HOTEL, DULCE HOTEL IX
"La nena no tenía sensibilidad especial alguna: sólo estaba aterrada.
Pasaba corriendo frente a la escalera que llevaba al mirador del hotel,
imaginando que allí, en la torre, que durante años fue la construcción más alta
de Ostende, se escondía una loca, una loca de cabello largo que se miraba en el
espejo, vestida con un camisón blanco..."
Mariana Enriquez, "El mirador"
Buen día, amables lectores. Les traigo hoy una nueva entrega de la saga “Hotel, dulce hotel”, con locaciones tan
románticas como el Ballygally Castle Hotel, ubicado en Irlanda del Norte, y tan
espeluznantes como la Karosta Prison, una ex prisión militar de Letonia, reconvertida
en museo y alojamiento. Pasen y vean.
-BALLYGALLY
CASTLE HOTEL, ANTRIM, IRLANDA DEL NORTE
El Ballygally Castle Hotel está
ubicado en el pueblo de Ballygally, Condado de Antrim, Irlanda del Norte. Fue construido en 1625 por James Shaw,
un escocés que alquilaba la tierra al conde de Antrim, sobre un suave
promontorio que mira al mar, en la Bahía Ballygally. Durante la Rebelión de
1641 fue atacado varias veces por las tropas irlandesas, pero sin éxito. Se
mantuvo en manos de la misma familia hasta que en los años ’50 del siglo XX fue adquirido por de un empresario inglés fabricante de alfombras, quien lo amplió y
renovó.
Durante gran
parte de su historia el Ballygally Castle se utilizó como vivienda y es, hoy en
día, el único edificio del siglo XVII que aún se utiliza como residencia en
Irlanda del Norte. El castillo posee una
fuerte influencia escocesa que se manifiesta en su estructura, con sus torres
esquineras, sus altos muros y sus techos cónicos. Las murallas tienen
orificios para pasar los mosquetes de la época y hay un arroyo que pasa justo
por la muralla externa, una buena provisión de agua en caso de sitio
El Ballygally Castle Hotel es el hogar del espíritu
de Isobel Shaw, la Dama del Castillo en 1625, quien fue encerrada
en su habitación por su marido después de dar a luz a su hijo. Isobel murió
tras caer de la ventana cuando intentaba escapar y aún vaga errante por el
castillo buscando al hijo que le fue arrebatado. Tiene el hábito de
golpear las puertas de las habitaciones
y luego desaparecer.
Otro fantasma del lugar es el de Madame Nixon, que vivió en el castillo en el siglo XIX. Puede vérsela caminar alrededor del hotel con su vestido de seda.
-GRAND HYATT TAIPEI, XINYI, TAIWÁN
El Grand Hyatt Taipei es un hotel de 5 estrellas de lujo ubicado en Taipei, Taiwán. Situado en el distrito Xinyi, el hotel abrió sus puertas en el año 1990. Cuenta con 853 habitaciones y suites, lo que lo convierte en el establecimiento hotelero más grande de Taiwán.
La leyenda cuenta que el lujoso establecimiento fue construido sobre el terreno donde había funcionado un campo de prisioneros y sitio de ejecuciones durante la Segunda Guerra Mundial, y es por eso que el hotel es un lugar con frecuente actividad paranormal. Se dice que el actor Jackie Chan salió corriendo de su suite en medio de la noche después de haber visto a un fantasma. Los gerentes, desesperados ante esta situación, recurrieron a expertos en feng shui para ahuyentar a los espíritus.
-KAROSTA PRISON, LIEPAJA, LETONIA
Karosta es un vecindario en el norte de Liepaja, Letonia.
Allí se erige la Karosta Prison, una ex prisión militar que albergó, en su momento, a nazis y a
soviéticos, cuya construcción comenzó alrededor de 1903. La prisión dejó de
funcionar como tal en 1997.
Durante los años que estuvo en funcionamiento, la Karosta Prison albergó a miles los hombres que vivieron, sufrieron y murieron entre
sus paredes, soportando diferentes regímenes, tales como el soviético, el nazi o
el letón. Durante la Segunda Guerra Mundial, Hitler enviaba allí a los
condenados a muerte por desertores. Karosta era su destino final y el lugar
elegido para ejecutarlos.
Hoy en día, la prisión de Karosta ha sido convertida
en museo, donde, además, se puede pasar la noche, recibiendo el mismo trato que los
antiguos prisioneros. Algunos huéspedes de este inusual hotel aseguran que han
compartido su estadía con el espíritu de una mujer que se colgó en el
lugar luego de enterarse de que su prometido había sido ejecutado.
-HOTEL BOULEVARD ATLÁNTICO, MAR
DEL SUD, BUENOS AIRES, ARGENTINA
El Hotel Boulevard Atlántico es una mole
gigantesca que, en 1890, emergió llamativamente entre los médanos y luego dio
lugar a la creación de la villa balnearia de Mar del Sud, en la
provincia de Buenos Aires, Argentina. Pensado para albergar a familias adineradas,
el hotel jamás alcanzó el esplendor que sus fundadores soñaron. El ferrocarril nunca llegó, los pasajeros, tampoco.
En 1891,
por razones no están del todo claras, un grupo de inmigrantes judíos,
inicialmente destinados a poblar las colonias santafecinas surgidas por
iniciativa del Barón Hirsch, fue trasladado transitoriamente a Mar del Sud. El
obrador del hotel había sido más o menos acomodado para el alojamiento del
desconcertado grupo, que se instaló como pudo en la precaria construcción. Un
furioso tornado azotó esa misma noche la zona, devastando las frágiles
instalaciones y causando la muerte de varios de los recién llegados. La
tormenta duró una semana y, provisoriamente, los cadáveres fueron depositados
en el sótano que aún existe bajo el comedor del hotel. Las víctimas fueron
luego enterradas en las barrancas del arroyo La Tigra, distante unos 200
metros. Los sobrevivientes fueron finalmente trasladados a su destino inicial.
