sábado, 28 de abril de 2012

QUERIDO TÍO WALT





QUERIDO TÍO WALT

"Si puedes soñarlo puedes hacerlo, recuerda que todo esto comenzó con un ratón." – Walt Disney

Aunque las personas de cultura se resistan a creerlo, hay gentes tan estrafalarias que suponen que ir al cine a ver “Fantasía” es “hacerle el juego al Imperio”. Esta alocada suposición no dejaría de ser jocosa si estas mismas gentes no vociferaran que rechazar la lapidación de las mujeres adúlteras, suspirar con hartazgo cada vez que el mamarracho de Hugo Chávez abre esa bocota horrible que Dios le dio o pretender que se haga justicia en casos tan trágicos como el atentado a la AMIA, también es “hacerle el juego al Imperio”. Pero no estamos aquí para hablar de estos supuestos individuos de izquierdas cuyo fanatismo no pensante los ha hecho derrapar de manera harto vergonzosa y avalar violaciones flagrantes a esos Derechos Humanos que tanto insisten en defender, por lo menos de pico. Estamos aquí para hablar del ratón Mickey. O, mejor dicho, del genio detrás del ratón: Walt Disney. Si este tema resulta demasiado sensible para las batalladoras gentes siniestras (izquierdosas, bah), cuyo odio visceral al maldito Imperio las intima a privarse de “Toy Story 3”, el Big Mac con papas fritas y las canciones de Jim Morrison, ruego que sepan disculparme. Discúlpenme también las muchedumbres religiosas que berrean que Walt Disney era un maldito apóstata y sus criaturas, monstruosidades del Averno. Al final, por mucho que les pese a ambos, los exaltados de izquierda y los enloquecidos chupacirios terminan por parecerse. Dicen cada huevada.
Walter Elias Disney nació en Chicago, Illinois, el 5 de diciembre de 1901, pero pasó los años más felices de su infancia (e incluso de su vida, tal como aseguró siendo ya un hombre adulto) en una granja cerca de Marcelin, en Missouri. Walt fue el cuarto de los cinco hijos del hombre de campo Elias Disney y la maestra de escuela Flora Call. En 1909, Elias cayó enfermo de fiebre tifoidea, y no pudo seguir trabajando en la granja. La familia se trasladó entonces a Kansas City y el pequeño Walt perdió su paraíso bucólico, aquel que lo puso en contacto con la naturaleza y le hizo descubrir festivamente la incontrastable magia de la vida. Elias Disney comenzó a repartir periódicos para ganarse la vida, y Walt se vio obligado a ayudar a su padre en esta tarea poco gratificante, que compaginaba como podía con sus precarios estudios. El chico Disney no era un alumno muy destacado que digamos: gracias a sus madrugones como repartidor de diarios solía quedarse dormido en clases. Cuando no estaba dormido, soñaba despierto. Y dibujaba.
En 1918, el joven Walt Disney trató de alistarse en el ejército. Como no tenía la edad suficiente para tal menester, falsificó su partida de nacimiento y, fingiendo haber cumplido los 17 años, fue aceptado como chofer de ambulancias de la Cruz Roja. Cuando terminó su entrenamiento, la guerra ya había concluido y su labor se redujo a trasladar oficiales de aquí para allá en tierra francesa. En 1919, pidió ser dispensado de sus deberes militares y fue enviado de regreso a Estados Unidos.
Walt se estableció en Kansas City y consiguió un trabajo de publicista en el “Pesemen-Rubin Art Studio”, donde intimó con el lúcido dibujante Ubbe Iwerks. En 1920, estos dos talentos fundaron la empresa “Iwerks-Disney Commercial Artists”, que resultó un fiasco. Ambos fueron contratados luego por la “Kansas City Film Ad”, donde entraron en contacto con las primitivas técnicas de animación. Disney quedó fascinado con las posibilidades que dichas técnicas ofrecían… y siguió soñando.
En 1922, el emprendedor Walt, fundó la compañía “Laugh-O-Gram Films, Inc.” y realizó bellos cortometrajes basados en cuentos de hadas populares y relatos para niños, como “Cenicienta” o “El gato con botas”, pero sus gastos de producción excedían a los ingresos que proporcionaban y la empresa no prosperó. Disney decidió, entonces, probar suerte en Hollywood. Vendió su cámara y compró un boleto de tren. Se llevó con él unas pocas pertenencias y la película “Alice's Wonderland”.
Walt Disney llegó a la Meca del Cine con $40 dólares como todo capital. Fracasó en su intento de abandonar la animación y convertirse en un director de películas de acción real. Pero consiguió que la distribuidora Margaret Winkler se interesara en “Alice's Wonderland” y le encargara nuevas películas que combinasen animación y acción real. Para satisfacer este encargo nació el “Disney Brothers' Studio”, dirigido por Walt y su hermano Roy, cuya primera sede fue un humilde garaje en casa de su tío Robert. El flamante estudio produjo nueve “Alice Comedies” (“Comedias de Alicia”) y, más tarde, la serie "Oswald the Lucky Rabbit" (“Oswald, el conejo afortunado”), un encargo de la “Universal Pictures” creado por Ubbe Iwerks, quien se había unido a la nueva aventura de los hermanos Disney. Oswald fue muy exitoso y ayudó a que los incipientes “Estudios Disney” se expandieran notablemente, pero un conflicto con la “Universal Pictures”, que tenía los derechos sobre el bienaventurado conejo y decidió prescindir de los servicios de Walt y sus acólitos, estuvo a punto de devastar la empresa. La solución a la debacle fue crear un nuevo personaje: el entrañable Mickey Mouse. El aclamado ratón iba a llamarse en un principio "Mortimer", pero la flamante esposa de Walt, Lilian, decidió que su nombre fuera “Mickey”. Tras dos intentos fallidos, el amable roedor triunfó con “Steamboat Willie” (1928). A partir de allí, sus cortometrajes se sucedieron con rapidez, alternándose con una serie de fantásticas películas musicales titulada "Silly Symphonies" ("Sinfonías tontas").
A pesar de algunos contratiempos, como el alejamiento de Iwerks de la empresa, el “Disney Brothers' Studio” siguió creciendo. En 1934, Walt Disney inició un proyecto visionario: la producción de un largometraje de animación, el primero en la historia. La industria de la época consideró que la idea de Walt era un desatino, y el proyecto fue bautizado como "la locura de Disney". A mediados de 1937, los “Estudios Disney” se habían quedado sin un centavo y tuvieron que pedir un crédito para poder terminar "Snow White and the Seven Dwarfs" (“Blancanieves y los siete enanitos”). Pero la película, una obra maestra por donde se la mire, fue el mayor éxito de taquilla del año 1938 y el dinero invertido en la cinta se recuperó con creces.
Los beneficios de “Blancanieves y los siete enanitos” permitieron a Disney construir un nuevo y cómodo estudio en Burbank, y producir, junto a los cortos de siempre, maravillosos largometrajes como “Pinocho”, “Fantasía”, “Dumbo” y “Bambi”. Disney tuvo que encarar algunos problemas que jamás imaginó que podía llegar a tener, como la huelga de 1941, que paralizó los estudios y perjudicó la imagen de la empresa. Los empleados de Disney eran los mejor pagos del medio, pero de todos modos fueron al paro, promovido por la "Screen Cartoonists Guild" (SCG). Walt Disney jamás comprendió la actitud de su gente y la consideró una traición. Este fue el origen de su abierta antipatía al comunismo, a quien consideraba responsable de la ingratitud de sus empleados. Pero, a pesar de las dificultades, la empresa siguió expandiéndose.
