DE LEYENDAS Y MITOS
“El hombre que presume, al primero que quiere convencer de su valía es a sí mismo.”
Doménico Cieri Estrada
Los hombres son tan mentirosos y tan informales, que ni siquiera son capaces de ponerse serios una vez en la vida y hablar de sexo sin caer en la falacia. Puede ser que la palabrita sexo esté todo el día rebotando de aquí para allá en sus cabecitas calenturientas, pero a la hora de hablar del asunto, en lugar de confesarse como Dios manda, echan mano a una serie de ficciones que ni ellos se creen. Es así como aparecen en el imaginario popular tamaños exorbitantes, proezas apoteósicas y apetitos insaciables. Los hombres echan al ruedo rumores favorables sobre su virilidad que, con el tiempo, se convierten en mitos. Y estos mitos van engordando hasta alcanzar el status de verdades irrefutables. Pero estas verdades tienen los pies de barro. Por lo menos, eso es lo que dice la “Cosmopolitan”, y ya se sabe que para mí lo que dice la “Cosmopolitan” es palabra bíblica.
Vale
aclarar que esto del “yo la tengo más grande” es, según
parece, una vicio latinoamericano. Gentes de otros lares se ocupan de asuntos
más graves como el calentamiento global o la extinción del paramecio. Pero los
latinoamericanos viven obsesionados con demostrar que son los más machitos de
todos.
Aquí les traigo, queridas lectoras, los “Mitos errados sobre los hombres y el sexo”. Estoy en condiciones de acercarles este jugoso material porque hoy amanecí deprimida y, para levantar los ánimos, enfilé para el kiosco de revistas y me compré la “Cosmopolitan”.
Aquí les traigo, queridas lectoras, los “Mitos errados sobre los hombres y el sexo”. Estoy en condiciones de acercarles este jugoso material porque hoy amanecí deprimida y, para levantar los ánimos, enfilé para el kiosco de revistas y me compré la “Cosmopolitan”.
¿Y qué?
MITOS ERRADOS SOBRE LOS HOMBRES Y EL SEXO
MITO 1: PIES/ NARIZ/ MANOS GRANDES: PENE XL
Parece
que ni los pies, ni las manos ni la nariz grandes garantizan un pene de
dimensiones escandalosas. Ni siquiera lo garantiza medir dos metros como Jared
Padalecki. Qué lástima. Ya sé que desenmascarar este mito es
asestar un golpe brutal en la autoestima de los narigones y disminuir sus
posibilidades de colocarla en un 50 %. Pero ya lo dijo Serrat: “Nunca
es triste la verdad, lo que no tiene es remedio.”
Científicos
jacarandosos con ganas de perder el tiempo, encabezados por el canadiense
Richard Edwars, un ñato que calza 36, elaboraron un informe
esclarecedor: el “Definitive Penis-Size Survey” (Informe definitivo
sobre el tamaño del pene). Esta gente adicta a la jarana midió los
penes de 31.000 voluntarios poco pudorosos que no tenían algo mejor que hacer y
concluyó en que el tamaño del pie masculino no tiene absolutamente nada
que ver con las dimensiones de su pene.
También
los ingleses (¡con lo formalitos que parecen!) se despacharon con un informe
sobre las proporciones masculinas, elaborado en el University College
London, intitulado pomposamente “Can Shoe Size Predict Penile
Lenght?” (¿Puede el tamaño del zapato predecir el largo del pene?), con
el que llegaron a la misma conclusión que los canadienses: calzar como
Pie Grande no significa estar bien dotado sexualmente. Ahora, digo yo,
si esta preocupación por el tamaño del pene es netamente latinoamericana, ¿por
qué estos científicos anglosajones no se ocupan de algo más edificante?
MITO 2: LOS HOMBRES SIEMPRE TIENEN GANAS
La fábula
del latin lover siempre dispuesto a bajarse la bragueta es un
mito dañino que genera en los señores ansiedad y estrés. Los masculinos creen
que si no andan por la vida alzados tienen algún problema serio. Pero no es
así. Los hombres, aunque ustedes no lo crean, son tan seres humanos
como las mujeres. Así que, como a las mujeres, les puede doler la
cabeza, pueden tener sueño, pueden andar deprimidos o pueden estar cansados de verle
todos los días la cara a la misma mina. Y esta falta de inclinación al
acto amoroso no los hace ni menos hombres ni entes fallados o fallidos. El
deseo sexual masculino suele disminuir en momentos críticos: algún
entuerto laboral, un cuadro familiar complicado, una mala posición de Boca en
la tabla o una sobredosis de Play 3. Hay que asumir de una vez que los
hombres no siempre tienen ganas de hacer el amor. Y que nosotras no tenemos
absolutamente nada que ver con esa libido decaída.
