LOVELY LINDA
“Tal
vez estoy sorprendido por la forma en que me amas todo el tiempo.”
“Maybe
I’m Amazed”, Paul McCartney
Hay
un famoso dicho popular que sostiene que “detrás de un gran hombre hay
siempre una gran mujer”. Muchas veces, el dicho en cuestión no tiene
demasiado que ver con la realidad, y, detrás de un gran hombre, encontramos a
una tilinga a la cual deseamos retorcerle el pescuezo (cualquier parecido con
Heather Mills es pura coincidencia). Pero a veces, sí. A veces hay
una gran mujer detrás de un gran hombre. Y es así como se gestan historias de
amor inolvidables.
Linda
McCartney nació como Linda Eastman en Nueva York, 24 de septiembre de 1941. Fue
intérprete musical, compositora, activista en favor de los derechos de los
animales y fotógrafa. Pero, además, fue la adorada esposa de Paul McCartney.
Linda
se casó en primeras nupcias con John Melvin Jr. el 18 de junio de 1962, y su
hija Heather nació el 31 de diciembre de ese mismo año. El matrimonio se
disolvió en junio de 1965. Linda comenzó, entonces, a trabajar como
recepcionista para la revista Town & Country, y, más tarde, se
desempeñó como fotógrafa. Retrató artistas importantísimos como Aretha Franklin,
Jimi Hendrix, Bob Dylan, Janis Joplin, Simon and Garfunkel, The Who,
The Doors y Neil Young. Una
fotografía que le tomó a Eric Clapton fue portada de la revista Rolling
Stone el 11 de mayo de 1968. Linda se convirtió, entonces, en la
primera mujer en fotografiar al artista de la portada de dicha revista. Unos
años más tarde, el 31 de enero de 1974, Linda y Paul McCartney también
aparecieron en la portada de la Rolling Stone, hecho que la
convirtió en la única persona que tomó una fotografía para la portada de la
revista y apareció, además, como artista en esa portada.
El
15 de mayo de 1967, Linda, se encontró con Paul McCartney en un concierto de
Georgie Fame, en Londres. Ella estaba en el Reino Unido en una misión para
tomar fotografías de los músicos ingleses, especialmente de los integrantes de The
Beatles. Iniciaron una relación y se casaron en una pequeña ceremonia civil
(cuando ella estaba embarazada de cuatro meses de su hija Mary) en el Registro
de Marylebone, el 12 de marzo de 1969. Linda y Paul tuvieron tres hijos: Mary,
Stella y James. Después de la ruptura de The Beatles en 1970,
Paul le enseñó a tocar el teclado y el piano, y le insistió mucho que formara
parte de su nuevo proyecto musical, Wings. Linda se negó
durante un tiempo a embarcarse en semejante aventura, argumentando que no
estaba preparada, pero finalmente accedió. El grupo obtuvo varios premios Grammy, e
incluso un premio Oscar por la canción Live And Let
Die,convirtiéndose en una de las bandas más exitosas de la década del '70.
Linda
introdujo a su marido al vegetarianismo en 1975, y promovió la dieta
vegetariana a través de sus libros de cocina: Linda McCartney´s Home
Cooking, Linda’s Kitchen y Simple and Inspiring Recipes for
Meatless Meals. Explicó su conversión al vegetarianismo alegando que
no quería "comer a un ser vivo" y que si "en
los mataderos hubiese paredes de cristal, todo el mundo sería
vegetariano".
Los
McCartney se convirtieron en fervorosos activistas por los derechos de los
animales. En 1991, Linda presentó una línea de vegetales congelados, bajo el
nombre de Linda McCartney. Apareció con Paul, en forma animada, en
un episodio de “The Simpsons” (Lisa la vegetariana,
1995). Lisa se convirtió en vegetariana a causa de una exigencia que pusieron
los McCartney para parecer en el programa.
En
1996, en un chequeo de rutina, Linda McCartney se enteró de que tenía cáncer.
Le descubrieron un tumor maligno en uno de sus pechos y hubo que operarla de
inmediato. Paul sintió que el mundo se le venía abajo, ya que había perdido a
su madre siendo apenas un adolescente debido a la misma terrible enfermedad.
