lunes, 30 de mayo de 2016

LAS PEORES FRASES PARA TERMINAR UNA RELACIÓN


LAS PEORES FRASES PARA TERMINAR UNA RELACIÓN

“El amor tiene fácil la entrada y difícil la salida.”
Félix Lope De Vega

En los albores del siglo XXI, inmerso en un mar de dudas existenciales, el filósofo argentino Rodrigo Bueno se preguntaba desesperado: “¿Cómo le digo a mi mujer que ya no la quiero más?” Salta a la vista, gratos lectores, que no hubo nadie capaz de darle una respuesta más o menos creativa, porque los hombres siguen terminando sus relaciones de manera calamitosa. Cierto es que, en general, los seres humanos no nos caracterizamos por nuestra nobleza ni por nuestro arrojo. Mucho más cierto, aún, que el bendito cromosoma Y es el feliz portador de un plus indiscutido de cobardía amorosa. Pero terminar noviazgos, amantazgos, concubinatos y matrimonios mal avenidos se ha convertido para la grey masculina es un patético muestrario de frases hechas capaces de sacar de sus casillas al mismísimo Dalai Lama. Si no me creen, pasen y lean.

LAS PEORES FREASES PARA TERMINAR UNA RELACIÓN

-NO SOS VOS, SOY YO. Frase trillada si las hay (y pelotuda, y carente de sentido), “No sos vos, soy yo” se lleva las palmas en lo que a excusas imbéciles a la hora de dejar a una pareja se refiere. Mis queridos, ya sabemos que son ustedes y no nosotras los que quieren terminar la relación. Son ustedes y no nosotras los que ya no aman. Son ustedes y no nosotras los que se aburrieron del sexo compartido. Son ustedes y no nosotras los que  ya tienen palenque ande ir a rascarse. Eso está clarísimo. Lo que queremos saber es por qué, cuándo y cómo. Por qué nos desechan, cuándo dejaron de amarnos y cómo se atrevieron a dejar de solazarse con nuestras gratas y abundantes humanidades y empezaron a solazarse con las de otras (mucho más magras que las nuestras, para colmo de males). Si no nos van a dar las explicaciones pertinentes, más vale que hagan mutis por el foro. Retírense en silencio. Callen con bonhomía. Métanse el no sos vos, soy yo en algún lugar donde no les quede cómodo.

-NECESITO TIEMPO. Hete aquí otra frase que hace furor entre los señores dispuestos a recuperar su soltería a costa de lo que sea: “Necesito tiempo”. Ante esta excusa vil que, además, ni siquiera marca un final contundente y nos deja en una especie de stand by inmundo, aferradas a la pajarona ilusión de que nuestro amado encuentre el tiempo que necesita y vuelva al redil con un Rolex de regalo, vale preguntarnos: ¿Para qué necesita tiempo este turro? ¿Para ver las catorce temporadas de Bonanza en DVD? ¿Para aprender chino cantonés? ¿Para tejer la bufanda más larga del mundo y entrar al libro Guinness? No, los hombres no necesitan tiempo: necesitan arrancarnos del jardín de su vida como si fuéramos una mala hierba.

-ESTOY ATRAVESANDO UN MOMENTO DIFÍCIL. “Estoy atravesando un momento difícil” es otro enunciado muy taquillero entre los masculinos dispuestos a poner fin a un romance. ¿Qué tiene que ver atravesar un momento difícil con abandonar a la mujer que supo ser sostén de muchos otros momentos peliagudos? ¿Alguna de ustedes atravesó alguna vez un momento más difícil que un parto? ¿No? ¡Claro que no! Y a ninguna se le ocurrió pedirle a una enfermera que le avisara al padre de la criatura por nacer que iba a poner fin a la pareja debido a las dificultades de la situación. Tampoco abandonamos a nuestros hombres cuando se murieron nuestros parientes, nos quedamos sin trabajo o nos dejaron de entrar los jeans talle 36.  Que quede bien clarito: el único momento difícil que amerita el final de una pareja es la portación ilegal de amantes.

-NECESITO ENCONTRARME. “Necesito encontrarme” es la excusa favorita a la hora de colgarnos la galleta de los machos que presumen de sensibles. Pintores, músicos, poetas y todo tipo de vagos y malentretenidos que se autotitulan artistas, son propensos a perderse. Y salir a buscarse es, para ellos, un motivo más que válido para cortar amarras y perderse para siempre en el océano del mundo.  Mujeres, no se dejen engañar por estos señores sensitivos a los que no les vendría nada mal un GPS incrustado en alguna zona non sancta: estos caballeros no necesitan encontrarse. Necesitan encontrar a otra dama a quien impresionar con sus dotes amatorias. O, en el peor de los casos, ya la encontraron.

-ESTOY CONFUNDIDO. ¿Qué nos quiere decir un hombre cuando nos escupe en la jeta que está confundido? ¿Qué no sabe si nos ama como a una mujer o como a una amiga o qué duda entre embutirse en un calzón Eyelit o en una tanguita animal print? Chi lo sa? La deplorable frase “Estoy confundido” también aparece a menudo en la boca de los machos ávidos de libertad pero carentes de testículos.

-SOS DEMASIADO BUENA PARA MÍ Y NO QUIERO LASTIMARTE. “Sos demasiado buena para mí y no quiero lastimarte” es otra sentencia que los varones juzgan apta para terminar una historia de amor menguante sin recibir ningún tipo de golpe o improperio. Parece que, algunas veces, las mujeres somos tan buenas que terminamos siendo demasiado buenas. Y, como esa bondad titánica hace que nuestros hombres no deseen lastimarnos, ellos terminan haciendo algo totalmente incoherente: nos lastiman. Si nuestros machos no quieren dañarnos, ¿por qué nos infligen el daño mayor, que es abandonarnos? ¿Dejarnos olvidadas y en un rincón oscuro como a un sospechoso yogurt vencido en un supermercado chino es cuidarnos? ¿Por qué no se van a la puta que los parió?

-NECESITO EXTRAÑARTE PARA SABER SI DE VERDAD TE AMO. Cuando un caballero nos toma de las manos y con cara de circunstancia adversa nos zampa: “Necesito extrañarte para saber si de verdad te amo”, nos está mintiendo. De acá a la China. Para saber si amamos a alguien no necesitamos extrañarlo. Y, si amamos a alguien, no queremos extrañarlo. Queremos tenerlo en nuestra cama, en nuestra mesa y en nuestro inodoro. Aunque después lo tengamos que limpiar nosotras. Con esta excusa pelotuda que aspira a ser romántica, los muchachos intentan dejarnos y, además, quedar como dignos discípulos de Shakespeare.

Hasta aquí, mi gente bella, lo que vuestra servidora se ha cansado de escuchar en boca de señores huidizos y de señoras abandonadas que le relataron con estupor las excusas bochornosas que ciertos caballeros indecorosos usaron para pegarse el piro. Excusas todas sumamente pobres, orientadas a obviar una frase rotunda y que deja poco espacio para los malos entendidos: “No te quiero más.” Una frase dura, es cierto, pero mucho más digna que toda la cháchara inmunda con la que los caballeros y, muchas veces las damas, disfrazamos nuestros verdaderos sentimientos. Me despido de ustedes con un  sabio pensamiento de Alexander Graham Bell, apto para tener en cuenta en los duros momentos en los que el amor decide plantarnos y partir en busca de nuevos horizontes: “Cuando una puerta se cierra, otra se abre, pero a menudo vemos tanto tiempo y con tanta tristeza la puerta que se cierra que no notamos otra que se ha abierto para nosotros.”

Buenas tardes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario