sábado, 20 de julio de 2019

AMISTAD, DIVINO TESORO


AMISTAD, DIVINO TESORO

“Es más vergonzoso desconfiar de nuestros amigos que ser engañados por ellos.” 
 François de la Rochefoucauld

“La risa no es mal comienzo para la amistad, y está lejos de ser un mal final.” 
Osar Wilde

“Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba engánchalos a tu alma con ganchos de acero.” 
William Shakespeare

Parece que el vulgo se refocila en desparramar mentiras tales como que las mujeres somos todas iguales. Nada que ver, queridísimos lectores. Si bien todas compartimos ciertos rasgos inherentes al género ninguna mujer es igual a otra. Cada una tiene sus mambos, sus rayes y su manera de ser única y particular.
Dado que no todas las mujeres somos iguales, no todas nos relacionamos con las personas de la misma manera. En una relación tan íntima y privativa como es la amistad, cada mujer despliega su personalidad, compleja y espinosa y, desde esa personalidad construye un vínculo con otra mujer que, obviamente, también tiene lo suyo.
Clasificar a las amigas no es una tarea fácil. Cada una de nosotras puede ser varias amigas a la vez, del mismo modo que puede ser un cúmulo de madres o de esposas al mismo tiempo, sin sufrir por ello ningún trastorno de personalidad evidente. Este esbozo de catálogo intenta sólo poner algo de orden en el enquilombado mundo de la amistad femenina. Yo me reconocí en varias de las amigas que aparecen en este desperfecto repertorio. Seguro que a ustedes les pasa lo mismo. Pasen y vean.

30 TIPOS DE AMIGAS CON LAS QUE PODEMOS CONTAR O NO (Y ME QUEDÉ CORTA)

Friends to be friends, dice Freddy Mercury.
Pero las amigas son más que amigas. Son pequeños universos que colisionan con el nuestro para conmoverlo, trastocarlo y convertirlo en un universo distinto, seguramente mejor.
He aquí los 30 tipos de amigas que pude encontrar devanándome los sesos. Si falta alguna, me avisan.

1) LA BELICOSA: La belicosidad de la belicosa no está orientada a sus amigas, sino a los novios, concubinos, maridos y amantes de las susodichas. Es la que ante cualquier desliz de alguno de estos señores cacarea, en el mejor de los casos, “Si un hombre me hace eso, lo pongo de patitas en la calle”, o “Si un hombre me hace eso, le doy una reverenda patada en el culo”, en el peor. En trance de confesiones debo decir que yo soy una amiga 100 % belicosa. Ante cada guachada que un tipo le hace una amiga, pregunto escandalizada “¿Y no le pegaste?” En general, las mujeres con las que me relaciono son bastante más equilibradas que yo y mucho menos manoslargas, así que me responden, algo desconcertadas “No, no le pegué”. Una lástima.

2) LA EGOCÉNTRICA: La egocéntrica es aquella amiga que sólo habla de sí misma y no permite que una meta un mísero bocadillo en su monólogo ególatra. Para la egocéntrica una amiga es una oreja más o menos bien vestida. Está ahí para escucharla, consolarala y contenerla. Pero ella es incapaz de escuchar a nadie. Bueno, sí, algunas veces escucha: escucha cuando hablan de su persona.
Tradicionalmente soy oreja, porque me gusta poco y nada hablar de mis asuntos. Pero algunas egocéntricas me sacan de las casillas. Ni siquiera son capaces de preguntar “¿Cómo estás?” una vez cada seis meses. Feo.

3) LA QUE SE CREYÓ “LOS PUENTES DE MADISON”: Esta amiga es aquella que tiene una relación de pareja común y silvestre, pero está convencida de protagonizar una historia de amor excepcional. Sus anécdotas románticas son irrefutablemente ordinarias, pero te apabulla con ellas todo el tiempo y hasta pretende que se te piante un lagrimón emocionado en los momentos cúlmine de sus peripecias.
Una querría decirle más de una vez, que ese amorío que ella vivencia como una obra de Shakespeare apenas llega a novelita de Corín Tellado. Pero como una es buena, se calla. Total, ya se va a dar cuenta sola, cuando su Robert Kincaid aparezca un mal día en chancletas y camiseta de tiritas, y haciendo, además, triste uso de un escarbadientes.

