LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS DE HADAS: PINOCHO
"De vez en cuando di la verdad para que te crean cuando mientes."
Jules Renard
Buenas
tardes, amables lectores. Les traigo hoy una nueva entrega de la saga “Las
verdaderas historias detrás de los cuentos infantiles”, dedicada esta vez al
famoso niño de madera, Pinocho.
PINOCHO
"Las aventuras de Pinocho" ("Le avventure di Pinocchio") es una
obra literaria escrita por el autor italiano Carlo Collodi.
Fue publicada en Italia en el periódico "Giornale per i bambini" entre 1882 y 1883, con el título "Storia di un Burattino" ("Historia de un
títere") e ilustrada por Enrico Mazzanti.
"Las aventuras de Pinocho" es una de las obras más leídas
a nivel mundial y cuenta con traducciones a más de doscientos
cincuenta idiomas y dialectos, incluyendo al sistema de lectura braille. La
obra también se ha convertido en uno de los libros más vendidos de todos los
tiempos. Desde su primera publicación, la novela ha dado lugar a diversas
adaptaciones a lo largo del tiempo, entre las que se incluyen grabaciones de
audio, obras de teatro, películas, ballets y
obras de ópera.
UNA MARIONETA INSOPORTABLE Y UNA HISTORIA MUY VIOLENTA
El Pinocho creado por Carlo Collodi dista mucho de ser la marioneta adorable de la película de Walt Disney. La imagen original de Pinocho es la de un ser de madera poco muy elaborado, un niño de palo que vaga por las calles, pobre, hambriento, mentiroso, avaro, sin escrúpulos ni emociones. Collodi no lo concibió como un ser ingenuo y curioso, sino como una suerte de encarnación del espíritu infantil más malcriado e insoportable.
La marioneta golpea y humilla a Geppetto, provoca el encarcelamiento del anciano, achaca sus culpas a otros, escupe el alimento que le dan, vende lo que con esfuerzo le compran y, en general, es ingrato y miserable.
Pinocho llega a la vida de Geppetto para complicársela. Collodi nos dice que el anciano "entristece y se pone melancólico, como nunca antes había estado en su vida."
El niño de madera no acepta ningún tipo de crítica o corrección: de hecho, en una oportunidad el grillo parlante del cuento, al que todos conocemos como Pepe Grillo gracias a Disney, advierte a la díscola marioneta de su mal comportamiento y el muñeco reacciona violentamente: “Al oír estas últimas palabras, Pinocho se levantó enfurecido, agarró del banco un martillo y lo arrojó contra el Grillo parlante. (…) Lo alcanzó en toda la cabeza, hasta el punto que el pobre Grillo casi no tuvo tiempo para hacer cri-cri-cri, y después se quedó en el sitio, tieso y aplastado contra la pared. ¡Muerto!”
Pinocho no siente ningún tipo de remordimiento por el asesinato que cometió y le asegura a Geppetto que el Grillo había tenido la culpa de todo y que él no tenía la intención de matarlo.
Después de este episodio el karma castiga a Pinocho. Durante una noche de tormenta, el muñeco sale a mendigar, pero los vecinos no le dan nada y uno le tira un balde lleno de agua encima. Pinocho vuelve a su casa mojado y sin comida, se sienta cerca del fuego del hogar para secarse y se queda dormido. Sus piernas se queman y se convierten en cenizas.
Geppetto golpea la puerta repetidas veces y grita para que Pinocho le abra, pero éste le contesta que no puede caminar. El anciano no le cree, pero logra entrar y ve que sus piernas están totalmente quemadas, por lo que se las reconstruye.
Más adelante Pepe Grillo vuelve a aparecer en la historia, en forma de fantasma, para decirle a Pinocho que no se fíe de unas personas que afirman que hay un monte mágico donde el dinero crece si lo siembras. Pinocho, una vez más, vuelve a ignorar el consejo del Grillo, lo que lo lleva a caer en las garras de dos ladrones que terminan ahorcándolo: "Y corrieron tras de mí y corrí y corrí, hasta que al fin me atraparon y me ataron el cuello con una cuerda y me colgaron de un árbol, diciendo: ‘Mañana volveremos por ti y estarás muerto y tu boca estará abierta, y luego tomaremos las piezas de oro que has escondido bajo la lengua".
En un principio Collodi había planeado que la historia de Pinocho terminara con esta cruel escena. La idea era transmitir el mensaje de que los niños que eran desobedientes podían terminar muy mal. Sin embargo, el editor del "Giornale per i bambini", le pidió al autor que continuara el relato, esperando un desenlace más feliz. Aparece, entonces, el Hada Azul, que llega para salvar a la marioneta (y que, al igual que el Grillo, morirá y reaparecerá más tarde).
Después de muchas peripecias, Pinocho aprende la lección y se decide a ayudar y cuidar a su padre. Aunque antes de este final conveniente casi fríen al personaje en una sartén y lo convierten en burro.
EL HADA AZUL
El Hada Azul aparece por primera vez en la historia en el capítulo XVI, el primero que tuvo que añadir Collodi a pedido del editor del "Giornale per i bambini": es el personaje que lo salva antes de morir luego de que lo colgaran en una encina.
