MARTES SÍ, MIÉRCOLES NO,
JUEVES QUIÉN SABE…
"¿Con que frecuencia
practicáis sexo? O, ¿con qué frecuencia hacéis dibujos? Bueno, yo nunca me
canso de pintar...dibujaría todo el día, todos los días si pudiera...y usaría
todos los colores de mi caja. ¡Me encanta colorear! Hasta llegar a... ¿correrme?
Lo siento, no hay equivalencia en colores... "
Samantha ("Sex and
The City: The Movie")
"El amor nunca muere
de hambre; con frecuencia, de indigestión."
Friedrich Wilhelm Nietzsche
Parece,
mis queridos, que no hace falta ser una chica Cosmo para preguntarnos
todo del tiempo si nuestra vida sexual es más o menos decorosa o estamos
más cerca del bochorno que del orgasmo. Si bien las inquietudes de estas
muchachas glamorosas difieren bastante de las nuestras (a las cuarentonas jamás
se nos ocurriría preguntar si es correcto que nuestro chico nos
pida que le practiquemos sexo oral arrodilladas, porque esa es la posición que
utilizan para tan impúdico menester las estrellas porno), las
mujeres hechas y derechas también queremos saber. Queremos
saber, sobre todo, si la frecuencia con la que tenemos sexo es normal.
Porque estas cosas nos preocupan, lo admitamos o no. A
los señores, sépanlo, también les preocupa este asunto. Y
bastante más que a nosotras. Según los especialistas, los varones
creen, en general, que su vida sexual es escasa y las damas, por el
contrario, opinamos que nuestros hombres están todo el día calientes como una
pava. Esta divergencia de miradas genera en las parejas (aun en aquellas que
juran que sus vidas son más rosadas que una bombacha de
Reese Witherspoon en “Legalmente rubia”) más de un
cortocircuito. ¿A qué se debe este desacuerdo entre damas y caballeros?
Los hombres han tenido históricamente más permiso para disfrutar del sexo que
las mujeres y han aprendido a disociar entre lo físico y lo emocional.
Nosotras, en cambio, no podemos hacer el amor a las diez de la noche con un
señor al que puteamos con frenesí a las diez de la mañana. Para las féminas, todo
lo que sucede en el día repercute en la cama (pero, ¡ojo!, todo
lo que sucede en la cama también repercute en el día, aunque esta segunda
verdad no esté tan desperdigada como la primera).
Según la
sexóloga de las estrellas, la adelgazada Alessandra Rampolla, no existe una cifra
ideal de encuentros sexuales semanales que sea aplicable a todas las
personas. En el gran país del Norte, por ejemplo, se calcula que la frecuencia
sexual de una pareja promedio es de 3,5 veces por semana, pero es sabido que
estas estimaciones son sólo promedios y no cifras ideales. La
cantidad de encuentros sexuales semanales varía de pareja en pareja y tiene que
ver con el tipo de relación que mantienen, su estilo de vida, el nivel de
libido compartido y las expectativas de ambos sobre la intimidad sexual y lo
que ésta debe y puede ofrecer.
Según el Informe
Durex sobre Bienestar Sexual 2012, que analiza testimonios reunidos en
26 países, los datos más confiables sobre este tema son los siguientes:
-El promedio es de 103 encuentros sexuales por año.
-Hay una mínima diferencia entre la frecuencia masculina, de
104 rounds al año, y la femenina, de 101.
-El 5% de los adultos tiene sexo todos los días.
-Uno de cada cinco adultos lo hace entre 3 y 4 veces a la semana.
-La franja de edad con más relaciones es entre los 35 y los 44
años: reconocen mantener unos 112 encuentros sexuales al año.
Una, que
es lo suficientemente joven como para tener una vida erótica ajetreada y lo
suficientemente mayor como para comprender que calidad es
mejor que cantidad, se da por cumplida con 2 o 3 batallas
carnales por semana, pero sabe, por experiencia, que los ardores
sexuales (sobre todo en las parejas que llevan muchos años de martirio)
van y vienen. Hay épocas en las que los esposos, concubinos, novios y amantes
son grandes hogueras de pasión y otras en que andan con los fósforos húmedos.
Nada más normal que la fluctuación del deseo en una pareja entrada en años.
