LA BOMBACHA AMARILLA
“La brevedad es el alma de la ropa
interior.
Dorothy Parker
Investigando acerca de las costumbres de Nochevieja en el mundo descubrí que son
muchos los países, sobre todo latinoamericanos, en los que es tradición recibir
al Año Nuevo con ropa interior
amarilla. Este hábito no existe en Argentina
donde, el 31 de diciembre, las damas estrenamos la infaltable bombachita rosa
que nos fue obsequiada en Nochebuena. Pero me pareció lo suficientemente
interesante como para ponerme a investigar un poco más.
El
color amarillo es uno de los colores primarios, ya que no es resultado de
mezcla alguna. Es un color claro y luminoso, razón por la cual se le asocia con
el Sol y, por extensión, con el conocimiento y la inteligencia, ya que ambos atributos se han representado
simbólicamente a lo largo de la historia
e mediante el astro rey y la luz. Sólo hay que recordar que se le llamó Siglo de las Luces o Ilustración a una época histórica en la
que el intelecto y la racionalidad estaban en su apogeo.
El
amarillo es, también, un color flexible
y poco estable. Si se combina con una gota de cualquier otro tono, da como
resultado un nuevo matiz totalmente diferente, lo que lo convierte en un color contradictorio. Estas contradicciones se reflejan, por ejemplo, en que
es el color del optimismo pero
también lo es del enojo, la envidia y los celos. Es el color de la iluminación
y del entendimiento, pero también el
de los despreciables y traidores. El
amarillo se asocia a la belleza, pero también al narcisismo.
Como color del Sol, el amarillo serena y anima. Los
optimistas tienen un ánimo reluciente y el amarillo es su color. También es el
color principal de la amabilidad y
la prueba está en que los smile-buttons
y los emoticones son amarillos. La
tríada de colores que el amarillo compone con el rojo y el naranja simboliza el
gozo
de vivir, la actividad y la energía.
Como color
claro y luminoso el amarillo está emparentado con el blanco. Una
habitación con techo amarillo es alegre, porque parece inundada de luz solar.
Cuanto más amarillenta es la luz de una lámpara, más natural y acogedora nos
parece.
El amarillo estimula
la creatividad y hace que se agudice
la percepción y la reflexión, lo que da como
resultado una mayor concentración y
un pensamiento más rápido.
El amarillo
reluce como un relámpago y esto lo hace el
color de lo espontáneo y de la impulsividad. Por su efecto óptimo visto desde lejos e irritante visto desde
cerca, el amarillo ha sido adoptado internacionalmente como el color de las señales de advertencia. Las señales que indican la presencia
de sustancias tóxicas, explosivas o radiactivas muestran signos negros sobre
fondo amarillo. En el fútbol se usa la tarjeta amarilla como
signo de advertencia. Una bandera amarilla izada en un barco significa que en
él se ha declarado una epidemia. La bandera amarilla izada en una ciudad
medieval alertaba de la presencia de la peste.
En la naturaleza, el amarillo ocupa un lugar muy importante. Es el color del verano y de los cereales como el trigo y la avena. También es el color que más abunda en las flores. Junto con el marrón y el naranja, el amarillo es uno de los colores del otoño.
El amarillo, en
su aspecto negativo, es el color de la envidia, los celos
y la avaricia, pecados relacionados
con el egoísmo. Junto al gris, el
amarillo es también el color de la inseguridad. El gris parece inseguro porque no es ni blanco ni negro; el
amarillo, porque otros colores influyen fácilmente en él.
Amarillo en inglés, yellow, significa también cobarde. A la risa falsa los franceses la llaman risa amarilla y,
tanto en Francia como en
Rusia, una casa amarilla (maison jaune / zeltyi dom) es un manicomio. Hubo un tiempo también en el que el amarillo se
relacionaba con las prostitutas y las personas marginadas. En la
antigua Roma no se recomendaba que las mujeres respetables usaran pelucas
rubias porque estaban reservadas para las prostitutas y mujeres de
dudosa reputación.
En la antigua Grecia el color amarillo se
vinculaba a los dioses solares Helios, Apolo y Sol.
Los griegos representaban a sus dioses con cabello amarillo y también los
mortales, incluidos los varones, querían ser rubios. Untaban su pelo con un
ungüento decolorante que se fabricaba en Atenas, se ponían horas al sol y
esperaban hasta que los cabellos se aclaraban.
En Asia, el amarillo es el color de la felicidad, de la gloria, de la sabiduría, de la armonía y de la cultura. El Emperador Amarillo es
una de las figuras más importantes de la mitología china. Los emperadores chinos eran concebidos como Hijos del Cielo, intermediarios entre lo humano y lo divino. El amarillo, el color imperial, pasó a ser también el color del Estado y de la
religión. Los simbolismos religiosos y políticos son idénticos y el amarillo es
siempre el color supremo.
Los chinos ven en el amarillo la fuerza natural dispensadora de vida. El norte de china se cubre constantemente con el polvo amarillo del desierto de Gobi, un polvo soluble muy beneficioso para las tierras de labor. Según
una superstición china, si se frota con azufre amarillo el vientre de una
embarazada, la criatura, si es una niña, se convertirá en un niño (las niñas en China, en general, no son deseadas).
En América, incas y aztecas celebraban al Sol tanto por su imponente presencia como por la idea de que les podía “brillar el camino hacia la abundancia”.
