viernes, 28 de febrero de 2020

LAS ANTI-AMIGAS


LAS ANTI-AMIGAS

“Preferid, entre los amigos, no sólo a aquellos que se entristecen con la noticia de cualquier desventura vuestra, sino más aún a los que en vuestra prosperidad no os envidian.”  
Sócrates

“Los amigos falsos son como las sombras: sólo nos siguen cuando brilla el sol.” Francesco Alberoni

Dicen los que saben que la amistad es una de las mejores cosas que nos pueden pasar en la vida. Oscar Wilde, el delicioso escritor inglés, sostenía que el amor estaba muy bien, pero que la amistad era una cosa mucho más noble. Y mucho más rara de encontrar. Alberto Moravia compartía esta idea y la completaba diciendo que, dado lo extraordinario y lo encumbrado de este sentimiento, había que salvarlo como fuera. Para él, tal como para Wilde, conservar un amigo era mucho más importante que conservar un amante.
Para la psicología, mucho más prosaica que Ralph W. Emerson (“Un amigo bien podría ser reconocido como la obra maestra de la Naturaleza”)  y  que Francis Bacon (“Sin la amistad, el mundo es un desierto”), la amistad es “un vínculo que está más allá del deseo sexual y del poder”.  Se supone que, si de amistad verdadera hablamos, este vínculo aporta a nuestras vidas afecto, contención, empatía y compañerismo. Pero hete aquí que entre las amigas verdaderas brotan, cual malas hierbas, las anti-amigas,  que son aquellas que traen a nuestras vidas malestar y desazón, pero a las que nos cuesta darle salida vaya a saber uno por qué oscura y retorcida razón.
Según una nota escrita por la Licenciada Alicia López Blanco, psicóloga clínica, para el sitio web Entre Mujereslas anti-amigassiempre dispuestas a jodernos la vida, pueden reunirse en cinco grupos bien diferenciados. Cada grupo tiene sus mañas, sus artimañas, sus filias y sus fobias, pero todos apuntan al mismo ladino fin: complicarnos la existencia.
He aquí la clasificación de anti-amigas que nos acerca la Licenciada López Blanco para que nos avivemos de una vez por todas y pongamos pies en polvorosa cuando alguna de estas diabólicas damas se acerca a nos con la non sancta intención de cagarnos la vida:

-Las víctimas: Todas las conocemos y todas las padecemos. Son aquellas señoras y señoritas que gustan usarnos como paños de lágrimas. Pensarán ustedes, y con justa razón, que una amiga decente pone el hombro para que su camarada apesadumbrada lo llene de mocos y de llanto sin decir ni mu y que este estoico comportamiento es uno de los pilares indiscutibles de la amistad verdadera. Por supuesto que sí, queridos míos. Pero las víctimas no son amigas a las que cada tanto les acontece una desgracia y recurren a nosotras para que las consolemos. Las víctimas van por la vida siendo azotadas por las Diez Plagas de Egipto.  Esquivando ranas, langostas, granizo de fuego y hielo (imaginarios, of course) llegan hasta nuestros hogares para inundarlos con cataratas de lágrimas y quebrar su sacrosanta paz gimiendo lastimosamente.
Las víctimas son abandonadas por todos sus hombres, traicionadas por primas y hermanas, maltratadas en cada lugar de trabajo donde se desempeñaron, timadas por vecinos inescrupulosos y meadas por los perros. Nada les sale bien y, en lugar de revisar su conducta (ya decía Einstein que la locura consistía en hacer siempre lo mismo y pretender resultados diferentes), culpan a los demás de su mala estrella y pretenden que siempre estemos dispuestas a tolerar su retahíla de penurias.
La Licenciada Alicia López Blanco nos advierte del elevado costo emocional que conlleva ser amigas de las víctimas. Y nos urge a tomar una decisión: o ellas o nosotras.  Ser paño de lágrimas eterno no es sano.

-Las carroñeras: En zoología, un carroñero o necrófago, es un animal que consume cadáveres de otros animales y que no ha participado en su caza. Las carroñeras no te matan: esperan que estés muerta (o casi) para revolotear a tu alrededor con una sonrisa de satisfacción que no pueden disimular aunque quieran.  Son las amigas que sólo aparecen cuando estamos en la lona y se las dan de solidarias, mientras disfrutan como locas de que nos hayamos quedado sin trabajo, nuestra pareja nos haya abandonado o padezcamos hepatitis C.
Las carroñeras sólo son amigas cuando se encuentran en una posición de superioridad con respecto a nosotras. Para que estas tipas nos presten atención nos tiene que ir mal. Muy mal. Porque no hay nada que las joda más que la felicidad y el bienestar ajenos.
López Blanco también aconseja alejarnos de estas señoras que pretenden que ocupemos todo el tiempo una posición desfavorable para prodigarnos sus dudosas atenciones.

