miércoles, 13 de septiembre de 2017

YO AMO LA TV II


YO AMO A LA TV II

"Quiero que la gente se ría y llore, no que se sienten y que se queden mirando a la pantalla." 
 Michael Landon 


Como les venía contando, soy adicta a la televisión. He tenido horas y horas de romance con la caja boba. No tengo ningún prurito en confesarlo: a los cuarenta y tantos no me interesa sacar chapa de inteligente. Pasé mucho tiempo frente a la TV, y no precisamente mirando Canal(á). Mirando otras cosas.    

 
 “THE TIME TUNEL”

La serie de ciencia ficción “El Túnel del Tiempo” giraba alrededor de las vidas del Dr. Tony Newman (James Darren ) y Dr. Doug Phillips, (Robert Colbert ), quienes, vaya uno a saber por qué oscuro motivo, se perdían en un remolino donde giraban las edades pasadas y futuras. Estos dos científicos no podían volver al presente, pero andaban de acá para allá: estuvieron a bordo del Titanic previamente a que se estrellara contra el iceberg, en Pearl Harbor antes del ataque japonés y en Indonesia precediendo el estallido del volcán Krakatoa. Siempre zafaban de las catástrofes históricas por un pelito. Pero zafaban.
Lo más lindo de la serie era la ropa que lucían los habitantes del futuro, totalmente plateada. Yo imaginaba que en el 2000 la gente iba a andar vestida de papel aluminio, pero me equivoqué fiero. Es desilusionante transitar el Siglo XXI con los mismos jeans de siempre.
La serie fue filmada entre 1966 y 1967. Posteriormente, hubo algunas remakes, pero todas pasaron sin pena ni gloria.


 “CHIPs” 

“CHiPs”, emitida originalmente entre 1977 y 1983, era una serie que versaba sobre las peripecias de dos agentes de policía en motocicleta de la California Highway Patrol. Los susodichos eran Jon Baker Dick Pants (Larry Wilcox ), el rubio, y Frank “Ponch” Poncherello Cunt Boy (Erik Estrada), el morocho. Morochazo, bah. Tradicionalmente, me inclino por los hombres rubios, pero esta vez, sea por la cara de pavote de Larry Wilcox o sea por el indiscutible encanto de Erik Estrada, me quedé con el chico latino. “Ponch” tenía un lugar privilegiado en la pared de mi dormitorio de preadolescente y no me perdía jamás un capítulo de la serie.
No sé qué se hizo de la vida de Larry Wilcox. Erik Estrada apareció en 1995 en un capítulo de “The Nanny”, “Kindervelt Days”, en el cual asistía junto a Fran a un baile de reencuentro de la niñera con sus compañeros del campamento de verano Kindervelt. El capítulo fue un guiño a aquellas adolescentes de antaño enamoradas de Erik Estrada y resultó muy emotivo. Cierto es que Poncherello abandonó el baile antes de tiempo, pero fue reemplazado por el Sr. Sheffield, que también tenía lo suyo.


“GET SMART” 

“Get Smart” fue conocida por estos lares como “El Súper Agente 86”. Interpretada por un impagable Don Adams (Maxwell Smart), era una divertida ironía sobre los agentes secretos, sus circunstancias y sus entuertos. Adams estaba acompañado por una preciosa Barbara Feldon (la Agente 99) y por Edward Platt como el Jefe de CONTROL, una agencia secreta de recontraespionaje perteneciente al gobierno estadounidense. CONTROL tenía una digna antagonista, KAOS, una parodia dela KGB.
La serie se filmó entre 1965 y 1970. Lo mejor de "El Súper Agente 86" eran los estrambóticos aparatos de los que hacía uso en Max sus peligrosas misiones. El más famoso era el "zapatófono", una genial idea del Mel Brooks: uno de los zapatos de Maxwell Smart podía usarse como teléfono. Para usarlo había que sacarle la suela, debajo de la cual estaban el disco y el micrófono. El “zapatófono” se convertía en pistola marcando el número 117. Los zapatos de Max contenían, algunas veces, otros utensilios. Escondidos en las suelas había una cápsula explosiva, una píldora suicida y una bomba de humo.
En el año 2008 hubo una innecesaria versión cinematográfica de la serie: Maxwell Smart fue interpretado por Steve Carell y la Agente 99 por la inexpresiva Anne Hathaway, conocida mundialmente por su cara de caballo de calesita.
Todos los chicos del mundo soñamos alguna vez con el “zapatófono”. Absolutamente todos.