Walt Disney falleció el 15 de diciembre de 1966, diez días después de cumplir 65 años. Durante largo tiempo se alimentó la leyenda urbana de que Disney, pocos minutos antes de morir, había sido criogenizado: supuestamente, su cuerpo había sido introducido aún con vida en una cámara y congelado a bajas temperaturas para poder ser resucitado cuando la ciencia avanzara y estuviera en condiciones de curar el cáncer de pulmón que padecía. La historia, por supuesto, es falsa. Su cuerpo fue incinerado el 17 de diciembre en el Forest Lawn Cemetery de Glendale, California, y allí reposan sus cenizas.
Hay otra leyenda urbana que versa sobre los orígenes de Walt: se dice que su nombre real sería José Guirao Zamora, y sus padres, Isabel Zamora y del doctor Guirao, una pareja de amantes oriundos de Mojácar, Almería. Supuestamente, al conocer la noticia de su embarazo, Isabel habría emigrado a Chicago y, más tarde, entregado a su bebé en adopción a la familia Disney. Walt Disney soportó estoicamente que su origen se pusiera en entredicho de la forma más arbitraria. El éxito trae acarreadas estas cositas.
Wal Disney fue el creador de una empresa que en la actualidad genera unos ingresos anuales de 30.000 millones de dólares. Emporio o imperio (la palabra que hiera menos susceptibilidades), “The Walt Disney Company” es una de las agrupaciones de medios de comunicación y entretenimiento más grandes del mundo. Es casi increíble pensar que todo comenzó con un ratón. Pero así fue. Y a ese ratón le debo muchas horas felices de mi infancia.
Tal como he señalado en el génesis de este opúsculo, las gentes de izquierda le tienen una feroz antipatía a Walt Disney. Asumo que poco saben estas personas extravagantes de los entretelones de la huelga de 1941 y del testimonio que dio Disney a la "House Un-American Activities Committee" en 1947 (que también investigó al genio, entérense). La animadversión pasa por otro lado: parece que el ratón Mickey es la encarnación más acabada de los valores americanos. Es el inmundo símbolo de lo idílico, lo familiar, lo correcto, lo occidental, etc., etc. ¡¡¡¡Es un repugnante bastión del Imperio!!!! Este roedor parlante, como las multitudes avispadas imaginarán, se codea con seres abyectos como los vaqueros Cartwright, el Capitán América y Ronald McDonald. Un asco.
Que quede bien clarito que no tengo nada en contra de las gentes de izquierdas, del mismo modo que no tengo nada a favor de las gentes de derechas. Pero no deja de sorprenderme la fantástica distorsión de la realidad a la que son peligrosamente adictas. Sirva como ejemplo la absorción sistemática de calcetines al monstruoso Fidel Castro llevada a cabo por aquellos que avalaron ferozmente la promulgación de la Ley de Matrimonio Homosexual (a la que adhiero absolutamente, aclaro por si las moscas). ¿Saben estas personas confundidas quién fue Reinaldo Arenas? Parece que no. Tampoco deben saber que la capitalista y maliciosa “The Walt Disney Company” ha extendido hace tiempo los beneficios médicos a los compañeros de trabajadores homosexuales, sin que exista ninguna ley que la obligue a tal cosa. Detalles.
Pero no son sólo los enemigos acérrimos del Imperio quienes aborrecen a Disney y a sus criaturas. Las almas pías han descubierto horrores en los productos de “The Walt Disney Company” y abogan para que el mundo entero note con sensacional espanto que el pato Donald está desnudo de la cintura para abajo. Los cristianos más recalcitrantes aseguran que Walt Disney era un perjuro obsesionado con la mitología helénica y presentan como prueba irrefutable para esta florida acusación al simpático perro Pluto, así bautizado en honor a un improbable dios griego, personificación de la riqueza y protector de la agricultura. Si el Jefe Walt cometió semejante apostasía, sus degenerados herederos no se quedaron atrás: Hércules es nada más y nada menos que "Jesucristo desfigurado" (¿?). El periplo de Hércules es, aparentemente, similar al de Jesús. Sólo que Jesús hace las cosas como Dios manda y Hércules (heleno y sacrílego) las hace como se le da gana. Los cristianos empecinados vociferan que los dioses del Olimpo le dan al fortachón un consejo satánico cuando lo instan a “buscar dentro de sí” la solución a sus problemas. Y señalan que el muy libidinoso dio la vida por una mujer, cuando Jesucristo la dio por la humanidad toda. Sí, ya sé que están pensando: que este asunto del "Jesucristo desfigurado" es la boludez más grande que leyeron en su vida, mucho más grande aún que el peliagudo asunto de “hacerle el juego al Imperio”. Yo pienso lo mismo.
Pero aquí no se acaban las acusaciones que las gentes religiosas tienen para hacerle a Disney: sostienen que muchos de los personajes de sus películas pertenecen al maléfico mundo de los espíritus. Está claro que “Fantasía” es una puerca oda a la hechicería, que los siete enanitos son horrendos duendes y que Pocahontas es una maldita hereje. ¿A qué muchacha de bien se le ocurriría conversar con un sauce pretendiendo que el arbolito en cuestión es su difunta abuela? La reencarnación es otro tema espinoso que Disney vende en sus aparentemente cándidas películas: "Los animales de los cuentos no son realmente animales. Son seres humanos con forma de pájaro o de bestias”, declaró cierta vez el querido tío Walt, ante el espanto absoluto de los chupacirios. Parece que estos animales humanizados le comen el coco a los niñitos inocentes: "Cuando los padres permiten que escenas malignas sean vistas en el hogar, se crea una atmósfera en la que los niños pierden el ánimo de relacionarse con Dios, prefiriendo las cosas del mundo en su lugar”, sostiene Robert Morey, un señor a quien, afortunada de mí, no tengo el gusto de conocer.
Todas estas ideas y teorías descabelladas se recogen en un patético libro intitulado "Disney and the Bible", escrito por un tal Perucci Ferraiuolo. Este estrafalario señor sostiene que Tinker Bell tiene un incontrastable aire a cabaretera y que las cinturas diminutas de la princesa Jasmine y la sirenita Ariel apuntan a la descarada sexualización de los niños. Tinker Bell, además, y según estas gentes eruditas que se saben el mundo feérico de pe a pa, pertenece a una raza obsesionada con el sexo y poco adepta a la lectura concienzuda de la Biblia. Según Ferraiuolo, tano versero si los hay, no es extraño que Simba, el pequeño protagonista de “El Rey León” hable de forma afeminada: Disney promueve la homosexualidad y tiene la impudicia de festejar en sus parques temáticos el "Día del Gay y la Lesbiana".
Para los pavotes de izquierda, Walt Disney es la cara amable del capitalismo. Odiarlo da chapa de inteligente, superado y sensible. Ya se sabe que yo inteligente no soy. Superada, muchísimo menos. Sensible, sí. Cada vez que veo “La Sirenita” lloro como una condenada. Para los impolutos lamedores de velas y velones, Walt Disney es un demonio promotor de la homosexualidad, el ocultismo, la magia negra, la mitología griega, el espiritismo y la filosofía New Age. Odiarlo da chapa de santo, bienaventurado y bendito. No, no soy ninguna de esas tres cosas. Soy una turra, ya saben.
Les habrá quedado clarísimo, supongo, cuánto quiero al viejo tío Walt. Le perdoné hasta la muerte de la madre de Bambi. No me juzguen, por favor. Poca culpa tengo yo de que mis encefalogramas resulten lastimosamente planos.
Imagino que, después de leer este folletín, algunos sujetos murmuraran arteramente a mis espaldas. Dirán que soy imperialista y degenerada. Burguesa y profana. Opresora y vil. Puede ser, puede ser. Pero tengo para decir a mi favor que nunca intento convencer a nadie de la pertinencia de mis estrambóticos razonamientos. Y jamás de los jamases permito que ningún partido, iglesia, organización o grupete piense por mí.

