jueves, 22 de septiembre de 2016

PEOR PARA EL SOL


 PEOR PARA EL SOL

“Peor para el sol 
que se mete a las siete en la cuna del mar a roncar 
mientras un servidor 
le levanta la falda a la luna...” 
 "Peor para el sol",  Joaquín Sabina

“¿Cómo que quién es? Cariño, ¿quién quieres que sea ese jovencito desnudo y excitado, tumbado junto a mí, en la cama? Pues el empleado que estaba revisando el nuevo colchón de agua, y el pobre, como tenía tanto calor, se ha desnudado para estar más cómodo, y poder trabajar mejor.” 
 Patrizia Carrano  
  
De infieles está el mundo lleno. Eso es harto sabido. Meter los cuernos es una actividad que el ser humano viene practicando desde hace siglos, con mayor o menor fortuna. Algunos, sólo se tiran una cana al aire que no pasa a mayores. Otros, se meten hasta el caracú con su amante y arman cada bolonqui que ni te cuento. Parece que, cuando uno es infiel, no lo hace de turro o malparido. Lo hace por una serie de circunstancias que se confabulan para que nuestro partenaire termine emulando felizmente a Rodolfo, el Reno. Sin trineo y sin regalos, eso sí.
Para mí, tratar de justificar una infidelidad es más vergonzoso que cometerla. Qué es eso de andar dándole explicaciones a todo el mundo de nuestro nefasto comportamiento. Yo no le doy explicaciones a nadie y sanseacabó. Pero si ustedes necesitan justificarse ante sí mismos o ante sus vapuleadas parejas, les dejo aquí una serie de motivos que, supuestamente, nos empujan a retozar alegremente en los catres ajenos. De nada.

JUSTIFICACIONES VÁLIDAS PARA UNA METIDA DE CUERNOS

Busquen, busquen, que el que busca encuentra. Si se tienen en tan alta estima como para no reconocer que el mal paso dado fue fruto de una vulgar calentura cuasi animalesca, retuerzan un poco la cosa y hagan uso y abuso de estas coartadas para infieles racionalizadores:

-INFANCIA DIFÍCIL: Parece que los locólogos tienen razón y que si uno hurga lo suficiente en su infancia se topa con justificativos para todo. Los niños desatendidos o extremadamente sobreprotegidos se convierten, con el paso del tiempo, en infieles en potencia. Igual que los niños inseguros, los niños autosuficientes, los niños que provienen de familias disfuncionales, los niños que provienen de la familia Ingalls, etc. El que alguna vez fue chico encuentra, aunque no se esmere buscando, una explicación a su desagradable costumbre de meter los cuernos. Todo se remonta a ese juguete que no le compraron. O sí le compraron, pero no era como él esperaba. O a ese cumpleaños que no le festejaron. O sí le festejaron, pero sin piñata.

-SENSACIÓN DE VACÍO: Sentirse solo estando solo es triste. Sentirse solo estando acompañado es tristísimo. El sentimiento de vacío existencial nos empuja, muchas veces, a tálamos extraños. Con un amante o dos no vamos a llenar nada, pero, por lo menos, tenemos la sensación de que lo estamos intentando. Que no es poco.

-INCOMPATIBILIDAD DE CARACTERES: “Cada vez que digo que sí ella en cambio opina que no, siempre que prefiero dormir ella insiste en hacer el amor…” Más o menos así es la incompatibilidad de caracteres. Por lo menos, según Joaquín Sabina. Cuando estamos emparejados con alguien que es nuestra antítesis hecha y derecha, es lógico que terminemos ornamentando su cabeza de manera escandalosa, auxiliados en tal empresa por alguien que comparte nuestros gustos, intereses y placeres, por lo menos mientras conserva su condición de patas de lana.

-MONOTONÍA Y BÚSQUEDA DE NUEVAS SENSACIONES: Parece que, tarde o temprano, una llega a conocer al merluzo con el que comparte sus días de pe a pa. Y el susodicho deja de ser, entonces, novedoso y sensacional. Vivir sin novedades, señores, es un embole total. La falta de primicias es el caldo de cultivo adecuado para que se geste una corneada apoteósica.

-SENTIMIENTO DE MENOSPRECIO: Es común que el casado o la casada no se sientan lo suficientemente apreciados por sus cónyuges. Es que, la verdad, es bastante difícil mantener entronizada a nuestra almita gemela después de haberla visto recién levantada, en chancletas y con los pelos hechos un pegote inmundo. Estos menospreciados salen, ya peinados y calzados como corresponde, a buscar a alguien que los aprecie en serio. El menosprecio marital apaga la fogosidad de las sábanas propias e incinera las ajenas.

-FAMILIARES ENTROMETIDOS: Si una pareja es constantemente invadida por suegros, cuñados, primos y todo tipo de parientes con ganas de meter la cuchara en el guiso ajeno, se desmoronará de manera irremediable. Eso sí, antes de que se desmorone del todo, sus integrantes andarán picoteando compulsivamente en corrales ajenos donde no haya suegras omnipresentes rompiendo las pelotas. Porque una de las grandes ventajas del amantazgo es el desconocimiento total y absoluto de las parentelas de las partes involucradas.

-VIDA SEXUAL DEFICIENTE: Si nos pica, que nos rasquen. Y si no nos rascan, que se atengan a las consecuencias. Cuando no estamos sexualmente satisfechos, sea por una situación cuantitativa o sea por una situación cualitativa, salimos al mundo a buscar lo que nos falta. Nadie puede culparnos por eso. Es una cuestión de supervivencia. Es como salir a buscar un cacho de pan cuando tenemos hambre. Nada personal.

-MIEDO A LA PÉRDIDA DE LA LIBERTAD: Algunas veces, la infidelidad es la consecuencia de la necesidad que tiene un miembro de la pareja de reafirmar su independencia. Algo así como decir “Hago lo que quiero, cuando quiero, como quiero y con quien quiero”. Esto no deja de ser una ilusión, pero funciona.

Con todas estas excusas a mano, estamos en condiciones de justificar cualquier desliz o de apurarnos a cometerlo, si todavía no hemos dado el feliz mal paso. Para facilitar el trámite, hete aquí una serie de lugares que funcionan como cotos de caza de posibles amantes, orientado a señoras y señoritas deseosas de arrastrar su honra por el fango.

DÓNDE BUSCAR AMANTES

A veces, una se encuentra por casualidad con un potencial amante. Otras, hay que salir a buscarlo. Los lugares enunciados a continuación son ideales para localizar un prójimo deseable con el cual desfogarse.

-INTERNET: Si una quiere hacerse de un amante de manera rápida e higiénica, nada mejor que echar mano al mouse y clickear a destajo. Internet es el lugar ideal para la concreción de fantasías desenfrenadas y el sano ejercicio de la masturbación mental. Las redes sociales están atiborradas de potenciales amantes: señoras casadas que no saben lo que quieren, señores inescrupulosos que las convencen de que lo que quieren es un revolcón ilícito, etc.

-EL GIMNASIO: En el gimnasio toda la carne está puesta en el asador. Y, entre sudores y elongaciones, el cuerno se da naturalmente. De todos modos, vale aclarar que la mujer que va a buscar un potencial amante a un gimnasio no debe esperar encontrar nada más que un hámster (bien armadito, eso sí) que da vueltas y vueltas en la ruedita sin preguntarse jamás por qué carajo lo hace. La que pretende una relación algo más profunda que la que se puede tener con un bife de ternera que enfile para otro lado.

-LA CLASE DE…: Talleres literarios, cursos de teatro, clases de baile o de pintura, son lugares ideales para encontrar amantes que, además de recrearnos la entrepierna, tengan con nosotras intereses y gustos en común. Cierto es que estos amantes son los más peligrosos, porque son aquellos de los cuales una se termina enamorando como una pavota. Pero vale la pena arriesgarse.

-EL LABURO: Las secretarias de señores importantes, las cajeras de supermercado, las vendedoras de ropas y porquerías varias, todas, toditas, pueden encontrar uno o varios potenciales amantes en su lugar de trabajo. Este coto de caza se les complica un poco a las maestras, porque profesor de gimnasia hay uno solo (difícilmente pueda atenderlas a todas) y el profesor de música seguro que es trolo. Queda rezar por la aparición de algún padre más o menos en precio preocupado por el desempeño académico de su párvulo.

-LA REMISERÍA: Yo no sé cuál es el encanto oculto que tienen los remiseros, pero hay muchas señoras que los encuentran interesantes para cursar junto a ellos un feliz amantazgo. Supongo que esto se debe a que el remisero tipo es un espécimen que le huye al trabajo, lo que lo convierte en un señor con mucho, muchísimo tiempo libre para perder dorándole la píldora a una casada insatisfecha.

Si bien todos los cuernos son cuernos, no todos los cuernos son iguales. Lean y aprendan.

TIPOS DE CORNADAS

Parece, señores, que hay dos tipos muy distintos de infidelidad: la infidelidad accidental y la infidelidad con compromiso. La primera versa exclusivamente sobre sexo; es un toco y me voy inofensivo y fácil de ocultar. La segunda pone en juego los sentimientos, nos abrocha un amante estable y, literalmente, nos caga la vida.

La infidelidad accidental puede ser provocada por diferentes motivos:

1) UNA NOCHE DE BORRACHERA: En una noche de borrachera puede pasar cualquier cosa. Con unas cuantas copas de más encima, revolcarse con un señor que no es el nuestro resulta lo más natural del mundo. A mí es muy difícil encontrarme borracha. Mucho más difícil aún es encontrarme borracha fuera de casa. Así que desconozco los ribetes de este tipo de infidelidad etílica, por lo cual no estoy capacitada para dar demasiados detalles.

2) LA OPORTUNIDAD CON NUESTRO AMOR PLATÓNICO: Sucede que una está felizmente emparejada y, por obra y gracia de Mandinga, se cruza con aquel compañero de secundaria por el cual vertió litros de baba. Antaño, el muchacho nos ignoraba. Hoy nos mira con cariño. ¿Qué hacer, Dios mío, qué hacer? ¿Mantenerse fiel e impoluta o concretar un encuentro carnal que nos resarza por tanta lágrima adolescente?

3) UNA OCASIÓN ÚNICA: Una alineación planetaria extravagante hace que te tropieces en el supermercado con un émulo criollo de Jared Padalecki. Y que el susodicho tenga interés carnal en tu vulgar cuerpecito. Esta es, por supuesto, una ocasión única, que amerita revolear algo más que una lata de tomates.

4) NO SABER DECIR QUE NO: De repente te encontraste con un tipo. El tipo avanzó, avanzó, avanzó, y vos, por no ser maleducada, lo dejaste avanzar. No vaya a ser que hirieras sus sentimientos o mellaras su autoestima.

5) VENGANZA: Ojo por ojo, diente por diente. Si tu partenaire adornó tu preciosa cabecita es hora de que le pagues con la misma trágica moneda.

La infidelidad con compromiso es cualquiera de las infidelidades accidentales que no se pudo/supo erradicar a tiempo. Conlleva penas, lágrimas, malas caras, peleas, reconciliaciones, rupturas, promesas, divergencias, etc., etc., etc. No la recomiendan ni los médicos ni los farmacéuticos porque es sumamente estresante. Una comienza teniendo un marido y un amante y termina teniendo dos maridos. Dos tipos que la controlan, dos tipos que la celan, dos tipos que la asfixian y dos tipos que no la comprenden. Un horror.
De todo lo antedicho se desprende que la infidelidad, lejos de ser la panacea universal es, las más de las veces, un espejismo ramplón. Se puede guardar un feliz recuerdo de una infidelidad accidental (sobre todo de la concretada entre las góndolas del supermercado con el Jared Padalecki vernáculo). Pero las infidelidades con compromiso, tarde o temprano, nos joden la vida. Si están dudando acerca de meter o no meter un cuerno que pinta para algo más que un toco y me voy, tengan siempre presente que un amante no es nada más ni nada menos que un marido en sus primeras etapas de evolución. Esta verdad irrefutable es suficiente para disuadir a cualquiera.
Me despido de ustedes con una frase del desengañado Oscar Wilde: Mentir a otros. A eso llama el mundo romance.”

Buenos días.

No hay comentarios:

Publicar un comentario