Linda se sometió gran parte del año a un tratamiento de quimioterapia. Su
espíritu jamás flaqueó, y mucho menos frente a su marido, al que sabía
absolutamente frágil frente a su enfermedad. Lamentablemente, la quimioterapia
no fue suficiente para detener el cáncer que la aquejaba. Linda sabía que se
enfrentaba a una muerte próxima, y una de sus mayores preocupaciones era la que
se relacionaba con su lucha por la defensa de los animales. Buscaba asegurarse
de que las drogas con las que se la trataba no hubiesen sido testeadas
previamente en seres vivos. Y, más allá de su amor a Paul y a su familia y el
natural temor a la muerte, la desvelaba pensar qué pasaría con los pobres
animales si ella no lograba superar el cáncer. Encontró en Chrissie Hynde,
líder de Pretenders, alguien a quien contarle sus
preocupaciones y a quien pasarle la antorcha de su lucha, ya que hacía tiempo
que ambas compartían trincheras a favor de la vida.
En
marzo de 1998, se supo que el cáncer de Linda afectaba su hígado y que poco más
se podía hacer por salvarle la vida. Lejos de mostrarse abatida, se dedicó a
planificar y dejar instrucciones para todos los que iban a encargarse de sus
proyectos cuando ya no estuviese. Murió a las cinco de la mañana del 17 de
abril, a los 56 años, en el rancho de la familia McCartney en Tucson, Arizona.
Cuando Paul comprendió que había llegado el momento de decir adiós, pronunció
las palabras que había elegido para conducir a su adorable Linda hacia el otro
mundo: “Vas montada en tu hermoso caballo Appaloosa. Es un hermoso día
de primavera. Cabalgamos por el bosque. Las azucenas están en flor y el cielo
es azul cristalino”. Linda emitió entonces su último suspiro y Paul
anunció a sus hijos, presentes en este trascendental momento, “Se ha ido”.
Linda
fue incinerada en Tucson, y sus cenizas fueron esparcidas en la finca de los
McCartney, en Sussex, Inglaterra. Paul McCartney quedó devastado tras la muerte
de su esposa. Habían estado casados por casi treinta años y las únicas noches
que pasaron separados fueron aquellas que Paul estuvo arrestado en Japón, por
tenencia de marihuana. James, el hijo varón de los McCartney, fue quien pasó
incontables noches en la cama paterna, procurando que Paul pudiera descansar y
que extrañara lo menos posible a su esposa. McCartney sugirió a los fans que,
en memoria de Linda, donaran dinero a la investigación sobre el cáncer de mama "o
el mejor homenaje, conviértanse en vegetarianos".
Yoko
Ono escribió una emotiva carta publicada por la revista Rolling Stone,
donde recordó a Linda y contó que, al saber de su enfermedad, le había dedicado
una canción en un concierto en Londres, pero manteniendo su nombre en el
anonimato. “Así éramos, amigas sin nombre”, escribió Yoko.
Resaltó, también, su lucha a favor de los animales, pero acotó que “sus
contribuciones más importantes fueron hechas en privado. Como tantas otras
mujeres, ella hizo la diferencia en silencio. Fue bueno conocerte, Linda.”
El
episodio de “The Simpsons” de 1998, “Basura de
titanes”, fue dedicado a la memoria de Linda McCartney. En vida, Linda
prestó su apoyo a muchas organizaciones como PETA (People for the
Ethical Treatment of Animals), The Council for the Protection of Rural England y Friends
of the Earth, y fue patrona de la League Against Cruel Sports.
Después de su muerte, PETA creó
el Premio Linda McCartney.
El
10 de abril de 1999, Paul McCartney actuó en el homenaje "Concierto
para Linda" en el Royal Albert Hall, de Londres,
junto a numerosos artistas como George Michael, The Pretenders, Elvis Costello,
Eric Clapton, Phil Collins y Tom Jones. En enero de
2000, McCartney anunció importantísimas donaciones para la investigación del
cáncer en el Memorial Sloan-Kettering Cancer Center de Nueva
York y el Centro del Cáncer de Arizona, en Tucson, donde su
esposa siguió su tratamiento. Los centros recibieron $ 1 millón de dólares cada
uno. Ese mismo año, el Centro Linda McCartney, una clínica para
pacientes con cáncer, se inauguró en el Royal Hospital de la Universidad
de Liverpool.
