LO QUE SE VIENE: SEXO CON
ROBOTS
“Observé que podía hablar perfectamente con
los robots. No se maravillaban de nada. Un invento muy sensato.
Stanislaw
Lem
Parece,
mis queridos, que los japoneses enamorados de sus Rabu Doru no son los únicos que tienen historias románticas con seres inanimados
antropomórficos. O, por lo menos, no
serán los únicos en un futuro cercano. Porque ya hay estudios que plantean que
se viene el sexo con robots. Aunque usted no lo crea.
"Nuestro
futuro sexual con robots" se
denomina un controversial estudio publicado por la Fundación para la Responsabilidad Robótica que recopila diversas
opiniones sobre la interacción íntima entre humanos y artefactos
tecnológicos. Según este estudio, el sexo con robots generará una revolución porque les simplificará
la vida a las personas con dificultades para tener relaciones íntimas, aunque
también acarreará ciertos riesgos,
como el incremento de la cosificación de las mujeres, el aislamiento social o
la alteración de la percepción en cuestiones de consentimiento.
El primer problema en el que hace hincapié este
trabajo es la apreciación pública del sexo
con robots, ya que la mayoría de las personas no estamos muy informadas
acerca de estas máquinas. Yo, por ejemplo, tengo en la cabeza un maridaje entre
la Robotina de “Los Supersónicos” y Robin
Williams en “El hombre bicentenario”.
Ni idea de cómo es un robot de
verdad.
"El sexo
con robots es nuevo y pocas personas tuvieron encuentros con ellos de forma
directa. La información que reciben proviene en su mayor parte de los programas
de TV o películas de ciencia ficción", explica el informe. Y nos cuenta que los robots aptos para la faena
erótica están equipados con sensores en todo el cuerpo, de forma que puedan
responder convenientemente cuando son tocados. Eso, sí: hay que tener en cuenta
que, algunas veces, la respuesta depende del rasgo de personalidad que se
eligió para el robot sexual.
La mayoría de estos humanoides tiene funciones de movilidad
aunque todavía no hay ninguno que camine. Algunos cuentan con sistemas de inteligencia artificial, cosa
que celebramos calurosamente desde este espacio porque por fin algunas mujeres
van a poder tener un amante con un atisbo de inteligencia, aunque sea
artificial.
Otra de las preocupaciones en las que pone el foco este
estudio es el impacto negativo que puede tener el sexo
con robots en la percepción de
género y los estereotipos: "No
hay dudas de que crear una representación pornográfica de cuerpos femeninos en
este tipo de máquinas puede contribuir a la cosificación de la mujer”,
advierte. “La gran pregunta es cuál es el
impacto adicional que esto puede generar en la percepción de la sociedad, en el
marco de una ya creciente industria para adultos que cosifica y
mercantiliza", continúa.
Por otra parte, advierte que el sexo con robots puede generar la alteración de la percepción en
cuestiones de consentimiento.
Dentro de los riesgos se cita también al aislamiento
que puede generar tener un robot como compañero erótico, aunque aclara que esto
va a depender de las normas sociales de cada comunidad.
Pero alégrense, queridos, que no todo es preocupación:
según "Nuestro futuro sexual con
robots", quienes se verán beneficiados con la interacción sexual
con máquinas antropomórficas
serán las personas de ambos sexos que tuvieron
una experiencia sexual traumática o padecen ansiedad social y necesitan aliviar
la soledad o superar bloqueos emocionales, los hombres con disfunción eréctil o
eyaculación precoz, y los adultos mayores hacinados en los geriátricos, que
también tienen derecho a solaz y esparcimiento, aunque la sociedad intente
vendernos que los que tenemos más de 30 estamos muertos y sepultados.
"Nuestro
futuro sexual con robots" recoge
testimonios de gente que se animó a tirarse una canita al aire con una máquina
un poco más grande que un vibrador tradicional. Karley, escritora neoyorquina
de 31 años, que interactuó con un muñeco sexual masculino relató: "Siempre
asumimos que los hombres son más propensos a disfrutar durmiendo con este tipo
de objetos y que las mujeres necesitamos algún tipo de conexión emocional para
disfrutar, pero no siempre es ese el caso. Estos muñecos están hechos cien por
ciento de silicona, lo que permite que el pene se sienta increíblemente realista.
Aunque es un muñeco sexual en lugar de un robot sexual, tiene una función
robótica. El pene se mueve de flácido a erecto."
Para el sexólogo argentino Juan Carlos Kusnetzoff,
este tipo de robots también podría ayudar a que las personas con discapacidad
motriz logren un acercamiento al sexo. El especialista aclaró que en
nuestro país el tema de la interacción
con robots sexuales es casi inexistente, y comentó que se suele usar la
calificación de robot como modelo acusatorio para referirse a una pareja que no
tiene expresión. "De acuerdo con mi experiencia, lo que sí puedo decir es
que en algunas relaciones sexuales, tanto hombres como mujeres califican a su
pareja como un robot para significar, entre otras características, que se mueve
poco, que no presenta estimulación activa, que su vínculo es más metálico que
carnal, o que tiene poca o ninguna expresión de sentimiento", señaló
Kusnetzoff. Y, sí, de ese tipo de robots está el mundo lleno.
La fabricación y el uso de robots sexuales está en
aumento en países como Japón, Estados Unidos (donde no solo se venden sino que
también se alquilan), e Inglaterra, donde un visionario tiene planes para abrir
un café con un staff provisto de cyborgs
eróticos en Paddington, Londres.
El rango de costos de estas máquinas va desde los
5.000 a 15.000 dólares, aunque se está pensando en fabricar robots sexuales con
precios más accesibles. "Harmony",
"Android Love Doll", "Roxxxy Gold", "Rocky Gold",
"Suzie Software" y "Harry
Harddrive" son algunos de los nombres de los modelos que ofrece el mercado.
Se preguntarán, mis queridos, qué opino yo de este
asunto tan moderno y pavoroso. Qué quieren que les diga: estoy llorando
abrazada a mi ejemplar de “Un mundo feliz”. El presente es una distopía
aterradora. No usamos trajes de papel aluminio como imaginé en los ’70, ni
tenemos skates voladores a lo Marty McFly, como supuse en los ’80.
Estamos cada vez más solos y cada vez más enamorados de las máquinas. Hay un
otro esperándonos en la cama y preferimos interactuar con un teléfono celular,
un joystick o una computadora. Hay un otro esperando que lo
miremos (que lo veamos) y nosotros tenemos los ojos puestos en el último videíto idiota que se viralizó en la web. Tristísimo.
Dicho todo lo que tenía que decir acerca de este tema, me
despido de ustedes con una cita del político, filósofo, escritor y
publicista francés Louis de Bonald: “Dondequiera que se implanten
muchas máquinas para reemplazar a los hombres, encontraremos muchos hombres que
no serán otra cosa que máquinas.”
Buenas tardes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario