domingo, 15 de marzo de 2020

10 SEÑALES QUE INDICAN QUE NO ES EL AMOR DE TU VIDA


10 SEÑALES QUE INDICAN QUE NO ES EL AMOR DE TU VIDA

“El verdadero amor no se conoce por lo que exige, sino por lo que ofrece.”
Jacinto Benavente

Es de público conocimiento que, cuando una encuentra al amor de su vida, tiene que prenderse a él como sanguijuela enloquecida, porque los amores de nuestras vidas suelen ser bastante esquivos y a veces no aparecen jamás. En ocasiones creemos haber encontrado a ese mítico amor del que tanto hablaban la revista “Nocturno” y las novelas de Corín Tellado, pero, con el correr del tiempo, nos damos cuenta de que no, de que el sátrapa con el que compartimos colchón o dos horas en un hotel alojamiento cada tanto, no es el amor de nuestra vida. Y si no nos damos cuenta solas, porque a chitrulas no nos gana nadie, tenemos a la amable Julieta Sanguino para despabilarnos. La señorita en cuestión es la autora de una esclarecedora nota intitulada 10 señales que indican que no es el amor de tu vida, publicada por el sitio web Cultura Colectiva.
Haciendo gala de mi proverbial espíritu de servicio, transcribo aquí las señales que nos señala Julieta (valga la redundancia) para que nos demos cuenta de que no, de que el ente que tenemos al lado no es el amor de nuestra vida y tomemos las pertinentes medidas para que el susodicho levante el culo del sillón del living y deje paso al delincuente que sigue, que por ahí sí es el amor definitivo. De nada.

10 señales que indican que no es el amor de tu vida

1) Nunca tiene detalles: Un mensaje amoroso, un chocolate, una flor robada de los jardines de Quilmes o, simplemente, un buenos días matutino sin ladrar y sin morder, son detalles que hacen que nos enamoremos cada día un poco más del hombre que tenemos al lado. Ustedes me tacharán de materialista, pero a mí esto me sucede en las estaciones de tren atiborradas y en los colectivos llenos hasta el tuétano: esos son los momentos en los que pienso que gracias a mi consorte y su obsesión con el trabajo (obsesión que yo no comparto, por supuesto) no tengo que pasar por esa tortura china a diario, y por eso lo quiero un poquito más, por lo menos un rato.
Si los detalles se acaban tenemos que tomar conciencia de que no estamos frente al amor de nuestras vidas. El amor de nuestras vidas es detallista siempre, hasta el fin.

2) Nunca te escucha: Si tu partenaire presta más atención a la TV, al celular o a las gracias del perro que a tu cháchara insustancial, claramente no es el amor de tu vida. El amor de tu vida tiene que hacer a un lado cualquier distracción para escucharte, aconsejarte, contenerte  (no te equivoques, el psicólogo no es el amor de tu vida, recordá que te cobra).

3) No tienen objetivos similares: Si vos querés casarte y tener hijos y tu partenaire quiere ir a dar la vuelta al mundo en 80 días estamos en problemas.  No tener planes en común o tener planes diametralmente opuestos es una señal inequívoca de que estás frente a un amor pasajero que terminará agotándose.

4) No comparte tus ideas: No compartir ideas hace que se generen fricciones en la relación y que la misma se empantane o se convierta en un muestrario de discusiones y portazos. Si vos sos de Boca y él de River, si vos sos K y él es PRO, si vos sos vegetariana y el un carnívoro consuetudinario, no estás frente al amor de tu vida. Estás frente a un tipo con el que te vas a agarrar de los pelos mal. Eso de que los  opuestos se atraen es una falacia. Los opuestos se rompen los cuernos en cuanto tienen oportunidad.

5) No quiere que crezcas: Si él no apoya tus proyectos y emprendimientos, si no permanece a tu lado luchando contra todos los obstáculos que se te presentan y confiando ciegamente en que vos podés, no estás frente al amor de tu vida. Si te pone palos en la rueda por temor a que despegues y vueles lejos de él, no estás frente al amor de tu vida.

6) Ya no existe química: La química, mis queridos, se da en todos los planos de la existencia de la pareja, no sólo en el ámbito sexual. Si a la hora de bailar o simplemente de tomarse la mano caen en confusiones y torpezas, mala fariña. Ni hablar si también surgen confusiones y torpezas a la hora de los bifes.

7) Te miente: Si el tipo te miente, decididamente no es el amor de tu vida. La confianza es esencial en cualquier relación y si el señor con el que llevás adelante una relación romántica te mintió, aunque sea en una pavadita, esa confianza se hizo añicos.

8) Hay silencios incómodos: Permanecer callado junto a una persona por más de dos minutos y que no exista ningún tipo de incomodidad, es la mejor forma de darte cuenta que estás con el amor de tu vida. Si los silencios son incómodos, y hay que llenarlos con palabrerío baladí, podés dar por sentado que el amor de tu vida no es el sátrapa con el que estás perdiendo el tiempo.

9) Fingís para que no se enoje: Una de las grandes ventajas de encontrar al amor de tu vida es el poder ser como sos sin que el otro se moleste o enloquezca. Desordenada, insomne, llorona, charlatana. Vos sos eso y el amor de tu vida te acepta así. Si tenés que fingir para que él no se enoje, olvidate.

10) Idealizás demasiado el pasado: Si estás en un punto de la relación en la que recordás con insistencia y añorás los bellos momentos que pasaron alguna vez, es, seguramente, porque el presente no es el ideal. Es probable que la relación se haya enfriado y es de público conocimiento que la relación con el amor de tu vida no se enfría jamás. El amor de la vida de una mujer es una llama eterna. Algo cuasi místico. Es una pena confundirlo con un chichoneo intrascendente.

Hasta aquí, amables lectores, las señales que Julieta considera fundamentales para que nos demos cuenta de una buena vez de que no estamos frente al gran amor al que cantaron, cantan y cantarán poetas y juglares. Yo, jodida como soy, considero que quizás, el amor de nuestra vida no sea más que una entelequia. Todo amor es eterno mientras dura. Todo caballero con el que compartimos una relación romántica es el amor de nuestras vidas hasta que deja de serlo. Nada es absoluto, ni inagotable. Nada es para siempre.  Pero, mientras tanto, hay que disfrutarlo y tener claro que el otro no es una posesión. Es un compañero de ruta. De un tramo de ruta, más corto, más largo, pero nunca infinito. Por eso es tan importante que aprendamos a viajar solos. Sí es fundamental poder diferenciar entre los buenos amores y los malos amores. Para eso nada mejor que la palabra de Antoine de Saint-Exupéry: “No hay que confundir el amor con el delirio de la posesión que lleva al peor sufrimiento. Porque, contrariamente a la creencia común, el amor no sufre. El instinto de la propiedad, que es lo contrario del amor, es lo que hace sufrir. Yo sé bien reconocer a quien ama de verdad, es que no puede ser dañado. El amor verdadero empieza donde ya no se espera nada a cambio”.

Buenas tardes.

2 comentarios:

  1. Muy correcto.... Creo que si estoy ante el amor de mi vida entonces... Jajaja es mi mejor amigo y complice de todo hace siete entretenidos años...

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