CONQUISTAR, SEDUCIR, ENTRETENER
“En amor la más bella conquista es la que más cuesta, y la más difícil de conservar, la que nada ha costado”.
Madame de Puysieux
El
mundo está lleno de mujeres solas. Deshabitadas. Despobladas.
Desguarnecidas. Bah, sin un hombre a quien romperle las pelotas. Muchas
señoras y señoritas están solas por elección, cómo no. Pero
hay muchas, también, que están solas porque no les queda otra.
Han tratado de hacerse de un macho y, por una infinidad de razones que no voy a
detallar, esta empresa les ha resultado arduamente imposible.
Yo siempre pensé que conseguir a un tipo para tener con él algo más que una noche de amasijo y lujuria carnal no era nada sencillo. Pero parece que pensé erradamente. Porque, según algunos sitios femeninos de Internet, donde se habla de esas cosas que supuestamente interesan a las mujeres (caballeros, dietas, moda y bebés), la clave del asunto son las claves. Con algunas claves una puede conseguir a un hombre, seducirlo, enamorarlo, arrastrarlo al altar y hacerle lavar los platos.
Yo siempre pensé que conseguir a un tipo para tener con él algo más que una noche de amasijo y lujuria carnal no era nada sencillo. Pero parece que pensé erradamente. Porque, según algunos sitios femeninos de Internet, donde se habla de esas cosas que supuestamente interesan a las mujeres (caballeros, dietas, moda y bebés), la clave del asunto son las claves. Con algunas claves una puede conseguir a un hombre, seducirlo, enamorarlo, arrastrarlo al altar y hacerle lavar los platos.
10 CLAVES PARA CONQUISTAR A UN HOMBRE
Lo primero es lo primero. Lo primero es lograr que un señor se interese en nosotras con fines más elevados que un revuelque ocasional. ¿Cómo se hace? Según la psicoterapeuta estadounidense Jacqueline Lapa Sussman, impulsora de un modelo de mujer más sensual (¿?), lo fundamental en este delicado asunto es conservar una actitud positiva. Ir por la vida con la cabeza gacha porque somos feas, gordas y nos comemos las uñas, es absolutamente contraproducente. Si nosotras nos vemos como un desecho tóxico, los hombres nos verán de la misma manera lastimosa y huirán lejos, muy lejos. Por eso debemos amarnos, mimarnos y preguntarle a un espejito obsecuente, de esos que siempre dicen lo que queremos escuchar, quién es la más hermosa del reino. El espejo nos dirá que somos nosotras, y de esta manera sencilla y natural, nos cagaremos en Nicole Kidman, Catherine Zeta-Jones y Liv Tyler.
La psicoterapeuta Lapa Sussman, autora del libro “Imágenes de Deseo: Cómo Encontrar tu Ser Sensual en la Sociedad de Hoy” (qué manera de currar, por Dios), afirma que la belleza es relativa y que la sensualidad para atraer a un hombre no tiene nada que ver con la estética, sino que es algo que toda mujer lleva dentro, y que cuando encontremos nuestro ser sensual los señores caerán ante nos como moscas. "Cuán atractiva se hace una mujer depende de ese algo especial que emana y que dice que se 'sabe' atractiva. Es ese conocimiento personal el que terminará por atraer irremediablemente a los hombres".
A mí estas claves para conquistar a un hombre me resultan harto sospechosas. Pero aquí se las dejo, caras amigas, por si a alguna damisela desesperada le reportan alguna utilidad. Anoten, anoten.
1-Seguridad: Parece que a los hombres no hay nada que le guste más que las mujeres que van por la vida con seguridad. Las féminas decididas, fuertes y capaces de tomar decisiones. Esto es, por lo menos, lo que dicen las gentes inciertas que pergeñaron este decálogo. Yo no sé. Para mí que a los hombres les atraen las mujeres económicamente autosuficientes porque se ahorran el engorroso trabajo de llenarles el buche. Pero nada más. Las decididas, las fuertes y las capaces de tomar decisiones son absolutamente relegadas cuando aparece una tetona complaciente que no se decide entre el Big Mac y el Cuarto de Libra con Queso, no soporta cortarse las uñas sin largar un aullido lastimero y ni siquiera es capaz de hilvanar una frase coherente.