Las pavadas que pienso las pienso yo solita.




martes, 24 de abril de 2012

¿LE CREO O NO LE CREO? (CATÁLOGO DE ESPECÍMENES MASCULINOS)


¿LE CREO O NO LE CREO? (CATÁLOGO DE ESPECÍMENES MASCULINOS)

“Todo lo que hay de bello en el hombre pasa y no dura.” 
Leonardo Da Vinci

La que dice que todos los hombres son iguales está equivocada de cabo a rabo. Si bien todos persiguen el mismo fin rastrero (tumbarnos en una catrera), no todos se comportan de la misma manera para obtener nuestros favores.
A los hombres yo no les creo ni la tabla del dos. Ni la del tres, ni la del cuatro. Pero hubo una época, que duró más o menos… ¿25 años?, en la cual  mi credulidad era pasmosa. Sorprendente. Extraordinaria.
En esa época dorada me crucé con toda clase de especímenes masculinos. Ya he hablado de eso en otra ocasión. Pero como el tema me obsesiona, lo retomo hoy, pretendiendo realizar una clasificación que resulte útil para las que todavía creen (el orden de aparición de los rotulados no tiene que ver con el orden  en el cual irrumpieron en mi vida; es arbitrario, como todo lo que yo hago).

EL CINEMATOGRÁFICO: SUBÍ QUE TE LLEVO A UN LUGAR LLAMADO NOTHING HILL

El “cinematográfico” tiene variantes: puede ser también “literario” o “musical”. Su manera de abordar a una mujer es interesarse (o fingir interés) por lo que  le interesa a ella.  Conocer los gustos de la fémina en cuestión  y hacerle creer a la tipa que coinciden con los propios. Sencillito.
La ventaja más evidente del “cinematográfico” es que las películas para ver las elige siempre una. Nuestro universo jamás será contaminado por engendros como “Matrix” o “Rápido y furioso”. Pero a no equivocarse al evaluar la nobleza del tipo: él tiene todo fríamente calculado. Una peli de Woody Allen equivale a dos horas de telo.
Hubo varios “cinematográficos” a lo largo de mi largo camino. Pero recuerdo especialmente a uno, a pesar de que su paso por mi vida fue meteórico. Lo catalogo como un “cinematográfico puro”.
Hete aquí que yo estaba en un boliche, contemplando arrobada el video de la canción “Puedes dejarte el sombrero puesto”, perturbadoramente mechado con imágenes de “Nueve semanas y media”.
El “cinematográfico” me cazó al vuelo:
-¿Te gusta la película?
-Sí. Me encanta.
-Estéticamente es impecable. Se le suele criticar su difusa estructura narrativa, pero el planteo de desacralización de lo erótico en el cine es muy atractivo.
-Coincido. A mí me parece una buena película. Aunque la crítica la destrozó. Hasta la postularon para los premios Razzie, los Anti-Oscar. Yo creo que él es el hombre más sexy que existe (recuerden que  hablaba de Mickey Rourke antes de Simon Baker y antes del tsunami). Y ella es bellísma.
-Vos también sos bellísima…
Comparada con la Basinger yo soy una cucaracha despanzurrada por un pisotón, pero en esa época todavía soñaba con parecerme a ella o, por lo menos, a Madonna y me negaba aceptar que, en realidad, me parecía a Beatriz Salomón (también antes del tsunami, que en esa época yo tenía veinte años). Así que ¡LE CREÍ!
Pregunta va, pregunta viene, el “cinematográfico” averiguó mi nombre, mi edad y mi poco glamorosa ubicación geográfica: Villa Domínico.
-Entonces debería haberte conocido de otro modo. Como John y Elizabeth. Podría haber sido en la Feria de Villa Domínico…
Ahí la cagó. Me di cuenta de que, a pesar de su cháchara cinéfila, el tipo tenía menos vuelo que una perdiz.
-¿Me disculpás? –le dije al galán- Voy al baño, a retocarme el maquillaje.
De más está decir que jamás regresé. Yo quería un tipo que, por lo menos, se tirara hasta la Feria de San Telmo.