En
noviembre de 2002, el Kintyre Linda McCartney Memorial Trust, abrió
un jardín conmemorativo en Campbeltown -la principal ciudad de
Mull of Kintyre-, con una estatua de Linda donada por Paul.
Linda
McCartney fue una mujer excepcional. Una gran mujer detrás de un gran
hombre.Ella se fue, pero quedó su compromiso con la vida y su lucha a favor
de los animales. Quedaron, además, las canciones de amor que le escribió su
esposo a lo largo de 30 años, aquellas que todavía tarareamos y aún nos
emocionan. Y, aunque menos populares que las canciones, quedaron los poemas que
Paul le escribió. De lo que se deduce, por supuesto, que esta nota,
además de ser un homenaje a Linda, es una excusa para compartir con ustedes
algunos de esos poemas.
En
algún lugar mejor, ella pasea montada en su hermoso caballo Appaloosa.
Siempre es primavera. Siempre hay azucenas en flor. El cielo siempre es azul y
hace juego con sus ojos. Nosotras la envidiamos un poco. Como la envidiamos
siempre. Pero también la extrañamos. Amigas sin nombre, eso
fuimos. Eso somos.
Fue
bueno conocerte, Linda.
Gracias.
POEMAS PARA LINDA - PAUL McCARTNEY
VÍSPERA DE LUNA LLENA
En
una víspera de luna llena,
un
tigre se abalanzó
y
empezó a roer
al
hombre que fui.
Una
pálida calina alumbra la mirada del zorro.
Y…
después
de cerciorarse,
se
marcha por un agujero en el seto.
Los
antiguos amores vuelven
para
besar los labios,
no
vaya a ser que la galería vacía
se
llene de desconocidos que susurran
como
un diluvio.
SIN RIMA
Ni
rima, ni razón,
ni
barco, ni forma.
Nos
tendemos en la cama
para
huir.
BENDECIDO
Regresaba
de un paseo
con
algunos versos que recitarle.
Y
después de escucharme, ella me decía:
“¡Cuánto
talento!”
Doblaba
mis palabras en su mente,
y
aunque mis versos no hubieran sido
soberbios,
ella no intentaba ser sólo amable.
Decía
lo que sentía.
Y
yo me siento bendecido
porque
ella dijo: “¡Cuánto talento!”
LUCERO DEL ALBA
Tú
eres
el
lucero más brillante
en
el azul del alba.
Venus
sobre
nuestras cabezas,
entre
nosotros.
Miramos
fascinados
como
Júpiter.
ELLA ES…
Ella
es…
el
Yin de mi Yang,
el
I de mi Ching,
el
ir de mi venir,
la
cara de mi cruz,
el
lirio de mi valle.
PÉRDIDA
Perdí
a mi mujer,
ella
perdió su vida.
Hasta
entonces
el
lujo
de
no tener responsabilidades.
La
guadaña no
cayó
esa noche
mientras,
apretujados dentro de un guante,
aspirábamos
el
uno la energía del otro.
QUE DECIR
Tanto
que decir,
nada
que decir.
Mi
amor está vivo,
mi
amor está muerto.
Oigo
su voz
en
mi cabeza.
Tanto
que decir,
nada
que decir.
Tanto
que recordar,
tanto
que olvidar.
Mi
amor está caliente,
mi
amor está húmedo
como
si fuera
la
noche que nos conocimos.
Tanto
que recordar,
tanto
que olvidar.
Tanto
que decir,
nada
que decir.
SU ALMA
Su
alma agita las campanillas
cuando
el aire está en calma
e
inunda las habitaciones
con
aroma de azucenas.
Sus
ojos azul verdosos
se
muestran
llenos
de alegría
con
nada.
Su
alma hace que
hasta
las tuberías canten:
Dale
más fuerza a tu ritmo, hermano.
Su
alma me habla
a
través de los animales,
preciosa
criatura,
acuéstate
conmigo.
El
pájaro que dice mi nombre
insiste
en que ella está aquí,
y
nada más
hay
que temer.
Una
blanca ardilla
al
pie de un árbol
clava
en mí
su
mirada inocente.
Su
alma me habla.
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