 “THE ADDAMS FAMILY”

Los Addams eran unos locos lindos que alegraron de mi infancia y me enfrentaron ferozmente a mi hermana mayor, que pretendía ver a la espantosa y edulcorada maestrita Jacinta Pichimahuida, una tontuela que aparecía en pantalla a la misma hora que esta inusual pero adorable familia. En otro canal, obvio. Yo soy adicta a la televisión, no a las boludeces. Este clan fue creado en 1937 por el talentosísimo dibujante Charles Addams como una tira cómica para el periódico The New Yorker (El libro de Ray Bradbury “From the dust returned”, que narra las peripecias de la fantástica familia Elliot, tiene en la portada un estupendo dibujo de Charles Addams, amigo del escritor).
La Familia Addams estaba compuesta por el papá Gomez Addams -“Homero” (John Astin), la mamá, Morticia A. Addams (Carolyn Jones), el tío Fester - “Lucas” (Jackie Coogan, inolvidable junto a Charles Chaplin en “The Kid”), Pugsley Addams - “Pericles”, hijo de Homero y Morticia (Ken Weatherwax), Wednesday Friday Addams - “Merlina”, hermana de Pericles (Lisa Loring, igualita a mi mamá cuando era chica), la abuela Addams (Blossom Rock), Largo, el mayordomo (Ted Cassidy) y Dedos, una mano con vida propia que se comunicaba con el resto de la familia mediante el código Morse o el lenguaje de señas.
Los Addams eran extravagantes y algo oscuros: conservaban los tallos espinosos y desechaban las rosas, tenían como mascotas a un león y a un cocodrilo, cultivaban plantas carnívoras y se relajaban en una sala de torturas. Funcionaban al revés que una familia normal. Por eso siempre me llamó poderosamente la atención que Homero y Morticia se adoraran y no pudieran vivir el uno sin el otro. Hasta que comprendí que en los matrimonios normales eso no sucede jamás. En eso también los Addams iban contra la corriente. La serie fue filmada entre 1964 y 1966. En 1991 vio la luz una remake cinematográfica, “The Addams Family”, con Anjelica Houston y el malogrado Raúl Juliá (excelente) en los roles principales. En 1993 llegó la secuela de esta película, "Addams Family Values", con el mismo reparto. Y en 1998, se estrenó el tercer film de la saga, "Addams Family Reunion". En esta última película los papeles estelares fueron cubiertos por Daryl Hannah y Tim Curry (sí, el insoslayable y truculento Pennywise de “It”, gracias al cual toda mi familia le tiene fobia al pavote de Ronald McDonald). Estas remakes me gustaron. Vieron que tan jodida no soy.

 
“MR. ED”

“Caballo como Ed no hay dos, no hay dos, sólo Mr. Ed tiene bella voz. Feliz de aquel que escuche al sabio caballo Mr. Ed”. Así decía la cancioncita de esta encantadora serie que contaba las peripecias de un caballo parlante, Mr. Ed, y su dueño, el arquitecto Wilbur Post, interpretado por Alan Young (sí, me acuerdo la canción de memoria, me acuerdo todas las canciones de todas las series de memoria; a freak no me gana nadie). Wilbur era el único que podía escuchar a Mr. Ed, y este detalle oroginaba situaciones desopilantes. El caballo, un hermoso palomino castaño, se llamaba, en la vida real, Bamboo Harvester. Era la gran estrella de la serie y los chicos lo amábamos.
La serie se grabó entre 1961 hasta 1966. En 1970, y debido a sus problemas de salud, Bamboo Harvester fue sacrificado.
Allan Lane, quien falleció en 1973, fue el actor que prestó su voz a Mr. Ed.
Hace mil años que ningún canal de televisión pone la serie en el aire. Una lástima.

 
“THE WALTONS”

“Los Waltons” eran una especie de Ingalls, pero más abundantes. Había muchos Waltons. Muchos, muchos. Y eran un poquito más actuales. Sus peripecias (también abundantes) transcurrían durante la Gran Depresión y la 2º Guerra Mundial.
El personaje más sobresaliente de la serie era John Boy Walton, interpretado por Richard Thomas (el Bill Denbrough de la fabulosa “It”). Muy bonito. Muy. A través de sus ojos era vista la historia de la familia. John Boy era escritor y muchas veces reflexionaba en off acerca de sus padres, sus hermanos, sus amigos. Cada capítulo de la serie terminaba con la casa Walton en penumbras, salvo por la ventana en el piso superior. También en off se escuchaba una breve conversación entre dos o tres integrantes de la familia. Y después, las buenas noches.
“Los Waltons” también eran bastante sufridores. Pero los Ingalls sufrían más. Nadie sufrió en la tele tanto como los Ingalls. Nunca, nunca.


“MY FAVORITE MARTIAN”

“Mi marciano favorito” se filmó entre 1963 y 1966. Los protagonistas de la serie eran un marciano de apariencia humana que caía con su nave en Los Angeles (Ray Walston) y un reportero de The Angeles Sun (Bil Bixby), quien le daba asilo en su casa. Para evitar escándalos, el joven periodista Tim O'Hara presentaba a este simpático extraterrestre como su Tío Martin. El Tío Martín podía hacerse invisible, levitar y conversar con los animales, entre otras capacidades asombrosas. Sus invenciones eran geniales; la más popular fue una máquina del tiempo, que permitió que algunos capítulos de la serie estuvieran ambientados en épocas pasadas. De vez en cuando, en su cabeza asomaban dos antenas delatoras.
En 1999, Disney hizo una remake cinematográfica de “Mi Marciano Favorito”, protagonizada por Christopher Lloyd (Tío Martin) y Jeff Daniels (Tim). No la voy a defenestrar porque no la vi. Eso para que no digan que soy una reventada y que no hay versión fílmica que me venga bien.

