viernes, 17 de septiembre de 2021

HOTEL DULCE HOTEL VIII


HOTEL DULCE HOTEL VIII

"Por un momento tuvo la sensación de que la muerte misma estaba del otro lado de esa puerta."
Stephen King, "The shining" 

El escritor argentino Adolfo Bioy Casares achacó a la casualidad  un hecho sumamente curioso sobre el que intelectuales y estudiosos han especulado durante décadas. El cuento de Julio Cortázar “La puerta condenada” (1956)  y el relato de “Un viaje” o “El Mago Inmortal” (1962), de Bioy Casares son, a grandes rasgos, prácticamente idénticos. Tienen en común  a su personaje principal, un comerciante que viaja a Montevideo por motivos laborales, y una trama en la que misteriosas voces procedentes de una habitación del hotel turban el sueño de dicho personaje.
Julio Cortázar opinó que en esta coincidencia había un mensaje indescifrable, una tercera voluntad, tal vez porque más allá de la concurrencia argumental, ambos cuentos hacen referencia a un pequeño hotel situado en el centro de la capital uruguaya: el Cervantes.
“A Petrone le gustó el hotel Cervantes por razones que hubieran desagradado a otros. Era un hotel sombrío, tranquilo, casi desierto”, arranca el cuento de Cortázar.
“Juraría que al chofer del taxi le ordené: “Al hotel Cervantes”. Cuántas veces, por la ventana del baño, que da a los fondos, con pena en el alma habré contemplado, a la madrugada, un árbol solitario, un pino, que se levanta en la manzana del hotel”, cuenta el protagonista de Bioy.
El Hotel Cervantes fue inaugurado en 1927 y contaba con 63 habitaciones, un teatro independiente, dos salones y terrazas al estilo andaluz. Para cuando fue visitado por ambos escritores argentinos, unos 30 años después de su apertura, era, según el crítico literario uruguayo Rodolfo Fattoruso, “un lugar ya descuidado por el paso del tiempo”.
El Hotel Cervantes, embrujado o no, se ganó un lugar de privilegio en la literatura rioplatense, y merece ser nombrado en esta lista de hoteles misteriosos.
Pasemos ahora a una nueva entrega de la saga “Hotel, dulce hotel”. Disfruten.


-HOTEL BAMER, CIUDAD CAPITAL, MÉXICO

El Hotel Bamer estaba situado en la Ciudad de México, en la Avenida Juárez 54, casi en frente de la Alameda Central.  Abrió sus puertas en 1953 y su restaurante en la planta baja se convirtió en un punto de encuentro para intelectuales y gente de prensa. Bailar en el bar Bamerette era una experiencia que se repetía en la vida nocturna de los turistas que se alojaban en el lugar.
Tras los sismos de 1985, otros hoteles de la zona cerraron sus puertas, pero el Bamer resistió. Hace una década cerró sus puertas: hoy sólo continúa en actividad el restaurante y el resto del hotel fue convertido en un edificio de departamentos.
Se dice que en el hotel se escuchaban por las noches ruidos extraños y que solía aparecérseles a los pasajeros el fantasma de una niña vestida con ropa antigua.


-BAKER HOTEL, MINERAL WELLS, TEXAS, EE. UU.