 EL ROMÁNTICO: POR TI Y SÓLO POR TI

El “romántico” es el que te aborda con un poema, en el mejor de los casos de Pablo Neruda y en el peor de su propia autoría. Su lema es: “Por ti contaría la arena del mar, por ti yo sería capaz de matar. Y que si te miento, me castigue Dios. Esto con la mano, sobre el evangelio, ¡te lo juro yo!” ¡Chán, chán!
El “romántico” te adora. Te regala flores y bombones. Te llama a cualquier hora para decirte que “te extraña”. Cuenta los días que llevan juntos y tiene una foto tuya en su mesa de luz. Pero suele ser borderline. Un paso en falso y el “romántico” se convierte en el “baboso”.
Tuve un “romántico”, of couse. Me abordó con el poema de Mario Benedetti “Táctica y estrategia”. De más está decir que caí rendida a sus pies. Y ¡LE CREÍ!
Mientras duró fue lindo. Eso sí, con tantos bombones y chocolatitos aumenté como cinco kilos.

 EL BABOSO: SI QUIERES TÚ BAILAR, BABA DE CARACOL, ¡EH!

El “baboso” es un “romántico” pasado de rosca. Casi nunca es correspondido por la dama a la cual pretende y suele ser más pesado que un collar de garrafas. Una desea perversamente que se canse del acoso o que se ahogue en su propia baba. Pero no. El “baboso” siempre firme al pie del cañón.
Tuve un “baboso” como pretendiente. Fue una experiencia alucinante. Yo trabajaba aún en el supermercado y el “baboso”, que era uno de mis clientes, venía a comprar los fideos de a uno. Constantemente me escribía poemas edulcorados. Me esperaba todas las noches, cuando salía del supermercado, con un chocolate en la mano. Yo no sabía si llorar o golpearlo. Me decía constantemente que era la mujer más bella del mundo. ¡LE CREÍ!, pero no le dí calce.
Al la postre, se cansó. 

EL SUICIDA: I DIE FOR YOU

El “suicida” también es un “romántico”  exacerbado. Una no sabe si vio muchas películas o leyó muchas boludeces, pero el tipo, ante nuestra negativa de iniciar/continuar una relación, amenaza con matarse. Amenaza condimentada con llanto, hipo y rodillas hincadas.
En mi historia también hubo un “suicida”. Pero, al final, no se suicidó. Es que este tipo de “suicidas amatorios” son perros que ladran y no muerden. Pero hasta que decidió seguir viviendo  pasé las de Caín.
Yo tenía diecisiete y quería tener novio. Así que agarré lo primero que encontré. Inicié la relación por capricho y la seguí por inercia. El pibe no me gustaba. Y cuando la madre me sirvió la pata del pollo en lugar de la pechuga decidí que la cosa no daba para más.
El “suicida” no quiso aceptar la ruptura. Y venía cada noche a la puerta de mi casa, con una rosa roja en la mano, a llorar y a amenazar con darse una espantosa muerte. Al principio me alarmé, porque ¡LE CREÍ!. Pero en cuanto vi que pasaban los meses y no se moría, empecé a sospechar que todo se trataba de una puesta en escena para manipularme. Así que le dije pérfidamente:
-Ma, sí. ¡Matate!

EL EPISTOLAR: LOVE  LETTERS

El “epistolar” también es, casi siempre, un “cinematográfico” (“literario” / “musical”) o un “romántico”. Es el hombre que sostiene un romance a través de la palabra escrita. Pensarán ustedes que este espécimen está extinguido.  Pero no. Yo me crucé con un “epistolar”. Nos conocimos por casualidad. Y empezamos un intercambio, precisamente epistolar, de lo más emocionante. El “epistolar” era un perejil incapaz de conseguir un trabajo decente y llevaba seis años de abstinencia sexual, pero me decía (me escribía, bah) cosas tan lindas… “Haber encontrado una mujer a quien escribirle, y, mejor aún, de quien aprender, era un regalo del Cielo”. “Una mujer, a mi juicio, es como un chocolatín ‘Jack’: primero apreciá debidamente su interior… y recién después dejá que se derrita en tu boca”. “Te considero mágica. Siempre habré de hacerlo.” De sobra está decir que yo ¡LE CREÍ!
El “epistolar” era  ciento por ciento “epistolar”. Cuando lo apuré para tener una relación más lujuriosa huyó como rata por tirante.

EL ACELERADO: ENAMÓRATE RÁPIDO, BÓRRATE JÓVEN Y DEJA UNA HERMOSA IMBÉCIL LLORANDO

El “acelerado” es un producto indiscutible de la posmodernidad. En un mundo que prácticamente ha perdido su tolerancia a la frustración  y que pretende obtener todo inmediatamente, con el mínimo esfuerzo de apretar un botón, el “acelerado” se mueve  como pez en el agua.
Si yo fuera Moria Casán o algún relator deportivo con ganas de innovar diría que el “acelerado” es hijo de la “repentización”.
Casi por casualidad, del mismo modo que conocí al “epistolar”, conocí al “acelerado”. Hubo un pequeño intercambio por escrito de la  información pertinente al caso y, un ¿buen? día, el “acelerado” y yo nos vimos cara a cara.
En esa primera cita, en la cual yo estaba entre nerviosa y asustada, el “acelerado” me largó un “te quiero”. Recuerdo que estábamos en Avenida Corrientes y, ante tamaña confesión, yo no hacía más que mirarme las puntas de las botas, como si fueran la cosa más interesante del mundo.
En la segunda cita el “acelerado” me dijo “te amo”. Y yo ¡LE CREÍ!
Me “amó”, nomás. Un tiempo cortito. Recuerden ustedes que se trataba de un ente sumamente precipitado.
Este “acelerado” en particular, como verán, hacía una sutil diferencia entre “querer” y “amar”. Digamos que su itinerario afectivo era (siempre recorrido a los pedos): te quiero, te amo, te cago.

