DEXTER
IS DELICIOUS
"Otro bonito día en Miami: cadáveres mutilados y posibilidad de chubascos por la tarde."
Hace
un tiempo, mi sobrino veinteañero (a cuya crianza contribuí con la cuota de
sangre necesaria para hacerlo un hombre de bien y le presenté tipos tan
imprescindibles como Freddy Krueger, Jason Vorhees y Norman
Bates) me preguntó:
-Tía,
¿viste “Dexter”?
-No,
no. Todavía no la vi. ¿Está buena?
-¡Está
muy buena!
Mi
hermana, que no vio "Pet Sematary" ni siquiera una
sóla vez, intervino en nuestra conversación sentenciando:
-¡Es
un asco!
Debido
a que tradicionalmente mi hermana y yo no coincidimos en una sola y mísera
cosa, fue su veredicto negativo el que me empujó a internarme en el oscuro
mundo de Dexter. Y caí irremediablemente a sus pies, porque
Michael C. Hall es precioso y porque antecedentes enclitofilia yo
ya tenía: durante un tiempo estuve enamorada de Patrick Bateman,
que era bastante más dañino.
El personaje de Dexter Morgan fue creado por Jeff Lindsay, quien publicó su novela Darkly Dreaming Dexter en el año 2004. Lindsay escribió también Dearly Devoted Dexter (2005), Dexter in the Dark (2007) y Dexter by Design (2009). Se espera que en el 2011 publique su última novela, Dexter is Delicious. Dexter es un médico forense especializado en el análisis de salpicaduras de sangre. Trabaja en el departamento de Policía de Miami. Es un hermano solícito, un novio convincente, un padrastro encantador y un buen compañero de trabajo, discreto y agradable. Todas las mañanas reparte donnas entre sus colegas. Algunos lo consideran un freak cuya vida gira alrededor de las manchas de sangre. Pero Dexter guarda un secreto de los grosos: es un asesino en serie.
"Halloween, el único día del año en que todos llevan una máscara menos yo. La gente encuentra divertido disfrazarse de monstruo. Yo, yo me paso la vida fingiendo que no lo soy. Amigo, hermano, novio... todos son parte de mi colección de disfraces. Habrá gente que me considerará un fraude; yo prefiero considerarme un maestro del disfraz."
Cuando
tenía tres años, Dexter y su hermano Brian presenciaron
el cruel asesinato de su madre, Laura Moser. Laura tenía
problemas con las drogas y era informante de Harry Morgan, el
policía que decide adoptar a Dexter después de la tragedia.
Cuando en la preadolescencia el chico comienza a poner de manifiesto su
inclinación al asesinato, Harry lo instruye con una serie de
reglas con el fin de encauzar sus instintos homicidas y evitar que lo atrapen. Dexter llama
a esas reglas “El Código de Harry”. Dexter Morgan asesina,
sí. Irrefrenablemente. Pero responde a una suerte de ética: sólo asesina a
quien se lo merece. ¿Héroe? ¿Antihéroe? Psicópata dominado por un “pasajero
oscuro” que lo impulsa a matar. Por favor, que nadie me venga con
consideraciones morales. Ligas de Padres, Gentes Decentes y Gentes
que no tienen nada interesante que hacer con su vida han pataleado
porque “Dexter” nos lleva a empatizar con un asesino. Cierto,
empatizamos con Dexter Morgan. Pero no por su pulsión asesina sino
por ese sentimiento de “no encajar” tan característico del
personaje. Hay algunas personas que "no encajamos". Y tratar
de "encajar" resulta más de una vez un esfuerzo
agotador y desagradable. Algunos, aquellos que hacen gala de ciertos pruritos
morales, se esfuerzan día a día por ser políticamente correctos y,
además, "encajan", pensarán como mi hermana que "Dexter" es
un asco. Otros, como yo (que veo una gota de sangre en vivo y en directo y me
caigo redonda pero que soy fan incondicional de las despanzurradas ficticias)
lo amarán.
“De alguna
manera es tranquilizante saber que no soy el único en fingir ser normal.”