El Baker Hotel está ubicado en Mineral Wells, Palo Pinto, Texas y fue incluido en el año 1982 en el National Register of Historic Places de EE. UU. Su construcción comenzó en el año 1922 y abrió  sus puertas el 9 de noviembre de 1929, con una celebración de gala que duró dos semanas. El hotel de lujo incluía baños minerales, una piscina de tamaño olímpico y una discoteca en la azotea llamada Cloud Room. En sus tiempos de esplendor, muchas celebridades visitaron el lugar: la actriz y cantante Judy Garland, el actor Clark Gable, el cantante y actor Roy Rogers, y los comediantes Moe Howard, Curly Howard y Larry Fine, los entrañables Tres Chiflados. En 1972, el hotel cerró sus puertas definitivamente, y aunque hubo muchos proyectos para recuperarlo, ninguno se concretó. El edificio sigue vacío y deteriorado, debido a las fuerzas de la naturaleza y el vandalismo.
Los residentes de Mineral Wells afirman que entre las paredes del Baker residen las almas en pena de aquellos que alguna vez fallecieron en el hotel en trágicas circunstancias, y que su extraña energía, que en su momento obligó a cerrar el hotel, continúa existiendo entre sus pasillos. Se registran allí fenómenos paranormales que, incluso, han obligado a algunos vagabundos a abandonar a las corridas el lugar en medio de la noche.
El espíritu más famoso del Baker es el de una mujer que se suicidó allí y que continúa vagando por los pasillos. Los informes sugieren que se trataba de la esposa del gerente del hotel, mientras otros creen que era la amante del Sr. Baker. Cuenta la leyenda que  saltó hacia su muerte desde la parte superior del hotel. La existencia de este fantasma se ha visto corroborada por gran cantidad de reportes de sucesos paranormales, como el de una mujer que aseguró haber encontrado marcas de lápiz labial de color rojo en los vasos la suite del piso, donde la mujer fallecida residía. También hubo quien pudo oler por la noche perfume a lavanda, que era el que la dama utilizaba.
Pero este no es el único fantasma del Hotel Baker. Otro fantasma fue visto en el sótano y se cree que es el de Douglas Moore, el antiguo operador del ascensor. Según los registros, Douglas comenzó a trabajar en el Hotel Baker en 1948. Murió  a causa de un extraño accidente en el ascensor, y se dice que en el mismo, su cuerpo fue seccionado en dos partes. Muchos huéspedes que desconocían los hechos afirmaron haber visto la aparición fantasmal de un cuerpo mutilado.
También se dice que una pareja falleció en misteriosas circunstancias en una de las habitaciones del hotel. Una camarera que trabajaba en el comedor aseguró haber visto la imagen de unos novios en el espejo. Cuando se dio cuenta de que no había nadie en la habitación se quedó completamente paralizada por el terror. Declaró luego que el novio hizo contacto visual con ella, pero cuando miró de nuevo su imagen se desvaneció.
Los antiguos registros del Hotel Baker tienen páginas y páginas de quejas de los huéspedes por los fenómenos sin explicación en los que se vieron involucrados, situación que fue minando la reputación del hotel y desembocó en el cierre del establecimiento.


-OMNI SHOREHAM HOTEL, WASHINGTON D.C., EE. UU.

El Omni Shoreham Hotel  se encuentra ubicado en Northwest Washington D.C., EE. UU. Fue inaugurado el 4 de marzo de 1933, con la presencia del presidente Franklin D. Roosevelt. Con los años, el Shoreham ha sido el hogar de varios políticos prominentes y muchos otros lo visitaron como pasajeros. El 10 de febrero de 1964,  el grupo The Beatles reservó el 7º piso entero del hotel por una tarde durante su visita en Washington para dar un concierto en el Washington Coliseum durante su primera gira americana. En diciembre de ese mismo año, Denny Doherty realizó allí su primer show acompañado por John Phillips Michelle Phillips. Se hacían llamar The New Journeymen. Cuando Cass Elliot se sumó al grupo, pasaron a ser conocidos como The Mamas & the Papas.
El Omni Shoreham  tiene fama de estar embrujado y mucha gente cree que esto tiene que ver con la historia de Henry L. Doherty, socio financiero minoritario del establecimiento. Doherty y su familia se trasladaron a un departamento en el hotel (en la actualidad Suite 870), junto con su sirvienta, Juliette Brown.  Unos meses después de que los Doherty se mudaran al Omni Shoreham, su criada murió durante la noche. Poco tiempo después, la hija de Doherty, Helen, también falleció en el lugar. Los Doherty se mudaron, y el departamento permaneció desocupado durante casi 50 años, hasta que fue renovado y convertido una suite de hotel. Pero los huéspedes y el personal del hotel comenzaron a contar historias de débiles voces, brisas heladas, puertas que se cierran y se abren solas, y televisores y luces encendiéndose y apagándose por su cuenta. Los huéspedes de las suites contiguas se quejaban de los ruidos procedentes de la Suite 870, incluso cuando estaba vacía. Otros ocupantes aseguraron que encontraban los muebles fuera de lugar, y el personal del hotel, que sus carros de limpieza se moverían por su cuenta. El Omni Shoreham Hotel ha bautizado a la misteriosa habitación "Ghost Suite" (“Suite del Fantasma”). 


