DE ARRUGAS, ALERGIAS Y CREMAS MILAGROSAS
“La piel que me rodeaba los ojos se estaba convirtiendo,
incluso mientras miraba, en un amasijo de arrugas; tenía la barbilla y los
mofletes caídos; mi cuello era como el de un pavo; de la boca a la barbilla me
corrían líneas de marioneta a lo Angela Merkel. Mientras me estudiaba, casi
pude ver que el pelo se me convertía en una estricta permanente gris.
Finalmente había sucedido: era una anciana.”
Helen Fielding
Cerca de
los 40, como casi todo el mundo, empecé a notar que mi visión disminuía. Al
principio, no le presté demasiada atención, pero cuando quedé empantanada entre
las góndolas del supermercado esperando que apareciera un cristiano con la
vista lo suficientemente sagaz como para leerme la fecha de vencimiento del pan
lactal y los yogures, supe que debía hacer algo. Así que, silbando bajito,
enfilé para el consultorio del oculista.
El
especialista en cuestión, como era de esperarse, me recetó un par de lentes.
Que cambiaron mi vida. No sólo porque pude volver a leer la fecha de
vencimiento de lácteos y panificados, y las contraindicaciones de los
medicamentos. Sino porque me enteré de la existencia de algo que, en mi feliz
miopía, ignoraba: las antiestéticas arruguitas alrededor de mis ojos. Al
principio caí en shock. Naturalmente ojerosa como soy (pariente cercana del tío Lucas, digamos) viví como
una malvada afrenta de la vida la irrupción de estas patitas de gallo
inesperadas. Después, con más calma, traté de pensar una solución para el caos
que empezaba a perfilarse en mi faz otrora inmaculada. Y la solución vino de la
mano de Xuxa, ya sin botas, ya sin paquitas, pero con ganas de arreglar la vida
de las señoras cuyos rasgos empiezan a desmoronarse. La solución vino en un
frasquito chiquito y prometedor. La solución fue, por supuesto, la Cicatricure Contorno de Ojos.
Para qué
mentirles, mis queridos: barata no me salió. Pero tratándose de una Cicatricure, con tanto Genomma Lab, tanta Xuxa y
tantas mujeres reconstruidas y felices detrás, supuse que lo valía. No sé por
qué siempre tuve la idea de que la Cicatricure era una crema más seria que las otras,
que tenía un respaldo médico. Será por eso de "Científicamente
comprobado". Publicidad
fraudulenta, dirán ustedes. Puede ser, puede ser.
Con mi Contorno de Ojos en casa me sentí aliviada. Y comencé
el tratamiento tal como lo indicaba el misterioso Genomma Lab. Cremita (más bien
gelcito) alrededor de los ojos todas las noches. El primer día no pasó
nada. El segundo, tampoco. El tercero empecé a notar que el contorno de ojos me ardía un poquito. El cuarto tenía
la cara como si hubiera visto “Titanic” diez veces seguidas. Verme al espejo y
lanzar un aullido capaz de despertar a los muertos fueron actos simultáneos. Mi
marido entró al baño como una tromba, pensando que, en mi proverbial torpeza,
me había resbalado en la bañadera. Y, presa de un frenesí del que me
avergüenzo, le rugí que me llevara de inmediato a una Guardia de Dermatología. Él,
que sólo me vio los ojos un poquito hinchados, me pidió amablemente que me
dejara de joder. Yo seguí llorando a los gritos.
No sé si
alguna vez les comenté que mi llanto es tan fastidioso e insistente que puede
conseguir cosas maravillosas. De chiquita, en el muelle de Santa Teresita,
conseguí a lágrima viva que un pobre señor que había pescado una raya la
devolviera al mar. Conseguí que una maestra que me había puesto una mala nota
en el cuaderno porque charlaba cuando ella estaba explicando algo, arrancara la
hoja. Lloro lindo, sí. Soy insoportable. Así que mi benemérito esposo no tuvo
más remedio que llamar a OSDE para que me mandara un médico que hiciera algo. Y el médico vino. Con otro, que sería
el que manejaba la ambulancia. Los susodichos me dijeron que no existía ninguna Guardia de Dermatología. Y me
dieron una inyección de Decadrón para contrarrestar la leve reacción alérgica que la Cicatricure Contorno de Ojos me había provocado. Mal no me
trataron. Pero se miraban entre ellos y se reían. Y yo seguía llorando.
Conducta nada propicia para que la hinchazón de mi cara fuera aflojando.