2-Feminidad: Ser femenina, según estos sitios precisamente femeninos, es no putear. En el sentido de decir obscenidades. No hay que putear nunca. Jamás de los jamases. Porque si una putea los hombres la verán como una amigota con la cual chuparse unos cuantos litros de cerveza pero no como la chica soñada. Y una quiere ser la chica soñada. Convengamos en que putear es una lamentable costumbre. Muy lamentable. Sobre todo si una es fea, gorda y se come las uñas. La tetona puede putear sin asco. Porque es tetona. Y las tetonas pueden ser cloacas ambulantes sin perder la feminidad. Que reside en sus tetas, obvio.
3-Vestuario: El vestuario de una muchacha que desea pescar a un señor para fines serios debe ser sexy pero nunca demasiado atrevido. Ante los vestuarios demasiado atrevidos los hombres se asustan. Hay que escotarse adecuadamente pero no andar por la vida en bolas. Estos sabios entes sostienen, como mi distinguida abuela, que es mejor insinuar que mostrar. Que a los hombres les gusta más imaginarse cosas que verlas. ¿Por qué compran entonces la Playboy, la Hombre y cuanto pasquín ostente las desnudeces de unas cuantas señoritas calenturientas que no dejan nada librado a la imaginación? No sé, no sé.
4-Elogios: No hay que excederse con los elogios. Nada de estar diciéndole al tipo las 24 horas del puto día lo bueno y maravilloso que es. Llegado este punto, estas escamadas claves entran en conflicto con las de otros profesionales que consideran que es conveniente y hasta necesario dorarle la píldora al señor que pretendemos. Háganle caso a quien quieran.
5-Aspecto
físico: Parece que los
hombres no quieren top models, ni estrellas del rock.
¡Es cierto! Los hombres no quieren ni a Claudia Schiffer ni a Madonna. Nos
quieren a nosotras, que somos feas, gordas y nos comemos las uñas.
Cuidar el aspecto físico está bien, pero no es lo más importante. Porque si hay feeling el
aspecto físico pasa absolutamente desapercibido. Hasta que aparece la tetona, of
course.
6-Comprensión: Comprender a un hombre es escuchar todas las huevadas que quiera decirnos y darle siempre la razón. No vale hacer como que una escucha y pensar en el culo de Jared Padalecki. Hay que sacrificarse y escuchar si nuestro fin último es llegar al altar.
7-Detalles: A los hombres les gustan los detalles. Un regalito debajo de su almohada, una llamada divertida, ir a buscarle a la salida del trabajo. Cómo tener acceso a la almohada del tipo si una está en trámite de engancharlo, no sé. Por llamadas divertidas se entiende cazar el teléfono para contarle algún chiste pavote, creo. Ir a buscarlo al trabajo me parece un atrevimiento.
8-Sensibilidad: Hay que ser sensible y dulce. Que debe ser algo así como llorar con Titanic y usar remeras con estampas de Hello Kitty. La tetona puede reírse de Di Caprio ahogado y retorcerle el pescuezo al gato del vecino. Porque es tetona.
9-Iniciativa: Para conquistar a un hombre es menester tener planes y proponérselos. Eso sí, siempre con sutileza. Los profesionales con los cuales estamos tratando no dicen qué tipo de planes hay que proponerles a los hombres. Yo sugiero alquilar Matrix, jugar con la PlayStation y ver un partido de Boca.
10-Mesura: Ser mesurada significa callarse la boca. Si a una le gusta hablar, se jode. No hay que preguntarle nada a un hombre. Hay que dejar muchos enigmas para que los resuelvan el misterio, el tiempo, el azar... El tiempo te develará si el tipo es un mugriento o está casado.
10 CLAVES PARA SEDUCIR A TU HOMBRE
Sí, el hombre ya es tuyo. Gracias a Dios, la tetona no dio señales de vida. Albricias. Llegado este momento de gloria, es absolutamente imprescindible no sólo continuar con el juego de seducción sino intensificarlo. Para esto hay 10 claves. Sigan anotando.
1-Sé vos misma: No hay que intentar ser lo que una no es. Esto quiere decir que si una no es tetona no es lícito usar corpiños push-up. Porque a la hora de los papeles el corpiño se descarta y nuestras insuficiencias se hacen públicas. Y eso a los hombres los decepciona.
2-Querete a vos misma: De esta premisa ya hemos conversado largo y tendido. Hay que adorarse. Porque si una no se quiere ningún hombre la va a querer. Si una se detesta el hombre lo notará y la relación se irá al carajo.
