LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: RAPUNZEL
"Un pelo espléndido es la mejor venganza."
Ivana Trump
Ivana Trump
Buenas tardes, amables lectores.
Aquí estoy nuevamente para ofrecerles las historias detrás de una famosísima
historia: “Rapunzel”.
RAPUNZEL
"Rapunzel" ("Ruiponce" o "Rapónchigo") es un cuento de hadas de la colección de los Hermanos Grimm. Fue publicado por primera vez en 1812, en el libro “Cuentos de la infancia y del hogar” (“Kinder- und Hausmärchen”).
En alemán,
Rapunzel significa rapónchigo. El rapónchigo (Campanula rapunculus) es una planta
silvestre cuya raíz, con forma de nabo,
es comestible.
El antecedente inmediato de esta historia fue publicado por Friedrich Schultz en "Kleine Romane", vol.5 (1790), versión basada en "Persinette", de Charlotte-Rose de Caumont de La Force (1698), que se basa, a su vez, en "Petrosinella", que Giambattista Basile, publicó en 1634, retomado a su vez de una larga tradición oral.
RUDĀBA, LA RAPUNZEL PERSA
"Shāhnāmé" o "Shāhnāma", conocido también como "El Libro de los Reyes" o "La Épica de los Reyes", es una gran obra poética escrita por el poeta persa (iraní) Ferdousí hacia el 1000, y es la epopeya nacional del mundo de habla persa. El "Shāhnāmeh" cuenta la historia y mitología de Irán desde la creación del mundo hasta su conquista por las fuerzas islámicas en el siglo VII.
Esta obra incluye la historia de Rudāba o Roodabeh, princesa de Kabul, hija de Mehrab Kaboli y Sindukht.
Rūdāba, que, según el "Shāhnāmeh" tiene "sobre sus hombros plateados dos trenzas negras almizcladas se rizan, rodeándolos con sus extremos como si fueran eslabones de una cadena", deja caer su cabellera desde una torre de su para que su amante Zal trepe por ella.
Rūdāba, que, según el "Shāhnāmeh" tiene "sobre sus hombros plateados dos trenzas negras almizcladas se rizan, rodeándolos con sus extremos como si fueran eslabones de una cadena", deja caer su cabellera desde una torre de su para que su amante Zal trepe por ella.
PETROSINELLA, LA RAPUNZEL NAPOLITANA
Una mujer embarazada roba perejil de la huerta de su vecina, una ogresa, y, como castigo, debe entregarle a su hija apenas nace. La ogresa bautiza a la niña Petrosinella (perejil) y la encierra en una torre, donde crece en soledad.
Cierta vez, un príncipe logra trepar por el cabello de Petrosinella y alcanzar lo más alto de la torre. Los jóvenes se enamoran, pasan las noches juntos y deciden escaparse. La ogresa los sorprende huyendo y los persigue, pero Petrosinella logra detenerla usando unas nueces mágicas. Al final, un lobo mata a la ogresa y los enamorados viven felices para siempre.
Cierta vez, un príncipe logra trepar por el cabello de Petrosinella y alcanzar lo más alto de la torre. Los jóvenes se enamoran, pasan las noches juntos y deciden escaparse. La ogresa los sorprende huyendo y los persigue, pero Petrosinella logra detenerla usando unas nueces mágicas. Al final, un lobo mata a la ogresa y los enamorados viven felices para siempre.
LA PRIMERA VERSIÓN DE RAPUNZEL RECOGIDA POR LOS HERMANOS GRIMM: EMBARAZO E INTENTO DE SUICIDIO
Una pareja de campesinos, que vive junto a un jardín que pertenece a una malvada bruja, añora tener un hijo. La esposa finalmente queda embarazada y ve unas campanillas plantadas en el jardín, que se le antojan intensamente. Su marido decide ir a juntar algunas y termina enfrentándose con la bruja, llamada Gothel, quien lo acusa de robo. Él le ruega piedad y la bruja le da algunas campanillas para que se las lleve a su esposa con la condición de que el hijo que está esperando le sea entregado al momento de su nacimiento. Él acepta. La niña nace, la bruja la bautiza Rapunzel y se la lleva. Cuando Rapunzel cumple dieciocho años la bruja la encierra en una torre sin puerta de acceso. La visita diariamente, pidiéndole que deje caer su largo cabello dorado, para trepar hasta ella.
