“Que la tierra te sea leve”.
La palabra epitafio viene del griego ἐπιτάφιος (epitaphius) formada de ἐπί (epi = sobre) y τάφος (taphos = tumba). El término se refiere a la leyenda o breve texto escrito en las lápidas y losas funerarias para identificar y honrar al difunto.
Los epitafios se han escrito durante casi toda la Historia. El más antiguo que se ha encontrado pertenece a una mujer romana llamada Stelista. Está escrito en latín y fechado en el año 74 d. C. Los epitafios solían ser, en su inicio, textos escritos en verso para honrar a los caídos en batallas. Pero, poco a poco, se fue normalizando la práctica en todas las necrópolis del mundo antiguo. Aun así, tener un epitafio era un signo de prestigio social y no toda la población podía permitírselo.
Con el tiempo, la mayoría de la población pudo permitirse un epitafio personal o familiar. Lo más común es poner el nombre de la familia del difunto. Pero hay quién personaliza más sus epitafios, a decisión propia del difunto o elegido por los herederos. Se han conocido muchos poetas que han compuesto su propio epitafio y el de otras personas.
Les traigo hoy, amables lectores, una serie de epitafios literarios que no tienen desperdicio.
"Acero inquebrantable.
Bondadosa rectitud.
Arthur Conan Doyle
Caballero Patriota, físico y literato.
22 de mayo de1859 - 07 de julio de 1930"
El creador de Sherlock Holmes murió en el jardín de su casa de un ataque al corazón a los 71 años. Su cuerpo está enterrado en Minstead Churchyard, Hampshire, Inglaterra.
"Méteme, Padre Eterno, en tu pecho,
misterioso hogar.
Dormiré allí pues vengo deshecho
del duro bregar."
Miguel de Unamuno murió repentinamente en su domicilio salmantino de la calle Bordadores, la tarde del 31 de diciembre de 1936, durante la visita que le hizo el falangista Bartolomé Aragón, profesor auxiliar de la Facultad de Derecho. Se ha postulado como causa de la muerte la inhalación de gases de un brasero, aunque también se ha apuntado la hipótesis —altamente improbable— de que fue envenenado por su visitante. Sus restos reposan junto a los de su hija mayor, Salomé (casada con su secretario y poeta José María Quiroga Plá y falllecida tres años antes) en el Cementerio San Carlos de Borromeo, Salamanca.
"Si buscáis los máximos elogios, moríos."
El dramaturgo, autor de comedias como “Eloísa está debajo de un almendro” y escritor de novelas como “Amor se escribe sin hache”, murió a los 50 años de un cáncer de laringeel 18 de febrero de 1952. La muerte de su padre en 1944 y un desengaño amoroso hicieron que se resintiera físicamente, aunque posiblemente influyera más en su enfermedad la pasión por el tabaco.
“Rosa, oh contradicción pura, deleite
de ser sueño de nadie bajo tantos párpados”.
El poeta austríaco conocido por las “Elegías de Duino” murió de leucemia el 29 de diciembre de 1926 en el sanatorio suizo de Val-Mont, y fue sepultado el 2 de enero de 1927 en el Cementerio de Raron (localidad del Valais). Escribió él mismo estos últimos versos poco antes de morir.
"En memoria de Jane Austen, hija menor del Reverendo George Austen, rector de Steventon. Abandonó este mundo el 18 de Julio de 1817, a los 41 años, después de una larga enfermedad sobrellevada con la paciencia y esperanza de una cristiana. La benevolencia de su corazón, la dulzura de su carácter, y las extraordinarias facultades de su mente merecieron el reconocimiento de todos los que la conocieron y el más cálido amor de sus seres más cercanos. Ellos saben que su pérdida es irreparable y su pena es proporcional a su cariño, pero en su más profunda aflicción son consolados por una firme aunque humilde esperanza de que su caridad, devoción, fe y pureza, harán que su alma sea aceptada a los ojos del Redentor".
Jane Austen falleció el 18 de julio de 1817. La autora de “Orgullo y prejuicio” fue enterrada en la Catedral de Winchester, y aunque la inscripción de la lápida es larga no se hace ninguna referencia a su oficio de escritora. Más tarde ese detalle se arreglaría con una placa conmemorativa.
"Abrid la tumba
al fondo
de esta tumba
se ve el mar."
El gran poeta chileno, autor de una obra tan importante para la vanguardia como “Altazor”, murió en su casa el 2 de enero de 1948. De acuerdo con sus deseos, fue enterrado en una colina frente al mar. Su hija mayor, Manuela, y Eduardo Anguita escribieron su epitafio.
“En contra tuyo volaré
con mi cuerpo invencible e inamovible,
¡oh muerte!”
Virginia Woolf se suicidó el 28 de marzo de 1941. Se puso su abrigo, llenó sus bolsillos con piedras y se lanzó al río Ouse cerca de su hogar. Su esposo enterró sus restos incinerados bajo un árbol en Rodmell, Sussex. Ella misma escribió los versos de su epitafio.
"Yo soy Providence."
Uno de los más grandes e influyentes escritores norteamericano del género de terror murió a los 47 años el 15 de marzo de 1937 en su ciudad natal, Providence. Dejó tras de sí una obra que con el tiempo sería considerada como un hito en la historia del horror literario. El epitafio de su tumba no fue idea suya: el pequeño monumento fue pagado por sus admiradores muchos años después, y se puso como lema una de sus características despedidas postales.
Jonathan Swift
"Aquí yace el cuerpo de Jonathan Swift, doctor en Sacrosanta Teología, deán de esta catedral, donde la feroz cólera ya no puede lacerar su corazón. Sigue adelante, viajero, e imítale si puedes, ya que fue un hombre que por encima de todo defendió la libertad."
El célebre autor de “Los viajes de Gulliver” falleció el 19 de octubre de 1745. Escribió su propio epitafio en latín, y años más tarde lo tradujo al inglés el gran poeta Yeats. Fue inhumado en St Pa.trick's Cathedral, Dublin, Irlanda.
William Shakespeare
"Buen amigo, por Jesús,
abstente de cavar el polvo aquí encerrado.
Bendito sea el hombre que respete estas piedras
y maldito el que remueva mis huesos".
Esta advertencia que hacía el bardo de Avon venía a cuento porque en la época era muy usual que los cuerpos se sacaran de las tumbas para enterrar cadáveres más recientes y así aprovechar el espacio. También dio lugar a la leyenda que dice que junto al cadáver del poeta están enterradas las obras inéditas que se llevó a la tumba. Shakespeare murió el 23 de abril de 1616 a la edad de 53 años. Fue enterrado en el Presbiterio de la Iglesia de la Santísima Trinidad de Stratford, su pueblo natal.
Hasta aquí, la primera parte de este recuento de Epitafios Literarios. Me despido de ustedes con un poema de Octavio Paz:
"Epitafio para un poeta
Quiso cantar, cantar
para olvidar su vida verdadera de mentiras
y recordar
su mentirosa vida de verdades."
Buenas tardes.