BLANCAS Y RADIANTES
“Las verdaderas historias de amor no tienen final.”Richard
Bach
Entre muchas otras historias, abundan en
los cementerios aquellas que hablan de novias malogradas. Estas jóvenes mujeres,
fallecidas poco antes de su boda, durante la luna de miel o dando a luz a un
hijo, son homenajeadas por sus deudos con monumentos que las representan con el
ramo y el tradicional vestido. Hoy, queridos lectores, les traigo las
historias de aquellas que perduraran blancas y radiantes por toda la eternidad.
Pasen y lean.
-GEORGINA ROBINSON ("Willesden New Cemetery", Londres, Inglaterra)
Georgina Robinson falleció en un accidente de tránsito en Francia, durante su luna de miel, el 4 de setiembre de 1965. En su lugar de descanso, en el "Willesden New Cemetery", en Londres, Inglaterra, un monumento la representa sonriente, vestida con su traje de novia. En una placa a los pies de la escultura, dentro de un corazón, puede leerse la siguiente inscripción:
"Georgina “Georgie” Robinson, nee Owen
Killed in a road accident – France
4th September 1965
Returning from honeymoon
Two weeks before this day of sadness
We’d stood together in joy and gladness
Our life together was at the start
Too soon came true “Till death do us part”
Your Loving husband Maurice
A smile for all, a heart of gold
No one on earth her place could hold
Never selfish, always kind
These are the memories she left behind
Sadly missed – Mum and sister June"
("Georgina "Georgie" Robinson, nacida Owen
Fallecida en un accidente de tráfico - Francia
4 de septiembre de 1965
Regresando de su de luna de miel
Dos semanas antes de este día de tristeza
Nos habíamos unido en alegría y regocijo
Nuestra vida juntos fue al principio
Demasiado pronto se hizo realidad "Hasta que la muerte nos separe"
Tu amoroso esposo Maurice
Una sonrisa para todos, un corazón de oro
Nadie en la tierra podrá ocupar su lugar
Nunca egoísta, siempre amable
Estos son los recuerdos que dejó atrás
Tristemente extrañada - Mamá y tu hermana June")
-JULIA BUCCOLA PETTA ("Mount Carmel Cemetery", Hillside, Illinois, EE. UU.)
Julia Buccola Petta, una joven de ascendencia italiana residente en Chicago, esperaba con ilusión a su primer hijo. Corría el año 1921 cuando la muchacha, de 29 años, falleció al dar a luz. También murió su bebé. La mujer fue sepultada junto a su pequeño hijo, en el "Mount Carmel Cemetery", en Hillside, Illinois, ataviada con su vestido de novia.
Su madre, Filomena Buccola, comenzó a tener sueños recurrentes en los que aparecía su difunta hija pidiéndole que la desenterrara, presa de una tremenda angustia. La mujer se convenció de que su hija estaba viva y se obsesionó con la idea de la exhumación. Recién en el año 1927 y después de muchos trámites logró llevarla a cabo.
El ataúd fue abierto y para sorpresa de todos los presentes, los restos de la joven aparecieron intactos. Julia parecía dormida. Su cuerpo no presentaba ningún signo de putrefacción ni de decoloraciones en la piel. Su rostro sereno era el mismo que en el momento del entierro y sólo sus ropas evidenciaban el paso del tiempo. Aterrados y desconcertados, sus familiares tomaron una foto y volvieron a cerrar el ataúd. Como homenaje a Julia, erigieron una estatua en su lugar de descanso. La muchacha fue eternizada en la piedra con su vestido de novia y un ramo de rosas en sus manos.
Muchas personas aseguran haber visto a la novia italiana vagando por el cementerio y que cerca de su tumba se percibe un dulce y tenue aroma a rosas.
-LILIANA CROCIATI ("Cementerio de la Recoleta", Ciudad de Buenos Aires, Argentina)
La joven Liliana Crociati, hija de una acaudalada familia, murió de forma inesperada y trágica cuando una avalancha de nieve destruyó el hotel en el que se hospedaba junto a su esposo, en la localidad de Innsbruck, en Austria, donde la pareja estaba de vacaciones. El matrimonio había retrasado su regreso a la Argentina porque los caminos que conducían al hotel donde se alojaba estaban cerrados por los aludes. Era el 26 de febrero de 1970 y faltaban pocos días para que Liliana cumpliera 26 años. Su marido, Juan Szaszak sobrevivió a la tragedia.
Liliana era hija única y sus padres quisieron homenajearla con un sepulcro diseñado por su madre que contrasta con el resto de las tumbas del “Cementerio de la Recoleta”, en la Ciudad de Buenos Aires. Su cadáver esperó en el “Cementerio de la Chacarita” algún tiempo hasta que su bóveda estuvo lista (el padre la compró a una orden de religiosas).