Thomas de Quincey periodista, crítico y
escritor británico del Romanticismo, publicó en 1827 el ensayo “El
asesinato considerado como una de las bellas artes” basándose en la
premisa de que el arte es amoral. La idea de la amoralidad del
arte es recurrente en el Romanticismo y aparece deliciosamente perfilada en el
prólogo de la obra “El retrato de Dorian Gray”, de Oscar Wilde
(1890). Según Thomas de Quincey, teniendo en consideración que el arte es
amoral la idea del “arte de matar” no es
descabellada. Un asesinato puede ser sórdido, mundano, desprolijo, o puede ser
interesante y estéticamente atractivo. De Quincey no se opone a la captura, el
juicio y el castigo del asesino, pero sostiene que, cuando las exigencias de la
moral fueron satisfechas, el experto puede considerar los grados de brutalidad
o sutileza inherentes al delito. Sugiere que el homicidio, más allá de sus
consecuencias éticas, debe ser juzgado como una obra de arte que no ha dejado
de pulirse desde los tiempos de Caín, el primer asesino del cual se tienen
noticias. Ya lo dijo Chesterton: “El criminal es el artista; el
detective, el crítico”. Dexter es un artista en lo suyo.
Definitivamente.
"Con un
porcentaje de crímenes resueltos de un 20%, Miami es la ciudad perfecta para
desarrollar mi arte."
Dentro
de mis rarezas se destaca una bastante curiosa: soy una leedora de consecuente
de prólogos. Especialmente de prólogos de Stephen King. Cada vez que el maestro
agradece la constancia del Lector Constante (valga la
redundancia) se me pianta un lagrimón. Porque para lo único que soy constante
es para leerlo a él. En el prólogo de “El umbral de la noche” (“Night
Shift”, 1976) King habla sobre el terror y sobre la fascinación que lo
terrorífico ejerce sobre los seres humanos. Compara esa atracción con una
compulsión que casi todos tenemos: la de aminorar la marcha cuando hay un
accidente en la ruta para “mirar”. “Lo cierto es -y la
mayoría de nosotros lo sabemos, en el fondo- que muy pocos podemos dejar de
echar una mirada nerviosa, por la noche, a los restos que jalonan la autopista,
rodeados por coches patrulla y balizas. Los ciudadanos maduros cogen el
periódico, por la mañana, y buscan inmediatamente las notas necrológicas, para
saber a quiénes han sobrevivido. Todos experimentamos una breve fascinación
nerviosa cuando nos enteramos de que ha muerto un Dan Blocker, o un Freddy
Prinze, o una Janis Joplin. (…) No hace falta explayarse sobre lo que es obvio:
la vida está poblada de horrores pequeños y grandes, pero como los pequeños son
los que entendemos, son también los que nos sacuden con toda la fuerza de la
mortalidad. Nuestro interés por estos horrores de bolsillo es innegable, pero
también lo es nuestra repulsa. El uno y la otra se combinan de manera
inquietante, y el producto de esta combinación parece ser la culpa… una culpa
quizá no muy distinta de la que acompañaba habitualmente el despertar sexual.” Stephen
King (una vez más) tiene razón: muy pocos podemos dejar de echar una mirada de
soslayo al rostro de la Muerte, cualquiera sean los rasgos con los
cuales se presente. Y con cada capítulo de "Dexter" lo
volvemos a hacer una y otra vez.
“Ninguno de nosotros es quien parecemos ser por fuera, pero debemos mantener
las apariencias para sobrevivir."
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjncYklhm2tnR1RB_jc3vQhqQGclTFj7FHDavya70hFQGlchMWT2dNoXfmmZJzZPHaGgFRaDjt-MYX_UHmMV4wBXhvRUyzKnGVIGlCZJyVUJlEQFDH47LLqaL4Q2X-21HaRfp1r29ET99q2/s640/34205_1515127555068_684245_n.jpg)
En sus primeras apariciones
(que datan de 1939) Batman era un personaje sumamente oscuro que mataba a
sus antagonistas y sentía poco remordimiento con respecto a sus asesinatos.
