75
VERDADES SOBRE ELLOS - I
“En una época de engaño
universal decir la verdad es un acto revolucionario.”
George Orwell
Es de público conocimiento,
mis queridas lectoras, que hombres y mujeres piensan y actúan de maneras
absolutamente diferentes. Ese es el motivo por el cual, las más de las
veces, nuestros esposos, novios, amantes y concubinos nos sean tan
indescifrables como los teoremas de
incompletitud de Gödel enunciados
en arameo. Para que dejemos de jugar a las adivinanzas con nuestros hombres, la
revista Cosmopolitan, siempre atenta a las necesidades de la
comunidad femenina, ha consultado a los especialistas de siempre y nos ofrece una nota de lo más
educativa intitulada “75 verdades sobre
ellos (en 20 palabras o menos)”. Veamos,
entonces, qué es lo que nos dice la Cosmo acerca de la naturaleza masculina
cuando formula respuestas concisas a 75 preguntas que todas las mujeres de
bien nos hemos hecho en algún momento de nuestras vidas.
75 VERDADES SOBRE ELLOS - I
Antes de desgranar estas 75 verdades capaces de cambiar para bien nuestras
desmadejadas relaciones amorosas, debo aclararles, damas y damitas, que el
asunto de las “20 palabras o menos” no corre en este opúsculo. Sucede
que vuestra servidora es sumamente verborrágica y en 20 palabras no es capaz ni
de pedir 1 kilo de pan. Hecha la aclaración pertinente, adelante con las
verdades.
1) ¿Él se da cuenta si
aumenté 5 o 10 kilos? Ante esta pregunta que
pretende dilucidar si el masculino que supimos conseguir nota que nuestras
dimensiones han sufrido un incremento casi siempre indeseado, la Cosmopolitan responde que los muchachos no notan 5
kilitos de más pero 10, sí. La respuesta de la revista está muy bien,
sobre todo considerando la premisa de las 20 palabras, pero déjenme ampliarla,
dada mi vasta experiencia en el tema. Los hombres casi nunca notan que
engordamos, y, si lo notan, no les importa. No acusarán recibo de la debacle de
nuestra balanza, salvo para pellizcarnos el culo mucho más asiduamente que
antes (aclaro, por si es necesario, que estoy hablando de hombres, no de borregos que se depilan el
pechito).
2) ¿Por qué a mi novio no le
importa que yo muera de amor por Nico Cabré? Nuestra revista favorita,
ante esta pregunta más bien pavota, habla de la racionalidad masculina y de que
las preguntonas tienen poquísimas chances de enganchar al mentado Nicolás.
Además, agrego yo, saben que de engancharlo, a los seis meses, más o menos, el
roñoso en cuestión las apartará de su vida con una violenta patada en las
posaderas. Ya sabemos que a Nicolás no le dura una mina. Coincido con la
revista en lo que a la racionalidad masculina se refiere. Pero disiento
absolutamente con el gusto en cuestión de hombres de la chica Cosmo promedio. Puestas a elegir al hombre
más sexy del momento, estas caídas del catre se inclinaron por Ludovico Di
Santo, que ni siquiera sé quién corno es (perdonen la ignorancia) y
relegaron a Ashton Kutchner a un ignominioso segundo lugar. Feo.
3) ¿Cuál es su peor pesadilla
erótica?
Este cuestionamiento carnal es respondido por los especialistas consultados por
la Cosmo de forma concreta y expeditiva: “Que finjas el
orgasmo”. La verdad, señoras y señores, esta réplica me parece de lo
más errada. Considerando la naturaleza egoísta
del hombre yo no creo que su
peor pesadilla erótica sea que su partenaire finja un orgasmo. Me inclino a
pensar que es, lisa y llanamente, que no se le pare. Porque el tipo se puede
hacer el burro si su chica finge ramalazos de placer. Pero un pene alicaído no
se puede disimular de ninguna manera.
4) ¿Cómo hago para que él
admita un error? Cándida la pregunta y más
cándida aún la respuesta: “Planteá el tema de
una manera graciosa. Decile: Reconocé que estuviste mal y te doy un premio”. No importan lo que los especialistas digan: los hombres jamás admiten sus
errores. Y, ante esta verdad irrefutable, no hay premio que valga.