Cierto día el hijo del rey oye a Rapunzel cantando en la torre, busca una puerta, pero no la encuentra. Vuelve seguido a escucharla, hasta que un día oye a la bruja diciéndole: “Rapunzel, Rapunzel, deja tu pelo caer, así puedo trepar la escalera dorada”. De este modo, el príncipe descubre cómo llegar hasta la joven.Le pide que deje caer su cabello
y, así, sube hasta ella. Desde aquel día comienza a frecuentarla, se enamoran
y, fruto de ese amor, Rapunzel queda embarazada. La chica, ingenuamente, le
pregunta a la bruja: “¿Por qué
crees que mis ropas cada vez me quedan más ajustadas en el vientre?”. La bruja,
enfurecida al descubrir que Rapunzel está embarazada, le corta su preciosa
cabellera y la abandona a su suerte en medio de una zona desierta. Allí, en la más completa soledad,
la joven da a luz a gemelos, y construye su propio hogar, alejada del
príncipe.
Luego de varios años Rapunzel y el príncipe se reencuentran. La joven, al descubrir que su amado está ciego, llora con infinita tristeza. Sus lágrimas caen en los ojos del muchacho y él recupera la vista. Entonces, finalmente, el príncipe y Rapunzel se casan y son felices para siempre.
UN ANTOJO DRAMÁTICO
Todas las
versiones de la historia de Rapunzel parten de la misma premisa: los frenéticos antojos de una mujer embarazada,
que ve una hierba en un hermoso jardín cercano al suyo y comienza a ansiarla tan locamente que es
comerla o morir. En su libro “Historia medieval del sexo y el erotismo”, Ana Martos recoge la teoría de Galeno para
justificar los antojos femeninos durante el embarazo: “La sangre que fluye de la placenta para nutrir al embrión es fina y
limpia, mientras que la que queda fuera de este proceso es turbia y espesa.
Esta sangre asciende del útero a los pechos para formar la leche, pero hay una
parte de esa sangre uterina que va a parar al estómago de la mujer y que es
la responsable de los antojos. La mujer gestante puede desear en un momento
dado comer cosas especiales y, dada la conexión del estómago con el útero, si
no satisface su antojo el feto puede llevar la marca en su cuerpo.” Nos
recuerda, también, que “para los médicos antiguos y también para los medievales, el
embarazo fue una
enfermedad, un proceso que desequilibraba
los humores del cuerpo femenino y convertía a la mujer en un ser casi
monstruoso, además de la culpable de generar malformaciones en el feto y parir
monstruos o fenómenos”.
Esta visión del embarazo y de los antojos es la
que sustenta el hecho de que los padres de Rapunzel entreguen a su hija a
cambio de unas hierbas.
Algunos autores interpretan que Gothel no es
simplemente una bruja, sino una médica bruja, que había dominado el uso y
producción de una planta o droga capaz de salvar a la madre
de Rapunzel de las complicaciones del embarazo. El embarazo y el
parto eran momentos extremadamente
peligrosos para las mujeres en la
antigüedad. La muerte acechaba y, en muchos casos, el
fallecimiento de la madre coincidía con el nacimiento del hijo. Los
ergóticos, los opioides y el cannabis son candidatos que pueden
ser considerados como las hierbas deseadas por la madre de Rapunzel en las
versiones originales de la historia.
La historia de una dama encerrada en un
castillo aparece en la tradición hagiográfica cristiana. Algunos estudiosos
aseguran que la historia de Rapunzel puede estar basada en la vida de Santa
Bárbara.
En el siglo III de nuestra era vivió Bárbara de Nicomedia
(Santa
Bárbara), una princesa hija del rey sátrapa
Dióscoro. En aquella época los padres controlaban las vidas de sus
hijas en todos sus aspectos, y los matrimonios por lo general eran acordados.
El padre de Bárbara pensaba casarla con un joven de excelente familia para así
lograr algún tipo de alianza que lo ayudara a multiplicar su fortuna.
Cierta vez, Dióscoro recibió
una orden de ir a cumplir una campaña militar al servicio de Roma. El viaje
significaba ausentarse de su casa un largo tiempo.