3-Cuidá tu imagen: La belleza es relativa pero tampoco es cuestión de ir por la vida con los bigotes de Garfield. Hay que depilarse, lavarse los dientes, enjabonarse el sobaco, peinarse de vez en cuando y elegir buena ropa, tanto exterior como interior. Ya lo dijo la filósofa Cynthia Fernández: “Con una bombacha toda roñosa no va”.
4-Mantené el misterio. No hay que decirle a ningún hombre, ni siquiera al nuestro, cómo somos, qué sentimos y qué queremos. Nada de más abajo, más arriba, más rápido o más despacio, bestia. Hay que mantener el misterio. Que el tipo adivine. Sé por lúgubre experiencia que si una espera que un tipo adivine ciertas cosas, a la hora de los bifes se queda pagando. Mal. Pero retomemos el tema del sacrificio y mantengamos el misterio.
5-No lo agobies: Nada de regalitos debajo de su almohada, llamadas divertidas ni apersonamientos imprevistos en el lugar de trabajo de nuestro partenaire. Ya sé que esto se opone a la clave Nº 7 del infructuoso decálogo “Claves para conquistar a un hombre”. Pero estos consejeros son así. Jodidamente contradictorios.
6-Tené sentido del humor: El hombre debe reír. Mientras ría no desertará de nuestro amor sacrosanto para ir en pos de un par de tetas orondas. Hay que ser graciosa y sandunguera. Eso sí, sin caer en la payasada.
7-Nada de ex: No hay que hablar de los hombres que pasaron por nuestras vidas para hacer sus furiosos estragos. Si el hombre se siente comparado con otro hombre, por más hijo de puta que sea el rival, se molestará considerablemente. Ni hablar de soltar de modo guarango y despiadado: “Mi ex la tenía más grande”. Las comparaciones siempre son odiosas.
8-No hables demasiado: No debemos monologar. Hay que dejar que el hombre se exprese y hable de sí y del Universo todo. Nuestra misión es escucharlo con la boquita abierta para que él se sienta único, impar, extraordinario.
9-Prepará una primera cita perfecta: De la primera cita dependen la segunda, la tercera y la cuarta. Y hasta el vestido de novia. Así que hay que esmerarse. Según estos equívocos profesionales, una puede preparar una cena apoteósica o elegir un restaurante encantador. Yo me quedo con el restaurante encantador. Cocinar no cocino ni en loca.
10-Relajate y no tengas prisa: La seducción no es un juego de dos minutos, ¿capisci? Dura considerablemente y hay que estar preparada para perder mucho, pero mucho tiempo orientándonos a que el señor que nos acompaña se sienta convenientemente seducido. Ya quedó bien clarito que nosotras nos queremos pero no nos importamos. Sólo nos importa el bienestar de nuestro reverenciado macho.
10 CLAVES PARA NO ABURRIR A TU HOMBRE
Es de público conocimiento que el hombre ya está conquistado y seducido. Pero corremos el inmundo riesgo de que se aburra. Para que no suceda esta catástrofe tenemos otras 10 claves. Aleluya.
1-No a los sermones: Estas gentes alumbradas andan diciendo que a las mujeres nos gustan el drama y los monólogos. Yo no sé de dónde sacaron semejante burrada. Señalan que nos quejamos porque nuestro pastelito miró a otra mujer, llegó tarde, no nos llamó y no nos escucha. Para que el hombre no se aburra hay que morderse la lengua antes de hacerle algún reclamo. Aunque tengamos razón.
2-No limites su espacio: El hombre necesita espacio para el deporte y para ponerse embriagarse con los amigos. Esto es harto sabido. Y es nuestro deber dárselo. Las mujeres también necesitamos espacio. Para juntarnos con nuestras amigas y llorar sobre sus hombros porque él prefiere mirar deportes y emborracharse con unos tipos repugnantes antes que jugar al escrabel con nosotras.
3-No intentes cambiarlo: Los profesionales explican que si una encontró al hombre de su vida, el príncipe soñado, el hombre que la hace sentir feliz y completa, no debe intentar cambiarlo. Al pedo que digan esto. Si tuviéramos la fortuna de encontrar a un macho con estas radiantes características no intentaríamos cambiarlo jamás. Las mujeres intentamos cambiar a los hombres que nos hacen infelices e incompletas.
