10 IDEAS PARA CELEBRAR
LAS FIESTAS EN PAREJA
“¿No me prestás tu mano
en esta noche
de fìn de año de
lechuzas roncas?”
Julio Cortázar
Las fiestas navideñas y de Año Nuevo
están íntimamente ligadas a las tradiciones. Todos los años armamos el arbolito
y el pesebre, compramos regalos, preparamos vitel toné y nos juntamos a comer
con gente a la que no soportamos del todo. Estas tradiciones se repiten año
tras año y, muchas veces, se convierten
en un peso que no nos deja festejar como Dios manda.
En el sitio About en
español, la experta en consejos de amor Paloma
Corredor nos propone que este año celebremos la Navidad en pareja. Nada de
cuñadas que no lavan los platos. Nada de suegras que fruncen la nariz ante
nuestra vajilla berreta. Nada de sobrinos maleducados a los que hay que
hacerles regalos aunque no tengamos ganas. Sólo amor y comunión con nuestra
naranja.
Algunas de las ideas
de Paloma pueden parecerles demasiado tradicionales. Otras, les resultarán
alegremente novedosas. Algunas, los empujarán a concretar aquello que siempre
quisieron llevar a cabo pero nunca se atrevieron. Como soy una persona amable y
gusto de que mis lectores disfruten de cualquier fiesta, aún de ésas que a la
mayoría de los seres pensantes nos resultan tan pesadas, les acerco aquí las 10
ideas de nuestra amiga Paloma, deseando que sean útiles a todos ustedes. De
nada.
1) Disfruten
como los niños: Paloma nos sugiere que vayamos a
patinar, a ver al señor disfrazado de Papá Noel que se gana unos mangos en el shopping,
a comer hamburguesas, helado y golosinas varias. Hay que entusiasmarse, reír,
corretear, romper los kinotos, tal como lo hacen los niños.
2) Una
cena casera: Tómense tiempo para cocinar una cena tradicional y devorarla sin prisas. Si no se pueden evitar los
compromisos familiares que tanto nos agobian, reserven, aunque sea una noche, para cenar en solitario
con la pareja.
3) Envíen
tarjetas: Trágicamente, el e-mail y las redes sociales,
han suplantado a las otrora ineludibles tarjetas de Navidad. ¿Recuerdan lo
lindo que era recibir salutaciones navideñas de nuestros amigos, escritas de
puño y letra, y enviadas por correo tradicional en los dorados años ’80? No
podemos volver a los 17, mal que le
pese a Violeta Parra, pero podemos recuperar esta florida costumbre para
sorprender a nuestros afectos y darle un poco de laburo al cartero. El costado
negativo de esta idea es, por supuesto, el tiempo que uno pierde en el Correo.
Por cada dinosaurio que quiere mandar una carta hay 200 que van a pagar
impuestos, cargar la SUBE, cobrar planes sociales… La función original del
Correo degeneró en eso. Muy triste.
4- Un maratón de cine: ¡A
ver películas navideñas se ha dicho! Las hay para todos los gustos. Clásicas: “It's a Wonderful Life” (“¡Qué bello es vivir!”), "Miracle on 34th Street" ("Milagro en
la calle 34"). Románticas: “Sleepless
In Seattle” (“Sintonía de amor”), “The Family Man” (“Hombre de familia”). Infantiles: “The Polar Express” (“El Expreso polar”), “The
Nightmare Before Christmas” (“Pesadilla antes de Navidad”). Comedias: “Scrooged”, “Home Alone” (“Mi pobre angelito”).
De terror; “Black Christmas” ("Negras Navidades"), “Christmas
Evil” ("Navidad
perversa"). Aunque Paloma sugiere la elección de
filmes optimistas y alegres, así que los dos últimos títulos suprímanlos,
porque les harán ver la Navidad más deprimente de lo que es.
5-
Aléjense de todo: “Todo” es la familia, obviamente. Política y no. Aléjense,
aléjense, aléjense. Corran, corran y que nadie los socarra. Escapen del vitel
toné, la mayonesa y las nueces. No se dejen alcanzar por los platos sucios. Una
escapada a cualquier lugar que no sea ése
donde nuestros parientes festejan con alegría es bienvenida siempre.
6-
Rodéense de los pequeños: ¿Cómo? ¿No eran ideas para
celebrar en pareja? ¿Ya nos encajaron a los pendejos? Paloma
sugiere que, para estas fechas jacarandosas, nos rodeemos de niños:
hijos, sobrinos, hijos de vecinos y amigos, pibitos que encontramos por ahí.
Parece que los niños siempre saben cómo
esparcir alegría, ternura e inocencia a su alrededor. Encarnan la esencia del espíritu navideño y lo
contagian (Cierto es que los niños son, casi siempre, los que hacen que la
Navidad valga la pena. Pero, ¡ufa!, yo quería celebrar en pareja).
.
7- Den
una mano: En la época navideña y de fin de año,
proliferan las iniciativas solidarias. Es una buena idea poder acercarse a
sociedades de fomento, iglesias, clubes o cualquier institución barrial y ver
si hay alguna campaña solidaria en la que podamos engancharnos. Es muy
gratificante ayudar a los demás. Linda idea.
8- Dejen la negatividad de lado: En Navidad todos colapsamos. Por h o por b. A todos nos pasaron cosas terribles durante el año.
Todos tenemos una silla vacía en la mesa. La fiesta, además, se ha comercializado
de forma alarmante. Ninguna de
estas realidades atroces tienen que mancillar nuestro espíritu navideño. Conectémonos con lo que la Navidad es
realmente: una fiesta religiosa que evoca el nacimiento de Jesús.
Hasta acá los consejos de Paloma. Que son 8, no 10. Parece
que alguien no sabe contar o se mamó antes de la fiesta. Debo confesarme algo
desilusionada: supuse que las ideas que nos empujarían a
concretar aquello que siempre quisimos llevar a cabo pero nunca nos animamos tendrían algún cariz erótico. Pero esto no es la “Cosmo”. Qué pena.
Para completar la lista les sumo dos ideas de mi
propia cosecha. Que no aportarán mucho a la celebración en pareja pero son imprescindibles para tener
la fiesta en paz:
9- Compartan un rico champagne o una
sidrita asturiana pero no tomen de más: A muchos, el alcohol nos pone belicosos. A otros,
patéticos. Tomar de más no es una gracia: es una tragedia.
10- Díganle NO a la pirotecnia: Sí. Yo también llegué a esa edad entre madura y
lastimosa en la cual los perros pasan
a ser hijos. A los animalitos les
hace mal la pirotecnia. No jodan.
Me despido de
ustedes, mis queridos, con un
pensamiento de Charles Dickens, nuestro héroe navideño por excelencia: “Siempre he pensado en la
Navidad como un buen momento. Un momento amable, caritativo y dedicado al
perdón. La única vez en el año, que yo sepa, cuando los hombres y las mujeres
parecen abrir sus corazones, normalmente cerrados, libremente y por consenso.”
Buenas Fiestas.
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