Bárbara
tenía en aquel momento nueve años. Para evitar que durante su ausencia se uniera
a alguien (recordemos que a esa época las niñas podían contraer
matrimonios a los diez u once años), el padre decidió encerrarla en una
torre que se construyó especialmente para aislar a Bárbara, en primer lugar de
los hombres y en segundo, de los propagadores y seguidores de una doctrina que
era muy mal vista en la clases pudientes y en las altas esferas del poder
imperial: el cristianismo.
Durante su encierro, Bárbara era
frecuentada por maestros que le enseñaban poesía y filosofía, entre otros
temas. En ausencia de su padre, la joven se convirtió al cristianismo y
envió un mensaje a Orígenes, considerado un erudito de la Iglesia Cristiana, para
que fuera a educarla en esta fe. Después de su bautismo ordenó construir una tercera
ventana en su habitación, simbolizando así la Santísima Trinidad.
Pasaron varios años y Bárbara se convirtió en una preciosa
joven. Cuando su padre regresó, se
declaró cristiana y se opuso al matrimonio que él le había concertado, esgrimiendo que elegía
a Cristo como su esposo. En respuesta, su padre intentó ofrecerla en sacrificio
a sus dioses paganos. Bárbara huyó y se refugió en una peña
milagrosamente abierta para ella. Atrapada pese al milagro, fue capturada.
Su martirio fue el mismo que el de San Vicente: fue atada a un potro,
flagelada, desgarrada con rastrillos de hierro, colocada en un lecho de trozos
de cerámica cortantes y quemada con hierros candentes. Finalmente, el mismo rey
Dióscoro la envió al tribunal, donde el juez dictó la pena capital por
decapitación. Su propio padre fue quien la ejecutó en la cima de una montaña: la tomó por su hermosa cabellera y le
cortó la cabeza.
La leyenda cuenta que, en ese momento, un rayo cayó sobre él y lo mató.
Dos son los símbolos de Santa Bárbara: la palma del martirio y naturalmente, la torre.
Dos son los símbolos de Santa Bárbara: la palma del martirio y naturalmente, la torre.
EL SÍNDROME DE RAPUNZEL
El Síndrome de Rapunzel es una condición intestinal
extremadamente rara que resulta de la ingestión del propio cabello (tricofagia). El tracto
gastrointestinal humano no tiene capacidad para digerir el cabello, así que este tiende a permanecer en el estómago durante un período
de tiempo prolongado formando una gran bola de pelo, que debe ser extraída
quirúrgicamente.
La tricofagia
aparece descripta en la literatura por primera vez en 1889, pero no es sino
hasta 1987 que la psicología reconoce la conducta de comerse el cabello como un
trastorno. Afecta a una pequeña parte de la población: se estima que padecen el
síndrome entre el 0,6 y el 1,6% de los habitantes a nivel mundial.
La
trigofagia está relacionada con la tricotilomanía, que es el hábito
irresistible de arrancarse sistemáticamente el cabello o el vello de distintas
zonas corporales. Es un trastorno
de la conducta que,
con el arrancamiento compulsivo del pelo, puede redundar en calvicie completa.
Se
calcula que, de los casos registrados de tricotilomanía, solo el
30% deriva en tricofagia, es decir, que sólo una tercera parte de las personas
que tienen la conducta compulsiva de arrancarse el pelo luego se lo comen.
Por
lo general, la tricotilomanía viene acompañada de algún trastorno psiquiátrico
como depresión o ansiedad. Por su parte, muchos
médicos asocian la tricofagia en niños a abusos sexuales, maltrato psicológico
o retraso mental.
Hasta aquí, gente bella, todo lo que tenía para ofrecerles hoy. Me despido de ustedes con un bellísimo poema de la gran escritora norteamericana Anne Sexton:
Buenas tardes.
Hasta aquí, gente bella, todo lo que tenía para ofrecerles hoy. Me despido de ustedes con un bellísimo poema de la gran escritora norteamericana Anne Sexton:
RAPUNZEL
Una mujer
que ama a otra mujer
es por siempre joven.
La maestra y la alumna
se alimentan una a la otra.
Muchas niñas
tuvieron una vieja tía
quién las encerró en el estudio
para mantenerlas alejadas de los muchachos.
Ellas jugaban cartas
acostándose en el sofá
tocándose y tocándose,
viejos pechos contra jóvenes pechos...