EL GIMNÁSTICO: ESPEJITO, ESPEJITO, ¿QUIÉN ES EL MÁS BONITO DEL REINO?

El “gimnástico” es un aparato. Ni más ni menos. Es musculosito, como presupondrán, y está absolutamente prendado de sí mismo. Salir con el “gimnástico” suele ser tan aburrido como jugar al ajedrez con un muerto: pasa tres cuartos de su vida haciendo pesas (porque estos especímenes, en general, le huyen al trabajo y consiguen siempre una madre o un padre resignados que lo mantengan). Y la cuarta restante, acicalándose.
El “gimnástico”, a lo sumo, te llevará a tomar un Gatorade a la confitería del gimnasio.
Lo confieso avergonzada: hubo un “gimnástico” en mi vida. Se me acercó con aires de Johnny Bravo y me largó: “Me gustás, me gustás mucho”. Y, como es mi estúpida costumbre, ¡LE CREÍ!
En realidad, yo no le gustaba. Lo que le gustaba era lucir su musculatura frente a mis ojitos hartos. Y presentarme a una serie de pavotes musculosos como él.
El “gimnástico” me duró poco. En cuanto me espetó horrorizado: “¿Sabés cuántas calorías tiene eso?” en el gloriso momento en que estaba por zamparme una porción de lemon pie, la que huyó como rata por tirante fui yo.

EL EDÍPICO: LA IMAGEN DE MI MADRE, MI GRAN AMOR, UN CARIÑO INCOMPARABLE…

El “edípico” puede ser un  “cinematográfico”, un “romántico”, un “baboso”, un “suicida”, un “epistolar”, un “acelerado” o un “gimnástico”.
El “edípico” puede ser cualquiera de los hombres que se crucen en tu sacrificado camino y esto es tan aterrador como una película de Freddy Krueger
El “edípico” está enamorado de su mamá. Y la mamá, of course, está enamorada de él. Juntos forman una cofradía inmunda donde una jamás de los jamases entrará.
“Edípicos” tuve pa’ tirar pa’ arriba. Porque sobreabundan. Sí, ese infeliz que tenés  domando el colchón mientras vos fregás los platos, puede ser un “edípico”.
No sé si el “cinematográfico” era “edípico”. Nuestra “relación” fue efímera cual una estrella fugaz.
El “romántico” lo era. Trabajaba con su mamá. En una peluquería. Él era un coiffeur increíblemente talentoso. Ella se dedicaba a la coloración.
Cuando por fin acepté que me parecía a Beatriz Salomón decidí emularla. Y quise hacerme unos claritos como los que tenía la “chica Olmedo”. Puse mi rulosa cabecita en manos de mi futura suegra. ¡¡¡¡¡¡¡Me quemó el pelo y me ampolló el cuero cabelludo!!!!!
-¡Tu mamá es una yegua: me lo hizo a propósito! ¡A tus clientas no les hace esto!
-¿Cómo te lo va a hacer a propósito?
-Nene, hace treinta años que es peluquera. ¿Me vas a decir que no puede hacer unos claritos sin mandarse semejante cagada? ¡Es una yegua!
-Bueno, ¡pero es “mi” mamá!
Con el “baboso” no intimé lo suficiente como para tildarlo de “edípico”. Sospecho que lo era.
El “suicida” sí lo era. Recuerden que la madre (otra yegua) me sirvió  la pata del pollo sabiendo que yo sólo comía la pechuga. Con él tuve un diálogo muy similar al que tuve con el “romántico”: tu mamá es una yegua, me lo hizo a propósito, etc., etc. Y él también me contestó ligeramente indignado: “¡Pero es “mi” mamá!
Ignoro si el “epistolar” era “edípico”. Jamás me escribió nada acerca de “su” mamá.
El “acelerado” sílo era. Cuando presa de un frenesí descontrolado fui a putearlo a la sacrosanta puerta de su hogar, “su” mamá se asomó a la venta y me gritó: “¡Más hija de puta serás vos!”
El “gimnástico” era escandalosamente “edípico”. La madre lo mantenía.

No sé si este artículo será de alguna utilidad para las creyentes. Espero que sí. Que por lo menos sepan con qué clase de bueyes aran.
Me despido de ustedes con un pensamiento del novelista inglés Adam Nevill: "Supongo que uno puede acabar por creerse cualquier cosa si la piensa durante el tiempo suficiente."

Buenas tardes.
   

  

viernes, 20 de abril de 2012

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE INTERNET II: PERFILES QUE MATAN


EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE INTERNET II: PERFILES QUE MATAN

 “Amor es el intercambio de dos fantasías y el contacto de dos egoísmos.” 
Paul Auguez

Hace algunos días, en este espacio que promueve el bienestar de damas y damitas, hablamos del amor en los tiempos de Internet y de las medidas y recaudos que cualquier fémina en busca de emociones fuertes debe tomar para poder lanzarse de cabeza a un romance cibernético. En esa ocasión, vuestra servidora dio, de corazón,  algunas indicaciones precisas orientadas a lograr un perfil web exitoso, tales como utilizar para el mismo una foto real, resaltar de manera elegante nuestras virtudes mientras soslayamos nuestros defectos, no ser cursis  a la hora de hablar de nuestras pretensiones (nada de caminatas por la playa al atardecer ni  picos románticos mientras escuchamos a Arjona) y elegir un nickname apropiado. Hoy, después de haber investigado un poco más sobre el tema, estoy en condiciones de ampliar esos consejitos y apalabrarlas para que consigan crear un perfil irresistible. 

