TUYA
Y AJENA III (COSAS DE AMANTES)
“Los que son fieles
conocen solamente el aspecto trivial del amor: son los infieles los que conocen
sus tragedias.”
Oscar Wilde
“Las señoras con
rango y posición
si no adornan la frente del varón
notan que algo les falta…”
“Cuernos”, Joaquín Sabina
Ya hemos hablado en este espacio y
siempre con fines didácticos, de los motivos que nos empujan a cometer una
infidelidad, de las precauciones a tener en cuenta cuando se adquiere un amante
y de los pros y los contras que conlleva el adulterio. Es hora, entonces, de
ocuparnos de una cuestión fundamental: los tipos de hombres con los que nos
podemos cruzar en nuestra derrapada hacia el pecado. He aquí una lista de
los especímenes masculinos que conforman el mágico universo de los amantes.
TIPOS DE AMANTES Y AMADORES
-AMANTE APURADO: Ustedes pensarán, malvados como son, que el eufemismo amante apurado es usado en este opúsculo para
nombrar decorosamente al eyaculador precoz. Puede ser, puede ser. Pero también se
engloban bajo este rótulo a todos aquellos varones que no trabajan la previa ni respetan los tiempos femeninos.
Ahora bien, tener un marido apurado es un castigo de Dios.
Tener un amante apurado es, en cambio, una reverenda boludez.
Arriesgar el pellejo por un tipo que vive el sexo como un trámite es un
delirio.
-AMANTE MACHISTA: Un machista es insoportable en cualquier ámbito de
la vida. En la cama, también. El amante machista es aquel que siempre lleva la voz
cantante y se siente descolocado cuando una mujer toma la iniciativa. Él
ordena, domina, avasalla. Un asco.
-AMANTE PEREZOSO: El hombre perezoso es un clásico. Es
aquel que es incapaz de cambiar el cuerito de una canilla o una lamparita, pero
no porque no sabe hacerlo. Porque no se le canta. Porque es vago. Porque le
pesan las partes. El amante perezoso es el
hombre perezoso llevado al
telo. El tipo cree que lo único que tiene que aportar al encuentro carnal es
una erección. Nosotras tenemos que poner todo lo demás: el entusiasmo, el
ímpetu y el ejercicio. El amante perezoso nos quiere siempre arriba, cosa de que no tener que mover un
músculo para nuestra satisfacción. Dicen los que saben que este comportamiento
deleznable tiene para nosotras una clara ventaja: nos permite controlar la
situación. Qué se yo.
-AMANTE EXHIBICIONISTA: El amante exhibicionista es el que, después de consumado el
acto carnal, gusta de corretear desnudo por la habitación y sopesar sus
partes pudendas frente a cuanto espejo haya por ahí. Ama de punta a punta y con la luz encendida.
Si una también es exhibicionista se llevará de perlas con este macho que gusta
desplegar sus atributos sin un atisbo de vergüenza. Si una es friolenta la va a
pasar mal, porque a este majo desnudo no hay Cristo que lo tape.
-AMANTE FLOJITO: El amante flojito es aquel que empieza la faena sexual
con frenesí y energía pero enseguidita se desinfla. Le falta el aire, se
le acalambran las piernas, le duele la cintura, etc. Una lástima.
-AMANTE PEDIGÜEÑO: Este amante con alma de niño malcriado es aquel que, a la
hora del amor, se la pasa pidiendo cosas: que te pongas así,
que te pongas asá, que hagas esto o que hagas aquello. El amante
pedigüeño cree que vos estás
ahí para satisfacer sus demandas. Suele ser molesto como un bebé llorón, pero,
con paciencia, se lo puede hacer entrar en razón. No va a dejar de pedir, pero
va a aceptar que las relaciones amorosas se mantienen a flote gracias a cierta reciprocidad y que, cada tanto, le toca dar.
-AMANTE EMPALAGOSO: El amante empalagoso es aquel que tiene una previa impecable y dedica gran parte del
encuentro erótico a los besos, las caricias y los arrumacos. A la mayoría de
las mujeres nos encantan los amantes empalagosos, pero hay señoras impacientes que
prefieren que los eventos se desarrollen con un poco más de premura.
-AMANTE REVIENTA CAMAS: He aquí un trabajador del sexo. El amante revienta camas es la antítesis del amante perezoso.
Este señor hacendoso a la hora de los ardores siempre tiene bríos para una
segunda vuelta. Muy activo, nos revolea por el aire como si fuésemos muñequitas
de papel y no señoras algo entraditas en carnes. Es el que cada tanto hace
sonar la pata de alguna cama.
-AMANTE PRESUMIDO: Si bien todos los amantes son jactanciosos, hay uno que lo es especialmente.
El amante presumido
es un émulo criollo de Johnny
Bravo y una considera que es
casi un milagro que, con tantas horas dedicadas a cincelar ese cuerpecito, le
haya quedado tiempo para aprender a hablar (si es que aprendió). Este
partenaire erótico está convencido de que su pene es una gracia que nos es
otorgada por las altas esferas celestiales. El amante presumido disfruta admirándose a sí mismo en
el espejo mientras hace el amor. Nosotras sólo somos asistentes de la verdadera
estrella de la noche: él.