4) LA EGOÍSTA: La egoísta sólo piensa en sí misma y jamás va a tener un acto de deferencia con nadie. Es insensible como el iceberg contra el cual se escrachó el Titanic, y, cuando una se lo reprocha, se justifica diciendo que es “su forma de ser”. Se preguntarán ustedes en qué se diferencian la egocéntrica de la egoísta. Sencillo: la egocéntrica jamás se entera de que te pasa algo; la egoísta se entera, pero no le importa.

5) LA IMPENETRABLE: Esta mujer está ahí, frente a nosotras, compartiendo un mate, un café o un vaso de granadina Cousenier. Pero es un misterio. No sabemos ni qué piensa, ni qué siente, ni cuál es su beatle favorito. Es tan expresiva como un encefalograma plano. Suele ser bastante aburrida, pero dado que jamás la agarramos en un renuncio, nos da lástima retirarle el saludo.

6) LA INTERMITENTE: La amiga intermitente es aquella que aparece y desaparece y está convencida de que su comportamiento, comparable al culo de una luciérnaga macho o a las luces de un arbolito de Navidad, es lo más natural del mundo. La intermitente suele desaparecer de los lugares que solía frecuentar cuando inicia una relación o cuando se enreda con nuevas amigas que a la larga terminan haciéndole una trastada. Y aparece cuando se queda sola y no sabe para donde enfilar, pretendiendo siempre que una la reciba como al hijo pródigo.

7) LA ABANDONADA: Si bien muchas mujeres fuimos abandonadas por novios y amantes una o dos veces a lo largo nuestras vidas, no todas entramos en la insoportable categoría de amiga abandonada. La abandonada, cual leve mariposa incrustada con alfileres en una plancha de telgopor, está detenida. Detenida en el cruel momento en el que fue amurada como un trasto viejo. No importa que la hayan dejado hace veinte años: la tipa sigue deprimida por el fin de una relación que imaginaba perfecta y sigue llorando por los rincones por ese turro que ya se casó con otra, tuvo cinco hijos y es abuelo. La abandonada recuerda su época de novia, esposa o amante como si fuera la época dorada de Hollywood. Nos da un poco de lástima, pero las más de las veces nos rompe las pelotas.

8) LA OBSESIONADA CON EL PESO: La obsesionada con el peso es una amiga difícil de ubicar, porque, o está corriendo de un gimnasio a otro, o está vomitando en el baño de un restaurante. Es flaca, flaquísima, pero siempre se ve gorda y tortura a la gente de su entorno quejándose de una grasa imaginaria, mucho más difícil de erradicar que la grasa contante y sonante. Una, que tiene rollos verdaderos a quienes plantarle cara, más de una vez tiene ganas de atragantarla con un alfajor Capitán del Espacio. Pero eso no se hace.

9) LA ARTISTA: Una amiga artista (mala o buena) conlleva la asistencia obligatoria a conciertos, recitales de poesía y muestras de pintura. Si la amiga artista más o menos se defiende, esta obligación puede resultar agradable, por lo menos en los casos en los que una no tiene nada mejor que hacer. Si, en cambio, la tipa es una pésima bailarina, una pintora lamentable o una poeta empalagosa, el asunto se complica.
Hay que tener en cuenta que, tanto quien es artista como quien cree que lo es, tienen un ego gigantesco y esperarán de sus allegados aplausos, felicitaciones y otras muestras de pleitesía más o menos aparatosas. No dárselas es una falta de educación y una muestra irrebatible de que una tiene mala entraña.
Ya dije que yo encajo muy bien en la categoría de amiga belicosa. Pero, como ya imaginarán, la categoría de amiga artista me viene como anillo al dedo. No sólo torturo a mis parientes y amigos con mis poemas sino que, además, me ofendo en serio si alguien me dice que no los entendió.

10) LA LLORONA: Cuando tenemos una amiga llorona hay que tener bien clarito que nuestro papel en esta húmeda relación es el de paño de lágrimas. La llorona tipo es la que se pelea veinte veces con el novio o marido y veinte veces viene a gemir a nuestra pobre oreja saturada. Al rato se amiga con el tipo en cuestión, pero la cabeza a una le quedó hecha un bombo. Otras lloronas, quizás más molestas que la antedicha, son la que llora por cuestiones económicas (espécimen detestable que siempre tiene más guita que nosotras) y la que llora porque es gratis.

