domingo, 10 de junio de 2012

101 TRUCOS ULTRA ARDIENTES – III


 101 TRUCOS ULTRA ARDIENTES – III

“El sexo forma parte de la naturaleza. Y yo me llevo de maravilla con la naturaleza.” 
Marilyn Monroe

Parece, caros amigos, que el boludeo de la timba sexual y la gansada del baño erótico están reservados exclusivamente a los fines de semana. Los sábados y los domingos tiramos el dado, desfilamos en ropa interior y nos enjabonamos la espalda. De lunes a viernes hacemos otras cosas. También orientadas a fines calenturientos. Pero distintas.
Estos nuevos consejos ultra ardientes me parecieron, bien hago en decirlo, un tanto discriminatorios. Están orientados a la mujer que trabaja. Afuera, digo. La que trabaja adentro, que se joda. Así es como las sufridas amas de casa se quedan pagando mientras que las oficinistas se divierten y revolean las bombachas. He notado, además (latosa es mi batalladora costumbre de buscarle la quinta pata al gato), que se dirigen a señoras y señoritas con un pasar económico más o menos respetable. Convengamos que una Cenicienta obrera no puede andar comprando vibradores como si fueran caramelos. Ni visitar bares cool, casas de masajes o modernos restós. No todas las mujeres tienen la suerte de vivir en un capítulo de “Sex and the City”. Algunas vivimos en Avellaneda.
Engorrosa es la tarea que me impuesto: transmitir estos trucos ultra ardientes pergeñados por los Consejeros Cosmo a las masas desinformadas. Lo mío es un sacerdocio.
Hete aquí la tercera tanda de truquillos orientados a concretar sí o sí. Agrupados, esta vez, en el apartado “Movidas de lunes a viernes”. Tomen nota.

MOVIDAS DE LUNES A VIERNES

41- Pasalo a buscar por su oficina y llevalo directamente a un albergue transitorio. Ya expresé más de una vez mi total desacuerdo con pasar a buscar individuos por su lugar de trabajo. Me parece invasivo. Hace casi veinte años que me apareo con el mismo señor y jamás puse un pie en su oficina. Sostengo firmemente que mezclar la hacienda es contraproducente. Y si no lo fuera, llevar a un masculino directamente a un albergue transitorio me parece una barrabasada. Llevarlo implica hacerse cargo del gasto. Ni loca.

42-En el horario del almuerzo mantené un chat hot con tu chico. Yo debo estar vieja y muerta de hambre, porque el horario del almuerzo no lo sacrifico por nadie.

43-Mandale un e-mail a su correo laboral con el subjet “Informe Confidencial”. Describile en detalle todo lo que vas a hacerle esa noche. A mi me da pena pensar que gente que debería estar trabajando pierde el tiempo es estas depravaciones. Doble pena si esa gente trabaja en una oficina pública y los pobres contribuyentes sostenemos con nuestros impuestos los libertinajes de los mentados sujetos. Además, esto en mi barrio se llama onanismo.

44-Él tiene que escribir su CV erótico, y detallar sus habilidades. Después, tomale una entrevista de admisión, en la que va a tener que demsostrarte su experiencia. Yo no quiero ser pesimista, pero en la mayoría de los casos, estos CV eróticos constarían de dos o tres renglones. En el caso de que los hombres fueran autocríticos y sinceros, obvio. De todos modos, este tip me parece una boludez infernal. No creo que haya muchos mancebos que se presten a esta payasada. Salvo, es sabido, que sean pajarones o afeminados.

45-Pedile que vaya a tu oficina (si está en un piso alto, mejor). Asegurate de cerrar bien la puerta y cumplí la fantasía de hacerlo arriba del escritorio. Qué les dije. Que estos Consejeros Cosmo suponen que una vive en un capítulo de “Sex and the City”. Hay que tener oficina. Y privada. ¿Qué pasa, las maestras no tenemos derecho a cumplir fantasías? ¿No es válido revolcarse arriba de un pupitre? Ahora, retomando el truco, ¿a que viene eso de que si está en un piso alto, mejor? Si una va a revolear la chancleta, no a suicidarse. Qué carajo tendrá que ver la altura del piso.

46-Organicen una sesión de fotos hot. La novedad es que esta vez vos tenés que manejar la cámara y él tiene que posar. No quiero herir susceptibilidades, pero si el muchachuelo accede a ser parte de este truco descabellado, en cualquier momento te roba las bombachas. Y se las pone. Más vale un señor de perfil bajo que no se preste a estas bufonadas. Esto sí es cosa de maricones.

47-En el horario del almuerzo, vayan al cine. Lo que menos tienen que hacer es mirar la película, ¿entendido? Ya especifiqué que el horario del almuerzo no es sacrificable.

48-Jugá con él a la jefa perversa y el empleado del mes. Pedile lo que se te ocurra: él va a desesperarse por hacerte feliz. Esta es una buena oportunidad para pedirle al tipo que limpie el baño, cambie las sábanas y esas cosas.

49-Hacé que arranque el día bien arriba. Mandale un SMS del estilo: “Estoy camino a la oficina y acabo de darme de que no me puse ropa interior. ¡Ups!” Esto es medio grasita, ¿no? ¿Una no puede ser hot sin emparentarse con un salamín 214?

50-En el almuerzo, vayan a un restó y ubíquense en mesas separadas. Finjan que no se conocen y crucen miradas intencionadas. Imagínense el final. Qué idea tan imbécil. E improductiva. E inútil.

