LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: BARBA AZUL
"La curiosidad es insubordinación en su más pura forma."
Vladimir Nabokov
"La curiosidad es insubordinación en su más pura forma."
Vladimir Nabokov
Buena tardes, queridos
lectores. Aquí
estoy nuevamente para ofrecerles una inquietante entrega de la saga “Las verdaderas historias
detrás de los cuentos de infantiles”, esta vez dedicada a una historia terrorífica: “Barba Azul”.
BARBA AZUL
"Barba
Azul" ("Barbe-bleue") es un cuento popular francés, cuya versión
más famosa fue escrita por Charles Perrault y publicada por primera en París en
1697 en "Cuentos de Mamá Ganso" ("Histoires ou contes du
temps passé"). En la historia, una mujer descubre que su marido oculta en
una habitación prohibida los cadáveres de sus anteriores esposas y tarta de evitar el destino de sus
predecesores.
La historia de Barba Azul ha sido narrada en numerosas versiones a lo
largo del continente europeo. En cada una de ellas se le atribuye al
protagonista un aspecto diferente. Antes de que Perrault lo llevara al
papel este cuento de la tradición oral circulaba junto a otros relatos
antiquísimos entre la clase campesina francesa. Perrault decidió descartar o
suavizar aquellos elementos del cuento tradicional que pudieran ir en contra de
las costumbres y la moral de la época, especialmente las de las clases sociales
altas, a las que estaba dirigido su trabajo.
EL BARBA AZUL ALEMÁN
En “El pájaro emplumado” (“Fitchers Vogel”), cuento recogido por los Hermanos Grimm en "Cuentos de la infancia y del hogar" ("Kinder und Hausmärchen", 1812), el personaje malvado es un brujo que recurre a sus trucos para raptar muchachas. El título no hace alusión al asesino, sino al disfraz con el que la última de sus víctimas logra engañarlo y escapar.
Luego de llevar a las muchachas a su hogar, el brujo argumenta que debe marcharse y les da las llaves de todas las habitaciones para que puedan recorrerlas, aunque prohíbe expresamente que entren a una. Junto con las llaves, el brujo entrega a las jóvenes un huevo, objeto que, manchado de sangre, será el que revele la desobediencia de las mujeres.
Una similitud entre “El pájaro emplumado” y "Barba Azul" es que ambas historias ponen el acento en los elementos: “Entonces la puerta se abrió de golpe: ¿Pero qué fue lo que contempló al entrar? Había en el centro de la habitación un enorme recipiente ensangrentado, lleno de personas muertas y descuartizadas. Al lado había un bloque de madera y una hacha resplandeciente", relatan los Grimm.
La principal diferencia entre ambos es que, a diferencia del cuento francés, la obra de los Hermanos Grimm incorpora elementos maravillosos que la de Perrault no tiene. Cuando la joven que logra vencer al villano abre la cámara prohibida y ve a sus dos “queridísimas hermanas dentro del recipiente, miserablemente asesinadas y descuartizadas”, rearma sus cuerpos, ubicando los miembros en el orden correspondiente. Estos miembros se sueldan unos con otros y las dos muchachas vuelven a la vida.
EL BARBA AZUL ITALIANO
En “La nariz de plata” (“Naso d'Argento”), cuento de tradición piamontesa publicado por Ítalo Calvino en 1956 como parte de la colección “Cuentos populares italianos” (“Fiabe italiane”), el villano es el mismísimo Diablo.
En “La nariz de plata”, el Diablo engaña
a tres hermanas, una después de la otra. Cada vez que atrae a la
elegido a su casa le impone una prohibición: la de no mirar detrás de una
puerta en particular. Las dos primeras hermanas hacen caso omiso de la orden,
se descubren debido a un objeto revelador (una flor que arde) y son arrojadas
al Infierno. La tercera es lo suficientemente cuidadosa como
para desobedecer sin ser descubierta, y puede salvarse y rescatar a sus
hermanas.
LA CURIOSIDAD FEMENINA
Los efectos
fatales de la curiosidad femenina han sido durante mucho el epicentro de mitos,
fábulas y leyendas. Eva, la mujer de Lot, Pandora y Psyche son cuatro ejemplos
célebres de mujeres míticas castigadas terriblemente por ser curiosas. No es
casual que en una de las ilustraciones del talentosísimo Walter Crane para
“Barba Azul” aparezca, detrás de la mujer que se dirige a la habitación
prohibida, un tapiz donde se ve a la serpiente que invita a Eva a comer la
fruta prohibida en el Jardín del Edén.