11) LA SINCERA: Se supone que todas las amigas son (somos) sinceras. Pero hay algunas que se pasan de rosca: son las adictas al sincericido. Con la ladina excusa de “no ser careta”, “ir de frente” o “no tener ningún doblez”, estas amigas nos dicen cosas espantosas e hirientes, amén de innecesarias. Una amiga sincera es aquella que viene y como en una canción de Viuda e Hijas de Roque Enrroll te escupe “me dijeron que te diga que tu novio está con otra”. También es la que te dice que estás hecha una vaca, que tu nuevo corte de pelo es espantoso y que no podés usar un vestido largo si medís 1,54. Una hija de puta hecha y derecha.

12) LA CENSORA: De todas las amigas indeseables, la censora es la más. Cada pequeña cosa que hagas en tu vida será examinada, sondeada y vetada por esta amiga adicta a levantar el dedito acusador. Descalificará a tu novio. Reprobará a tus otras amigas. Se mesará los cabellos ante lo escandaloso de tu guardarropa. Siempre tendrá motivos para criticarte y se abocará a esta tarea de manera entusiasta. La amiga censora tiene algo de madre y algo de hermana. Será por eso que una no le da una buena patada en el culo de una vez por todas.

13) LA PAPELONERA: La amiga papelonera es aquella que se manda una tras otra, la mayoría de las veces en público. Sus papelones pueden ir desde un atuendo desafortunado (las amigas papeloneras, al igual que las amigas artistas, tienen un aire irrefutable a feria americana) a decir o hacer inconveniencias en una reunión a la que la arrastramos de suicidas que somos, nomás. Meter la pata hasta el cuadril es su lamentable especialidad.

14) LA COMEHOMBRES: Esta es una amiga incómoda y peligrosa que más vale extirpar de nuestra vida a tiempo. Si la dejamos, tarde o temprano terminará retozando con nuestro masculino en el primer lugar más o menos cómodo que encuentre. Suele vestirse provocativamente, maquillarse provocativamente y mover el culo como si fuera Carmen Miranda. Una podría pensar que es una guacha, pero no. La tipa no puede con su genio.

15) LA PEGAJOSA: La amiga pegajosa es una cuasi amiga. Porque la amistad corre por su cuenta; vos, lo que querés es escapar de esta tipa a la que se le metió en la cabeza ser tu camarada a toda costa y te abruma con cadenas de mails con ositos con brillantina y frases pavotas, te llama por teléfono sin reparar en que tus únicas intervenciones en las conversaciones que mantienen son un “sí” o un “no” de lo más lacónicos, y te persigue por donde quiera que vayas, como si fuera tu puta sombra.
No se sabe a ciencia cierta porque esta tipa que a vos no termina de convencerte se encajetó en ser tu amiga. Lo real es que la señora permanece firme como rulo de estatua, a pesar de tus invariables desplantes. Se podría suponer que hay un tufillo lésbico sobrevolando la historia, pero no sé.

16) LA ETERNA ENAMORADA: La eterna enamorada jamás pierde su condición de enamorada porque cuando las mariposillas que se instalan en su estómago ante una nueva relación empiezan a desfallecer, se apura a buscar a otro señor que las conserve vivas. Esta mujercita salta de romance en romance, y cada hombre con el que se involucra es, según sus trascendentales palabras, “el amor de su vida”. No se puede dejar de tenerle un poquito de envidia a esta mujer que encontró 25 “amores de su vida” en una sola existencia. Considerando, sobre todo, que, por mucho que se esforzó en la búsqueda, lo único que una encontró fue un señor que la mantenga.

17) LA TENTADORA: La tentadora es aquella amiga que no duda en ofrecerte manjares cuando vos estás a dieta o cigarrillos cuando estás tratando de dejar de fumar. Sus muletillas son “Un poquito no te va a hacer nada”, “Una pitada, nada más”, “De algo hay que morirse” o “Dale, si esto no engorda”. ¿A qué se debe este comportamiento, ruin a todas luces? ¿Chi Lo Sa? ¿Por qué una sigue siendo amiga de una tipa que es algo así como un diablito embaucador cómodamente instalado en nuestro hombro izquierdo? ¿Chi Lo Sa?