 
“GHOST STORY - CIRCLE OF FEAR”   
   
Casi nadie recuerda esta serie de terror filmada entre 1972 y 1973 y bautizada en Argentina con un título por demás prometedor: “La Hora Macabra”. Era absolutamente asombrosa y yo, que siempre fui fanática de los sucesos sobrenaturales y sombríos, la adoraba. Fantasmas vengativos, profesores de secundaria que eran en realidad vampiros (inescrupulosos como los de antes, que no hay nada más fastidioso que un vampiro con inquietudes éticas), dobles malignos, viejas casas embrujadas: la serie lo tenía todo para ser perfecta. Y lo era. El actor británico Sebastian Cabot fue el anfitrión del programa durante los trece primeros capítulos; el elenco era rotativo.
Uno de los capítulos de la serie abordaba el tema del doppelganger: un niño aburrido creaba un amigo invisible que era su doble y asesinaba a su profesor de ajedrez. Recuerdo ese capítulo especialmente; supongo que será porque un su momento me impresionó bastante. Lo evoco y todavía se me pone la piel de pollo. 

 
“FANTASY ISLANSD”   

“La Isla de la Fantasía” era una recóndita islita en medio del Océano Pacífico. Hasta allí llegaban gentes que querían cumplir sus sueños, abonando el módico precio de 50.000 dólares. El anfitrión del lugar era el Sr. Roarke (Ricardo Montalbán), siempre vestido de traje blanco y acompañado por su fiel asistente Tattoo (Hervé Villechaize), quien acostumbraba anunciar la llegada de los visitantes gritando “¡El avión, el avión!” Roarke les daba la bienvenida a los convidados: “Queridos señores, soy su amigo el Sr. Roarke, su anfitrión, bienvenidos a la isla de la fantasía”. Y, a partir de allí, cada uno iniciaba su periplo, orientado siempre a la consumación de sus más caras fantasías.
La serie se filmó entre 1978 y 1984. La maravillosa isla fue visitada por famosas estrellas de la época.
A Hervé Villechaize, actor francés que, lamentablemente, se suicidó en 1993, no le gustaban los eufemismos: su deseo era que se refirieran a él como un enano y no como una persona pequeña. Medía apenas 1,22.
Mi hijo tenía dos o tres años cuando, ante cada engendro aeronavegante cruzaba el cielo patrio, gritaba, agitando los bracitos: “¡El avión, el avión!” Por eso lo rebauticé cariñosamente Tatoo, sobrenombre que mutó hasta convertirse en Tatu, apelativo que aún usan algunos miembros de la familia para referirse al pobre chico.
“La Isla de la Fantasía” prometía cumplir sueños. Y los cumplía. Una se sentía parte de esa ilusión. Y esperaba poder poner un pie en esa tierra mágica. Algún día.

 “BONANZA”  

“Bonanza” fue la serie de cowboys por excelencia. Relataba las aventuras de la familia Cartwright, compuesta por un viudo llamado Ben Cartwright (Lorne Greene) y sus tres hijos, cada uno de una esposa distinta (Ben Cartwright era viudo sin joda). El mayor, Adam (Pernell Roberts), era un talentoso constructor. No apareció en todos los capítulos de la serie. El segundo era el cálido gigantón Eric, apodado “Hoss” (Dan Blocker). Y el más joven, el vehemente Joseph Francis o “Little Joe” (Michael Landon). Landon todavía no tocaba el violín ni se perdía en tormentas de nieve navideñas, como haría años después al convertirse en el jefe de "La Familia Ingalls". Pero ya era un bombonazo hecho y derecho. Cuando tenía seis años estaba absolutamente enamorada de él. Por suerte, había un factor que atemperaba mis celos infantiles: a los Cartwright ninguna mujer les duraba más que un capítulo. O se morían o se tomaban el buque. Qué ingratas.
La familia tenía un cocinero chino llamado Hop Sing (Victor Sen Yung) y vivía en un enorme rancho, “La Ponderosa”, situado en Nevada, sobre la costa del Lake Tahoe. En 1967, David Canary se incorporó en 1967 al elenco como "Candy" Canaday, capataz de los Cartwright. Un lindo personaje.
Dan Blocker murió sorpresivamente en 1972 y ese fue el principio del fin de la serie, filmada entre 1959 y 1973. Los Cartwrigh eran todos lindos, hasta el viejo. Me fascinaban.    

Si ustedes creyeron que hasta acá llegue con este revival televisivo, se equivocan. Ya les dije que pasé muchas horas frente a la TV. Pero muchas, muchas. Lo que significa caros amigos, que aún no dije todo lo que tenía que decir acerca del tema.  

Ya saben. To be continued...

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