos. Al final, ninguno de los dos es tan malo.
-Pueden no hablarse en todo el día, pero llega la noche y ahí está él para ver la tele. Perdón, perdón. Para escucharte y aconsejarte.
-Todo lo que te molestó de él en la etapa anterior, lo tomás como parte del combo.  No sabés si dejó de sacarte de las casillas porque la pareja evolucionó o porque te ganó por cansancio.
Diagnóstico: Estás atravesando las vicisitudes de la pareja estable. ¿Es más aburrida que chupar un clavo? ¿Por qué te creés que se murió DiCaprio al final de “Titanic” si entraba en la tabla y todo?
Hasta aquí, todo lo expuesto por Constanza Boquet en su nota orientada a prolongar el honeymoon style.  Espero que les haya sido de utilidad, aunque más no sea para enterarse del porqué del ingrato fallecimiento de Leonardo. Me despido de ustedes con un pensamiento de Miguel Mihura: Lo único molesto del matrimonio son esos primeros cincuenta años que siguen a la luna de miel.
Buenas noches.

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