ALGUNAS INDICACIONES A SEGUIR PARA LOGRAR UN PERFIL EXITOSO

Todas sabemos que, a la hora de confeccionar un perfil web, la foto que elijamos para presentarnos es sumamente importante. Pero no debemos olvidar que todo lo que decimos de nosotras también lo es. El lenguaje no es inocente y las palabras son las que construyen nuestra imagen en la mente del otro. Por eso les ofrezco estas sencillas indicaciones para que puedan confeccionar un perfil realmente exitoso.

-SER COHERENTES: La coherencia es fundamental a la hora de armar un buen perfil.  Una persona incongruente no es atractiva y grita a los cuatro vientos que tener una relación afectiva con ella es una fuente de quilombos y malos entendidos.  Si nos vendemos como chicas alegres y subimos a nuestro perfil una foto en la que lucimos una sonrisa de oreja a oreja, estamos siendo coherentes. Si nos vendemos como señoritas pudorosas y chapadas a la antigua y adornamos nuestro perfil con una foto en la que estamos casi en bolas, no.

-SER ESPECÍFICAS: Una mujer que sabe lo que quiere es sumamente atractiva. Pisa fuerte y deja huella. Por eso es importante que, al redactar nuestro perfil, dejemos de lado los eufemismos y describamos concretamente qué es lo que buscamos, sea lo que sea. Los perfiles indefinidos, ambiguos, generales, con mucho vocablo al pedo y poco contenido, espantan a posibles candidatos. 

-SER SINCERAS: La finalidad de un perfil web es contactarnos con señores con los que, tarde o temprano, tendremos una entrevista real. Quitarnos años y kilos, mentir con respecto a nuestro estado civil y colgarnos medallas que no ganamos a la larga es contraproducente.

-SER SUGESTIVAS: Sin necesidad de faltar a la verdad (cosa que está absolutamente contraindicada en la confección de un buen perfil), se puede retorcer un poquito las palabras como para que lo que digamos acerca de nosotras resulte sugestivo y abra una puerta a la fantasía masculina en lugar de provocar su rechazo. No digamos  “tengo unos kilitos de más”. Arriesguemos un sensual “tengo un cuerpo renacentista, curvilíneo, voluptuoso”. Con esta audaz descripción de nuestros encantos nos instalamos cómodamente en el inconciente masculino como una irresistible Anita Ekberg retozando en la Fontana di Trevi.

-SER REALISTAS CON NUESTRAS EXIGENCIAS: Las excesivas demandas, exigencias y restricciones, tales como “que no fume, que no tome alcohol, que tenga un cuerpo atlético, que sea propietario, que tenga auto”, arruinan cualquier perfil. Salvo que una sea Angelina, hay que recortar las pretensiones so pena de quedarse para vestir santos.

-SER ORIGINALES: Los lugares comunes generan aburrimiento. Tratemos de evitarlos. Nada de “es muy difícil describirse a sí misma” o  “soy morocha, flaca y de Escorpio”. Ya dijimos anteriormente que la verdad tiene muchos trajes y para transmitir nuestra verdad exitosamente, tenemos que vestirla con un ropaje seductor. Una descripción anodina de nuestra persona puede ser reemplazada por una frase divertida o sorprendente: “Recién llego de la oficina, ¿me acompañás con una copa de vino?” o “Sábado a la noche, ¿viste la última de Woody Allen?”

-SER POSITIVAS: Las personas negativas generan rechazo.  Decir “no me gusta mi cuerpo”, “no sé que hacer con mi pelo” o “no soy muy sociable” es cavarse la propia sepultura. La palabra no debe ser erradicada de nuestro vocabulario. Para vendernos bien tenemos que ser positivas y generar con nuestros posibles pretendientes una corriente de buena vibra.

-SER BREVES: Ya lo dice el refrán: “Lo bueno, si breve, dos veces bueno”. Un perfil debe elaborarse con diez o quince oraciones concretas.  Hay que tener en cuenta, al confeccionarlo, que no estamos escribiendo un best seller: estamos tratando de interesar a alguien que huirá despavorido si nos pasamos de rosca con el teclado.

-EVITAR LAS ESTUPIDECES: Y, sí, evitar las estupideces no es fácil.  Pero hay que intentarlo. Si vamos a armar un perfil echando mano a alguna preguntita que ayude a romper el hielo hagámoslo decentemente. Nada de “Toc, toc, ¿hay alguien ahí?”. Un sí rotundo a “Tengo dos entradas para ver a Robert Plant, ¿venís conmigo?”

-SI HAY UN CUESTIONARIO PREDETERMINADO, CONTESTAR TODAS LAS PREGUNTAS DEL MISMO: Si el sitio web donde queremos publicar nuestro perfil cuenta con un cuestionario predeterminado es indispensable que contestemos todas las preguntas del mismo. Las respuestas en blanco sugieren que nuestra búsqueda no es muy comprometida y nos perjudican si pretendemos algo más que una cita fácil o un encuentro touch and go.

CÓMO DEBE SER UNA BUENA FOTO DE PERFIL

Ya tenemos los tips necesarios para confeccionar un buen perfil web. Ahora, las indicaciones para elegir una buena foto que lo realce y acompañe. Recuerden, queridas, que los perfiles sin foto generan todo tipo de sospechas.

-ACTUAL: Si una tiene cuarenta años, debe evitar la tentación de subir a su perfil una foto de cuando tenía veinte. El tiempo pasa, señoras, y, por mucho que nos cuidemos, se nota. Una foto en la que nos vemos más jóvenes de lo que en realidad somos genera falsas expectativas y habla, además, de una mujer insegura que no sabe cómo manejar el paso del tiempo.

-NÍTIDA: Las fotos borrosas son poco atractivas. A la hora de elegir una imagen para nuestro perfil es importante que sea nítida y que permita que se aprecien nuestros rasgos. Las fotos sacadas con celular no son adecuadas. Si bien es aconsejable que sea una foto del rostro, hay que evitar los primeros planos poco favorecedores. Un no categórico a las muecas, los pelos en la cara y los anteojos oscuros. 

-INDIVIDUAL: Hay que evitar las fotos grupales, ya sean con amigos, familia o ex parejas. Quien bucea en nuestro perfil está interesado en nosotras, no en nuestra prole, nuestros antiguos amantes o nuestros compañeros de Taller Literario.

