CÓMO SABER SI NUESTRO EX
QUIERE VOLVER
"En la humanidad nada
acaba del todo; cada cosa se detiene para volver a empezar."
Yoritomo Tashi
"Lo que viene después
del amor es demasiado tremendo como para volver a intentarlo."
Terenci Moix
Sabrán
ustedes, mis queridos, que la chica Cosmo no se caracteriza,
precisamente, por ser una luminaria. Es bella, sí. Y flaquísima. Pero
bastante atontada. Ahogó sus pocas neuronas en tragos sencillos, pero
ultra hot y perfume de Nina Ricci. Y así quedó, pobrecita. Totalmente
inútil para resolver ecuaciones polinómicas. Pero totalmente inútil, también,
para darse cuenta, solita y sola, cuando un ex quiere volver con
ella. La mayoría de las mujeres tenemos a los pavotes con los que tuvimos el
dudoso privilegio de enredarnos sentimentalmente calados como una
sandía. Pero ella no. Ella necesita que nuestra revista favorita le de
algunas pautas para saber, a ciencia cierta, que el caballero
con el que compartió colchón en tiempos idos pretende reavivar cenizas. Para
ella, entonces, esta cálida recreación de la nota “¡Queremos volver con
vos!”, firmada por Christian Camblor, el columnista varón de la
celebrada “Cosmopolitan”. De nada.
CÓMO SABER A CIENCIA CIERTA QUE NUESTRO EX VA POR LA SEGUNDA
VUELTA
-DEMASIADOS “ME GUSTA” EN FACEBOOK: Harto sabido es que hoy en día lo que no aparece en Facebook no
existe. Esta verdad irrefutable y nuestro patológico afán de exhibicionismo
hacen que la mentada red social se convierta en un exhaustivo registro de
nuestros pensamientos, anhelos y peripecias, aderezados convenientemente con
fotos engañosas en las que nos parecemos de forma muy vaga a
Kim Kardashian. Si el caballero con el que tuvimos un entuerto amoroso irrumpe
en nuestro muro de Facebook para saturar nuestras
publicaciones de “Me gusta” enloquecidos, aun cuando esas
publicaciones sean fotos de Jared Padalecki en zunga, es porque está tratando
de que volvamos a registrarlo. Además de esforzarse por poner en
evidencia que comparte nuestras preferencias en música, cine, política… ¡y
hasta en hombres! Un señor que quiere volver tendrá el
suficiente arrojo como para poner “Me gusta” en una instantánea de
nuestra sacrosanta progenitora lavándose los pies en una palangana. Y en esa
foto en la que no nos parecemos a Kim Kardashian, ni siquiera vagamente,
pero sí a Mickey Rourke después del tsunami y en la que nos etiquetó la
amiga más turra que tenemos.
-LA LLAMADA INJUSTIFICADA: Es muy
usual que un hombre que quiere volver con nosotras y no sabe cómo dar el primer
paso, nos llame por teléfono para comentarnos una idiotez como si fuera un
evento de trascendental importancia: que vio a nuestra mejor amiga de
lejos en Callao y Corrientes, que se compró un perro igual al nuestro
o que Paul McCartney toca en noviembre en River (sí, sí, este
es un evento trascendental, pero se cae de maduro que nosotras
ya estamos enteradísimas del mismo).
-LA LLAMADA PERDIDA: ¿Quién no lo hizo alguna
vez? Cuando queremos hablar con alguien y no tenemos ni una sola excusa decente
para justificar el llamado, hombres y mujeres echamos mano al viejo y estúpido
truco de la llamada perdida. Que nuestro ex nos llame con el
burdo pretexto de que en su teléfono apareció de forma misteriosa pero
perfectamente oportuna una llamada perdida nuestra es, sin ninguna
duda, una clara señal de que el macho en cuestión está interesado en reeditar
el romance. También lo es, por supuesto, que nos llegue un SMS equivocado donde
nuestro galán de antaño nos avisa que el martes no puede ir a jugar a la pelota
con los pibes o nos cancela un turno con el odontólogo. Después de SMS
pretendidamente dirigido a otra persona llegará, por supuesto,
uno dirigido a nosotras pidiéndonos disculpas por la equivocación y, ya que
está, preguntándonos en qué andamos.
-LA INVITACIÓN CASUAL A UN EVENTO: Si empezamos a recibir invitaciones a distinto tipos de eventos,
tanto en Facebook como en nuestra casilla de mail,
cursadas por un señor que alegró nuestros días idos y con el cual perdimos
contacto hace tiempo, es obvio que ese caballero intenta interesarnos en alguno
de esos acontecimientos para ver si tiene la suerte de volver a cruzarse con
nuestras gratas humanidades. Lo que parece ser una invitación general y
casual es, en realidad, un convite específico y fríamente
calculado.
-LA CITA PROGRAMADA PARA DEVOLVER O RECUPERAR ALGO: Cuando una relación concluye es bastante usual que algún objeto
nuestro quede en poder de nuestro ex y viceversa. A veces esos objetos son tan
nimios que las devoluciones son innecesarias. Pero aun cuando lo sean, el ex
interesado en volver intentará programar un encuentro usando
como excusa la necesidad de devolvernos o recuperar algo. El
ejemplo que pone Christian Camblor en su nota es la restitución o el recobro de
un libro. Pero no nos engaña: a una chica Cosmo nadie podría
devolverle un libro jamás. A lo sumo, un vibrador o un cepillo
de dientes.
Hasta
aquí, gente bella, las indubitables señales del interés de nuestro ex tórtolo
en reanudar el romance especificadas en la nota “¡Queremos volver con vos!”. Como
verán, son bastante evidentes. Si la chica Cosmo no notó, ante
esta avalancha de estupideces, que su ex anhela volver con la frente
marchita es porque está en Babia. Correspondería ahora una
engorrosa elucubración de vuestra servidora acerca de los hombres que vuelven. Así
que ahí va: volver no está mal si uno tiene en claro para qué vuelve
y, sobre todo, por qué se fue o lo fueron. Cierto
es que la gente sapiente asegura rotundamente que segundas partes nunca
fueron buenas (afirmación que no carece de sustento si se tienen en
cuenta secuelas tan lamentables como la de los films “Pet Sematary” o “Grease”, bodrios
infumables a los que no pudieron salvar del naufragio ni las canciones de los Ramones ni
la despampanante y juvenil belleza de Michelle Pfeiffer). Pero no menos cierto
es que todos nos quedamos con las ganas de que volvieran los Beatles.
Y que tenemos muchísimas expectativas puestas en el último trabajo de Stephen
King, “Doctor Sleep”, segunda parte de la exitosísima novela
de 1977, “El resplandor”. Así que no sé.
Me
despido de ustedes, mis queridos, con una concienzuda frase de Heráclito: "No
se puede descender dos veces por el mismo río, pues cuando desciendo el río por
segunda vez, ni yo ni el río somos los mismos."
Buenas tardes.
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