Por suerte
era sábado. No salí a la calle en todo el día. Y el domingo tampoco. Mi marido
y mi hijo trataban de convencerme de que lo peor había pasado (también se
miraban entre ellos y se reían). Pero no, no había pasado. Mi contorno de ojos seguía hinchado y, gracias a esa
diabólica Cicatricure y a esa hdp de Xuxa, parecía más arrugado que
nunca.
Empecé a
buscar en la web datos sobre Genomma
Lab y me enteré que es una
truchada. Que ha sido multado más de una vez por publicidad engañosa. Y que no
tiene ningún respaldo médico. Lo de "Científicamente
comprobado" es una
mentira vil: los científicos a los que hace alusión la publicidad no existen. Enardecida,
busqué la página de Cicatricure para quejarme del espantoso resultado
de la Contorno de ojos. Obtuve una rápida y aséptica
respuesta: “Hola Raquel, lamentamos mucho lo ocurrido y te pedimos disculpas
por todos los inconvenientes. Te contamos que tenemos nuestros profesionales a
disposición en el 0800 444 3666. Saludos.” Respondí pronta y precisa: “No quiero disculpas ni charla con
los profesionales, quiero que me devuelvan la plata.” Pero no, no hubo caso.
Mi contorno de ojos seguía dando lástima y me entró
curiosidad por saber si yo era la única que había tenido tan espantosa
experiencia con la Cicatricure. En Facebook, lo primero que encontré, fue un grupo
de cuidadores de rottweilers que protestaban contra una
publicidad que presentaba a los mentados perros como los sádicos generadores de
las cicatrices que las cremas de Genomma
Lab borran
por arte de magia. Seguí buscando y, por fin, aparecieron los testimonios
de las mujeres damnificadas. Testimonios que no aparecen ni en la “Cosmopolitan”, ni en la “Oh, la, la” ni en sitio web Entre Mujeres. Testimonios soterrados, porque las
revistas y los sitios webs femeninos promocionan los productos de Genomma Lab.
Hete aquí
la palabra de las mujeres que, como yo, cayeron en la atroz trampa de Xuxa:
-Ayer me
puse la crema para las arrugas y se me puso la cara al rojo vivo y me ardía
mucho, qué puede ser, espero su respuesta.
-Qué malas
personas son al jugar así con la salud e ilusión de la gente....hacen
comerciales que mienten y no sé cómo siguen vendiendo sus productos que han
hecho tanto daño a muchos....deberían demandarlos...
-La crema
contorno de ojos fue nociva, me salieron unas verrugas en los párpados y cuando
fui al médico me dijo que suspenda su uso.
-La
dermoabrasión me sacó parte de la piel de la cara. Me llevó 2 meses mejorar y
me quedaron más marcas que antes. Expliquen bien que no es para todas las
pieles, cada vez que veo la propaganda me dan ganas de llorar y reventar la
tele por tanta mentira.
-¡¡¡¡Mentiras,
mentiras!!!! Todavía sigo esperando que Cicatricure Cicatrices borre la que
tengo. Son mentirosos.
Y el mejor
de todos:
-Dejen de
mentir y engañar Son un desastre estas cremas. Que Xuxa pase el teléfono del
cirujano.
¿Cómo
siguió mi historia? Estuve días y días con el contorno
de ojos hecho mierda,
perdonen la brutalidad. Fui a la dermatóloga que me mandó al alergista que me
dijo “Ah, las mujeres, no
quieren aceptar el paso de los años” y me
puso unos parches que arrojaron como resultado que soy alérgica a un producto
que se usa para hacer rizos permanentes. Obviamente, y dada la conocida
rulosidad de mi cabellera, jamás estuve cerca de ese producto. Pero este
misterio develado me llevó a preguntarme: ¿con qué carajo hacen la Cicatricure Contorno de Ojos?
Días y
días estuve acordándome de la mamá de Xuxa. Y, más o menos a los dos meses de
haber probado el nefasto producto, mi cara volvió a una decorosa normalidad.
Durante esos dos eternos meses tuve que soportar las risas burlonas de mi
marido y mi hijo cada vez que aparecía en la tele una publicidad de Cicatricure. Muy triste.
Hoy en
día, tengo pánico de ponerme cualquier cosa en la cara, así que asisto a su
desmoronamiento con una estoicidad admirable y sin echar mano a ningún producto
milagroso. Los años pasan, nos vamos poniendo viejos. Hay que aceptarlo. Y dejar de darle de comer a Xuxa y
a los siniestros entes que manejan Genomma
Lab. Que no se aprovechen de
nuestra nobleza nunca más.
Me despido
de ustedes con un bello pensamiento de Agatha Christie: “Cásate con un arqueólogo. Cuanto
más vieja te hagas, más encantadora te encontrará.”
Buenas
tardes.
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