-CUIDADA: ¿Qué significa una foto cuidada? Sencillo: una en la que no aparezcan como fondo camas revueltas, platos sin lavar, paredes manchadas de humedad o placares abiertos. Una casa enquilombada, aún cuando sólo se tenga de ella un breve pincelazo, espantará a cualquier galán. Tampoco es aconsejable subir al perfil fotos en las que aparecemos fumando o con un vaso de whisky en la mano.

Hasta aquí, damas y damitas, los consejos para lograr un perfil asesino. Una dulce trampa en la que los hombres ávidos de amor y sensaciones caerán  como moscas en la miel.  Les deseo muchísima suerte en la adquisición de un señor más o menos pasable con el cual desfogarse. Y me despido hasta la próxima, no sin antes recomendarles que se esmeren como nunca en la construcción de su perfil web ya que las cosas han cambiado, y que, lejos de lo postulado por Tristan Bernard, en los tiempos que corren el primer beso no se da con la mirada  sino con el teclado.

Buenas tardes.

lunes, 16 de abril de 2012

EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE INTERNET I



EL AMOR EN LOS TIEMPOS DE INTERNET I

“Mucho amor germina en la casualidad; tened siempre dispuesto el anzuelo, y en el sitio que menos lo esperáis encontraréis pesca.” 
Ovidio

En estos tiempos oscuros donde casi todas las mujeres afirman, con cara de circunstancia adversa, que no hay hombres, ya que les resulta prácticamente imposible encontrar un pavote que las invite a tomar un helado, Internet es  un lugar válido y cómodo para buscar pareja.  Válido porque, tal como reza el dicho popular, en el amor y en la guerra todo vale, y cómodo porque podemos seducir y ser seducidas sin levantar el culo de la silla. 
Si bien buscar pareja en la web parece soplar y hacer botella (somos muchas las señoras que estamos hartas de que algunos de nuestros contactos de Facebook nos tiren los perros sin tener en cuenta nuestro estado civil), el asunto no es tan sencillo como parece. Hay que tener en cuenta una serie de premisas y conocer ciertos datos para que nuestra búsqueda amorosa sea coronada con un éxito rotundo. Tomen nota.

PREMISAS BÁSICAS A TENER EN CUENTA PARA BUSCAR NOVIO EN LA WEB

-SER HONESTA: A la hora de buscar pareja en la web, la honestidad es fundamental. Cierto es que, frente a una PC  y sin posibilidad de que el hombre al que  intentamos seducir se entere de que le estamos mintiendo descaradamente, a todas nos tienta sacarnos años, kilos y mañas, y ponernos la boca de Angelina y el culo de Kim Kardashian.  Pero las mentiras tienen patas cortas y si llegamos a concretar un encuentro con algún internauta sin haber sido lo suficientemente sinceras con él durante el chichoneo previo a la cita, saltará a la vista que hemos exagerado de manera monumental nuestras virtudes y minimizado nuestros defectos casi hasta hacerlos desaparecer.  Lo ideal, señoras, es ser 100% honestas en nuestro perfil cuando estamos tratando de encontrar a nuestra pareja ideal. Una cita basada en falsas expectativas está condenada al fracaso. 

-PUBLICAR EN NUESTRO PERFIL UNA FOTO REAL: Todos los humanos normales tendemos a buscar, para subir a la web, aquellas fotos en las que, por algún motivo inexplicable, salimos más lindos de lo que en realidad somos. Y no está mal. Pero es bueno saber que, si estamos buscando media naranja, no valen las fotos en las que se nos ve desde 10 km. de distancia (aún cuando el paisaje de fondo sea precioso), ni las imágenes retocadas ni aquellas en las cuales nuestra nariz o nuestras orejas pasan desapercibidas amparadas en las sombras de la noche.  Tampoco está permitido usar la foto de la infeliz que ganó el Concurso Cola Reef del verano pasado. Aunque la chica esté de espaldas.
Algunas mujeres optan por no publicar fotos en sus perfiles, lo que da lugar a suspicacias varias. Ante un perfil sin fotografía los hombres  tienden a preguntarse por qué su dueña no da la cara. “¿Será un bagayo? ¿Estará casada? ¿Le dará vergüenza buscar pareja en la web?, ¿Será un asesina serial?”, etc. Para que nuestra búsqueda tenga éxito es menester que nos presentemos con una fotografía en la cual se nos vea bien la cara, tomada recientemente y sin atisbo de fotoshop.

-SER ORIGINAL: Es importante, al completar un perfil orientado a la búsqueda de partenaire, hacerlo de forma interesante y divertida. Hay que evitar caer en los lugares comunes, hacer chistes pavotes y repetir clichés: nada de “pasear por la playa”, “ver amanecer”, “entregarme en cuerpo y alma” y todas esas boludeces que parecen salidas de los infames versitos de los “Dos Corazones”. Debemos poner, además, especial atención a la elección de nuestro nickname. Es importante que nuestro apodo virtual sea original y gracioso y que nos sintamos reflejadas en ese sobrenombre. 

-REDACTAR NUESTRO PERFIL CUANDO ESTEMOS DE BUEN HUMOR: Para muchas mujeres el estar sin pareja equivale estar gimoteando por los rincones en chancletas, sin depilar y con los pelos revueltos. Redactar nuestro perfil en estas condiciones puede ser fatal. Antes de abordar la tarea de describirnos para que el otro se interese en nuestra persona es necesario, por lo menos, que nos peinemos y nos lavemos los dientes. 

-MEJORAR NUESTRA IMAGEN: Para buscar pareja en Internet (o en cualquier otro lugar) y tener éxito, es necesaria una alta dosis de autoconfianza. Tenemos que gustarnos para poder gustar, así que no está de más ensayar un nuevo corte de pelo, comprarnos alguna pilchita que nos guste mucho o cambiar el modo de maquillarnos. Ya lo dijo la filósofa Mirtha Legrand: “Como te ven te tratan. Y si te ven mal, te maltratan.”

