TUS REGALOS DEBERÍAN DE LLEGAR
“Tus regalos
deberían de llegar,
los elefantes
locos, el vestido, el ajuar.”
Fito Páez
“Al asno, el
palo, y a la mujer, el regalo.”
Aunque a muchas señoras y señoritas
emparejadas con miserables les cuente creerlo, hay hombres que hacen regalos. Generalmente, los regalos
masculinos aparecen en la primera etapa de una relación (pa’ que vamos a
mentir, los femeninos, también) y, la mayoría de las veces, el señor obsequioso no da pie con bola y regala algo innecesario, inútil o
directamente abominable. ¿A qué se debe esta falta de sentido común a la
hora de regalar? Según la psicóloga María Cristina Castillo, supervisora y
docente de la Institución
Fernando Ulloa, a la que nuestra entrañable revista "Cosmopolitan" ha consultado luego de devanarse los
sesos con este asunto, “son pocos los hombres que captan la lógica femenina,
y por eso no suelen elegir un obsequio que a una mujer le guste
verdaderamente”. Pero a no
descorazonarse, mis queridas: según la mentada licenciada lo más importante del
regalo hecho por un hombre no es su buen gusto o su utilidad sino lo que ese
presente les está queriendo decir. Porque cada obsequio trae consigo un mensaje a descifrar. Si no me creen, sigan leyendo.
SIGNIFICADO DE LOS REGALOS MASCULINOS
-Un ramo de flores. No hay que ser muy despierta para comprender que un hombre
que regala flores es un romántico. El ramo de flores, además, nos
indica que el galán que nos ha hecho tan fragante obsequio quiere
impresionarnos y apuesta a una relación formal. Las flores son divinas, pero, disipados los
últimos vahos de romanticismo, conviene sentar al hombre que supimos conseguir
y ubicarlo un poco, tal como hice yo con mi sufrido consorte: “Mirá, a mí las flores me encantan,
pero vos estás gastando tantos $$$$ en algo que se seca y se tira. ¿Por qué no
te gastás unos $$$$ más y me comprás un cactus?”
-Lencería o ropa sexy. Cuando un hombre regala portaligas, tangas o blusas transparentes puede ser por dos motivos: a) Es
un baboso y b) Quiere verte con estas provocativas prendas encima (estos dos
motivos, aclaro, no son excluyentes). Según la licenciada Castillo, el hombre
que regala un corpiño está pidiendo a gritos más intimidad
con la dama obsequiada, a la que encuentra sexy y apetecible. No hay que
ofenderse si el tipo se equivoca con el talle: los hombres no tienen
demasiada noción de esas cosas. Para ellos cualquier
culo entra en cualquier bombacha.
-Un pase anual para el gym. ¿Qué clase de psicópata le regalaría un pase anual para el gym a la reina de sus desvelos? A mí,
gracias a Dios, nunca me tocó ninguno, pero parece que hay turros que pretenden
que sus chicas vayan al gimnasio. Si una es una dama
extraña, más atenta al fitness que a las medialunas, este regalo
exótico puede resultar halagador. Con él, el hombre está diciéndonos que conoce
nuestros gustos y preferencias. Si, en cambio, abominamos el gym y encima tenemos un par de kilitos de
más, este obsequio es un insulto mal disimulado: el tipo nos está urgiendo a
mover el traste de una buena vez.
-Joyas. Ya lo dijo nuestra amada Marilyn: los diamantes son los mejores
amigos de las chicas, así que
un muy bien diez
felicitado para los señores
que enfilan para la
joyería. Que un hombre regale joyas significa que está comprometido con la
relación. Según la psicóloga María Cristina Castillo, “las joyas son sinónimo de alianza,
simbolizan las ganas de que algo perdure”. Si
la alhaja obsequiada no fue recientemente adquirida y perteneció a la madre o a
la abuela del galán, hay
casamiento en puerta.
-Un teléfono celular. El teléfono
celular es un objeto que
acompaña a la mayoría de las damas dondequiera que vayan (a mí no, porque yo
jamás lo tengo encima, y si por esas putas lo tengo, está sin crédito o sin
batería). Un hombre que obsequia un
teléfono celular a su
enamorada busca controlar todos sus movimientos y saber dónde y con quién está.
Invadirla, profanar su privacidad, convertirla en un objeto de su pertenencia. Muy feo.
-Un perfume. Cuando un hombre regala un perfume puede estar dando dos mensajes
absolutamente distintos. Si el perfume en cuestión es el que la dama suele
usar, está diciendo que conoce bien a su media naranja, que presta atención a
su aroma y que ese aroma lo seduce. Si el perfume es de una marca cualquiera, está diciendo
que no sabía qué carajo regalarle o que compró la fragancia cinco minutos
antes de obsequiársela en el supermercado o en la farmacia.
-Un libro. Obviamente, para la "Cosmopolitan", los psicólogos y expertos que la
revista consulta, y las pavotas que la leen, un
libro es un regalo que no
termina de convencer. Por un lado, creen que está bueno que alguien crea que
una chica Cosmo es capaz de leer un libro entero o, por lo menos, algunos
capítulos. Por otro, consideran que un
libro es un regalo que deja
de lado cualquier tipo de erotismo. Craso error, por supuesto. Que un
hombre te regale un libro no significa que te atosigue con la Enciclopedia Británica. Te puede regalar “Memorias de una princesa rusa” y pasarle
el trapo a todos los
portaligas del mundo.
-Un par de zapatos. El señor que regala zapatos ama. Aunque los zapatos en cuestión sean vomitivos. A todas
las mujeres nos gustan los
zapatos y, para ellos, entrar
a una zapatería femenina y elegir algo para nosotras significa un esfuerzo que
no podemos pasar por alto.
-Un viaje para dos. Según la licenciada Castillo, no importa si el viaje en cuestión es un fin de semana en
Chascomús o un mes en la Isla de Pascua: lo importante es que este obsequio “es una clara señal de que tu chico
quiere compartir más momentos con vos. No se invita a cualquier persona de
viaje, sino a alguien a quien se considera especial”. El hombre que le regala a su mujer
un viaje para dos (y
piensa acompañarla, of
course) le está diciendo que desea pasar más tiempo a solas con ella. En
caso contrario (si la manda de paseo con la madre o con una amiga), se la
quiere sacar de encima.
-Un electrodoméstico. El señor que regala un
electrodoméstico es casi tan
turro como el que regala un
pase anual para el gym. Le
está diciendo solapadamente a su dama que su lugar está en la casa fregando y
cocinando y que se olvide de sus pretensiones sociales, profesionales y
recreativas.
-Unos mangos. Cuando un hombre no nos trae un paquete con un moño y, en
cambio, nos tira unos mangos para que seamos nosotras las que
elijamos y compremos nuestro
regalo es porque está harto
de corramos a cambiar cualquier porquería que nos obsequia, cosa que las mujeres
hacemos muy a menudo. Eso sí: después de esbozar una sonrisa apócrifa y
graznar el “¡Qué lindo!” más falso del mundo.
Hasta aquí, mis reinas, lo expuesto por
la revista Cosmopolitan acerca de los regalos de la grey
masculina. Con algunos comentarios de mi cosecha, basados en mi amplia
experiencia como mujer sumamente regalada. Los dejo, esta vez, con un
pensamiento de Richard Moss, quien refuerza la idea de que las cosas más
valiosas del mundo no tienen precio: "El
mejor regalo que podemos darle a otra persona es nuestra atención íntegra."
Buenas noches.
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