Bíblicamente, el amarillo representa tanto santidad como perdición. Franco Boscione, en su libro “L’arcobaleno
di Dio” ("El Arco Iris de Dios"), explica que en el simbolismo bíblico el amarillo dorado representa el amor y la sabiduría divina que se comunican a los
hombres. En el Cantar de los Cantares, la cabeza del amado es imaginada por la
pastorcita como si fuera de oro puro, casi participando de forma directa en la
sabiduría divina.
También los alimentos de color amarillo o dorado se
convierten en símbolos del amor y de la sabiduría de Dios. El
hombre se alimenta de ellos como absorbe y aprende del Señor el
conocimiento y la justicia divina. La manteca y la miel, por ejemplo, son
cantadas como alimento de los justos por el profeta Isaías.
Los hebreos, que no podían representar al Señor con
imágenes, utilizaron oro en la construcción del Templo y del Arca, para indicar
la soberanía de Dios. El origen del simbolismo principal del amarillo es sin duda el relato del Génesis, que comienza con la creación de
la luz, el primer día. La luz solar es el manto del que se reviste el Altísimo, y el oro, el símbolo eficaz de
la luz divina.
El simbolismo positivo del amarillo oro, del sol y de su luz se aplica a
Jesús hasta hoy. Esta atribución es evidente sobre todo en el arte. Los
artistas cristianos suelen pintar a Jesús con cabello rubio o dorado, y con una
aureola que enmarca su cabeza. Cristo es el verdadero sol espiritual, el único Sol Invictus, el que da la luz,y el
amarillo oro es el emblema de la fe.
San Pedro, custodio de la verdadera doctrina y por
tanto de la fe, es a menudo representado con la túnica amarilla dorada, del
mismo modo que el Arcángel Gabriel.
Muchas pinturas cristianas, en particular el episodio de la Anunciación de
María, son representadas en amarillo.
El simbolismo negativo del amarillo también aparece en la
Biblia, ya que las Escrituras son conscientes del hecho de que el amarillo del oro no se encuentra
puro en la naturaleza y que debe ser liberado de las impurezas para ser
brillante y resplandeciente. Se utiliza mucho la analogía de los corazones que
deben ser purificados como el dorado metal. Este aspecto del oro y de su color muestra su
ambivalencia: así como puede representar lo más luminoso y puro que existe,
también puede revelarse signo de imperfección, al menos en la fase precede su
purificación.
En algunos textos bíblicos el oro comparte color con
el azufre, color infernal por antonomasia. Este último es protagonista, por
ejemplo, del célebre episodio de la destrucción de Sodoma. El amarillo azufre,
imagen del decaimiento moral, es el mismo que produce la ruina de las ciudades
pervertidas. El libro de los Salmos, varios profetas y el Apocalipsis, retoman
el valor simbólico negativo del amarillo azufre.
Siempre con esta connotación negativa, hay que
destacar una tradición rabínica que identifica el fruto prohibido del Edén con
el limón: el color de la corteza y la acidez de la pulpa explican esta
atribución.
Judas suele representarse vestido de amarillo, sobre todo de la iconografía medieval cuando
el color amarillo era símbolo de falsedad y marginación. En la Edad Media, el amarillo
era el color que identificaba a los proscritos de la sociedad porque era muy
difícil de ocultar debido a su alta visibilidad. Una ordenanza de Hamburgo de 1445 obligaba a las prostitutas a
ponerse un pañuelo de este color en la cabeza, y una ley de Leipzig de 1506, a
llevar un mantón amarillo. También las madres solteras debían mostrar su
deshonra de esta manera, como en Friburgo, donde debían llevar un gorro de este
color. Quién tenía deudas, debía coser a su ropa un disco de este color.
En la
España del siglo XVI, época de la Inquisición, los herejes comparecían ante los tribunales de la Inquisición con un capote amarillo. A los herejes se les colgaba a la hora de su ejecución una cruz amarilla. Éstas prendas y trozos de tela eran las manchas de la deshonra.
En el mundo islámico el amarillo dorado es el color
simbólico de la sabiduría y en el antiguo simbolismo europeo, el del entendimiento (asociado al mundo de la razón).
Pero, ¿y la bombacha? ¿A cuál de todas estas creencias y supersticiones responde el uso de la tanguita amarilla el 31 de diciembre? El color amarillo, como ya hemos dicho, está relacionado con
el Sol, que era adorado por los celtas, los indiscutidos padres de las festejos de
diciembre, ya que los ritos celebrados en esta época del año son antiquísimos y
están relacionados con el solsticio de invierno, cuando "el sol vence a las
tinieblas" y empiezan a alargarse los días.
El color amarillo directamente relacionado con el recibimiento del Año Nuevo es portador de buenas energías, felicidad y prosperidad.
Según algunas fuentes, el uso de la
bombacha amarilla en esta fecha surgió en Asia y se trasladó a diversas partes
del mundo, incluida América Latina. Dado que la ropa interior tiene
contacto íntimo con el cuerpo, si es
amarilla, las buenas energías que esperamos para el año venidero se adherirán a
nuestra feliz anatomía.
Muchas
personas opinan que la bombacha amarilla debe estrenarse el 31 de diciembre, para principiar el año totalmente renovadas.
Hasta aquí, lo que pude averiguar acerca del tema. Me despido de ustedes con una cita de Zelda Fitzgerald: "Lo malo de las emergencias es que siempre me pongo mi mejor ropa interior y al final no pasa nada."
¡Feliz Año Nuevo!