5) Cuando le digo a mi chico: “Está todo bien” y no es así, ¿él me cree? Por supuesto que te cree, mamita. Para él es vital creerte. Le permite seguir haciendo lo
que estaba haciendo sin ningún tipo de culpa. Además, el hombre no es dado a
las sutilezas e ignora por completo el significado de la palabra ironía. Así
que toma todo de forma literal. Los especialistas aseguran que ellos se dan cuenta de
que está todo mal, pero se hacen los burros para evitar una pelea. No sé. Yo no
creo que el seso les de para tanto.
6) ¿Cuál es la mejor forma de
disculparme con él si metí la pata? SEXO. Eso no lo dice la Cosmo,
lo digo yo. La Cosmo dice que hay que mirarlo a los ojos y
pedirle perdón, pero les aseguro que mi disculpa es mucho más eficaz.
7) ¿Qué hago para que mi novio
se lleve bien con mi mejor amigo? Aquí, las trogloditas como yo
nos preguntamos: “¿Si tenés un novio
para qué querés tener un mejor amigo?” Pero bue, ya se sabe que la Cosmo está orientada a muchachas más
modernas que una. Los especialistas sugieren invitar a los masculinos en
cuestión a nuestro hogar a ver en televisión algún evento deportivo en el cual
ambos señores alienten al mismo equipo (un partido de fútbol es poco
recomendable, sobre todo si uno de los involucrados es de River y el otro de Boca; se
sugiere algo así como la Copa Davis, aunque el tenis sea
el deporte más embolante del mundo y a los susodichos los litigios
gimnásticos les importen tres carajos).
8) ¿Cómo le digo que me harté
de dividir los gastos cada vez que salimos? ¿Dividen los gastos? ¡Qué
horror! Tradicionalmente, el hombre paga y la mujer adorna. Por lo menos así
era en los 80’s. La Cosmo recomienda que, si una quiere hacerle
entender sutilmente a su media naranja que está podrida de
sacar la billetera cada vez que salen, proponga pagar una salida cada
uno. La verdad, yo no veo la diferencia entre una situación y otra,
porque en ambas la dama tiene que realizar una erogación económica. Y lo que se
busca es evitar esta situación antinatural.
Creo que, ante este entuerto, lo mejor es hablar clarito. Y si el señor que nos
acompaña se niega a hacerse cargo de la totalidad de los gastos que genera la
relación, cortar por lo sano. En la calle hay cientos de hombres
dispuestos a pagarnos los vicios. ¿Para qué seguir insistiendo con un
miserable?
9) ¿Cuándo un hombre se da
cuenta de que la relación va en serio? Vean ustedes, señoras, la
respuesta de los especialistas: “Cuando no se acuesta
con ninguna otra mujer y se siente bien con eso.” De esta réplica se deduce que, a
pesar de tener una relación con nosotras, si el hombre no la considera seria, va a andar
acostándose con cuanta mujer le de cabida. Aunque la relación lleve años y
años. Aunque estemos casadas con el sátrapa en cuestión. Cosa
bastante descorazonadora, la verdad. Yo creo que un hombre se da cuenta
de que la relación va en serio cuando ni se le cruza por la cabeza algo tan
indecente como que nosotras paguemos la mitad de los gastos.
10) Le dije “Te quiero” y no contestó nada. ¿Es una mala
señal? Es una señal horrible, nena.
Es el motivo por el cual la relación de Penny y Leonard se fue a la miércoles en “The Big Bang Theory”.
Que no te respondan un “Te quiero”, ni
siquiera con un “Ditto”
a lo Patrick Swayze en “Ghost”, es calamitoso. La Cosmo dice que si nuestro hombre sigue
haciendo planes con nosotras esta falta de respuesta a nuestra declaración
amorosa no es nada grave. Yo tengo mis dudas.
11) ¿Los hombres que tienen
un pene XS se dan cuenta de su condición? Tarde o temprano (todos lo
sabemos) la chica Cosmo muestra la hilacha y pone de
manifiesto la oquedad de su cabeza y su obsesión con el tamaño de los miembros
masculinos. Esta pregunta indecorosa es respondida por los especialistas con un rotundo “Sí”.
Parece que los varones van por la vida comparando el tamaño de su
pene con el de los otros. ¿De qué nos sirve a las mujeres saber que un
hombre se da cuenta de que porta una nimiedad entre las piernas? A ver, déjenme
pensar. Podemos usar esta escuálida situación para manipular al señor mal
dotado y obligarlo a aceptar nuestros rollos sin chistar, a no decir ni mu
cuando nos baboseamos con modelos y actores, a admitir errores existentes
o no, a llevarse bien con nuestros amigos, a pagar todos los gastos devenidos
del romance, etc.
12) ¿Cómo le digo a mi
novio que está abusando del gel sin ofenderlo? Esto es lo que más me gusta de la Cosmopolitan: que
salte de los penes XS al abuso del gel con una naturalidad pasmosa, cual
mariposa que brinca de flor en flor. Ante este interrogante tan poco
trascendente, los especialistas sugieren no escatimar piropos y requiebres al
look de nuestro tórtolo cuando no esté usando ninguna pegatina en la cabeza. Se
supone que él captará nuestro mensaje, pero no sé. Ya dije que el hombre es
poco dado a las sutilezas.
13) ¿Por qué los tipos están
siempre listos para el sexo? Acá la Cosmo se nos pone científica y nos
espeta: “El área del
hipotálamo cerebral que permite la excitación sexual es dos veces y media más
grande en los varones.” Yo no
pongo en duda esta sesuda afirmación. Lo que pongo en duda es esa historieta de
que los tipos están siempre listos para el sexo. Aunque cueste creerlo, los
señores también tienen sentimientos (poca ganas tendrá de hacer el amor un
hombre sensible al que se le ha muerto el perro) y también sufren de jaquecas,
acidez y ataques de nervios.
14) ¿Hay alguna razón por la
que ellos son más infieles que nosotras? No hay ninguna razón,
chiquita, porque eso de que los hombres son más infieles que las mujeres es un
bolazo grande como una casa. Lo que sucede es que los hombres son mucho más
torpes que nosotras, mienten peor y van por ahí dejando pruebas irrefutables de
que nos son infieles. Las mujeres, en cambio, nos caracterizamos por ser
hábiles en el manejo de los entuertos amorosos, mentimos jacarandosamente sin
que se nos mueva un músculo de la cara y no vamos por la vida sembrando
calzones y serpentinas que puedan condenarnos. La Cosmo, sin embargo, da por cierta la falacia
y la justifica argumentando que “los hombres tienen
testosterona (la hormona que rige el deseo sexual) en mayor proporción.”
15) Cuándo mi novio me llama
desde el súper para preguntarme si necesito algo, ¿le puedo pedir que me compre
tampones? Ante esta pregunta, entre
boluda y desubicada, los especialistas se apuran a aclarar que los hombres no
esperan ese tipo de encargos y que es innecesario que los hagamos sentir
incómodos mientras nos hacen los mandados.
16) ¿Cómo puedo avanzar a un
amigo? La Cosmo aconseja: “Empezá por mostrarte
más sexy. Tocalo discretamente y observá su reacción.” Supongo que
mostrarse más sexy implica cierto grado de desnudez: un hombro al viento, un
escote desencadenado o una minifalda más atrevida que de costumbre. También
puede involucrar ciertos gestos a los que ya hemos hecho referencia en
otros artículos aquí publicados: tocarse el pelo graciosamente, pasarse la
lengua por los labios y pestañear como Betty Boop. Lo que me gustaría que aclararan los especialistas es dónde hay que tocar al amigo deseado. No
sea cosa de que nos vayamos de mano y quedemos para el traste.
17) Cuando mi novio me invita
a salir con sus amigos, nunca sé si lo hace por compromiso. Personalmente creo que, cada
vez que nuestro masculino nos invita a compartir tiempo con sus esbirros,
siempre es por compromiso. Siempre. La Cosmo sostiene que sólo es por compromiso
cuando nuestro tórtolo le adosa a la invitación un descorazonador “Si tenés ganas,
claro.”
18) ¿Qué hago para que mi
chico no lleve la laptop a la cama? Los especialistas consultados por la revista Cosmopolitan aconsejan que, cuando la
tecnología irrumpe en nuestras sábanas, la mejor defensa contra esta
desagradable invasión es decirle a nuestra media naranja que nada nos
deserotiza más que compartir la cama con un nerd. Hacer que el hombre que supimos
conseguir se sienta como Sheldon Cooper. O peor.
