GLORIA
Y DECADENCIA DEL VAMPIRO I
"Harry
Potter trata sobre la
amistad, sobre el valor, sobre auto superarse constantemente y superar los
obstáculos que nos impone la vida. Crepúsculo sólo trata sobre lo importante que es
encontrar novio".
Sethepen
King
Si bien Drácula, la divina criatura del irlandés
Bram Stoker y el vampiro más
conocido de la historia, está inspirado, principalmente, en leyendas eslavas,
la figura del chupasangre aparece en todas las culturas y data
de muchísimo tiempo atrás. En Sumeria, hace cinco mil años, el Ekkimu, nombrado en tablillas
rescatadas por arqueólogos, era considerado un vampiro. Su nombre significaba,
literalmente, “lo que es
arrebatado” y su peligrosidad
era tal que era suficiente su sola presencia en una casa para ocasionar la
muerte de todos sus habitantes. En Grecia, bastante más acá en el tiempo, el
rubro vampírico estaba cubierto por el Vrykolakas y el Kallicantzaros.
Bastaba que un sacerdote maldijera a cualquier desdichado con la temida frase “¡Qué la tierra no te reciba!”, para que lo privara del reposo del
polvo y lo convirtiera en un Vrykolakas. El Kallicantzaros era un vampiro nacido el día de Navidad. Su madre había cometido un acto
hereje (aunque involuntario): dar a luz el mismo día que la Virgen María y eso condenaba a su vástago a
convertirse en una criatura de las tinieblas. Roma tenía a las Lamias, demonios hembras que devoraban a los
niños. En Rusia se temía al Upir, un simple ser humano convertido en vampiro por el sólo hecho de haber muerto
violentamente, y en China, al Ch’iang
Shih, criatura que se alojaba
dentro de un cadáver e impedía su descomposición, además de animarlo con un
remedo de vida. En los Cárpatos, se creía que el hijo ilegítimo de dos hijos
ilegítimos estaba condenado a ser un Nosferat (muerto vivo) si tenía la mala
estrella de morir al nacer. En Transilvania podían convertirse en vampiros los criminales, los bastardos, las
brujas, los magos, los excomulgados, aquellos que habían nacido con dientes y
los niños no bautizados, así como el séptimo hijo varón de un séptimo hijo
varón.
Tampoco es Drácula el primer vampiro que nos regaló la literatura. Ya en
algunos cuentos de “Las mil y
una noches” aparecen personajes que podrían considerarse vampíricos. En el siglo XVIII, Goethe, en su obra "La novia de Corinto
(poema)" (1797), da vida
a una protagonista con el carácter de una vampiresa, pero los relatos literarios
sobre vampiros tienen su auge a partir del siglo
XIX, avalados por el romanticismo.
En 1816, la apuesta entre Lord Byron, su médico John William Polidori y los
escritores Percy y Mary Shelley para ver quién narraba la mejor historia de
horror de todos los tiempos, no fue sólo el puntapié inicial de la
fantástica novela de Mary, "Frankenstein":
Polidori se despachó con una historia vampiresca, publicada en 1819 y titulada "El
Vampiro, un cuento". “Carmilla” (1872),
es una novela de vampiros en la que ya despunta el erotismo
irresistible de estos seres sobrenaturales. Después vinieron “Drácula” y muchas otras historias, algunas maravillosas y otras sencillamente deplorables. De lo más nuevito, lo mejor es “Déjame entrar”, del escritor sueco John
Ajvide Lindqvist. Y lo peor, las eternas sagas para adolescentes que han
convertido a los vampiros en inocuos galanes de telenovela.
El vampiro debutó en el cine
a principios del Siglo XX asustando mucho, tuvo una época de gloria absoluta y
reposada sensualidad gracias al actor húngaro Béla Lugosi, se volvió cachondísimo en los ’70, gracioso en los ’80,
sofisticado en los '90 y redondamente pelotudo en los albores del siglo XXI.
Sí, sí, Robert Pattinson es divino. Y los pendejos de “Crónicas
Vampíricas”, también. Pero
esa gente está más para “Beverly
Hills 90210” que para un tour
por las tinieblas. Y las historias que protagonizan son más empalagosas e
inmundas que un culebrón
venezolano, que me perdone Carlos Mata. Estos chupasangre modernos han
contribuido de forma escandalosa a lo que yo llamo la decadencia total del vampiro. Para los que se oponen a esta
afirmación apocalíptica tengo preparada una lista cronológica de los vampiros más famosos del cine. Aquí la
primera parte. Léanla. Y
después me cuentan.
