martes, 30 de abril de 2013

REINA MÁXIMA


REINA MÁXIMA

"Todas íbamos a ser reinas,
y de verídico reinar..."
Gabriela Mistral

¡Y al fin llegó el día! Hoy, en un hecho histórico para los holandeses y para las cholulas de la realeza como vuestra servidora, a quien Disney y sus príncipes inverosímiles le sorbieron el seso a muy temprana edad, Máxima Zorreguieta, dignísima representante de la calle más larga, el río más ancho, las minas más lindas del mundo, ha dejado de ser la Princesa de Orange para convertirse en la Reina de Holanda. La primera Reina Argentina, murmuran algunos emocionados. Yo, mis queridos, que siempre anduve bastante floja de nacionalismo pero nací con una revista “Hola” bajo el brazo, no hago demasiado hincapié en el país de origen de la flamante Reina, aún cuando ese país sea el mío, pero no puedo sustraerme al abyecto encanto de las coronas, los cetros, los tronos y toda la parafernalia monárquica. Sabrán ustedes que, gracias a Dios, tengo a alguien cerca que comparte mi pasión enfermiza por estos elementos medievales y que también le saltaría encima a Andrea Casiraghi si lo tuviera a tiro. Así que, concluida la ceremonia de Entronización, manotear el teléfono y llamar a esa  vieja y  frívola amiga fue inevitable:

-¿Viste la Entronización? Porque fue una Entronización no una Coronación, como creíamos nosotras. Las Coronaciones son ceremonias religiosas y esta fue una ceremonia laica…
-¡Obvio, nena, cómo no la voy a ver! ¡Fue emocionante!
-Ay, sí, me encantó. Me encantaron los vestidos de Máxima: el rosadito, divino. ¡Pero el azul! Ahhhhhhhhhhh. El azul es un sueño. Una buena muestra de cómo se puede usar encaje sin parecer una amortajada…
-…ni una mortadela…
-Para que tomen nota.
-¿Y la corona? La Gran Tiara de Zafiros de la Reina Emma. ¡Con sólo decir el nombre se me pone la piel de pollo!
-¡Tiene 31 zafiros y 655 diamantes! Espero que no se la manotee ninguno de los chorros de la delegación argentina, porque esta gente del gobierno para hacernos quedar para el culo es mandada a hacer. Y como afanar les tira…
-Y, sí, acá afanar les tira a muchos… ¿Te acordás cuando le robaron la capa a la Reina Sofía?
-¡Sí, me acuerdo! ¿Te das cuenta de que estamos hechas unas viejas chotas?
-Y, sí. Igual éramos muy chiquitas cuando le robaron la capa a la Reina… ¿Qué fue, en el ’79?
-Sí, más o menos… Che, nena, ¿viste la joya que tenía en el cuello la esposa del Emir de Qatar? ¿Era oro puro eso? ¡Que lo parió!
-Y, sí, seguro que era oro puro, si los árabes están podridos en guita. Linda mina la Emira… aunque ya tiene la cara medio... ¿viste? Se le nota mucho el botoqueado…
-Si el Emir tiene tres mujeres, ¿cómo se decide quién va a los eventos?
-Qué se yo, le tocará una vez a cada una, como para todo… ¿Y la Princesa Letizia? El color del vestido que tenía puesto era sublime… un gris perla divino… pero ella, pobrecita, siempre tan lavadita. No dice nada esa chica.
-Un pajarito. Ya te lo dije: te dan ganas de tirarle un puñado de alpiste. Camila estaba de celeste. A las inglesas les gustan esos colores pastel… Tenía un tocado bastante discretito, eso me llamó la atención…
-Carlos está viejísimo…
-Obvio, nena, ¿o te creés que el tiempo pasa solamente para las plebeyas como nosotras?  La que me encantó fue Matilde de Bélgica. La dama de rosa. Sabés que a mí me fascina el rosa. Y ese escote tipo bote… Y Federico de Dinamarca, ¿lo viste? Está bastante potable. Bastante. Y ese tan pendejito no es…
-Las princesitas me encantaron. ¡Qué lindas nenas! ¡Tan educaditas! Y la gente estaba feliz. Realmente feliz.
-Leí quen el "Barrio Rojo" de Ámsterdam ofrecen sex toys, lencería erótica y preservativos con motivos reales. ¿Te imaginás si hicieran eso acá? ¿Una bombacha con la cara dealgún político?
-¡Te la ponés y no culeás más en tu vida!
-Ay, nena, ¡qué bruta que sos! Pero tenés razón. Igual, un calzón con Guillermo de Holanda no me hace mucha gracia tampoco…
-Y, no. Muy erótico no es, pobre.
-Bueno nena, todo muy lindo, pero yo todavía no hice ni las camas, así que lo que falta lo chusmeamos después, ¿te parece?
-Dale, dale, yo también me voy a poner a hacer algo. Beso.
-Beso.

Como habrán notado, caros lectores, después de finalizado el obligatorio intercambio de banalidades que mi amiga y yo llevamos a cabo de forma consuetudinaria cada vez que la monarquía europea se ve afectada por un acontecimiento destacado, ni se me ocurrió ir a hacer las camas. Me puse a escribir este folletín que pretende, de algún modo, ser un homenaje a la Reina Máxima, a la que no tengo el gusto de conocer personalmente (ni lo tendré, presumo), pero es depositaria de todo mi afecto tan sólo por la ojeriza que le tiene cierta gentuza nacional y popular empeñada en defenestrar a todo aquel que provenga de la puta oligarquía.  Y porque es, por mucho que les cueste reconocerlo a ciertas damas republicanas, la que cumplió el sueño de todas. Porque todas íbamos a ser reinas.

¿Se acuerdan?

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