En “La curiosidad
femenina: una reflexión desde la didáctica de la literatura”, los docentes de
la Universidad de Valencia Miquel Àngel
Oltra Albiach, Rosa Maria Pardo Coy y Alícia Santolaria Orrios razonan acerca del
tema: “No es difícil encontrar
relatos en la Biblia y también en la mitología griega (ambas configuradoras del
imaginario cultural de la civilización occidental) que hagan alusión a la
curiosidad en la mujer como causa de todos los males existentes en el mundo, mientras
que el ansia de conocer por parte del hombre nos es presentada como una virtud
que hace que el mundo avance y que incluso el hombre (entendido como ser humano
masculino) alcance la consideración de colaborador de Dios (o de los
dioses) en la construcción del mundo y en la dotación de un orden para el
mismo. Así, ya en los primeros capítulos de la narración bíblica leemos cómo a
causa de la curiosidad de Eva por aquella fruta prohibida que la serpiente le
ofrece, el mundo entero pierde el favor de Dios (Gn 3, 6-19). A partir de aquí,
los relatos similares abundan a lo largo de los libros del Antiguo testamento,
y como ejemplos destacables podríamos citar el caso de la mujer de Lot, que se
convierte en estatua de sal al volverse a mirar qué está sucediendo en Sodoma y
Gomorra y contravenir así la orden de Dios de no hacerlo (Gn 19, 23-26).
“(…) Parecido es el caso si buscamos en la
mitología clásica: así Pandora se nos aparecería como la causante de todas las
desgracias que ocurren en el planeta, por la malsana curiosidad que le lleva a
abrir la famosa caja. A partir de aquí, los casos de mujeres que son castigadas
por los dioses (a veces de manera extremadamente cruel) por su curiosidad se
hacen cada vez más abundantes. Y este tema común estará sin duda en la base de
los numerosos relatos orales y populares en los que la mujer siempre es un
elemento distorsionador a causa de ese ansia enfermiza de conocer aquello que
no debe, mientras que ese mismo impulso en un hombre será valorado como una
característica asociada a la heroicidad y a la valentía.
“(…) La literatura
popular, tal como ha quedado fijada por escrito, abunda en esta concepción de
la curiosidad femenina como un mal reprobable y fuente de gran parte de las
calamidades que existen en el planeta: incluso personajes buenos (como
Blancanieves o la Bella Durmiente) sucumben ante la curiosidad y son castigadas
por ello. En el caso de la caprichosa Ricitos de oro, o en algunas versiones de
Caperucita Roja, el ejemplo es mucho más contundente.”
¿INFIDELIDAD?
Según el psicoanalista y psicólogo austriaco Bruno Bettelheim, autor del libro "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" ("The Uses of Enchantment: The Meaning and Importance of Fairy Tales", 1976), la historia de "Barba Azul" disfraza la infidelidad de la esposa y el crimen
cometido por el marido celoso. Este autor recuerda que en el cuento de Perrault "una gran fiesta tuvo lugar tan pronto como el triste héroe le
dio la espalda. Es fácil imaginar lo que sucedió entre la mujer y sus invitados
en ausencia de Barba Azul: la historia dice claramente que todos la pasaron bien. La sangre en el huevo (variante en un cuento de Grimm) y en la llave
simboliza que las heroínas han tenido relaciones sexuales. (...) Barba Azul es un cuento
sobre la tentación sexual."
CONOMOR, EL MALDITO
Otra posible fuente proviene de la historia de Conomor (fl.c. 540), también conocido como Conomerus o Conomor el Maldito, un gobernante medieval temprano de Bretaña. Conomor era notorio por su crueldad, convirtiéndose en un villano legendario en la cultura bretona.
Bettelheim agrega que Barba Azul es el "más
notable y monstruoso marido de todos los cuentos de hadas”, y que “se podría
afirmar que presenta los aspectos más primitivos, agresivos, egoístas y
destructivos del sexo, que deben ser vencidos para que el amor pueda florecer”. Opina también que "Barba Azul" es "un cuento admonitorio que aconseja lo siguiente: mujeres, no se dejen llevar por la curiosidad sexual; hombres, no se dejen arrastrar por la cólera de haber sudo traicionados sexualmente”.
EL DEPREDADOR NATURAL
EL DEPREDADOR NATURAL
“Barba Azul” ha sido objeto de una aguda
interpretación junguiana por parte de la piscoanalista norteamericana Clarisa
Pinkola Estés, en su libro "Mujeres que corren con los lobos" ("Women Who Run with Wolves", 1992). Para
ella, Barba Azul representa una parte de nosotros mismos sumamente autodestuctiva, que ansía la
superioridad y el poder sobre todas las demás.“¿Qué vamos a hacer con todos estos seres interiores que están locos y que siembran la destrucción sin darse cuenta? Hay que dejarles sitio incluso a ellos, pero un sitio en el que se les pueda vigilar. Uno de ellos en particular, el más falso y el más poderoso fugitivo de la psique, requiere nuestra inmediata atención y actuación: se trata del depredador natural”, nos dice Pinkola Estés.