La bóveda donde descansa Liliana Crociati tiene en su parte exterior un predominio del neogótico con ventanas y arcos ojivales muy pronunciados. El interior, que se halla bajo nivel, conserva las características de las catacumbas romanas, destinando cada arco para un ataúd. Todo con revestimiento de ladrillos y mayólicas españolas en el suelo. Sobre las paredes hay fotos de Liliana en distintos momentos de su vida, cuadros al óleo que pertenecieron a sus abuelos y uno pintado por una de sus amigas y compañera de Bellas Artes. Un sari rojo traído de la India, cubre el ataúd de la joven. En la construcción de la bóveda, sus padres trataron de reflejar el estilo de vida y temperamento de su hija.
En el frente del sepulcro se destaca la escultura de Wilfredo Viladrich (1923 – 1976), que representa a Liliana con un vestido de novia, acompañada de su perro Sabú. La leyenda cuenta que el animal murió en su casa de Bs. As., el mismo día que Liliana, pero no fue así. Sabú tiene el hocico lustrado y brillante. Desde hace un tiempo los guías del cementerio le dicen a la gente que si se lo tocan les traerá suerte.
Dicen que a Liliana no le gustaba llevar flores al cementerio porque "al cortar una flor se corta una vida", y por eso José Crociati mando diseñar un pequeño jardín junto a la estatua. En una placa colocada en la plataforma donde se sitúan las esculturas, su padre grabó un poema en italiano que escribió conmovido por la muerte de su hija:
“A Mia Figlia
Solo mi chiedo il perché
Tu se partita e distrutto hai lasciato il mio cuore
Che te solamente voleva, perché?
Tu se partita e distrutto hai lasciato il mio cuore
Che te solamente voleva, perché?
Perché? Solo il destino sà il perché e mi domando perché?
Perché non si può stare senza te, perché?
Tanto bella eri che la natura invidiosa ti distrusse, perché?
Perché, solo mi domando se Dio c'é, con se porta via ciò che suo non è
Perché ci distrugge e lascia all'infinito il dolore!
Tanto bella eri che la natura invidiosa ti distrusse, perché?
Perché, solo mi domando se Dio c'é, con se porta via ciò che suo non è
Perché ci distrugge e lascia all'infinito il dolore!
Perché? Credo al destino e non a te, perché?
Perché solo sò che sempre sogno con te, perché c'é di che?
Per tutto l'amore che sente il mio cuore per te.
Perché? Perché?
Il tuo papá”
“A mi Hija
Solo me pregunto por qué
Has partido y destruido has dejado a mi corazón
Que sólo a ti quería, ¿por qué?
¿Por qué? Sólo el destino sabe el porqué y yo me preguntó: ¿por qué?
Has partido y destruido has dejado a mi corazón
Que sólo a ti quería, ¿por qué?
¿Por qué? Sólo el destino sabe el porqué y yo me preguntó: ¿por qué?
Porque no se puede estar sin ti, ¿por qué?
Tan bella eras que la envidiosa naturaleza te destruyó, ¿por qué?
¡Por qué, sólo me pregunto, si Dios existe, se va con aquello que no es suyo,
Por qué nos destruye y nos deja en un infinito dolor!
Tan bella eras que la envidiosa naturaleza te destruyó, ¿por qué?
¡Por qué, sólo me pregunto, si Dios existe, se va con aquello que no es suyo,
Por qué nos destruye y nos deja en un infinito dolor!
¿Por qué? Creo en el destino y no en ti, ¿por qué?
Porque sólo yo sé que siempre sueño contigo, ¿por qué es así?
Por todo el amor que siente mi corazón por ti.
¿Por qué? ¿Por qué?
Tu padre”
El padre de Liliana, José Crociati, famoso coiffeur de la sociedad porteña, y su madre, María Adriana Ana Balduino, sensible artista, quedaron muy golpeados por la tragedia. Fallecieron años después y descansan junto a Liliana.
La leyenda cuenta que, durante muchos años, su tumba era visitada regularmente por un misterioso hombre que colocaba flores. Se ha especulado, sin poder nunca probarlo, que podría tratarse del esposo de Liliana, que sobrevivió al accidente. Algunas versiones sostienen que se trataba de un joven perturbado que aseguraba que la muerta se le aparecía en sueños.
Cierta vez dejaron en la tumba un papel donde estaba escrito, en inglés, un pequeño poema:
"But tomorrow we will run a little faster.
Tomorrow we will find what we seek to end.
The feelings that we in the past.
Romance is in the sunset.
We ship on the current until the end"
“Sin embargo mañana correremos un poco más rápido.
Mañana encontraremos lo que buscamos al fin.
Los sentimientos que dejamos en el pasado.
Hay romance en la puesta del sol.
Somos barcos sobre la corriente hasta el fin”
-AGUEDA OLGA GARCÍA ("Cementerio General del Sur", Caracas, Venezuela)
Agueda Olga García, nacida el 5 de febrero de 1934 y fallecida el 3 de agosto de 1951, está enterrada en el "Cementerio General del Sur", en Caracas, Venezuela. Lo único que se sabe a ciencia cierta de ella es que era una joven de 17 años que falleció en vísperas o en el mismo día de su boda. Su sepultura está rematada con una estatua que la representa menuda, casi infantil, ataviada con un traje de novia de escote redondo, de falda y sobrefalda amplias con apliques de flores decorativos, encaje y mangas con puños acampanado. La joven sostiene un delicado y pequeño bouquet de flores en sus manos y luce en su cabeza un elaborado tocado estilo rococó, con un pequeño velo que cae sobre su espalda.