NOSFERATU, EINE SYMPHONIE DES
GRAUENS (1922, ALEMANIA)
Si bien “Nosferatu, eine
Symphonie des Grauens” (“Nosferatu, una sinfonía de horror”),
dirigida por F.W. Murnau, no fue la primera incursión de la figura del vampiro en el cine (hasta el entrañable
Georges Méliès tuvo su película de vampiros),
el trabajo de Max Schreck como el terrorífico Conde
Orlok fue tan impresionante
que la película es la primera que viene a la mente de todos los cinéfilos
cuando se habla de los albores del vampirismo en la pantalla grande.
Murnau quería filmar su
propia versión de “Drácula”, pero no pudo conseguir los derechos
del libro. Así que cambió algunos nombres, algunas locaciones y algunos
detalles de la historia. Y logró un filme absolutamente genial, que mete
miedito en serio. De todos modos, el parecido con la novela de Stoker era tal
que su viuda demandó al director alemán por plagio. La justicia falló a favor
de la dama en cuestión y ordenó que se destruyeran todas las cintas de “Nosferatu”. Gracias a Dios, la película ya había
sido distribuida en varios países y muchas copias se salvaron.
Sobre Max Schreck, el actor
que interpretó al temible Conde
Orlok, circuló durante mucho
tiempo una leyenda urbana:
se decía que era un verdadero vampiro y que F.W. Murnau le había pagado para
que, en la escena final de la película, le mordiera el cuello a la chica (cosa bastante incoherente, que yo
sepa los vampiros muerden motu proprio y el dinero los tiene muy sin
cuidado). Esta fábula dio origen a la maravillosa película de Elias Merhige, “La
sombra del vampiro” (2000), donde Willem Dafoe da vida a Schreck (una muy
buena película de vampiros para ver y disfrutar y dejarse de
romper los kinotos con tanto “Crepúsculo”).
DRACULA (1931, EE. UU.)
Corría 1931 cuando Tod
Browning estrenó su película “Dracula”, basada libremente en la novela de
Bram Stoker. El filme, considerado por la Chicago Film Critics
Association lel número 41 en
la lista de las 100 películas
más aterradoras de la historia, lanzó
a la fama al actor húngaro Béla Lugosi, el Conde
Drácula más fascinante de
todos los tiempos, misterioso y sensual. El papel iba a ser interpretado
originariamente por Lon Chaney, pero su fallecimiento dejó trunco el proyecto.
Béla Lugosi, actor exquisito,
consiguió el éxito gracias a “Drácula” pero quedó encasillado en papeles
de terror. Cuando los estudios dejaron de convocarlo, Lugosi cayó en una
profunda depresión y se convirtió en un adicto a la morfina. Su último papel
como Drácula lo interpretó en una película de Abott
y Costello, en 1948. Casi al final de su vida, Béla Lugosi volvió a aparecer en
películas de muy baja calidad, de la mano de Ed Wood, quien había sido siempre
uno de sus fans (la relación entre Wood y Lugosi está bellamente plasmada en la
maravillosa película de Tim Burton “Ed
Wood”, con Johnny Depp y
Martin Landau, otra genial excusa para tirar “Crepúsculo” a la basura y ponerse a ver cine en serio).
SON
OF DRACULA (1943, EE. UU.)
“Son of Dracula” (“El
hijo de Drácula”) fue una película de 1943 dirigida por el alemán Robert
Siodmak. En el filme, Lon Chaney Jr. Es el Conde
Alucard, primer hijo del Conde Dracula (Alucard es, como habrán notado los más
avispados, Dracula escrito al revés), que vive (o
desvive) aventuras bastante alejadas a las narradas en la novela de Stoker. Si
bien la película es considerada por muchos aficionados al cine de terror como
una obra mediocre, se la recuerda especialmente por ser el primer film en el
que se ve como un hombre se convierte en murciélago, un portento para aquellos
tiempos.