-SER SELECTIVA: El hecho de que estemos buscando pareja no significa que estemos regaladas. Enviar solicitudes y mensajes a decenas de perfiles es una conducta lastimosa que puede degenerar en encuentros con señores que no colman nuestras expectativas, amén de significar una enorme pérdida de tiempo. Es importante refinar la búsqueda y bajar un cambio, sin desesperarnos y sin olvidar jamás que la gente hambrienta hace malas compras. Lo ideal es rastrear  hombres que tengan algo en común con nosotras: hobbies, gustos o una visión de la vida similar. Cuando dos personas tienen puntos en común hay más posibilidades de  que la relación prospere

-SER REALISTA: Nosotras no somos ni la Jolie, ni la Kardashian. Ni siquiera Luli Salazar. Eso lo tenemos bien claro cuando nos miramos al espejo. Pero, vaya uno a saber por qué, no lo tenemos tan claro a la hora de buscar pareja. Pretendemos encontrar y enamorar a hombres con cualidades que nosotras no tenemos y descartamos señores con nuestro mismo target por considerarlos poca cosa. Está bien que tengamos ciertas aspiraciones, pero debemos ser realistas: si sólo apuntamos nuestros dardos a hombres bellos, glamorosos, adinerados, inteligentes y sensibles, lo más probable es que en la próxima Nochebuena brindemos con el perro. 

-LEER ATENTAMENTE EL PERFIL DE LA PERSONA QUE NOS INTERESA: Muchísimas veces, las damas nos dejamos llevar por la imagen de un señor más o menos agraciado y no nos detenemos a leer su perfil con la atención que merece. A todos nos encanta hablar de nosotros mismos, así que si conocemos el perfil de la otra persona, podremos hacer comentarios y preguntas pertinentes y dirigir  el rumbo de la conversación.  Pero leer cuidadosamente el perfil del señor con el que vamos a intentar algo nos permitirá, además, descartar con todo el dolor del alma a ese macho apetecible que tiene gustos y costumbres totalmente opuestos a los nuestros. Una defensora de los derechos de los animales no encajará jamás con un señor amante de la caza o de la tauromaquia, por bonito que sea el salvaje en cuestión. 

-RESPETAR A LOS DEMÁS: Tanto en las primeras conversaciones como en las primeras citas es necesario respetar a nuestras eventuales parejas.  Jamás debemos caer en el acoso: si alguien no contesta un mensaje o no vuelve a contactarnos después de la primera entrevista, debemos respetar se decisión. No hay que enviar mensajes y toquecitos cada dos minutos, ni pretender que un hombre que apenas nos conoce se haga cargo de la angustia existencial que nos atraviesa el alma a las 3 de la mañana. 

-NO MOSTRARSE 100% DISPONIBLE: En cualquier conquista que se precie, un poco de histeriqueo nunca está de más. Todos los hombres gustan del misterio  y disfrutan de la emoción de la conquista. Cuanto más tiempo dedique un señor en conquistar y atrapar nuestro corazoncito, más posibilidades habrá de que la relación perdure. Eso sí: tampoco hay que pasarse de rosca. No sea cosa de que el tipo se canse de nuestros remilgos y parta en pos de horizontes más venturosos.

-SER AUTÉNTICA: Ser auténtica es una premisa imprescindible para entablar cualquier tipo de relación.  De poco vale tratar de amoldarnos a los gustos y necesidades de otro, si no compartimos ni sus valores ni sus intereses. No es necesario mentir para dar una mejor impresión: basta con evitar hablar de nuestros aspectos negativos (fobias, traumas y conejos sacrificados)  y resaltar lo más atractivo de nuestra personalidad. Sin exagerar demasiado, claro, no vaya a ser que caigamos en la soberbia.

-PROTEGER NUESTRA INTIMIDAD: Jamás hay que dar a un desconocido datos personales tales como direcciones, números de teléfono fijos o cualquier otro dato que pueda poner en riesgo nuestra intimidad. A no olvidar que no son todos los que están ni están todos los que son y que un señor encantador puede convertirse, rechazo mediante, en una bestia acosadora. Hay que tener en cuenta que, según los especialistas, sólo el 10% de lo que cuenta una persona por Internet es real. Antes de confiar plenamente en el hombre con el que concertamos una cita mediante la web debemos tener varios encuentros.

-SER CONCIENTES DE QUE NO VAMOS A GUSTARLE A TODO EL MUNDO: Una vez concertada una cita, puede suceder que, a pesar de haber tenido una previa interesante, sea un absoluto fracaso. No todos los hombres con los que tengamos un encuentro nos van a gustar ni nosotras vamos a gustarle  a todos. Una cita en la que alguno de los dos no haya cumplido con las expectativas del otro no debe vivirse como un drama, sino como una experiencia enriquecedora. 

-TENER PACIENCIA: Hay que tomarse cada encuentro con humor y no poner demasiadas expectativas en los posibles candidatos que vayan apareciendo. Hasta en los casos en los que todo parece marchar viento en popa, hay mil cosas que pueden torcerse en el último minuto. No hay que apresurarse, ni hacer planes de boda en la segunda cita: las relaciones surgidas en la web tienen los mismos tiempos que las relaciones tradicionales.

-CONOCER A NUESTRO CANDIDATO EN UN LUGAR PÚBLICO: Después de haber contactado a alguien interesante y de haber decidido concretar un encuentro, es vital que el mismo se lleve a cabo en un lugar público.  Jamás de los jamases debemos encerrarnos en ningún sitio con un señor al que no conocemos. Los peligros que acarrea esta conducta desaprensiva son altísimos. Ese caballero que nos parecía tan atento on line puede resultar, face to face, un verdadero psicópata. Las citas con desconocidos (y un hombre con el que sólo tuvimos una relación virtual es un desconocido, a ver si les queda clarito de una vez por todas) entrañan cierto riesgo, por lo tanto, además de concretarlas en lugares públicos, es menester que pongamos a alguna amiga al tanto de la misma y que la susodicha nos llame por teléfono cada tanto para ver si ya fuimos degolladas o si el encuentro se desarrolla sobre carriles normales.

Hasta aquí, las premisas a tener en cuenta si una está dispuesta a buscar pareja en la web. Yo, les confieso, prefiero buscar hombres en otras locaciones.  Doy por concluido este opúsculo, no sin antes prometerles, queridas mías, un listado de interesantes consejos para elaborar un perfil irresistible que les permita encandilar un macho amoroso con el cual desfogarse. Será para la próxima.

Tengan paciencia.