Posteriormente, por dificultades económicas, el
hotel fue rematado. Volvió a abrir sus puertas en 1904. Uno de
sus huéspedes más pintorescos fue a Albertina, una elegante señora que vivió sus últimos
años en el Hotel
Boulevard Atlántico y allí murió. Por las tardes, Albertina solía instalarse en un
pequeño pabellón del mismo hotel, y ejercía allí una módica y complaciente
clarividencia, confeccionando horóscopos previsibles y alentadores para las jovencitas
ansiosas por conocer el destino de sus romances de verano. La señora solía
tocar en el piano del Boulevard Atlántico valses y mazurkas.
El Hotel Boulevard Atlántico cerró sus puertas a mediados de 1990. Los
siempre crecientes costos de refacción y mantenimiento no podían ser cubiertos
por las entradas veraniegas. El incendio de la cocina, en 1993, fue el golpe de
gracia que determinó su cierre.
Después de muchas décadas
de abandono, el establecimiento hoy se encuentra prácticamente destruido. Hubo
y hay proyectos para restaurarlo, pero ninguno se lleva adelante seriamente.
Los habitantes de Mar del
Sud, localidad ubicada a unos 10 km de Miramar y 50 de Mar del Plata, aseguran
que, puertas adentro, suceden cosas extrañas y pueden verse apariciones
misteriosas. Por unos
billetes se puede persuadir a su cuidador para hacer una visita guiada a las
instalaciones.
-LE PAVILLON HOTEL, NUEVA ORLEANS, LUISIANA, EE. UU.
Le Pavillon Hotel es un establecimiento de lujo de 226 habitaciones ubicado en pleno centro de Nueva Orleans, Luisiana, EE. UU., que data del año 1907. Originalmente fue llamado Denechaud y, durante varias generaciones, De Soto Hotel. Este exclusivo hotel, en cuya entrada se erigen dos bellas estatuas italianas representando la Paz y la Prosperidad, alberga en su interior exquisitos detalles y antigüedades históricas. Forma parte del National Register of Historic Places de EE. UU. y es miembro del Historic Hotels of America y de The Leading Hotels of the World. En 2005, formó parte de la Gold List de Condé Nast.
Le Pavillon Hotel es un establecimiento de lujo de 226 habitaciones ubicado en pleno centro de Nueva Orleans, Luisiana, EE. UU., que data del año 1907. Originalmente fue llamado Denechaud y, durante varias generaciones, De Soto Hotel. Este exclusivo hotel, en cuya entrada se erigen dos bellas estatuas italianas representando la Paz y la Prosperidad, alberga en su interior exquisitos detalles y antigüedades históricas. Forma parte del National Register of Historic Places de EE. UU. y es miembro del Historic Hotels of America y de The Leading Hotels of the World. En 2005, formó parte de la Gold List de Condé Nast.
En Le Pavillon Hotel es habitual
que las sábanas alcen el vuelo en mitad de la noche, y que las pertenencias de
los huéspedes desaparezcan y reaparezcan más tarde en sitios insólitos. La actividad paranormal es tan intensa que provocó
que la dirección del
hotel contratara los servicios de una reputada consultoría de fenómenos
paranormales para que investigue sus instalaciones.
Los expertos identificaron a algunos de los
fantasmas que habitan en el hospedaje: el de una adolescente llamada Ada (o Ava) que vaga por el lugar con la mirada perdida y confusa, atropellada por un
automóvil en las inmediaciones del hotel, que, supuestamente, vivió alrededor de la década de 1840; los de una pareja de la aristocracia que pasea por el lugar ataviada con ropas de la década de 1920; y el de un hombre joven, que también parecen ser de la década de 1920.
Se supone que la
actividad paranormal en Le Pavillon
Hotel se debe a que está ubicado
en un área de la ciudad que, durante el siglo XIX, se consideraba zona prohibida.
Un escritor de la época la describe como un lugar de “actos sucios y asesinatos de medianoche, donde los sauces tristes se
oían pronunciar sonidos quejumbrosos con cada ráfaga de viento”. Matorrales
y cementerios, pantanos traicioneros habitados por mosquitos, lechuzas y murciélagos,
y esclavos fugitivos hacían de esta tierra un sitio que sólo los valientes se
atrevían a visitar en soledad.
Hasta aquí, mis queridos, todo lo que tenía para ofrecerles por hoy. Me despido de ustedes con un cuento breve del escritor, poeta, ensayista y teórico del surrealismo, André Breton:
LA MALA MEMORIA
Me contaron hace un tiempo una historia muy estúpida, sombría y conmovedora. Un señor se presenta un día en un hotel y pide una habitación. Le dan el número 35. Al bajar, minutos después, deja la llave en la administración y dice:
–Excúseme,
soy un hombre de muy poca memoria. Si me lo permite, cada vez que regrese le
diré mi nombre: el señor Delouit, y entonces usted me repetirá el número de mi
habitación.
–Muy
bien, señor.
A
poco, el hombre vuelve, abre la puerta de la oficina:
–El
señor Delouit.
–Es
el número 35.
–Gracias.
Un
minuto después, un hombre extraordinariamente agitado, con el traje cubierto de
barro, ensangrentado y casi sin aspecto humano entra en la administración del
hotel y dice al empleado:
–El
señor Delouit.
–¿Cómo?
¿El señor Delouit? A otro con ese cuento. El señor Delouit acaba de subir.
–Perdón,
soy yo… Acabo de caer por la ventana. ¿Quiere hacerme el favor de decirme el
número de mi habitación?
Buenos días.
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