18) LA ADICTA AL TRABAJO: La adicta al trabajo no es una mala mina, pero puede resultar aburrida como una ostrea edulis. Sus únicos temas de conversación son la escuela, la oficina o el consultorio. Suele andar prendida de un teléfono celular todo el tiempo, cual si fuera la secretaria de Barack Obama. Es una amiga más bien inútil y de la cual se podríamos prescindir fácilmente sin que nuestras existencias sufran ningún cambio medianamente notable.

19) LA MISERABLE: Para sacarle una moneda a la amiga miserable, es menester contar con un bisturí y parvas de paciencia. Es la que nunca nos invita a comer, pero siempre está dispuesta a hincarle el diente a cualquier cosa más o menos digerible que encuentre nuestras heladeras. La que nunca pone para el regalo de nadie. La que, a la hora de pagar la cuenta de una cena cuyo costo se pactó a la romana sufre un repentino ataque de colitis que la hace huir raudamente al baño abrazada a su billetera y nos obliga a costear su parte, so pena de que el mozo nos intime a quedarnos en el restaurante a lavar los platos.
Si nos damos una vueltita por su casa, la amiga miserable sólo nos ofrecerá un vaso de agua. De la canilla. Y gracias.

20) LA ESOTÉRICA: Si bien todas las mujeres incursionamos alguna vez en las lides mágicas, la esotérica ha hecho de estas lides su leitmotiv. Adicta a velas y velones y a cuanta curandera prometa el retorno del amado en 48 horas, esta amiga misteriosa está convencida de que las líneas de nuestras manos nos auguran una muerte súbita en cualquier momento. Carga en su bolso una cantidad respetable de yuyos inútiles, amén de estampitas de San Marcos de León, San Jorge y Stella Maris (aunque mirándola bien parece que es Iemanjá).

21) LA INÚTIL: La amiga inútil es aquella que, tal como su calificativo lo indica, no sirve absolutamente para nada. Ni para coser, ni para bordar, ni para abrir la puerta para ir a jugar. No sabe desempeñarse correctamente ni en el trabajo ni en las faenas hogareñas. Ni siquiera sirve para poner el hombro cuando la necesitamos. Ni hablar de prestar la oreja. Ella siempre está chupando un palo sentada sobre una calabaza y es infructífero pedirle una conducta más compleja.

22) LA FEA: La fea es una amiga que nos da un poco de pena, y en la que invertimos horas tratando de maquillarla y peinarla de forma medianamente decente, aunque nuestros esfuerzos suelen caer en saco roto porque, ¿qué se hace con esa nariz, Dios mío, qué se hace? Y que un buen día aparece del brazo de un señor buen mozo, inteligente, adinerado y fácil de dominar. Porque es de público conocimiento: la suerte de la fea la linda la desea. Olvídense del tango y de la pobre fea que iba procurando que el mundo no la viera. Esta fea, tarde o temprano nos pone la tapa.

23) LA FELPUDO: Amarga es la existencia de la amiga felpudo, aquella que se deja pisotear por la pareja, la madre, los hermanos, la suegra y el carnicero de la esquina. Esta amiga suele ponernos los pelos de punta, pero los sacudones, los pellizcos y cualquier otro tipo de violencia física que ejerzamos en pos de su bienestar, son vanos. Ella va a seguir perdonando al novio que le mete los cuernos hasta con el barrendero, a la madre que la trata como un aborto que no se animó a consumar a tiempo, a la amiga que le pide la ropa prestada y jamás se la devuelve y al jefe que le paga chauchas y palitos por 20 horas de trabajo.

24) LA EVANGELIZADORA: No contenta con dejar de fumar, dejar de comer, practicar sexo tántrico o desembarcar imbuida de fe en la Iglesia Universal del Reino de Dios para parar de sufrir, esta amiga insistente pretende que sigamos sus pasos y nos rompe las pelotas cada vez que encendemos un cigarrillo, nos zampamos una porción de Sachertorte o puteamos a Dios y a María Santísima porque todo nos sale para el culo.
Esta chica, también suele sacarnos de las casillas: a esta altura del partido no necesitamos que venga una iluminada a decirnos lo que tenemos que hacer. No hay que dudar de sus buenas intenciones, pero ya se sabe: de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.

