MALOS
MUCHACHOS
“Si buscan alguien que te
trate mal
cuenta conmigo…”
“Cuenta Conmigo”, Joaquín
Sabina/Joan Manuel Serrat
"Tengo todas las
características de un ser humano: carne, sangre, piel, pelo. Pero ninguna
emoción clara e identificable, excepto la avaricia y la aversión. Está
ocurriendo algo horrible dentro de mí y no sé por qué. Mis sangrientas lujurias
nocturnas están empezando a apoderarse de mí, me siento letal, al borde del
frenesí, creo que mi máscara de cordura está a punto de desmoronarse."
Patrick Bateman, “American
Psycho”
Como a casi las damas y
damitas, en la vida contante y
sonante, prefiero a los señores que me regalan flores, me cuidan cuando
estoy enferma y me pagan las cuentas. Pero si de cine se trata, vaya a saber
por qué gen depravado, me gustan los tipos malos. Malos no, malísimos. Abominables. Yo,
que en la vida real sufro un desmayo cada vez que me pincho un dedo con una
aguja y veo una minúscula gotita de sangre, babeo por señores que portan
hachas, cuchillos, escopetas y todo tipo de adminículo dañino y no dudan en
usarlos. No le busquen una explicación racional a esta conducta estrafalaria, porque
no la tiene.
Sin decidir todavía cuál es
mi favorito, he aquí mi Top
Five de psicóptas que están para el crimen. Aparecen en la lista en el mismo orden
que aparecieron en el cine. Alguno podría suponer que estos lunáticos de
mentiritas me gustan tanto porque, en general, están interpretados por actores
bellísimos. Puede ser. ¿Pero no sería más sanito gustar del Brad Pitt de “Legends
of the Fall” (“Leyendas de pasión”) y
no del de “Kalifornia”?
Ustedes dirán.
ALEX DE LARGE - MALCOM
McDOWELL, (“A Clockwork Orange” - “La naranja mecánica”-, 1971)
Si bien Malcom McDowell es
hoy un señor de casi 70 años con el pelo blanquísimo, en sus años mozos supo
ser el psicópata hot por excelencia. Sin ser estrictamente
bello (su nariz algo toronjil le jugaba en contra, aunque el mismo apéndice
nasal imperfecto no impidió que Richard Gere se convirtiera en el galán más
amado por señoras y señoritas, según mis últimas investigaciones), Malcom era
enormemente sensual. Muy sexy. Como buen inglés, empezó su carrera como actor
shakesperiano, pero la fama mundial le llegó de la mano de “A Clockwork Orange” (“La naranja
mecánica)”, película de 1971,
basada en la novela de Anthony Burgess del mismo título, escrita y
dirigida por Stanley Kubrick, que narra las aventuras, relatadas por él mismo,
de Alex DeLarge, un
psicópata muy carismático, cuyos placeres son la música clásica, especialmente Beethoven, y la “ultra-violencia”. Lidera una banda de bravucones, Pete, George y Dim, sus drugos (del término ruso друг, “amigo”, “colega”), con los que comete una serie de
delitos violentos. Alex es capturado y se le intenta
rehabilitar a través de una terapia experimental de aversión a la violencia, el Tratamiento Ludovico. Cuando el tratamiento concluye, el
joven es devuelto a una sociedad brutal, donde las ovejas no encajan y donde
todas sus víctimas buscan revancha. Después de un intento de suicidio, termina
siendo utilizado políticamente para desprestigiar al gobierno que puso en
marcha al Tratamiento Ludovico.
La presión puesta de la sociedad al gobierno obliga a éste a sanar a Alex, quien recibe una visita en el hospital
del gobernador, el cual tras una amistosa charla, lo convence de que dé buena
imagen del gobierno al pueblo. Alex accede y, ya sin rastro alguno
del Tratamiento Ludovico,
termina de narrar su historia con la mítica frase: "Definitivamente, me había
curado."
Stanley Kubrick obvió, en su
película, el capítulo Nº 21 de la novela de Burguess, que muestra como, al
madurar, Alex va perdiendo el gusto por la “ultra-violencia” y comienza a desear otras cosas, como
establecerse y formar una familia. Kubrick sustituyó la metamorfosis positiva
de Alex por la visión de la maldad de la
naturaleza humana como algo inamovible, obligando, en cierta medida, a sacar
una conclusión final negativa de la película (al contrario que en la novela
original). Aún hoy se siguen editando ejemplares de “A Clockwork Orange” sin el Capítulo 21, cosa que ponía a
Anthony Burguess de los pelos. El DeLarge también corrió por cuenta de
Kubrick, porque en la novela el personaje es, simplemente, Alex.