4-No seas monótona: No ser monótona implica planificar viajes a lugares paradisíacos (no se aclara a cargo de quién corren los gastos), ir a exposiciones fotográficas (¿?), tomar cafés en los parques (¿?) y probar nuevas posturas en la cama. Yo adhiero a la última moción.
5-No seas intensa: Las mujeres tendemos a ser intensas. Es decir, hincha pelotas. Eso está mal. Los hombres se aburren de nuestras intensidades. Dejémonos de joder.
6-No seas celosa: Los celos son muestra de inseguridad. Ser celosa es una pelotudez. Yo lo aprendí con los años. Si el tipo te quiere cagar te va a cagar a cualquier batihora y por cualquier baticanal. La persecución inquebrantable del aludido y la inspección sistemática de sus calzones no cambiarán esta cruel realidad.
7-No lo integres con tus amigas: No hay que llevar al señor a tomar café con nuestras amigas, ni a la peluquería cuando vamos a cortarnos el pelo ni a la manicura cuando acudimos a hacernos las uñas esculpidas. No hay que pretender que charle con nuestras compañeras de trabajo sobre estrellas famosas, moda, dietas y ejercicios. Hay que ser muy turra para hacer estas cosas.
8-No lo lleves de compras: Parece que los tipos no dan vueltas y vueltas como nosotras y compran sin tanto preámbulo. Si los arrastramos hasta el shopping, nos dirán inescrupulosamente que cualquier cosa nos queda bien para apurar el trámite y huir cuanto antes de ese antro repulsivo. Llevarlos de compras es una boludez: ellos se fastidiarán y nosotras tendremos ganas de matarlos.
9-No le preguntes qué le pasa: Aunque tu hombre tenga una portentosa cara de culo y no te toque un pelo, ni siquiera los sábados a la noche, cuando el intercambio de fluidos es prácticamente obligatorio, no le preguntes nada. No lo acoses. No le pidas explicaciones. No lo presiones. Evitarás que se canse de tu amena persona.
10-No lo hagas esperar: Los hombres no quieren esperar. No quieren. Cortá con el boludeo y no estés tres horas eligiendo qué ropa te vas a poner para salir mientras el tipo fumando espera. Hay que ser más natural y demorarse menos. Mientras los hombres esperan se aburren. Y un hombre aburrido es una presa excelente para una tetona sin principios. Un hombre no aburrido también, pero esa es otra historia.
Estas claves, como ustedes habrán notado, no son nada del otro mundo. Al
leerlas, analizarlas y transcribirlas tuve por momentos la rara sensación de
que estos loables consejeros confunden sensualidad con servilismo.
Eso de quererse, confiar en una misma y ser auténtica está bien. Está más que
bien. Pero cuando empiezan con la historieta de no hablar, no agobiar, no
reclamar y no preguntar derrapan groseramente. Porque gran parte del placer
inherente a una relación -he repetido esto millones de veces- consiste en tener alguien
a quien romperle las pelotas. Y es difícil romperle las pelotas a un señor
sin hablar, ni agobiar, ni reclamar ni preguntar. Sí, ya sé: una puede llorar,
hipar y desmayarse. Pero créanme: sin hablar no es lo mismo. Sin putear y
carajear, menos.
Espero que este opúsculo sea de utilidad para aquellas mujeres que están solas sin
haberlo elegido y para aquellas dispuestas a embelesar al hombre que supieron
conseguir y a recrearlo como Dios manda. Este espacio pretende, las más de las
veces, obrar como un servicio público para las damas en
apuros.
A esta altura de mi vida, con unos cuantos hombres conquistados en mi haber, amén de otros tantos fugitivos que partieron en pos de tetas mejores, no me interesa seducir ni entretener a nadie. Sólo quiero ver The Mentalist sin que un ente masculino me fragmente la paciencia. Pero eso es porque yo soy una señora grande y ya estoy de vuelta. De vuelta de dónde, no sé.
A esta altura de mi vida, con unos cuantos hombres conquistados en mi haber, amén de otros tantos fugitivos que partieron en pos de tetas mejores, no me interesa seducir ni entretener a nadie. Sólo quiero ver The Mentalist sin que un ente masculino me fragmente la paciencia. Pero eso es porque yo soy una señora grande y ya estoy de vuelta. De vuelta de dónde, no sé.
Pero que volví, seguro.
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