Frank Miller, guionista y dibujante de Marvel Comics ,
lo describió como “una especie de fuerza anárquica, encargada de imponer el orden y la
justicia por su propia cuenta”. Como Dexter. En algún momento se su historia (y respondiendo
seguramente a algún pataleo catequista) Batman se
convirtió en lo que es hoy: un encapuchado que trabaja al divino botón, ya que
los delincuentes de Gotham City entran
y salen del Arkham Asylum como
Pancho por su casa. Hay otro punto de coincidencia entre Batman y Dexter: ambos presenciaron los asesinatos de sus
progenitores. Batman el
de sus padres (doctor Thomas Wayne y su esposa Martha) y Dexter el
de su madre (Laura Moser). Eso, sin ninguna
duda, enloquece a cualquiera. Bob Kane, el creador del Hombre Murciélago lo resumió así: “No hay nada más
traumático que ver cómo tus padres mueren delante de tus ojos.” Batman mutó. Esperemos que a nuestro asesino
favorito no se le ocurra regenerarse.
"¿Soy una buena persona haciendo cosas malas... o una mala persona
haciendo cosas buenas?"
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhg49MPDP5jCw__e7CaEOT3nA0TBhU_0VQsMz6oWOU5a4HCvsWlUOPp90S-qEaW4c_Zx0UPg_snyLsrozel0ZAhjZnI-21rzypZodspO5rAhpzx3aaL0Qfqp0n6GcoyySepCWGWyAJEYXMz/s1600/299968_2346781985909_4203073_n.jpg)
Pensarán ustedes que todo lo
antedicho es demasiado divague para una simple serie de televisión. Y tendrán
razón. Dejemos en paz (relativa paz) a Dexter y hablemos un poco de Michael C. Hall, el bombonazo que le presta su
cuerpo al traumatizado asesino en serie. Michael, de 39 años, comenzó su
carrera en Brodway. Fue el maestro de ceremonias en una exótica versión de Cabaret y de Billy Flynn en el musical Chicago (mi favorito, ¡hubiera muerto -¿matado?- por verlo!). Desde el 2001 al 2005, fue el adorable y estructurado David Fisher en la serie de HBO Six Feet Under. Este año ganó los premios Golden Globe y Screen Actors Guild por su trabajo en “Dexter”.Michael
C. Hall está casado desde el 2008 con Jennifer Carpenter, en la ficción Deborah
Morgan, la hermana de Dexter. Hacen una preciosa pareja.
El 13
de enero de 2010, Michael anunció en su página web oficial que estaba siguiendo
un tratamiento contra un cáncer linfático maligno, llamado enfermedad
de Hodgkin. Unos días después se lo pudo ver en la entrega de los
premios Screen Actors Guild. Lucía un gorro para cubrir la
calvicie provocada por el tratamiento y, sin perder su maravillosa sonrisa,
contó que se estaba recuperando y que se alegraba de tener una excusa para
lucir un bonito accesorio en su cabeza. El 25 de abril 2010, Jennifer
Carpenter, anunció que su marido estaba completamente repuesto de su enfermedad
y que en breve comenzaría a filmar la quinta temporada de “Dexter”.
"No existen secretos en la vida… Sólo verdades escondidas que viven debajo de la superficie."
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXHc3BSa0YcL6SHDsyWhWBshwAiiWnEqlGOHFa3R310W9_32v83xv9fbswnwnrOJESBSOzoPtkv6idcJcDYITgM0ibRau9pRxGaOeoi3p-cAley1a5AB_wUqxwoF1Pz8NVFZ6FyBdy3WL9/s1600/431380_3152325804001_2009833864_n.jpg)
Harto
sabido es que soy una TV adicta incurable. Aunque les cueste creerlo, es parte
de mi encanto. También se sabe que cuando me encapricho con algo -con alguien-
soy insoportable. Adoro a Dexter.
“Todos esconden quiénes son por lo menos parte del tiempo. A veces entierras
una parte tuya tan profundo... que necesitas que te recuerden que está allí. Y
algunas veces, sólo quieres olvidarte de quién eres. ¿Y yo? No soy hombre, ni
bestia. Soy algo completamente nuevo. Con mis propias reglas. Soy Dexter."
![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjhHr1mrrmnKSUeMwJ8m_NDyNey8TzZ1PKghzg787wo49N6Lg2YMm0fAffouGEyckPl_Hq7VocNGxALdIwo5JC7a8Eba6amKqHBFNGpo9tszkCmykpgbuwI_FoZg0VnBZ3GX41vzC5OnoQJ/s400/34039_1515123674971_228291_a.jpg)
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