51-Cuando él vuelva de la oficina, apenas cruce la puerta “atacalo”. No hay nada más estimulante que un hombre desprevenido. Hace años que, cada día laborable, arriba a mi hogar un señor que vuelve de la oficina. Sé por experiencia que no es un buen momento para ningún ataque. El hombre vuelve del trabajo estresado, agotado, aburrido y con la paciencia por el suelo. Lo más sabio es no hacer ningún ruido, apartarse de su camino y tratar de no llamar la atención.

52-Cuando salgan de la oficina vayan juntos a alguna casa de masajes del Barrio Chino. De esta manera, van a preparar sus cuerpos para una noche sexy. Parece que acá sí me perdí de algo. ¿Qué hacen los masajistas chinos que no pueden hacer sus pares occidentales? Jamás pensé que había gente que iba al Barrio Chino a preparar sus cuerpos para el reventón. Creí que todos iban a comer chop suey.

53-A la hora del almuerzo, improvisen un pic nic picante en alguna plaza. La idea es disfrutar del aire libre…y de una sesión de besos y caricias. Esto me huele fulero ataque de exhibicionismo. La gente grande no debe andar manoseándose en las plazas. Queda feo.

54-Mandale un SMS que diga: “Hoy hacés horas extras”. Esperalo en tu casa lookeada como una jefa autoritaria y, apenas llegue, ordenale algunas tareas hot. Yo no sé cuáles serán las tareas hot. En este tema estoy bastante desactualizada. Pero sé que ordenarle tareas a un hombre es vacuo y fútil. El hombre jamás hará lo que le pidamos. Porque es de naturaleza rebelde. En serio.

55-Pedile que te cuente qué cosas de su trabajo lo ratonean. ¿Hacerlo en el ascensor? ¿Acariciarse en algún despacho? ¿El escote de alguna secretaria? Después, cumplile alguno de esos ratones. Todas las gentes que tienen la fortuna de conocerme saben que yo celosa no soy. Pero todo tiene un límite. Si él descarado masculino me cuenta que se ratonea con el escote de una secretaria, le doy semejante patada en el culo que lo pongo en órbita. Va a tener que ir a buscar sus ratones al asteroide B 612.

56-Escriban en tiritas de papel las profesiones que les resulten más ratoneras. Por turnos, y con los ojos vendados, saquen una al azar. Si le tocó “doctor”, va a tener que revisarte por completo. Y en profundidad. Yo no entiendo a estos Consejeros Cosmo. Se llenan la boca hablando de que la novedad nutre al placer y no son capaces de tirarnos una primicia. Esto del juego del doctor es una obviedad y un arcaísmo. Qué poco vuelo, por Dios. ¿No es mucho más excitante un vulcanoespeleólogo que un doctor? De doctores está el mundo lleno. Además, nada más deserotizante que ponerse en manos de un médico. Mucho más si es un ginecólogo. Una está horriblemente tensa y quiere rajar del consultorio lo antes posible. Un espanto.

57-Invitalo a almorzar a un restaurante cool. Aprovecha que hay un mantel y hacele mimos a su amiguito con tu pie (animate a descalzarte), sin que nadie lo advierta. Esto lo vi en alguna película. O en algún capítulo de “Sex and the City”, no sé. Ya saben, amigos, que yo no invito. Invitar implica correr con los gastos. Y a esta altura de mi vida, a un hombre no le pago ni una Coca.

58-Jugá a ser profesora exigente. Como tarea, tiene que escribir un cuento erótico corto. Advertile que si el texto no te gusta, vas a castigarlo. Si hacemos una encuesta más o menos seria, concluiremos en que de un muestrario de 100 hombres, 99 son analfabetos funcionales. Hay ser muy afortunada para toparse con el número 100. Así y todo, los hombres se resisten a escribir. Es un hecho.

59-Desnudate con estilo: bajá un bretel del corpiño, luego el otro y, antes de sacártelo, balancealo frente a sus ojos. Después, meté las manos en los elásticos laterales de la tanga, deslizala hacia los tobillos y da un paso a cada lado. Yo no sé porque hablan de estilo si esto es un streptease barato.

60-Guardá dentro de su maletín algún objeto que le recuerde una situación muy placentera (una de tus tanguitas, por ejemplo). Esto de las tanguitas me parece sumamente puerco. Si la cuestión es colocarle al tipo en su attaché alguna cosita que lo haga rememorar momentos gustosos, yo propongo que le plantemos el control remoto de la tele. Va a delirar, como dice esta gente de la “Cosmo”. 

Estos consejos, como elucidé con anterioridad, no están dirigidos a las femeninas en general. Para gustar de semejantes delicatessen una tiene que tener dinerillos suficientes como para pagar telos y restós, oficina propia en un piso alto, y ser, además, una mezcla exótica entre Carrie Fisher y una mortadelita Paladini. Hay un límite muy sutil entre sensualidad y grasada, y los Consejeros Cosmo acostumbran a cruzarlo sin ningún tipo de contrición. Camisetas “efecto mojado”, bombachas olvidadas y strepteases berretas, jalonan los trucos ultra ardientes de estos entes sabihondos. Sólo les falta promover el uso de calzones animal print para convertirse en los Reyes del Embutido.
Si toda esta catarata de pavada, indecoro y onanismo no los apabulló y todavía tienen ganas de más, quédense tranquilos. Faltan aún hacer públicos los trucos ultra ardientes conglomerados en los apartados “Fantasías y algo más” y “Trucos para delirar”. Sólo deben tener paciencia. Entretanto, traten de que la rutina no se trepe ni a sus colchones ni a sus escritorios.

Despabílense a tiempo.

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