En la psiquis de una
mujer, siempre hay una parte ingenua que se deja fascinar incluso por lo que
sabe de antemano que no le conviene. Siempre hay una parte cautelosa (representada en el cuento por las hermanas mayores que desconfían del candidato) que opta por dejar pasar la apariencia del buen partido. Hay
además, sobre todo, un depredador natural, una fuerza autodestructiva que no
tiene límites, es seductora y sádica, y tiende trampas. Cuando el drama de "Barba Azul" se
desarrolla y la joven va a ser asesinada, se produce su iniciación. Crece y se
vuelve astuta: pide tiempo para elaborar una estrategia (“Está bien, está bien, pero dame tiempo para prepararme para la muerte”, le dice ja joven esposa a Barba Azul cuando el depredador le dice que va a asesinarla). El tiempo le es
concedido y es usado para convocar a los hermanos, los guardianes, los
guerreros que también existen en la psiquis para acudir ante el peligro. El
nudo dramático del cuento transcurre sin embargo un poco antes, cuando la muchacha abre la puerta y ve. En la vida (o en la psiquis) de todas las mujeres
hay algo que se prefiere no ver, por diferentes razones. La joven esposa no hubiera triunfado si no hubiese sido
capaz de sobreponerse a lo que ve tras esa puerta. “La capacidad de
resistir lo que averigüe permitirá a una mujer regresar a su naturaleza
profunda, en la que todos sus pensamientos, sus sensaciones y sus acciones
recibirán el apoyo que necesitan”, dice Pinkola Estés, quien además analiza la
curiosa relación entre el depredador y su presa, “quienes bailan una misteriosa
danza psíquica. Dicen que cuando la presa establece con el depredador cierto
tipo de servil contacto visual y experimenta un temblor que produce una leve
ondulación de la piel sobre los músculos, reconoce su propia debilidad y accede
a convertirse en víctima”. El final feliz del cuento se debe a que la
joven esposa, en ese momento crucial, no se conectó con el papel de presa sino
con la Mujer Salvaje: pidió tiempo para contraatacar.
GILLES DE RAIS
Aunque se trata del villano de un cuento
popular, el personaje de Barba Azul parece derivar de leyendas relacionadas con
personajes históricos. Se cree que uno de ellos es Gilles de
Rais (1404-1440). La casi ausencia de elementos fantásticos en
este cuento de Perrault, algo poco habitual en este autor, refuerza la tesis de
que habría en él una base real. La apariencia distintiva del personaje, barba
azul, derivaría de la barba tupida y negra de Gilles de Rais.
Gilles
de Rais fue uno de los más fieles compañeros de Juana de Arco. Consiguió convertirse en Mariscal de Campo tras su participación en la Guerra
de los 100 años y amasó una gran fortuna. Pero su
buena fama en los pueblos franceses se vio truncada cuando se descubrieron las
atrocidades que había cometido con centenares de niños y niñas en una corte
formada por brujos, alquimistas, videntes y adoradores del Diablo.
De
Rais, como noble que era, poseía varios castillos. Se casó y al poco tiempo
dejó a su mujer en uno de ellos mientras él se dedicaba a su vida extraña y
aterradora. Algunos criados de confianza reclutaban niños de
las cercanías. El escritor y periodista Juan Antonio
Cebrián, autor de un libro sobre el personaje titulado “El mariscal de
las tinieblas: la verdadera historia de Barba Azul”, habla de lo duro que
resultaba ser niño en la Edad
Media europea, cuando muchos de ellos
estaban condenados a trabajos forzados y apenas tenían para comer. Gilles de
Rais los engañaba y atraía a su castillo ofreciéndoles trabajo. Cuando tenía a
los niños en su poder no
les ahorraba suplicios: los colgaba boca abajo, los azotaba, los martirizaba.
“Cuando ya estaban presos del pánico y el terror el Mariscal los hacía
descender de sus suplicios, los cogía en brazos y los acunaba, simulando así
protección, en contra de los verdugos del horror que les hacían toda clase de
torturas. De este modo el Gran Sádico ganaba la afección de los pequeños,
prometiéndoles que él haría todo por liberarles de sus manos. Los niños
sonreían como si hubieran realmente visto abrirse la salvación. El Mariscal
buscaba demoníacamente estos gestos mezclados de dulzura y de terror. En esta
situación les cortaba el cuello y se refocilaba con su sangre…”, escribe Roland Villeneuve en su libro “Gilles de Rays, une
grande figure diabolique” (1955).