Si bien la película de
Kubrick data de 1971, fue la primera película prohibida
para mayores de 18 años que
vuestra servidora, de dulces 17, pudo ver en el cine, en los albores de la
democracia (el film estuvo mucho tiempo prohibido en Argentina). Para lograr
semejante hazaña, mi hermana y yo nos tiramos todo el catálogo de Alba encima,
quedando más aptas para una función de
“La cage aux folles” (“La jaula de las locas”) que para una de “A Clockwork Orange”.
EARLY GRAYCE – BRAD PITT (“Kalifornia”, 1993)
“Kalifornia” es una película de 1993 dirigida por Dominic Sena. Brian Kessler (David Duchovny), periodista, y Carrie Laughlin (Michelle Forbes), fotógrafa y pareja
de Brian, deciden iniciar un viaje en automóvil
a California, con la intención de hacer escalas en sitios de los Estados Unidos
donde han vivido y cometido sus crímenes algunos de los asesinos seriales más
célebres de la historia. Brian planea escribir un libro sobre su paso
por estos siniestros lugares, y Carrie, ilustrarlo con sus fotografías. Para
ayudar a solventar los gastos del viaje, la pareja decide buscar compañeros de
ruta, que solicitan poniendo un anuncio en el boletín de una universidad
cercana. El anuncio es respondido por Early
Grayce (Brad Pitt), lo que
para algunos puede ser considerado como un golpe de mala suerte, pero para
vuestra servidora es una bendición: loco, asesino y roñoso, Brad sigue siendo Brad.
Early y su
pareja, Adele (Juliette Lewis), no tienen nada
que ver con Carrie y Brian.
Son pobres y carecen de educación. Sin embargo, y contra la voluntad de Carrie, Brian decide aceptarlos como compañeros de
viaje. Lo que ignora es que Early está en libertad condicional y es un
incipiente asesino serial de temperamento impredecible. Después de matar a su
casero cuando le pide la renta, Early decide irse de viaje para huir de la
policía, y Adele,
una chica algo tontuela que no conoce la naturaleza real de su pareja,
accede encantada.
Ya en viaje las dos parejas
tienen ciertos conflictos acarreados por sus profundas diferencias. En un
momento, la cosa se pone realmente fea y Early da riendas sueltas a sus impulsos
asesinos, dejando en el camino un retal de cadáveres.
Brad Pitt, es, sin lugar a
dudas, uno de los hombres más hermosos del mundo. Es tan lindo que, aún cuando
se saca una bota y deja al descubierto una media más repulsiva que las de mi
hijo, una no puede dejar de pensar: “¡¡¡¡Oh!!!!
¡¡¡¡Brad!!!!” Si bien, a lo
largo de su prolífica y exitosa carrera, Pitt ha interpretado a personajes
encantadores: ¿cómo olvidar a Paul
Maclean en “A River Runs Through It”
(“El río de la vida”) o a Tristan Ludlow de “Legends of the Fall”
(“Leyendas de pasión”)? Early
Grayce, señores, tiene algo. Además de una locura galopante,
claro.
PATRICK BATEMAN – CRHISTIAN BALE (“American
Psycho”, 2000)
He aquí el psicópata más hot de la historia: Patrick Bateman. Que Christian Bale le ponga el cuerpecito a este
desequilibrado niño rico lo hace absolutamente irresistible. La película “American Psycho”, inspirada en la novela homónima de Bret Easton Ellis y dirigida por Mary Harron, se centra
en la vida de Patrick Bateman, un claro ejemplo del yuppie neoyorkino, bastante desmotivado hasta
que descubre su gusto por la sangre, predilección que lo lleva a convertirse en
un brutal asesino en serie,
protegido por su status social y por esa carita de ángel que tiene. Patrick es obsesivo hasta lo insoportable -lo
mismo le da por estudiar minuciosamente el vestuario de sus amigos como por
elucubrar engorrosas teorías sobre Withney Houston-, cultiva su cuerpo y
su apariencia, y presta muchísima atención a los objetos, las marcas y el diseño. Una de las cosas más atractivas que
tiene “American Psycho” (además
de las hachas, los
cuchillos y las motosierras) es la rutina matinal de Patrick: ejercicio y un extenso
ritual de higiene corporal. Ahhhhhhhhhhh.