25) LA LINDA: La linda es una camarada que se tolera porque, en la mayoría de los casos, no suele ser mala amiga. Es linda, nomás. Salir con ella es al divinísimo botón: nadie reparará en nuestra rechoncha humanidad teniendo al lado a una flaca rubia, de ojos celestes y que, además, mide 1,80. Para evitar cualquier roce con la linda, lo ideal es mantener con ella una relación puertas adentro. Adentro de la casa de ella o de la nuestra, eso es indistinto. Salir a la calle con esta bella señorita sólo nos deparará sinsabores y odiosas comparaciones.

26) LA ENVIDIOSA: La envidiosa es la típica amiga que quiere todo lo que nosotras tenemos: nuestro hombre, nuestra ropa, nuestro auto y nuestro cutis, aunque parezca papel de lija. Está con nosotras sólo para vernos fracasar, porque ninguno de sus triunfos tiene verdadero sabor a gloria si no viene acompañado por un estrepitoso fracaso nuestro. Nos tira mala onda constantemente y no puede evitar sonreírse de forma ladina cuando se nos corre una media o nos rajan del laburo. La conservamos sólo para utilizarla como cilicio y purificarnos espiritualmente.

27) LA FANTASIOSA: La fantasiosa es una amiga absolutamente disconforme con su soporífera existencia, que se dedica a crear una realidad paralela donde le suceden cosas emocionantes, conoce a hombres encantadores, le ofrecen posar para Playboy y gana la lotería. Esta muchachita termina por creerse esa realidad fraguada e insiste en que nosotras también la creamos. En general, cuando escuchamos sus divagues y delirios, solemos asentir en silencio y fingir sorprendernos ante tantas grandiosidades. Es que la mina no miente con mala intención: sólo lo hace para resultar más interesante a los ojos del mundo.

28) LA POBRECITA: La amiga pobrecita es esa que siempre anda dando lástima. Si bien es prima hermana de la llorona, ella opta por no desparramar lágrimas y gemidos y sufre en silencio. Usa un vestidito de morondanga o un pullover que le queda grande tejido por la madre. Es imposible mirarla a los ojos, porque siempre anda con la cabeza gacha, como si fuera culpable de un crimen aberrante. La pobrecita tiene un incontrastable aire a perrito apaleado y suele despertar nuestra ternura. Por lo menos padece sus males sin llorarnos en la oreja y sin dejarnos la cabeza destrozada.

29) LA TILINGA: La amiga tilinga es aquella que está en la pavada más absoluta, y, lejos de reconocerlo, se creé mucho más que cualquier hija de vecino. Es la que usa ropa de marca y te mira despectivamente cuando te calzás un jean Zácate. Ignora rotundamente la oquedad de su preciosa cabecita, siempre bien aderezada y compuesta. Es un dechado de frivolidad. Sus lecturas se reducen a las etiquetas de las pilchas que usa y a las boludeces que pregonan los sobrecitos de azúcar, siempre y cuando se haya levantado con talante intelectual, cosa que no sucede a menudo. Una tampoco sabe a ciencia cierta por qué es amiga de esta tipa con la que no tiene absolutamente nada en común. La vida está llena de misterios.

30) LA COMPINCHE: Al fin una amiga como la gente. La amiga compinche es la que te escucha, te acompaña y te alienta cada vez que emprendés una aventura, por arriesgada y políticamente incorrecta que sea. Es la que ríe con vos, llora con vos y, seguramente, es también la madrina de alguno de tus hijos.

Hasta aquí llega este catálogo rudimentario que, sin lugar a dudas, juzgo incompleto. Como dije anteriormente, es más que seguro que ustedes, caras lectoras, se reconocerán en una o varias de estas señoras y señoritas, del mismo modo que reconocerán en ellas a muchas de las mujeres junto a las cuales transitan los caminos de la vida.
Cierro esta parrafada asegurándoles que, por más turra que sea la amiga que supimos conseguir, vale la pena tenerla cerca. La amistad es una de las mejores cosas que tiene la vida. Y ya sabemos que la vida no es abundante en tesoros y maravillas.
Toda esta perorata podría haberse resumido felizmente en una sola frase de Nicolas Chamfort : “Existen tres clases de amigos: los amigos que nos aman, los amigos que se burlan de nosotros y los amigos que nos odian.”

...Pero es harto sabido que el poder de síntesis no es lo mío.


  

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