LAS ANTI-AMIGAS
“Preferid, entre los
amigos, no sólo a aquellos que se entristecen con la noticia de cualquier
desventura vuestra, sino más aún a los que en vuestra prosperidad no os
envidian.”
Sócrates
“Los amigos falsos son como
las sombras: sólo nos siguen cuando brilla el sol.” Francesco Alberoni
Dicen los
que saben que la amistad es una de las mejores cosas que nos pueden pasar en la
vida. Oscar Wilde, el delicioso escritor inglés, sostenía que el amor estaba
muy bien, pero que la amistad era una cosa mucho más noble. Y mucho más rara de
encontrar. Alberto Moravia compartía esta idea y la completaba diciendo que,
dado lo extraordinario y lo encumbrado de este sentimiento, había que salvarlo
como fuera. Para él, tal como para Wilde, conservar un amigo era mucho más
importante que conservar un amante.
Para la
psicología, mucho más prosaica que Ralph W. Emerson (“Un amigo
bien podría ser reconocido como la obra maestra de la Naturaleza”) y
que Francis Bacon (“Sin la amistad, el mundo es un desierto”), la
amistad es “un vínculo que está más allá del deseo sexual y del poder”.
Se supone que, si de amistad verdadera hablamos, este vínculo aporta
a nuestras vidas afecto, contención, empatía y compañerismo. Pero hete aquí que
entre las amigas verdaderas brotan, cual malas hierbas, las anti-amigas,
que son aquellas que traen a nuestras vidas malestar y desazón, pero a las que
nos cuesta darle salida vaya a saber uno por qué oscura y retorcida razón.
Según una
nota escrita por la Licenciada Alicia López Blanco, psicóloga clínica,
para el sitio web Entre
Mujeres, las anti-amigas, siempre
dispuestas a jodernos la vida, pueden reunirse en cinco grupos bien
diferenciados. Cada grupo tiene sus mañas, sus artimañas, sus filias y sus fobias,
pero todos apuntan al mismo ladino fin: complicarnos la existencia.
He aquí
la clasificación de anti-amigas que nos acerca la Licenciada
López Blanco para que nos avivemos de una vez por todas y pongamos pies en
polvorosa cuando alguna de estas diabólicas damas se acerca a nos con la non
sancta intención de cagarnos la vida:
-Las víctimas: Todas las conocemos y todas
las padecemos. Son aquellas señoras y señoritas que gustan usarnos como paños
de lágrimas. Pensarán ustedes, y con justa razón, que una amiga decente pone el
hombro para que su camarada apesadumbrada lo llene de mocos y de llanto sin
decir ni mu y que este estoico comportamiento es uno de los pilares
indiscutibles de la amistad verdadera. Por supuesto que sí, queridos míos. Pero las
víctimas no son amigas a las que cada tanto les acontece una desgracia
y recurren a nosotras para que las consolemos. Las víctimas van
por la vida siendo azotadas por las Diez Plagas de Egipto. Esquivando ranas,
langostas, granizo de fuego y hielo (imaginarios, of course) llegan
hasta nuestros hogares para inundarlos con cataratas de lágrimas y quebrar su
sacrosanta paz gimiendo lastimosamente.
Las víctimas son abandonadas por todos
sus hombres, traicionadas por primas y hermanas, maltratadas en cada lugar de
trabajo donde se desempeñaron, timadas por vecinos inescrupulosos y meadas por
los perros. Nada les sale bien y, en lugar de revisar su conducta (ya decía
Einstein que la locura consistía en hacer siempre lo mismo y pretender
resultados diferentes), culpan a los demás de su mala estrella y pretenden
que siempre estemos dispuestas a tolerar su retahíla de penurias.
La
Licenciada Alicia López Blanco nos advierte del elevado costo
emocional que conlleva ser amigas de las víctimas. Y nos urge a
tomar una decisión: o ellas o nosotras. Ser paño de lágrimas eterno no es
sano.
-Las carroñeras: En zoología, un carroñero o necrófago,
es un animal que consume cadáveres de otros animales y que no ha participado en
su caza. Las carroñeras no te matan: esperan que estés muerta
(o casi) para revolotear a tu alrededor con una sonrisa de satisfacción que no
pueden disimular aunque quieran. Son las amigas que sólo aparecen cuando
estamos en la lona y se las dan de solidarias, mientras disfrutan como locas de
que nos hayamos quedado sin trabajo, nuestra pareja nos haya abandonado o
padezcamos hepatitis C.
Las carroñeras sólo son amigas
cuando se encuentran en una posición de superioridad con respecto a nosotras.