-AMANTE SILENCIOSO: El amante silencioso es aquel que, a la hora de los bifes, no es capaz de
soltar ni un mísero suspiro. Es algo así como una porno muda. Nunca podremos
estar seguras de la intensidad de su goce.
-AMANTE CHARLATÁN: El amante charlatán es aquel que no puede dejar de hablar,
ni siquiera a la hora de tener sexo. Piropeador algunas veces, zafado otras,
nunca cesa de hacer observaciones sobre la naturaleza del acto que estamos
llevando a cabo. Cada dos por tres pregunta: “¿Qué querés que te
haga?”, “¿La pongo por acá o la pongo por allá?”, “¿Te gusta o no?”
Si bien con el amante charlatán nos enteramos de todo, suele desconcentrarnos
con tanta cháchara.
-AMANTE ILUSO: El amante iluso es aquel que esta convencido de
que satisface nuestras necesidades eróticas con creces y se toma al pie de la
letra cada suspiro, cada gemido y cada gritito que una suelta en la refriega
amorosa. Quién sabe qué corno estaba haciendo el amante iluso en 1989, porque ni se enteró del
orgasmo fingido por Meg Ryan en “Cuando Harry conoció a Sally”.
-AMANTE PRIMERIZO: Tiernito como una lechuguita de manteca, el amante primerizo es aquel que carece de experiencia en
las lides amorosas. Llega a nuestra cama con poquísimos kilómetros recorridos y
con una idea bastante idealizada de lo que debe ser un encuentro sexual. Si
bien el amante primerizo no tiene demasiadas contraindicaciones y es terreno
fértil donde sembrar las
semillas del amor, yo paso.
Para mí los hombres se ponen lindos después de los 30. A esa edad no hay
primerizos, y, si los hay, gastan fortunas en psicoanalista.
-AMANTE ANTIESTÉTICO: El amante
antiestético es aquel que no
cuida ciertos detalles que, para algunas damas quisquillosas, hacen al buen
gusto. Es el que, a la hora del amor, en épocas de temperaturas inclementes, se
deja puestas las medias y/o la camiseta. Para las chicas modernas será,
seguramente, aquel que no se depila, pero las señoras de mi edad consideramos
que un hombre que se depila no es un amante
estético sino un amante aputosado.
-AMANTE TORPE: El amante torpe pone toda la buena voluntad del mundo
en la faena carnal, pero ya se sabe: el que nace pa’
gusano, a mariposa no llega. Este
hombre, totalmente inepto a la hora del amor, nos aprieta, nos aplasta y
nos mete los dedos en los ojos. Cuando está con él, una tiene la sensación de
estar con Moe, con Larry o con Curly, dependiendo la sensación
del tipo y cantidad de cabello del susodicho.
-AMANTE METROSEXUAL: Sospechoso para algunas señoras que pasamos los 40, el amante metrosexual llega a nuestra cama emperifollado
como una bataclana del Moulin Rouge. Puede ser un amante considerado y
hasta generoso, y se puede disfrutar de sus atenciones, siempre y cuando una
acepte que será, por los siglos, la más zaparrastrosa de la relación.
-AMANTE COMO DIOS MANDA: El amante como Dios
manda (aunque dudo que Dios
se meta en cosas tan rastreras) es aquel que colma nuestras expectativas
sentimentales y eróticas y nos hace felices, aunque sea un par de horitas
a la semana. Este amante sabrá
hacernos el amor y también sabrá darnos buen sexo, disfrutará y nos hará disfrutar.
Encontrar un amante como Dios
manda es encontrar un tesoro.
-AMANTE UNICORNIO: Hay quien dice haberlo visto. Hay quien dice haberlo tocado.
Hay quien dice haber gozado de sus favores. Pero no hay evidencia que demuestre
que es un ser real y no el producto ficticio de algunas mentes femeninas
calenturientas. El amante unicornio es, por supuesto, un amante perfecto. Posee la cantidad exacta de pasión,
sentimiento, fantasía y ternura necesaria para que cualquier mujer,
desprevenida o no, caiga rendida a sus pies. Ha leído todos los libros de Alessandra Rampolla. Y toda la poesía de Pizarnik. Y todas las novelas de Stephen King.
Ya sé, me fui al carajo. Pero el amante
unicornio es así: muta de mujer en mujer y es la
fantasía ideal de cada una de ellas.
Seguramente, mis queridas, habrá algún tipo de amante que he pasado por alto. Sabrán ustedes perdonar el descuido. Espero que esta lista, aún siendo incompleta, las ayude, no sólo a descubrir con qué tipo de amante tratan, sino que les resulte de utilidad para la elección de los venideros.
Me despido de ustedes con la alegría del
trabajo cumplido. Y dejándoles, como ya se ha hecho costumbre, una frase para
la reflexión, esta vez del genial Woody Allen: “Con el paso de los años
lo único que se aprende es a navegar por la vida procurando hacerse menos daño,
pero nada más. Sabiendo que hay problemas que nunca se pueden solucionar. Y la
infidelidad es uno de esos problemas sin solución”.
Que les aproveche.
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