-BLACK SWAN HOTEL, DEVIZES, WILTSHIRE, INGLATERRA

El Black Swan Hotel se construyó en el siglo XVII en DevizesWiltshire, Inglaterra, como residencia privada, y en 1737 se convirtió en pub y fonda. Frente al hotel se alzaba la horca del pueblo, por lo que se cree que en el sótano se celebraban juicios a menudo. También se organizaban allí reuniones masónicas. En el subsuelo del Black Swan existe una red de túneles, descubierta hace algunos años, cuyo origen y función se desconocen. El hotel tiene fama de estar poseído por unos cuantos espíritus.
A principios del siglo XVIII, la propiedad pasó a manos de Ambrose Saintsbury, que ejercía de respetable dueño del Black Swan  durante el día, pero por la noche se convertía en un cruel asaltador de caminos que no dudaba en asesinar a sus víctimas. Luego de sus correrías, encerraba a su caballo en el sótano. Su nombre se asocia al espectro vestido de negro que, según los testimonios, se aparece en el sótano montado a caballo. También suele verse en el hotel una enigmática mujer vestida de blanco que se sienta junto a la ventana de la habitación Nº 4 y parece contemplar la plaza. Luego, atraviesa la pared y desaparece. Algunos creen es el espectro de una dama que quedó atrapada y murió en esa habitación durante el incendio que sufrió el Black Swan a mediados del XVIII. Otros, los médiums y videntes, señalan a una mujer embarazada que habría sido asesinada en el hotel.


 -RUSSELL HOTEL, SYDNEY, AUSTRALIA

El Russell Hotel situado en The Rocks, el barrio más antiguo de la Sydney, Australia. Sus orígenes se remontan a 1790, cuando se creó en su lugar de emplazamiento un “Moveable Hospital for His Majesty’s Distant Possessions” ("Hospital móvil para las posesiones distantes de su majestad"), que funciono hasta 1816. Más tarde funcionó allí un hostal para marineros. En el 1900, el edificio se convirtió en el Russell Hotel.
El hotel tiene fama de ser uno de los lugares más embrujados de Australia. Los huéspedes y empleados del Russell han reportado apariciones de fantasmas de mujeres caminando por los pasillos y abriendo y cerrando las puertas de las habitaciones, además de escuchar pasos durante toda la noche. Posiblemente, se trate de los espíritus de las enfermeras del viejo hospital. También se dice que la habitación Nº 8 es el hogar del fantasma de un viejo marinero que acostumbra a darles las buenas noches a los desprevenidos huéspedes. 

Hasta aquí, mis queridos, esta nueva entrega de la saga "Hotel, dulce hotel". Me despido de ustedes con unas palabras de Pablo de Santis: "He conocido muchos hoteles misteriosos, pero los hoteles que a uno le resultan más enigmáticos son los de la propia ciudad. Aunque nunca fui, puedo soñar con ir a un hotel de China o de Egipto; me resulta mucho más difícil imaginar que duermo en un hotel en Buenos Aires. A veces miro a través del vidrio el hall de los hoteles de Callao o Avenida de Mayo, y pienso en los viajeros que llegan a la ciudad por primera vez, y les envidio esa mirada en la que todo está por estrenar. Los hoteles, con su recambio de pasajeros, sus ruidos extraños, las vidas invisibles detrás de las paredes, siempre se han prestado para la ficción. Acostumbrado a la vida familiar, estar solo me parece una excentricidad que solo vivo cuando viajo. Son los hoteles en sí mismos los que me parecen el verdadero país extranjero, las puertas numeradas de una cultura exótica."

Buenas noches.

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