“American Psycho” es el retrato integral de la mente de un asesino
en serie. Las escenas de
sexo y de violencia están filmadas con mucha sobriedad, pero no dejan de ser
turbadoras. Christian Bale está
soberbio como este bello monstruo, feroz y vulnerable. Transmite todos los
matices de una mente enferma tan sólo con una expresión facial: ambición,
locura, lujuria, furor. Pero también cierta ternura. Después de todo, Pat sólo quiere que lo quieran. Está errando el camino para
conseguir tal fin, pero bue.
La novela de Bret Easton Ellis, además de retratar
las andanzas de Patrick,
es una fuerte crítica social al modo de vida de los yuppies de finales de los 80’s, resaltando sus
aspectos más negativos: el exitismo económico y materialista como aspiración
suprema, las relaciones humanas superficiales, el cultivo exagerado de la
apariencia, el narcisismo, el sexismo, el desprecio racial y la xenofobia.
Tanto en el final de la
novela como en el de la película, se revela que la mayor parte de los crímenes
de Patrick Bateman son producto de su imaginación
enferma, aunque se deja abierta la posibilidad de que algunos asesinatos sí
fueran cometidos realmente.
SWEENEY TODD – JOHNNY DEEP
(Sweeney Todd– “Sweeney Todd, el barbero demoníaco de la calle
Fleet”, 2007)
Sweeney Todd, el barbero
demoníaco de la calle Fleet, es un legendario
personaje del Londres Victoriano del siglo
XIX, cuya veracidad no ha sido comprobada. Una de las primeras noticias
inglesas sobre el barbero asesino fue su aparición en el Nº 7 de The People's Periodical,
fechado el 21 de noviembre de 1846,
donde es el personaje principal de una historia probablemente escrita por Thomas Prest, "The String of Pearls: A
Romance".
La historia de Sweeney Todd sirvió de inspiración para algunas
películas y un musical de Brodway. En 2007, las correrías de este psicópata
vengativo fueron llevadas al cine por el genial Tim Burton, y protagonizadas por Johnny Depp y Helena
Bonham Carter.
Benjamin Barker (Johnny Depp), un experto barbero, es acusado de un crimen que no
cometió y condenado a una vida de trabajos forzados en Australia por el
corrupto juez Turpin, que
pretende casarse con su esposa. Veinte años después, Barker vuelve a Londres haciéndose
llamar Sweeney Todd.
Allí se dedica a asesinar a sus clientes con una navaja de afeitar, con
el beneplácito de su cómplice, la Sra.
Lovett (Helena Bonham Carter), quien convierte los cadáveres de las
víctimas en populares pasteles de carne. La película es un musical y sí, además
de ser bello, sexy e inteligente, ¡Johnny
Depp canta bien!
No hace falta estar tan loca
como la Sra. Lovett para enamorarse de Sweeny Todd. Johnny Depp con navaja en mano es
irresistible. Ya sé lo que estarán pensando las damas: que Johnny Depp es
irresistible con peluca naranja y pretensiones de sombrerero en “Alice in Wonderland”
(“Alicia en el país de las maravillas”), es
irresistible con suéter de cachemira y zapatos de taco en “Ed Wood” y es irresistible con colmillos en “Dark Shadows” (“Sombras
tenebrosas”). Pero como Sweeney Todd tiene ese no sé qué que cautiva a las
señoras y señoritas que gustamos de los malos
muchachos. Porque si van a ser malos, que sean malos en serio.
En 2007, el periodista Peter
Haining publicó el libro “Sweeney
Todd: The Real Story of The Demon Barber of Fleet Street”, donde asegura
haber encontrado pruebas de la existencia del personaje que confirman,
incluso, la mayor parte de los datos de la historia, tales como la
situación de la barbería y la existencia de la cercana pastelería, pero nadie
le creyó demasiado. La que sí es absolutamente real es la historia de Bernabé
Cabard (a) “El barbero
asesino” y Pedro Miquelón (a) “El pastelero de carne humana”, quienes entre 1410 y 1415, en París,
se dedicaron a las mismas actividades ilícitas que Sweeney Todd y la Sra. Lovett.
KEVIN KHATCHADOURIAN – EZRA MILLER (“We need to talk
about Kevin” – “Tenemos que hablar de Kevin”, 2011)
Y sí de psicópatas hot hablamos, tenemos que hablar de Kevin.