Parece que hay un dato certero que avala esta realidad que nos cuesta aceptar: durante el último año, el 23 % de los varones solteros de los Estados Unidos, no tuvo sexo. Cómo se entera la “Cosmopolitan” de estas cosas, no sé. Lo único que queda claro es que el hombre no es una máquina. Y a veces no tiene ganas.
MITO 3: SU DESEO SEXUAL ES MÁS POTENTE QUE EL NUESTRO
No es que el deseo sexual del hombre sea más potente que el de la mujer. Lo que sucede es que, entre hombres y mujeres, hay un desfase erótico directamente relacionado con la edad. El hombre alcanza su mayor potencia sexual alrededor de los 20 años. La mujer, en cambio, logra su mayor capacidad orgásmica alrededor de los 30. Entre los 20 y los 30 los señores son mucho más fogosos que las señoritas. Durante unos años los deseos de unos y otras andan más o menos parejos, hasta que alrededor de los 50, el masculino comienza a decaer. El problema es que señoras y señoritas tienen por delante diez años más de feliz matraca. Hete aquí porque a los 50 nos urge buscarnos un amante tiernito.
Como las mujeres somos, en general, romanticonas a más no poder, nuestro deseo sexual se incrementa durante los 18 primeros meses de una relación, cuando el masculino involucrado en la misma, todavía no mostró la hilacha. La calentura de los señores dura más, no porque nosotras carezcamos de hilacha, sino porque, a la hora de los bifes, ellos no se fijan en esas cosas.
MITO 4: LA ERECCIÓN PROMEDIO MIDE 20 CENTÍMETROS
Este mito extravagante ha hecho infelices a cientos de varones, a pesar de que ha sido generado y divulgado por ellos.
Parece que hay un dato certero que avala esta realidad que nos cuesta aceptar: durante el último año, el 23 % de los varones solteros de los Estados Unidos, no tuvo sexo. Cómo se entera la “Cosmopolitan” de estas cosas, no sé. Lo único que queda claro es que el hombre no es una máquina. Y a veces no tiene ganas.
MITO 3: SU DESEO SEXUAL ES MÁS POTENTE QUE EL NUESTRO
No es que el deseo sexual del hombre sea más potente que el de la mujer. Lo que sucede es que, entre hombres y mujeres, hay un desfase erótico directamente relacionado con la edad. El hombre alcanza su mayor potencia sexual alrededor de los 20 años. La mujer, en cambio, logra su mayor capacidad orgásmica alrededor de los 30. Entre los 20 y los 30 los señores son mucho más fogosos que las señoritas. Durante unos años los deseos de unos y otras andan más o menos parejos, hasta que alrededor de los 50, el masculino comienza a decaer. El problema es que señoras y señoritas tienen por delante diez años más de feliz matraca. Hete aquí porque a los 50 nos urge buscarnos un amante tiernito.
Como las mujeres somos, en general, romanticonas a más no poder, nuestro deseo sexual se incrementa durante los 18 primeros meses de una relación, cuando el masculino involucrado en la misma, todavía no mostró la hilacha. La calentura de los señores dura más, no porque nosotras carezcamos de hilacha, sino porque, a la hora de los bifes, ellos no se fijan en esas cosas.
MITO 4: LA ERECCIÓN PROMEDIO MIDE 20 CENTÍMETROS
Este mito extravagante ha hecho infelices a cientos de varones, a pesar de que ha sido generado y divulgado por ellos.
Cuando
los señores se enteran de la fábula de los 20 centímetros, se
convencen de que su pene es diminuto y de que todos, absolutamente todos los
hombres de la Tierra, lo tienen más grande. Para colmo, consumen pornografía y
ven a actores con miembros colosales, cosa que los hace sentir aún más míseros
y microscópicos.
Parece que para los varones el tamaño del pene es una obsesión: la consulta médica por la dimensión peneana una de las más comunes. Vale aclarar que el 99 % de los consultantes están normalmente dotados.
Parece que para los varones el tamaño del pene es una obsesión: la consulta médica por la dimensión peneana una de las más comunes. Vale aclarar que el 99 % de los consultantes están normalmente dotados.
Una
investigación de la revista British Journal of Urology comparó
los resultados de cincuenta estudios internacionales y concluyó que la
erección promedio mide entre 13,9 y 15,7 centímetros de largo, y entre 11,9 y
12,9 centímetros de ancho. A olvidarse, entonces, de los milagrosos
20 centímetros, tan irreales como los chanchos con alas.