Deja que la ropa caiga sobre tu espalda
ven a tocar esta copia de ti,
porque estoy a merced de la lluvia,
por haber dejado los tres cristos de Ypsilanti
por haber abandonado las largas siestas de Ann Arbor
por el obelisco de la iglesia que se ha vuelto un muñón.
El mar golpea en mi claustro
porque los políticos están muriendo
y muriendo, así que abrázame, mi bien amada doncella,
abrázame...
La rosa amarilla se volverá gris
y Nueva York va a derrumbarse
antes de que hayamos terminado, así que abrázame,
mi bien amada doncella, abrázame.
Pon tus pálidos brazos alrededor de mi cuello.
Déjame estrechar tu corazón como si fuera una flor
para que sin miedo reverdezca y me colapse.
Dame tu piel
tan fina como una telaraña,
déjame abrirla
y escuchar y sacarle de la oscuridad.
Dame tus labios inferiores
hinchados con su arte
y yo te daré un ángel enfebrecido.
Somos dos nubes
relucientes en la botella de cristal.
Somos dos aves
bañándose en el mismo espejo.
Somos presa fácil
pero debemos mantenernos lejos de la letrina.
Somos fuertes.
Somos las mejores.
Nadie puede descubrir
que nos acostamos juntas sobre el verde
como plantas de estanque.
Abrázame, mi bien amada doncella, abrázame.
Ellas se tocan sus delicados mecanismos,
y bailan con el sonido del laúd
al mismo tiempo.
Son tiernas como un pantano.
Ellas juegan a "házmelo mami" todo el día.
Una mujer que ama a otra mujer
es joven por siempre.
Érase una vez una bruja que tenía un jardín
más hermoso que el de Eva
con zanahorias que crecían como pescados
con muchos tomates gordos como sapos,
cebollas tan grandes como un corazón,
las calabazas cantaban como delfines
y un sendero entregado por entero a la magia,
sembrado de rapónchigo, una especie de ensalada,
una especie de campanilla más potente que la penicilina,
que crecía hoja con hoja, piel con piel,
fluidas y extasiadas como Isadora Duncan.
No obstante, el jardín de la bruja siempre permanecía cerrado
y cada día, una mujer embarazada
miraba ávidamente al rapónchigo
imaginando que moriría
si no lo comía.
Su esposo, preocupado por su bienestar
trepó hacía el jardín
para conseguir esos tubérculos vitales.
¡Ajá! exclamó la bruja,
cuyo verdadero nombre era madre Gothel,
¡eres un ladrón! ¡Deberás morir por ello!
Sin embargo, hicieron un trato,
típica solución en aquellos tiempos.
El ofreció a su hijo a madre Gothel,
y por supuesto, cuando nació,
se lo llevó a madre Gothel.
Era una niña y la bruja la llamó Rapunzel,
otro nombre para esos tubérculos vitales.
Como Rapunzel era una niña muy hermosa
madre Gothel la adoraba por sobre todas las cosas.
Cuando creció, la vieja madre Gothel pensó:
Nadie sino yo podrá verla o tocarla.
La encerró en una torre sin puertas,
ni escaleras. Tan sólo tenía una ventana en la parte más alta.
Cuando la bruja quería verla, gritaba: "Rapunzel,
Rapunzel, suelta tu pelo".
El cabello de Rapunzel colgaba hasta el suelo como un arcoíris.
Era tan fuerte como la planta de diente de león
y tan resistente como una correa para perro.
Trepaba mano a mano por el cabello
como si fuera una cuerda de marinero.
Y una vez ahí, en esa estancia de gélida piedra,
fría como un museo,
madre Gothel gritaba:
Abrázame, mi bien amada doncella, abrázame,
y entonces empezaban a jugar a "házmelo mami".
Al pasar de los años llegó un príncipe
y escuchó a Rapunzel cantando a su soledad.
Esta canción penetró su corazón como un Cupido,
pero no encontró la forma de llegar a ella.
Como un camaleón, se escondió entre los árboles
y observó como trepaba la bruja por una ondulada cabellera.
Al siguiente día, el mismo la llamó:
"Rapunzel, Rapunzel, suelta tu pelo",
y fue así que se conocieron y que le declaró su amor.
¿Quién es esta bestia?, se preguntó Rapunzel asustada
con esos musculosos brazos,
como un costal de víboras.
¿Qué es ese musgo en sus piernas?