-Las incendiarias: Las incendiarias son aquellas amigas a las que les provoca un placer malsano echar leña al fuego. Son las que siempre aportan un granito de arena para que nos sintamos un poquito peor cada día. Si estamos enfermas, ellas enumeraran una larga lista de amigas, parientas y conocidas que descendieron a la tumba carcomidas por el mismo mal que nos aqueja. Si tenemos dudas acerca de la fidelidad de nuestro novio o marido, ellas esgrimirán otro largo inventario de compañeras de trabajo, vecinas y primas lejanas que comprobaron que sus cuernos eran contantes y sonantes después de que sus hombres evidenciaran la conducta errática y sospechosa que evidencia el nuestro.  Si tenemos problemas en nuestro trabajo nos soltarán, como quien no quiere la cosa, que otras féminas en nuestra situación han sido puestas de patitas en la calle sin ningún miramiento. A las incendiarias les gusta dar manija.
Según la Licenciada López Blanco, la mejor manera de poner punto final a esta relación dañina es hacerles saber a las incendiarias que sus actitudes nos dañan y que hemos decidido preservarnos y no exponernos a sus hogueras intencionales.

-Las irrespetuosas: ¿Qué mujer no se enredó alguna vez con una amiga irrespetuosaLas irrespetuosas son aquellas damas que se la pasan metiendo sus narices dónde no deben y convierten nuestras vidas y nuestras relaciones en temas de debate. Son las que critican a nuestras parejas y, cuando tenemos algún problema con el hombre que supimos conseguir, nos hacen el coco repitiéndonos que, de ser ellas las afrentadas, le darían al susodicho una buena patada en el culo. Las que critican nuestras elecciones y nuestras decisiones e intentan convencernos de que lo hacen de buenas que son, nomás. Las que pondrían nuestra madre en su lugar, encarrilarían a nuestros díscolos vástagos y pegarían dos gritos en nuestro trabajo para que dejen de considerarnos un felpudo con tetas. Si estuvieran en nuestro lugar, claro. Lugar que nosotras no sabemos ocupar porque, ya se sabe, somos una pusilánimes inútiles.
La mejor forma de deshacernos de las irrespetuosas es empezar a respetarnos. Ya se sabe que la caridad bien entendida empieza por casa. En cuanto le pongamos algún límite a estas insolentes, ellas mismas comenzarán a alejarse de nosotras.

-Las envidiosas: De todas las anti-amigas, malas amigas o enemigas de incógnito, las envidiosas son las peores, según mi humilde punto de vista.  Son las que van por la vida arrastrando una baja autoestima y, en lugar de conformarse con lo que tienen, desean enfermizamente lo que tienen las demás. Las envidiosas jamás se alegrarán de nuestros logros, nunca se enterarán de que estamos más flacas, aunque hayamos bajado 30 kilos, y siempre pretenderán “ganarnos” o “ser más que nosotras”.  Desearán a nuestros hombres, querrán emular nuestros talentos, buscarán apropiarse de nuestros hijos y lucharán por hacerse amigas de nuestras amigas sólo para alejarlas de nosotras.
Frecuentar a las envidiosas es, a todas luces, altamente perjudicial para la salud. Si bien yo no creo que la envidia pueda hacernos fracasar en ninguna empresa de la vida y desconfío de los cuernitos y las cintas rojas, es molesto saberse envidiada.

Para terminar su esclarecedor artículo, la Licenciada Alicia López Blanco, nos comunica (por si todavía no nos dimos cuenta) que los amigos no nos son impuestos como los parientes: tenemos total libertad para elegirlos. Y que es una pavada absoluta elegir a tipas fastidiosas, infames, celosas y malparidas para que nos acompañen en este tole tole incomprensible que es la vida. Bastante complicaciones tenemos ya sin enredarnos con estas damas a todas luces indeseables.

Doy por concluido este opúsculo con una frase del genial actor y director italiano Vittorio de Sica, que no sé si tendrá mucho que ver con lo aquí expuesto pero que a mí me dejó pensando: “La Biblia enseña a amar a nuestros enemigos como si fueran nuestros amigos, posiblemente porque son los mismos.”

Buenas tardes.

2 comentarios:

  1. Yo pienso que en la amistad es como en el amor: cada uno/a da lo que puede o lo que tiene. No siempre se recibe lo mismo que se da. Hay amigas que están de verdad en cada momento en que se nos ennegrece el horizonte, hay otras que... no sé, parece que miden. Están las que están siempre, las que se borran y reaparecen... hay de todo. Como en todo. Me parece. Lo tuyo ha sido interesante... y divertido. Gracias, Ra.

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