Sí, sí, Ezra Miller es muy chiquitito. Pero ahí hay futuro, señores. Se los
aseguro yo, que de esto sé un montonazo.
“We need to talk about Kevin”
(“Tenemos que hablar de Kevin”), es una película de 2011
dirigida por Lynne Ramsay, basada en la novela homónima de Lionel Shriver. El adolescente Kevin Katchadourian (Ezra Miller) está en la cárcel
después de cometer una masacre en su escuela y de haber asesinado a su padre y
a su pequeña hermana, Celia.
Su madre, Eva (una estupenda Tilda Swinton), escritora que alguna vez tuvo éxito, vive sola
en una casa en decadencia y trabaja en una agencia de viajes en un pueblo
cercano a la prisión donde visita
a Kevin. Ella lo recuerda mientras crecía,
haciendo frente, a la vez, a la hostilidad de sus vecinos, quienes la
culpan por haber parido a un demonio. Sus recuerdos aparecen en escenas retrospectivas que narran la imposibilidad de
conectarse con su embarazo, la niñez de un hijo difícil con el cual no pudo
relacionarse y la negación sistemática de su esposo con respecto a los
problemas de Kevin. Había que hablar de Kevin pero nadie habló y el monstruo fue
creciendo hasta desencadenar una tragedia.
La película concluye en el
segundo aniversario de la masacre, cuando Eva visita a su hijo en prisión. Kevin está ansioso porque su cumpleaños
número 18 y su traslado a una cárcel para adultos son inminentes. Eva le pregunta por qué cometió los
asesinatos y él responde que, en su momento, creía saber por qué lo había hecho
pero que ahora no estaba tan seguro. Eva lo abraza y él se despide de ella
mientras un par de guardias lo sacan de escena.
La película es durísima. La
novela de Lynne Ramsay generó mucha controversia. Pero Ezra Miller es un Kevin estupendo, diabólicamente bello. Ezra
es sumamente sensual de por sí, pero la mirada perversa de Kevin le da un atractivo espeluznante.
Ezra Miller anda por los
veinte añitos. Un pichón.
BONUS TACK: DEXTER MORGAN – MICHAEL C. HALL (“Dexter”,
2006/2012)
Ya
sé que esta es un recuento de psicópatas hot cinematográficos.
Pero quienes me conocen saben de mi devoción por Dexter Morgan, a
quien incluyo en este listado a modo de bonus track, a pesar de que
es un personaje de TV y, además, no es un mal muchacho. Es… Dexter.
Dexter Morgan (Michael C. Hall)
es el protagonista de una serie de televisión que debutó el 1 de
octubre de 2006. Forense analista de sangre del Departamento de Policía
de Miami de día y asesino en serial de noche, Dexter elige
muy bien a sus víctimas: malos muchachos. Muy malos.
La
primera temporada de la serie se basó en la novela “Darkly dreaming Dexter”
(“Dexter: El oscuro pasajero”), de Jeff Lindsay. Lindsay ha
escrito varias novelas con Dexter Morgan como protagonista,
pero a partir de la segunda temporada, las aventuras del Dexter televisivo
y del Dexter literario tomaron distintos rumbos.
Dexter
Morgan es un psicópata
hot con todas las letras. Un bombón asesino, para decirlo
de manera nacional y popular. Aunque mi mamá, que se enamora
de todos los policías de “La Ley y el Orden”, esté esperando
a que termine la serie para que lo metan en cana.
Aquí
doy por terminado este opúsculo, esperando que mi declaración de amor a estos bellos
monstruos no haya herido sensibilidad alguna. Recuerden, señores, que
estamos hablando de ficción y que si empezamos cuestionando a Dexter
Morgan podemos terminar objetando a Rodion Raskolnikov. Cosa
que sería, no sólo tristísima, sino poco civilizada. Y recuerden, también, que
hay mujeres mucho más locas que yo que se enamoran de psicópatas de
verdad. Padecen de enclitofilia. Ted Bundy, un famoso American
Psycho, fue condenado por cometer más de treinta homicidios:
torturaba a las mujeres y después las mataba a golpes o mazazos. Por
increíble que parezca, este verdadero monstruo tuvo un Club
de Admiradoras que lo visitaban en la cárcel para tener relaciones íntimas
con él. Lo mío es sobredosis de popcorn, nomás.
Buenas tardes.
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