¿Qué son esas plantas rasposas que crecen en sus mejillas?
¿Qué son esos gruñidos tan profundos como los de un perro?
Y entonces, él la deslumbró con sus respuestas,
y luego la fascinó con su juguetona verga.
Yacieron juntos entre esa rubia cabellera,
nadando a través de ella
como peces entre las algas marinas
y cantando bendiciones como el Papa.
Cada día el príncipe le llevaba una madeja de seda
para construir una escalera que les permitiría escapar juntos.
Pero madre Gothel descubrió el complot
y le cortó el pelo a Rapunzel hasta las orejas
y se la llevó al bosque para que se arrepintiera.
Cuando el príncipe llegó, la bruja amarró el pelo a un gancho
y lo dejó caer.
El príncipe trepó y cuando descubrió que Rapunzel había desaparecido
se arrojó de la torre, como un costillar de res,
quedando cegado cuando penetraron en sus ojos espinas como clavos.
Ciego como Edipo vagó por años
hasta que un día volvió a escuchar la canción que
penetró su corazón
como aquel lejano Cupido.
Al besar a Rapunzel las lágrimas de ella cayeron
sobre sus ojos
y a la manera de las pócimas mágicas
milagrosamente recuperó la vista.
Vivieron felices, como podrán suponerlo
demostrando que "házmelo mami"
podía quedar atrás,
como guardar vigilia,
como un triciclo.
Algunos dicen que el mundo
fue hecho para vivir en pareja.
Una rosa debe tener un tallo.
A madre Gothel se le encogió el corazón
como la cabeza de un alfiler,
nunca jamás volvió a decir:
Abrázame, mi bien amada doncella,
abrázame,
y sólo cuando soñó con esa cabellera amarilla
el rayo de la luna pudo escudriñar su boca.
Una mujer
que ama a otra mujer
es por siempre joven.
La maestra y la alumna
se alimentan una a la otra.
Muchas niñas
tuvieron una vieja tía
quién las encerró en el estudio
para mantenerlas alejadas de los muchachos.
Ellas jugaban cartas
acostándose en el sofá
tocándose y tocándose,
viejos pechos contra jóvenes pechos...
Deja que la ropa caiga sobre tu espalda
ven a tocar esta copia de ti,
porque estoy a merced de la lluvia,
por haber dejado los tres cristos de Ypsilanti
por haber abandonado las largas siestas de Ann Arbor
por el obelisco de la iglesia que se ha vuelto un muñón.
El mar golpea en mi claustro
porque los políticos están muriendo
y muriendo, así que abrázame, mi bien amada doncella,
abrázame...
La rosa amarilla se volverá gris
y Nueva York va a derrumbarse
antes de que hayamos terminado, así que abrázame,
mi bien amada doncella, abrázame.
Pon tus pálidos brazos alrededor de mi cuello.
Déjame estrechar tu corazón como si fuera una flor
para que sin miedo reverdezca y me colapse.
Dame tu piel
tan fina como una telaraña,
déjame abrirla
y escuchar y sacarle de la oscuridad.
Dame tus labios inferiores
hinchados con su arte
y yo te daré un ángel enfebrecido.
Somos dos nubes
relucientes en la botella de cristal.
Somos dos aves
bañándose en el mismo espejo.
Somos presa fácil
pero debemos mantenernos lejos de la letrina.
Somos fuertes.
Somos las mejores.
Nadie puede descubrir
que nos acostamos juntas sobre el verde
como plantas de estanque.
Abrázame, mi bien amada doncella, abrázame.
Ellas se tocan sus delicados mecanismos,
y bailan con el sonido del laúd
al mismo tiempo.
Son tiernas como un pantano.
Ellas juegan a "házmelo mami" todo el día.
Una mujer que ama a otra mujer
es joven por siempre.
Érase una vez una bruja que tenía un jardín
más hermoso que el de Eva
con zanahorias que crecían como pescados
con muchos tomates gordos como sapos,
cebollas tan grandes como un corazón,
las calabazas cantaban como delfines
y un sendero entregado por entero a la magia,
sembrado de rapónchigo, una especie de ensalada,
una especie de campanilla más potente que la penicilina,
que crecía hoja con hoja, piel con piel,
fluidas y extasiadas como Isadora Duncan.