La necrofilia del noble, a veces, alargaba la velada
hasta más allá de la muerte de los muchachos. Ordenaba que se les abriesen los
cuerpos y disfrutaba con la visión de sus órganos internos. Un sobreviviente de
aquellas orgías de muerte, al que perdonó la vida en honor a su belleza, narró que “una vez muertos, besaba a los niños; solía tomar las cabezas y las
extremidades más hermosas, las levantaba para admirarlas y lloraba lamentándose
de lo sucedido”. Después de la sangre y los gritos, el arrepentimiento se instalaba
en la mente de Guilles de Rais durante unas horas. Juraba no volver a repetir
sus crímenes y hablaba de viajar a Tierra Santa para redimirse. No lo
hacía. Fue descubierto cuando ya había acumulado la salvaje cifra de más
de 150 niños brutalmente asesinados.
Gilles de Rais fue quemado en la plaza pública de
Nantes, ante la multitud, en el mes de octubre de 1440. Poco antes de su muerte advirtió: “Yo
soy una de esas personas para quienes todo lo relacionado con la muerte y el
sufrimiento tiene una atracción dulce y misteriosa, una fuerza terrible que
empuja hacia abajo [...]. Yo hice lo que otros hombres sueñan. Yo soy vuestra
pesadilla.”
En su libro "Gilles de Rais, Maréchal de France, dit Barbe-Bleue" (1886) el autor Eugène Bossard asegura que el propio Gilles de Rais ya era conocido como Barba Azul y la coloración de su barba era una marca que le hizo el Diablo —ya que en la leyenda la barba originalmente había sido roja— para señalar que Gilles de Rais le pertenecía.
En su libro "Gilles de Rais, Maréchal de France, dit Barbe-Bleue" (1886) el autor Eugène Bossard asegura que el propio Gilles de Rais ya era conocido como Barba Azul y la coloración de su barba era una marca que le hizo el Diablo —ya que en la leyenda la barba originalmente había sido roja— para señalar que Gilles de Rais le pertenecía.
Otra posible fuente proviene de la historia de Conomor (fl.c. 540), también conocido como Conomerus o Conomor el Maldito, un gobernante medieval temprano de Bretaña. Conomor era notorio por su crueldad, convirtiéndose en un villano legendario en la cultura bretona.
La
leyenda cuenta que, mientras Conomor estaba ausente, su esposa Tréphine encontró una habitación secreta que contenía reliquias de sus tres esposas fallecidas.
Rezó por sus almas, y sus fantasmas se le aparecieron advirtiéndole que Conomor iba a matarla si quedaba embarazada, ya que una profecía aseguraba que el noble serís asesinado por su
propio hijo.
A
su regreso, Conomor descubrió que Tréphine
estaba embarazada. La mujer logró escapar con la ayuda mágica de las esposas
muertas y dio a luz en un bosque. Pudo esconder a su hijo antes de que Conomor
la atrape y la decapite. Sin embargo, Saint Gildas la encontró y, milagrosamente, la devolvió a la vida. Conomor murió aplastado por el derrumbe de su castillo
Tanto Tréphine como su hijo Trémeur son
considerados santos en Bretaña, y hay muchas iglesias dedicadas a ellos.
Hasta aquí, amables lectores, esta semblanza de una historia perturbadora. Me despido de ustedes con un poema de la gran Sylvia Plath:
Hasta aquí, amables lectores, esta semblanza de una historia perturbadora. Me despido de ustedes con un poema de la gran Sylvia Plath:
Barba Azul
Vengo
a devolver la llave
de
la habitación de Barba Azul;
porque
me haría el amor
vengo
a devolver la llave;
en
el cuarto oscuro
de
su ojo puedo ver
la
radiografía de mi corazón,
la
disección de mi cuerpo:
vengo
a devolver la llave
de
la habitación de Barba Azul.
Buenas tardes.
Ilustración 1: Diana
Vanegas
Ilustración 2: Manuela
Pertega
Ilustración 3: Maurice
Sendak
Ilustración 4: Anónimo
Ilustración 5: Rachel Turns
Ilustración 6: Gustav
Doré
Ilustración 7: Alessandra Cimatoribus
Ilustración 8: Retrati de Gilles
de Rais, autor desconocido
Ilustración 9: Cassia
Lupo
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