Alrededor de esta joven novia se ha tejido una leyenda la urbana, que se repite en muchos cementerios de Latinoamérica, adjudicada siempre a una joven distinta. Según este relato, Olga falleció el mismo día de su boda y ante el altar, víctima de la picadura de un alacrán que estaba oculto en su tocado.
-HORTENSIA VIDALINA DÍAZ (Venezuela)
Hortensia Vidalina Díaz falleció a los 26 años, supuestamente a pocos días antes de concretar su boda. Está enterrada en el "Cementerio General del Sur", en Caracas, Venezuela, y su tumba está rematada por una escultura que la muestra con su traje de novia de corte columnar y mangas largas. Lleva el pelo recogido al estilo de lo años '40, con una tiara de flores a tono con el hermoso bouquet de rosas y flores silvestres que sostiene en sus manos. Del tocado cae un largo velo.
Hortensia Vidalina Díaz falleció a los 26 años, supuestamente a pocos días antes de concretar su boda. Está enterrada en el "Cementerio General del Sur", en Caracas, Venezuela, y su tumba está rematada por una escultura que la muestra con su traje de novia de corte columnar y mangas largas. Lleva el pelo recogido al estilo de lo años '40, con una tiara de flores a tono con el hermoso bouquet de rosas y flores silvestres que sostiene en sus manos. Del tocado cae un largo velo.
-LIDIA S. CRISTAL DE LÓPEZ ("Cementerio de Los Ilustres" , San Salvador, El Salvador)
El "Cementerio de Los Ilustres" está ubicado en la ciudad de San Salvador, El Salvador. Forma parte del área que comprende el "Cementerio General de San Salvador" junto al "Cementerio de La Bermeja". Entre las muchas esculturas que se encuentran en el camposanto, hay una que recibe especial atención: es conocida como La Novia y remata el sepulcro de Lidia S. Cristales de López, una joven salvadoreña fallecida en 1924 que fue retratada en mármol de Carrara luciendo exactamente como en el día de su boda, seis meses antes de su muerte.
Sobre Lidia circulan una gran cantidad de leyendas urbanas. La más famosa es la que asegura que murió de amor, aunque otras aseguran que pereció envenenada el mismo día de su boda y ante el altar o que falleció de tristeza al verse abandonada en la puerta de la iglesia. Pero la realidad es otra.
Según sus familiares, Lidia era una joven muy querida y talentosa, a la que le gustaba pintar, tocar el piano y la guitarra. Estaba recién casada con el médico César Emilio López. Cierto día la pareja decidió viajar a la Isla del Arco, ahora conocida como Arcos del Espino, paseo que terminó en tragedia. En ese entonces, la muchacha estaba embarazada de tres meses.
Sin medir el riesgo que significaba el estado de Lidia, partieron de San Salvador en carreta y por calles empedradas. En aquellos años llegar a Los Blancos tomaba unos tres días. Después de recorrer largos tramos en la carreta y a caballo, un cayuco los llevó hacia la Isla del Arco. Después de ese viaje tan pesado, Lidia comenzó a sentir dolores en el vientre y a sufrir una hemorragia, por lo que decidieron regresar, lo que significó recorrer el mismo penoso trayecto hasta llegar al "Hospital Rosales", en San Salvador, donde la joven falleció.
El doctor César Emilio López, quien estaba muy enamorado de su esposa, decidió especializarse en ginecología y obstetricia para ayudar a las mujeres salvadoreñas con cuadros similares al de Lidia. Contribuyó, también, a capacitar a numerosos médicos en esa especialidad.
La madre de Lidia, Genoveva, mandó una fotografía de Lidia tomada el día de su casamiento a Italia para que hicieran una escultura, ya sea de un ángel con el rostro de su hija o un busto de la joven. Sin embargo, el artista se enamoró de la fotografía y dijo: "¿Para qué vamos a hacer un ángel o solo el busto, si esto es una preciosidad?". Copió, entonces, cada detalle de la fotografía, logrando una obra de impactante belleza, que es la que remata la sepultura de Lidia S. Cristales de López.
-CLARA I. SULZER ( “Woodlawn Cemetery” , Nueva York, EE. UU.)
Clara I. Sulzer, nacida el 25 de octubre de 1884, era la acaudalada y, según se dice, hermosa hija del propietario de "Sulzer's Harlem River Park and Casino", un popular centro turístico de Nueva York de la época. Estaba comprometida para casarse y un mes antes de la boda cayó enferma y se sometió a una operación de apendicitis. Clara falleció unos días después por complicaciones, el 8 de agosto de 1904, a los 19 años. Fue sepultada con su vestido de novia, en el “Woodlawn Cemetery”, en el Bronx, en Nueva York, y con él se la representó en la estatua que adorna su lugar de descanso final.
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