19) ¿Cómo sé si un hombre
sigue enganchado con su ex? Parece que hay tres
situaciones puntuales que indican que nuestro hombre sigue enganchado con su
ex: A) Que hable pestes de ella, B) Que quiera ponerse de novio enseguida y C)
Que nos compare con la susodicha. En el caso A el enganche enfermizo con
nuestra antecesora se cae de maduro. Ya lo dijo el filósofo Joaquín Sabina: “No pido perdón.
¿Para qué? Si me va a perdonar, porque ya no le importa...” Cuando seguimos puteando por lo
bajo a alguien es porque ese alguien todavía nos mueve el piso, aunque no lo
reconozcamos jamás. La mejor manera de comprobar que hemos perdido nuestro
interés en un señor es poder incluir su nombre en una frase que no esté
aderezada con ningún tipo de improperio. Si hablamos pestes es porque todavía
nos pica. A ellos también. En el caso B) es claro que el hombre que no
olvida a su ex busca utilizarnos como parche terapéutico. Ya hemos hablado en otras ocasiones
del mentado parche. Es el pavote/a que cae como peludo de
regalo en brazos de alguien que todavía no terminó de digerir una ruptura,
sirve para que el recién abandonado rearme su corazón y su autoestima y es
amurado en un rincón cuando deja de ser curativo y útil. El caso C) no es
tan claro como los anteriores: podemos ser comparadas con una ex porque nuestro
hombre aún no la olvidó o porque la olvidó y es un reverendo pelotudo.
20) ¿Cuál es la razón por la
que los varones son fanáticos del sexo matinal? Según la Cosmo y sus especialistas, la testosterona alcanza su máximo
nivel en sangre entre las 5 y las 6 AM. Eso explica, de manera limpita y
científica, por qué los hombres son fervientes partidarios del coito mañanero.
Si la Cosmopolitan lo dice, así será. Hay datos que
son irrefutables.
21) Si yo tomo la iniciativa
en el sexo, ¿él puede sentirse acosado? Yo creo que un hombre no
debería sentirse acosado porque su pareja toma la iniciativa a la hora de los
bifes, pero parece que si insistimos con este comportamiento amazónico el
pobre macho se verá sofocado y atormentado. Eso según la Cosmopolitan, que recomienda a las damas tomar la
iniciativa a la hora del sexo sólo de vez en cuando. De este dudoso
consejo se desprende que las señoras y señoritas debemos resignar nuestros
ardores para cuando el hombre, ese pequeño gran dios, tenga ganas de
regocijarse con nos. Muy triste.
22) ¿Él nunca se distrae
cuando tenemos sexo? Para esta pregunta
fundamental los especialistas tienen una respuesta más que
fundamental y aplicable, además, a todos los aspectos de la vida
masculina: “No: el cerebro
masculino le impide concentrarse en más de un objetivo a la vez.” Ya me parecía.
23) ¿Me conviene confesarle
que fui infiel en otra relación? Sabrán ustedes, caras
lectoras, que una de las estrategias que fomento desde este humilde espacio
cuando de infidelidad se trata es negar, negar y negar,
aún cuando nos planten frente a las narices pruebas irrefutables de nuestro
desliz. Mal podría, entonces, aconsejarles que confiesen que alguna vez han
dado el mal paso, aún cuando la indiscreción date de tiempos remotos. Por
suerte, la Cosmopolitan está, por una vez, de acuerdo con
vuestra servidora. Nada de confesiones al pedo que el día de mañana puedan ser
utilizadas en nuestra contra.
24) ¿Por qué un tipo nunca se
da cuenta de que te cortaste el pelo? Se estima que los hombres
miran la imagen general y no los detalles. Lo que no deja de ser un
alivio. Un día podríamos aparecer tuertas y el tipo no se daría cuenta.
25) ¿Y por qué reparó en que
mi lola izquierda es más chica que la derecha? Fácil: porque esa es la clase de detalles que sí
mira. En síntesis, los hombres te miran las tetas, pero el pelo, jamás.
Aquí me planto por hoy. 25 verdades son más que suficientes para
empezar a dilucidar ese misterio insoluble llamado hombre. Y, aunque
parezca mentira, yo también me canso de leer/escribir boludeces.
En nuestra próxima entrega,
queridas damas, les serán develadas 25
verdades más. Tengan paciencia. Y si alguno de estos
ítems les resulta sospechoso, recuerden las palabras de Sigmund Freud: “La verdad al cien
por ciento es tan rara como el alcohol al cien por ciento.”
Au revoir.
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