MITO 5: PIENSAN EN SEXO CADA 7 SEGUNDOS
Vaya uno
a saber de dónde salió semejante pavada, pero son muchas las personas que
repiten que los hombres piensan en sexo cada 7 segundos. Ya es
un prodigio suponer que un hombre piense. Mucho más, cada 7 segundos. Pero si
así fuera, el señor que permanece despierto 16 horas al día, estaría pensando
en sexo 57.000 veces por jornada. Hasta para los más degenerados parece mucho.
Mito derribado: los hombres no piensan en sexo cada 7 segundos. ¿Con qué frecuencia lo hacen, entonces? Según una encuesta publicada por la revista estadounidense Journal of Sexual Medicine, el 54 % de los señores entrevistados dijo que pensaba en sexo todos los días, el 43 %, un par de veces por semana, y, el 4 %, menos de una vez al mes. Nada del otro mundo.
MITO 6: ELLOS TAMBIÉN FINGEN ORGASMOS
Mito derribado: los hombres no piensan en sexo cada 7 segundos. ¿Con qué frecuencia lo hacen, entonces? Según una encuesta publicada por la revista estadounidense Journal of Sexual Medicine, el 54 % de los señores entrevistados dijo que pensaba en sexo todos los días, el 43 %, un par de veces por semana, y, el 4 %, menos de una vez al mes. Nada del otro mundo.
MITO 6: ELLOS TAMBIÉN FINGEN ORGASMOS
Los
hombres, parece, son pésimos actores. Si se enfrían en mitad del acto amoroso,
se ponen muy mal y se les nota en el cuerpo. En una de esas situaciones en que
la mujer pone cara de Meg Ryan con el mayor de los
desparpajos, el hombre se devana los sesos tratando de entender por qué
el amigo funciona a media máquina. Comportamiento que hace que el
amigo desfallezca del todo.
Si bien
los hombres no pueden fingir erecciones, algunos fingen orgasmos. Pero no es un
vicio demasiado extendido en la grey masculina. ¿Por qué lo hacen? Por los
mismos motivos que nosotras: para no herir el ego de su pareja o para
dar por terminada una sesión amatoria que ya no da para más.
Hasta aquí, la información de la “Cosmopolitan”. Lo que no me quedó demasiado claro es cuál es el mito. ¿Ellos también fingen orgasmos? ¿Ellos no fingen orgasmos? Qué se yo.
Hasta aquí, la información de la “Cosmopolitan”. Lo que no me quedó demasiado claro es cuál es el mito. ¿Ellos también fingen orgasmos? ¿Ellos no fingen orgasmos? Qué se yo.
MITO 7: NO LES INTERESA LA PREVIA
Las mujeres
nos quejamos constantemente de la pobreza de la previa que nos ofrecen nuestros
novios, maridos y amantes. Sentimos que a los señores en cuestión sólo les
interesa la penetración y que todos los chiches que la anteceden son, para
ellos, tiempo perdido. Pero no es que a ellos no les interese la previa. Sucede
que la respuesta sexual masculina se desencadena más rápido. Y nosotras
pretendemos jugueteos cuando el tipo ya está totalmente desencadenado.
A las mujeres nos cuesta mucho más alcanzar un orgasmo que a los hombres. Supongo que esa facilidad para el placer es un beneficio que les concedió Dios a cambio de dotarlos de una pobre inteligencia. Las mujeres somos mucho más vivas, pero los hombres la pasan mejor. Para que nosotras podamos alcanzar el clímax, la cantidad de sangre que tiene que llegar a nuestra pelvis es diez veces superior a los 70 mililitros requeridos para una erección. Y como nuestro corazón es más chico y nuestras arterias más finas, el proceso del orgasmo femenino demanda más tiempo.
A las mujeres nos cuesta mucho más alcanzar un orgasmo que a los hombres. Supongo que esa facilidad para el placer es un beneficio que les concedió Dios a cambio de dotarlos de una pobre inteligencia. Las mujeres somos mucho más vivas, pero los hombres la pasan mejor. Para que nosotras podamos alcanzar el clímax, la cantidad de sangre que tiene que llegar a nuestra pelvis es diez veces superior a los 70 mililitros requeridos para una erección. Y como nuestro corazón es más chico y nuestras arterias más finas, el proceso del orgasmo femenino demanda más tiempo.
MITO 8: SE EXCITAN CON UN MÍNIMO ESTÍMULO
A los
hombres les gusta hacernos creer que están a punto caramelo con
sólo ver el elástico de una bombacha. Pero no es así. Ellos necesitan
que la bombacha tenga un culo adentro. Tampoco son tan fáciles.