En el capítulo XV, aparece una versión previa de este personaje, pero no como un hada, sino como una misteriosa niña de pelo azul que vive en una casa en el bosque a la que acude Pinocho pidiendo auxilio, cuando el gato y el zorro lo persiguen. La niña en cuestión habla con una voz fantasmal y se niega a abrirle la puerta a Pinocho, argumentando que adentro de la casa “están todos muertos”, ella incluida. El Hada Azul se habría quedado en el fantasma misterioso de una niña, si Collodi no se hubiera visto obligado a alargar su novela y a cambiar el trágico final original.
EL HOMÚNCULO
La historia de Pinocho parece
estar fuertemente influenciada por la cultura alquímica, principalmente por el
concepto del homúnculo, un
ser al que los alquimistas creían poder dotar de vida a partir de materia
inanimada.
Se cree que el término fue usado por primera
vez por el alquimista Paracelso, quien una vez afirmó haber creado un
homúnculo al intentar encontrar la piedra
filosofal que otorgaba la juventud eterna.
Aparentemente, la criatura no medía más de 30 centímetros
de alto y hacía el trabajo normalmente asociado con los golems. Sin embargo, tras poco tiempo, el homúnculo
se volvía contra su creador y huía. La receta para crearlo incluía una bolsa
de carbón, mercurio, y fragmentos de piel o pelo de cualquier humano o animal del
que el homúnculo sería un híbrido. Todo esto debía enterrarse rodeado de
estiércol de caballo durante cuarenta días, tiempo en el cual el embrión
estaría formado en el seno de la Tierra.
Hay también otras recetas para la creación del homúnculo. Una de ellas implicaba usar mandrágora. Las creencias populares sostenían que esta planta crecía donde caía al
suelo el semen que los ahorcados emitían durante las últimas convulsiones antes
de la muerte. Además, su raíz tiene una forma
vagamente parecida a un ser humano. La raíz debía ser
recogida antes del amanecer de una mañana de viernes por un perro negro, siendo
entonces lavada y alimentada con leche y miel y, en algunas recetas, sangre, hasta que se desarrollara un humano en miniatura.
Un tercer método, citado por el Dr. David Christianus en la Universidad de Giessen durante el siglo
XVIII, era tomar un huevo
puesto por una gallina negra, practicar un pequeño agujero en la cáscara,
reemplazar una porción de clara del tamaño de una alubia por esperma humano,
sellar la abertura con pergamino virgen y enterrar el huevo en estiércol el
primer día del ciclo lunar de marzo. Tras treinta días surgiría del huevo un
humanoide en miniatura que ayudaría y protegería a su creador a cambio de una
dieta regular de semillas de lavanda y lombrices.
Se dice que los homúnculos ansían transformarse en seres humanos reales y no ser meras imitaciones, deseo que encaja
perfectamente en la historia de Pinocho, convirtiendo a Geppetto en la metáfora
de un alquimista.
PINOCHO, UN CUENTO MASÓN
Algunos investigadores hablan de la
influencia de la Masonería en “Las aventuras de Pinocho”. Al igual que muchos literatos, Carlo
Collodi ingresó a la Masonería a mediados del siglo XIX. Esta organización fue
otra influencia importante en la obra del escritor.
El presidente del Centro de Estudios Históricos de la Masonería
Española, José Miguel Delgado Idarreta, reafirma esta teoría citando, entre otras
cosas, que Pinocho descubre que "el camino correcto se alcanzaba a través
del conocimiento y la sabiduría". "Lo que había sido un tronco de
madera y luego una marioneta, se convirtió finalmente en una persona real, tras
superar las adversidades que se le presentaron", indica Delgado.
Collodi muestra a través de esta historia una alegoría sobre la formación
de las personas basada en el honor, la verdad y la virtud.
EL SÍNDROME DE PINOCHO
El Síndrome de Pinocho, se conoce en psiquiatría como mitomanía, mentira
patológica o pseudología fantástica, y se utiliza para nombrar el comportamiento de los
mentirosos compulsivos o habituales.
La
mitomanía fue descripta por primera vez en la literatura médica en 1891 por
Anton Delbrueck. A pesar de ser un tema controvertido, la mentira patológica se
ha definido como una invención inconsciente y demostrable de acontecimientos
muy poco probables y fácilmente refutables.
No todas
las personas que mienten padecen este síndrome. Algunos mienten conscientemente
para conseguir un beneficio, pero el mentiroso patológico no miente con una
intención. Sus mentiras son espontáneas y no planeadas, y una vez entrada en
esta dinámica de farsa y engaños no puede parar.
Hasta aquí, amables lectores, todo lo que tenía para contarles acerca de la famosa obra de Carlo Collodi. Me despido de ustedes con un poema de la cubana Carilda Oliver Labra dedicado a Pinocho:
Buenas tardes.
VII
Sueña con el sabor
que deben de tener
las peras.
¿Y cómo será
el de una boca?
No puede saberlo:
de amarga resina
son sus lágrimas.
¿Conocerá alguna vez
una caricia suave?
Ha nacido sin carne
y no tiene
un corazón
para su angustia.
Es pura ansiedad
gastada en sueños.
Buenas tardes.
Ilustración 1: Sara Fanelli
Ilustración 2: Gina Maldonado
Ilustración 3: Alessandra Liberato
Ilustración 4: Rosaria Battiloro
Ilustración 5: Daria Palotti
Ilustración 6: Lucia Rafanelli
Ilustración 7: Enrico Pennazza
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