jueves, 18 de julio de 2019

50 COSAS PARA HACER DESNUDA II


50 COSAS PARA HACER DESNUDA II

“No hay ninguna desnudez comparable a lo que uno siente cuando está desnudo ante alguien por primera vez.
John Irving

Buenas tardes, mis queridas. Aquí les traigo la segunda y jugosa parte de mi recreación de la nota de la “Cosmopolitan”, intitulada descaradamente 50 cosas para hacer desnuda. En nuestro soliloquio anterior hablamos de las cosas que se podían hacer en bolas y sola. Esta vez, nos enteraremos de las posibilidades que tenemos en bolas y acompañadas. Por nuestro chico. Pasen y vean.

50 COSAS PARA HACER DESNUDA

Para hacer con tu chico

24) Dense masajes mutuamente. Pueden empezar por los pies e ir subiendo lentamente. Saltéense la pelvis y sigan por la cintura, el torso, el cuello y los brazos. Luego vuelvan a descender y, ahora sí,  dedíquense a los masajes más hot. Preámbulos del coito. La novedad está en saltearse la pelvis en la primera masajeada. Pero tampoco es tan novedad.

25) Apaguen las luces y jueguen al gallito ciego o a Marco Polo: uno tiene que ir a tientas por la casa para encontrar al otro. Si vamos a hacer el ridículo lo hacemos con todo. Yo sé jugar al gallito ciego, pero a Marco Polo no jugué nunca. No sé cómo es. Si alguien está en condiciones de desasnarme, agradecida.

26) Una versión más caliente que la anterior: las luces están prendidas pero el que busca debe ir con los ojos vendados. La “presa” va a ver a su “cazador” desnudo haciendo movimientos totalmente desconocidos. No, no, no es para mí. Prefiero que el cazador conserve algo de misterio. Verlo desnudo, con los ojos vendados  y dando vueltas como una calesita drogada me aniquila la libido.

27) Desafialo a un partido de Scrabble y sumá puntos extra con cada sinónimo de sus zonas erógenas. Nadie quiere jugar Scrabble conmigo porque les gano a todos, desnudos y vestidos.

28) Alguna madrugada de verano, vayan a la pileta del edificio y sáquense la ropa en el agua. Eso sí: déjenla a mano, por si aparece algún vecino desvelado. No tengo comentarios para hacer.

29) Jueguen a verdad o consecuencia. Estar desnudos va a llevarlos a subir las apuestas. Sí, sí, a verdad o consecuencia sé jugar. Qué suerte.

30) Sáquense fotos el uno al otro. Tienen que quitarse la ropa de a una prenda por toma. Ni loca. Nada de fotos o videos que en algún momento un macho despechado puede hacer públicos.

31) Acomoden la biblioteca. Para alcanzar los estantes superiores vas a tener que adoptar posiciones muy tentadoras. Me están jodiendo, ¿no? ¿La lectora promedio de la “Cosmopolitan” tiene biblioteca? (ya saben amables lectoras, que yo leo la revista sólo por cuestiones científicas). No sé cuán altas tienen las Cosmo las sombras de Grey (las 50, las más oscuras y las liberadas) y las cuatro derrapadas vampíricas de Stephenie Meyer, pero más de un estante no creo que ocupen.

32) ¿Te acordás de la escena de la película “Viviendo con mi ex”, en la que Jennifer Aniston se paseaba desnuda delante de Vince Vaughn, mientras él jugaba un videojuego? Bueno, hacé lo mismo. Hacelo si querés, pero si está jugando a la Play tu chico ni se va a enterar. Esas cosas sólo pasan en las películas.

33) Acampen en la terraza de tu casa. Una vez que estén dentro de una bolsa de dormir, desnúdense. Cualquier movimiento resultará muy sexy. Lo que me encanta de la “Cosmopolitan” es la increíble capacidad que tiene para convertir cualquier boludez en una movida hot.

34) Poné un tema vintage y sexy (elegí cualquiera de Michael Bublé), y bailen cheek to cheek. ¿Por qué Bublé? ¿Por qué no Sinatra? ¿Por qué no hacen que la chica salga de su estúpida zona de confort de una vez por todas?

35) Cuéntense los lunares. Eso les va a dar la chance de conocer todavía más sus cuerpos. Esto es muy sabinesco, muy “Dieguitos y Mafaldas”. ¿Por qué Bublé, entonces? ¿Por qué?

36) Hacele un desfile de modas privado. Eso sí: solo podés lucir zapatos y accesorios. Hay que tener coraje.

37) Dejalo mirar mientras te duchás. Por supuesto: en algún momento te tiene que ayudar a enjabonarte. Y en otro momento se te cae el jabón… ¿Esto ya lo vimos o me parece a mí?

38) ¿Qué tal un póker hot, pero invertido? El ganador de cada mano elige qué prenda devolverle al otro. Ah, empezás desnuda y terminás vestida. Yo no sé jugar al póker. Yo no sé jugar a nada que no sea la escoba de quince. Habría que buscar una variante erótica para la escoba.

39) Caten vinos. Si llegás a derramar un poco de Malbec sobre la piel de él… ya sabés qué hacer, ¿no? Yo no soy una borracha perdida (creo), pero en mi sencillo mundo cuando entra el alcohol, sale el sexo. Porque, tal como lo postuló la filósofa argentina Victoria Xipolitakis, llevo champagne en las venas. Y prefiero el champagne a cualquier otra cosa en el mundo (cabeza a cabeza con los discos de Los Beatles y el dulce de leche).

40) ¡Batalla de crema batida! El combate es en la cocina (ahí es más fácil limpiar el enchastre). Cada impacto en el cuerpo del rival suma cinco puntos. ¿No puede ser batalla de dulce de leche?

41) Con chocolate, miel y salsa de frutilla pinten sobre el cuerpo del otro lo que más les divierta. Como broche de oro, compartan la ducha.  Qué se yo, a mí esto de desperdiciar comida habiendo tanto muerto de hambre mucha gracia no me hace.

42) Organicen una maratón de juegos (generala, escoba y truco). El ganador puede pedir… ¡lo que se le ocurra!  Acá está la variante erótica de la escoba. Bien.

43) Hagan un karaoke. Él puede dedicarte algún tema roquero, y vos podés lucirte con “We Can’t Stop”. ¿Tu plus? La sonrisa y los gestos al más puro estilo Miley Cyrus. Ay, se me puso la piel de gallina. Creo que del horror. Un karaoke es la cosa más ridícula que existe. Un karaoke en bolas, la hecatombe. Un karaoke en bolas imitando a Miley Cyrus, el Armagedón (Apocalipsis, capítulo 16, versículo 16). La “Cosmopolitan” se podría dejar de joder con estas cosas.

44)  Adoptá una posición sexy y dejá que dibuje tu retrato (o tu caricatura). Después, es tu turno de jugar a ser Frida Kahlo. Frida Kahlo. No.

45)

¿Pueden creer que la “Cosmo” me vendió una nota intitulada 50 cosas para hacer desnuda que sólo sugiere 44 cosas. ¿No saben contar?
Indignada por la carencia de las últimas seis sugerencias, que juzgo las más potables, sólo por mantener aceitado mi espíritu de disconformidad, me despido de ustedes con unas bellas palabras de Roque Dalton, cosa de que si este esta cháchara baladí no les aportó nada, se vayan, por lo menos, con algo de poesía:Tu desnudez derriba con su calor los límites, me abre todas las puertas para que te adivine, me toma de la mano como a un niño perdido que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas.”

Buenas tardes. 

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