El sitio
web Entre
Mujeres hizo su propia encuesta acerca de este tema, en la
que participaron más de 9000 mujeres, y los resultados han sido expuestos en
una nota firmada por Vanesa López. Ante la concreta pregunta “¿Con qué
frecuencia tenés sexo?”, las asiduas visitantes del mentado espacio
dieron las siguientes respuestas:
-Algunas veces por semana. El 48% de
las participantes optó por esta respuesta algo vaga pero que puede inscribirse
en lo que yo llamaría la línea Sor Juana Inés de la Cruz (no
por poner en duda la virginidad de Sor Juana, que soy hereje pero no tanto,
sino por su rotunda afirmación de que el amor es como la sal, dañan su
falta y su sobra).
-Los sábados “me toca”. Nada más deplorable que saber de antemano cuándo nos toca y cuándo
no (bueno, sí: que no nos toque nunca). El 18% de las
féminas encuestadas por Entre Mujeres confesó que, para ser bendecidas (o maldecidas)
con un round erótico deben esperar al fin de semana. Algunas, porque durante la
semana, tanto ellas como sus medias naranjas, tienen puestas sus energías en ir
a trabajar, viajar como ganado, carajear a Macri por el puto Metrobús,
etc. Otras, porque están solitas y solas y aprovechan los días no laborables
para ir a un boliche y ver si enganchan algo más o menos potable, aunque sea
para desfogarse el fin de semana.
-Ya ni me acuerdo. Esta es la tristísima
respuesta que el 17% de las damas interrogadas acerca de la frecuencia de sus
relaciones sexuales. Parece que son muchas las señoras y señoritas que,
voluntariamente o no (yo creo que no, pero bue, ya se sabe que yo soy una
depravada) han olvidado cómo es eso de manotear lo que se tiene cerca y
encontrar algo interesante.
-Todos los días, es como dormir y comer. Esta réplica, que me dejó algo pasmada (nada, nada, NADA,
es como comer), vino de boca de damas y damitas que presumen de estar muy bien
atendidas. Si bien el sexo tiene mucho que ver con nuestra salud
psicofísica, nadie se murió de celibato, que yo sepa. Y si no
comemos o no dormimos (o no meamos o no evacuamos), nos
morimos, capisci? Además, estas mujeres afortunadas no aclararon si,
para tener sexo 7 veces por semana, cuentan con uno o varios señores a su
disposición. Porque con varios señores es más fácil. “¿Fanáticas
del placer o adictas al sexo?”, se pregunta Entre Mujeres sobre
estas hembras insaciables. Ni una cosa ni la otra: fanfarronas, nomás.
-Cada tanto, cuando conozco a alguien. El 7% de las mujeres encuestadas dio esta respuesta que también
suena bastante tristona. No son tan atrevidas como las que concretan el
sábado sí o sí aunque no tengan ni marido, ni concubino, ni novio, ni amanta,
ni sodero, y, para degustar las mieles del sexo esperan a que aparezca alguien
especial (chicas, esperen sentadas y duerman sin frazada,
como decía nuestro querido Carlitos Balá… o hagan justicia por mano
propia… o, acepten de una vez por todas que los príncipes son
feos y tienen madres desagradables y eternas, y que los únicos azules son
los Pitufos).
Hasta
aquí, mis queridas, todo lo que tenía para decir acerca del peliagudo asunto de
la frecuencia con la que damas y damitas tenemos sexo. Vuelvo a repetir que no
importa tanto la cantidad como la calidad y
que cada pareja es un mundo. Lo que para unos es mucho para
otros es poco. Y viceversa. Lo fundamental es que cada yunta amatoria encuentre
su propio ritmo y no se sienta frustrada cuando aparecen esos amantes
maratónicos que juran que tienen sexo 2 o 3 veces al día. La mayor
parte de las veces son mitómanos que no ven un calzoncillo o
un corpiño con algo adentro desde tiempos inmemoriales y suplen su falta de sexo
real inventando pelotudeces. Otra cosa sustancial es no creer que el
buen sexo tiene que ver con un culito parado y una cinturita de avispa (fíjense
que la chica Cosmo, que no pasa de los 25, tiene más
problemas que los Pérez García). La cosa pasa por otro lado. Pasa por
querer y quererse. Y dejarse de romper los kinotos con tanta obsesión con la
perfección porque la perfección, caras lectoras, no existe.
Me
despido de ustedes con una frase de Hunter S. Thompson, con la que pueden estar
de acuerdo o no, pero que resume de modo magistral mi modo de pensar en
lo que a relaciones entre hombres y mujeres se refiere: "El sexo
sin amor es tan hueco y ridículo como el amor sin sexo".
Buenas tardes.
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