No obstante, el jardín de la bruja siempre permanecía cerrado
y cada día, una mujer embarazada
miraba ávidamente al rapónchigo
imaginando que moriría
si no lo comía.
Su esposo, preocupado por su bienestar
trepó hacía el jardín
para conseguir esos tubérculos vitales.
¡Ajá! exclamó la bruja,
cuyo verdadero nombre era madre Gothel,
¡eres un ladrón! ¡Deberás morir por ello!
Sin embargo, hicieron un trato,
típica solución en aquellos tiempos.
El ofreció a su hijo a madre Gothel,
y por supuesto, cuando nació,
se lo llevó a madre Gothel.
Era una niña y la bruja la llamó Rapunzel,
otro nombre para esos tubérculos vitales.
Como Rapunzel era una niña muy hermosa
madre Gothel la adoraba por sobre todas las cosas.
Cuando creció, la vieja madre Gothel pensó:
Nadie sino yo podrá verla o tocarla.
La encerró en una torre sin puertas,
ni escaleras. Tan sólo tenía una ventana en la parte más alta.
Cuando la bruja quería verla, gritaba: "Rapunzel,
Rapunzel, suelta tu pelo".
El cabello de Rapunzel colgaba hasta el suelo como un arcoíris.
Era tan fuerte como la planta de diente de león
y tan resistente como una correa para perro.
Trepaba mano a mano por el cabello
como si fuera una cuerda de marinero.
Y una vez ahí, en esa estancia de gélida piedra,
fría como un museo,
madre Gothel gritaba:
Abrázame, mi bien amada doncella, abrázame,
y entonces empezaban a jugar a "házmelo mami".
Al pasar de los años llegó un príncipe
y escuchó a Rapunzel cantando a su soledad.
Esta canción penetró su corazón como un Cupido,
pero no encontró la forma de llegar a ella.
Como un camaleón, se escondió entre los árboles
y observó como trepaba la bruja por una ondulada cabellera.
Al siguiente día, el mismo la llamó:
"Rapunzel, Rapunzel, suelta tu pelo",
y fue así que se conocieron y que le declaró su amor.
¿Quién es esta bestia?, se preguntó Rapunzel asustada
con esos musculosos brazos,
como un costal de víboras.
¿Qué es ese musgo en sus piernas?
¿Qué son esas plantas rasposas que crecen en sus mejillas?
¿Qué son esos gruñidos tan profundos como los de un perro?
Y entonces, él la deslumbró con sus respuestas,
y luego la fascinó con su juguetona verga.
Yacieron juntos entre esa rubia cabellera,
nadando a través de ella
como peces entre las algas marinas
y cantando bendiciones como el Papa.
Cada día el príncipe le llevaba una madeja de seda
para construir una escalera que les permitiría escapar juntos.
Pero madre Gothel descubrió el complot
y le cortó el pelo a Rapunzel hasta las orejas
y se la llevó al bosque para que se arrepintiera.
Cuando el príncipe llegó, la bruja amarró el pelo a un gancho
y lo dejó caer.
El príncipe trepó y cuando descubrió que Rapunzel había desaparecido
se arrojó de la torre, como un costillar de res,
quedando cegado cuando penetraron en sus ojos espinas como clavos.
Ciego como Edipo vagó por años
hasta que un día volvió a escuchar la canción que
penetró su corazón
como aquel lejano Cupido.
Al besar a Rapunzel las lágrimas de ella cayeron
sobre sus ojos
y a la manera de las pócimas mágicas
milagrosamente recuperó la vista.
Vivieron felices, como podrán suponerlo
demostrando que "házmelo mami"
podía quedar atrás,
como guardar vigilia,
como un triciclo.
Algunos dicen que el mundo
fue hecho para vivir en pareja.
Una rosa debe tener un tallo.
A madre Gothel se le encogió el corazón
como la cabeza de un alfiler,
nunca jamás volvió a decir:
Abrázame, mi bien amada doncella,
abrázame,
y sólo cuando soñó con esa cabellera amarilla
el rayo de la luna pudo escudriñar su boca.
Ilustración 1: Toshiaki Kato
Ilustración 2: Florence Harrison
Ilustración 3: Autor desconocido
Ilustración 4: Jane Ray
Ilustración 5: Kevin Nichols
Ilustración 6: Autor desconocido
Ilustración 7: Lucas Cranach
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