El Conde Alucard de Chaney Jr. carece de la poesía del Conde Drácula de Lugosi, es un vampiro mucho menos sutil y bastante más
violento. Así y todo, si ustedes deben decidir entre ver “El hijo de Drácula” o “Crepúsculo” les recomiendo que se aboquen a
degustar el primero de estos filmes, aunque Lon Chaney Jr. sea bastante más fulero que Robert Pattinson.
DRACULA (1958, GRAN BRETAÑA)
En el año 1958, los fanáticos
de los vampiros tuvimos, por fin, nuestro primer gran Drácula británico. Y fue, nada más y nada
menos, que Christopher Lee, ese señor adorable
y eterno que aún hoy, con
noventa y tres años, nos sigue deleitando desde la pantalla grande (fue Saruman en “El
Hobbit” y en la trilogía de “El
Señor de los Anillos”, el Rey
de los Pescadores, Bill
Malloy, en “Sombras
Tenebrosas” y Monsieur
Labisse, el bibliotecario, en “Hugo”… ¡tantas películas lindas y ustedes
perdiendo el tiempo con “Crepúsculo”!).
“Dracula” fue dirigida por Terence Fisher y contó con un Dr. Van Helsing de lujo: Peter Cushing. Es también
una adaptación bastante libre de la novela de Bram Stoker.
Lee fue un Conde Drácula excepcional, que impuso los colmillos
y los ojos inyectados en sangre como características del personaje. Fue tan
convincente en su papel que al ver la película su esposa quedó
profundamente impresionada y se negó a dormir con él esa noche.
THE FEARLESS VAMPIRE KILLERS (1967, EE. UU.)
Que Roman Polanski es un
genio está fuera de toda discusión. Y una de sus genialidades más divertidas
es, sin dudas, “The Fearless Vampire Killers” (“La danza de los
vampiros”), un homenaje a las películas del género, en tono de comedia y
con algunos tintes eróticos. El actor alemán Ferdy Mayne interpretó al Conde von Krolock y el canadiense Iain Quarrier, a
su hijo Herbert.
Roman Polanski, además de
dirigir la película, tuvo un destacado papel en ella como ayudante del Profesor Abronsius (Jack MacGowran), que llega a
Transilvania para investigar una serie de sucesos extraños relacionados con el vampirismo. También aparece en el filme su
malograda esposa Sharon Tate, divina. Entre las curiosidades que presenta esta
película de culto se cuentan los debuts en pantalla de un vampiro gay y de un vampiro judío.
“La danza de los vampiros” es una película imperdible. Si ustedes vieron
“Crepúsculo” y no vieron “La danza de los vampiros” no tienen perdón de Dios.
BLACULA (1972, EE. UU.)
“Blacula”, dirigida en 1972 por William Crain, es toda una novedad: presenta al vampiro negro como protagonista principal de una historia de terror. La película, aunque no lo crean, ofrece bastante más de lo que un título tan bizarro puede sugerir. William Marshall interpreta a un príncipe africano del Siglo XVIII, Mamuwalde, convertido en vampiro por el mismísimo Conde Drácula y encerrado luego en un ataúd. Dos siglos más tarde, Blacula logra escapar y se encuentra en la ciudad de Los Ángeles. Por supuesto, se topa con una dama a la que considera la reencarnación de su perdida esposa Luva.
“Blacula” recibió el galardón a la Mejor
Película de Terror en los
primeros Saturn Awards. Para
las damas que no gustan de los paliditos como Robert Pattinson.
Hasta aquí, mis queridos, la primera parte de la lista de vampiros cinematográficos que demuestra, redondamente, que el chupasangre que conoció tiempos gloriosos hoy está de capa caída. Pronto, la segunda y última parte de esta colmilluda lista. Mientras tanto, los dejo con unas palabras de Sheridan Le Fanu, escritor irlandés autor de la inquietante novela de vampiros "Carmilla", inspirada en la legendaria historia de la hermosa y perversa Condesa Elizabeth Báthory e inspiración, a su vez, del Drácula de Bram Stoker: "Lo más inexplicable era y sigue siendo cómo pueden salir de su tumba y regresar a ella. La doble vida de los vampiros se mantiene gracias al sueño cotidiano en la tumba. Su monstruosa avidez de sangre de seres vivos les proporciona la energía necesaria para subsistir durante las horas de vigilia."
Buenas noches.
No hay comentarios:
Publicar un comentario