Las
gentes de la “Cosmopolitan” dicen que ellos se calientan
cuando nosotras jugamos y que gustan de la ropa interior de fantasía y de los
disfraces de Halloween. Ya saben, amables lectores, cual es mi penosa creencia: el
hombre promedio no diferencia una tanga de encaje de Bruselas de una bombacha
de goma. Así que no voy a ser yo la que avale esta boludez de que el
hombre necesita algo más que un traste para enardecerse.
Hasta aquí los supuestos mitos. Algunos lo son y otros no tanto. Pero como, si toda esta información fuera poca, la “Cosmopolitan” nos acerca también una serie de verdades sobre el erotismo masculino. Tomen nota.
VERDADES SOBRE EL EROTISMO DE ELLOS
VERDAD 1: LES ENCANTA EL PORNO
La
fascinación que los hombres tienen con el porno se equipara con la que una
tiene con “Supernatural” (y con los cuerpecitos de los Winchester). Esto
sucede porque a la hora del sexo los hombres responden a los estímulos
visuales. Lo que el porno genera en ellos es primario e inmediato. Ya
se sabe que los hombres son unos primitivos.
VERDAD 2: QUIEREN QUE VOS TOMES LA INICIATIVA
Parece
que los hombres aman que sus mujeres tomen la iniciativa en lo que a revolcones
se refiere. Por lo menos, es lo que asegura la “Cosmopolitan”, avalada
por el último reporte sobre sexo del Instituto Kinsey de los
Estados Unidos. Si sus hembras los avanzan, los hombres se sienten deseados y
responden de manera querendona. Eso sí, tampoco hay que ser una descontrolada,
porque ante demasiada efusividad femenina los caballeros se descolocan.
VERDAD 3: SE PREOCUPAN MUCHO POR SU PERFORMANCE
Ningún hombre quiere arrastrar una triste reputación de mal amante. Ellos se preocupan seriamente por jugar un papel decoroso entre las sábanas. El 50 % de las consultas que reciben los urólogos se refieren a cuestiones sexuales. Los señores detestan los papelones eróticos.
VERDAD 3: SE PREOCUPAN MUCHO POR SU PERFORMANCE
Ningún hombre quiere arrastrar una triste reputación de mal amante. Ellos se preocupan seriamente por jugar un papel decoroso entre las sábanas. El 50 % de las consultas que reciben los urólogos se refieren a cuestiones sexuales. Los señores detestan los papelones eróticos.
VERDAD 4: ÉL SABE LO QUE LE GUSTA PERO QUIERE NUEVAS EXPERIENCIAS
Los varones, dice la “Cosmo”, se masturban mucho más que las mujeres. Por lo tanto, tienen más claro que una dónde, cómo y cuándo hay que tocar para alcanzar el clímax. Pero este conocimiento no les quita las ganas de experimentar cosas nuevas: ellos, al igual que nosotras, adoran la emoción que generan las sensaciones desconocidas.
VERDAD 5: ÉL LE CUENTA A SUS AMIGOS LO QUE USTEDES HACEN EN LA CAMA
Sí, los
hombres son unos botones. Se van de boca con sus amigos,
vecinos y ocasionales compañeros de ascensor de una forma escandalosa. Pero a
no malinterpretar esta verborragia desmedida: si bien algunos hombres
hablan de sus actividades sexuales para cancherear, la mayoría lo hace para
intercambiar trucos y engañifas sexuales.
Hasta aquí los mitos y las verdades sobre el erotismo masculino. Sólo me resta hacer referencia a un pequeño circulito que encierra un enfático “¡Era cierto!” Según dicen los (las) que saben, el pene de un hombre asiático mide dos centímetros menos que el de un caucásico, que a su vez mide tres menos que el de un negro. Este dato tirado como quien no quiere la cosa es, para mí, lo más interesante de esta nota intrascendente. Era cierto, nomás: los negros la tienen más grande.
Me despido de ustedes con una frase de la escritora, novelista, ensayista, profesora y periodista colombiana: "Fueron reales, pero de tanto contarlos se hicieron leyenda. O al revés: fueron leyenda y de tanto contarlos se volvieron verdad. Es lo de menos."
Buenas noches.
Te pásate me encanto tu artículo yo estoy escribiendo un libro cuyo primer capítulo consiste en saber la verdad si existe una relación entre los narigones y los penes grandes si bien leí que en Canadá e Inglaterra hicieron estudios con los pies yo voy específicamente a la nariz y no solo masculina si no que la femenina me gustaría citar algunas partes de tu artículo con mucho respeto
ResponderEliminarEl artículo es tuyo!!!! Gracias por pasar y muchas felicidades!!!!
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