Para que estas tipas nos presten atención nos tiene que ir mal. Muy mal. Porque
no hay nada que las joda más que la felicidad y el bienestar ajenos.
López Blanco
también aconseja alejarnos de estas señoras que pretenden que ocupemos todo el
tiempo una posición desfavorable para prodigarnos sus dudosas atenciones.
-Las incendiarias: Las incendiarias son aquellas amigas a las que les provoca un placer malsano echar
leña al fuego. Son las que siempre aportan un granito de arena para
que nos sintamos un poquito peor cada día. Si estamos enfermas, ellas
enumeraran una larga lista de amigas, parientas y conocidas que descendieron a
la tumba carcomidas por el mismo mal que nos aqueja. Si tenemos dudas acerca de
la fidelidad de nuestro novio o marido, ellas esgrimirán otro largo inventario
de compañeras de trabajo, vecinas y primas lejanas que comprobaron que sus
cuernos eran contantes y sonantes después de que sus hombres evidenciaran la
conducta errática y sospechosa que evidencia el nuestro. Si tenemos
problemas en nuestro trabajo nos soltarán, como quien no quiere la cosa, que
otras féminas en nuestra situación han sido puestas de patitas en la calle sin
ningún miramiento. A las incendiarias les gusta dar
manija.
Según la Licenciada López Blanco, la mejor manera de poner punto final a esta relación dañina es
hacerles saber a las incendiarias que sus actitudes nos dañan y que hemos
decidido preservarnos y no exponernos a sus hogueras intencionales.
-Las irrespetuosas: ¿Qué mujer no se enredó
alguna vez con una amiga irrespetuosa? Las irrespetuosas son
aquellas damas que se la pasan metiendo sus narices dónde no deben y convierten
nuestras vidas y nuestras relaciones en temas de debate. Son las que critican a
nuestras parejas y, cuando tenemos algún problema con el hombre que supimos
conseguir, nos hacen el coco repitiéndonos que, de ser ellas las afrentadas, le
darían al susodicho una buena patada en el culo. Las que critican nuestras
elecciones y nuestras decisiones e intentan convencernos de que lo hacen de
buenas que son, nomás. Las que pondrían nuestra madre en su lugar,
encarrilarían a nuestros díscolos vástagos y pegarían dos gritos en nuestro
trabajo para que dejen de considerarnos un felpudo con tetas. Si estuvieran en
nuestro lugar, claro. Lugar que nosotras no sabemos ocupar porque, ya se sabe,
somos una pusilánimes inútiles.
La mejor
forma de deshacernos de las irrespetuosas es empezar a
respetarnos. Ya se sabe que la caridad bien entendida empieza por casa. En
cuanto le pongamos algún límite a estas insolentes, ellas mismas comenzarán a
alejarse de nosotras.
-Las envidiosas: De todas las anti-amigas,
malas amigas o enemigas de incógnito, las envidiosas son las
peores, según mi humilde punto de vista. Son las que van por la vida
arrastrando una baja autoestima y, en lugar de conformarse con lo que tienen,
desean enfermizamente lo que tienen las demás. Las envidiosas jamás
se alegrarán de nuestros logros, nunca se enterarán de que estamos más flacas,
aunque hayamos bajado 30 kilos, y siempre pretenderán “ganarnos” o “ser
más que nosotras”. Desearán a nuestros hombres, querrán emular
nuestros talentos, buscarán apropiarse de nuestros hijos y lucharán por hacerse
amigas de nuestras amigas sólo para alejarlas de nosotras.
Frecuentar
a las envidiosas es, a todas luces, altamente perjudicial para
la salud. Si bien yo no creo que la envidia pueda hacernos fracasar en ninguna
empresa de la vida y desconfío de los cuernitos y las cintas rojas, es molesto
saberse envidiada.
Para
terminar su esclarecedor artículo, la Licenciada Alicia López Blanco, nos
comunica (por si todavía no nos dimos cuenta) que los amigos no nos son
impuestos como los parientes: tenemos total libertad para elegirlos. Y que es
una pavada absoluta elegir a tipas fastidiosas, infames, celosas y malparidas
para que nos acompañen en este tole tole incomprensible que es la vida.
Bastante complicaciones tenemos ya sin enredarnos con estas damas a todas luces
indeseables.
Doy por
concluido este opúsculo con una frase del genial actor y director italiano
Vittorio de Sica, que no sé si tendrá mucho que ver con lo aquí expuesto pero
que a mí me dejó pensando: “La Biblia enseña a amar a nuestros enemigos
como si fueran nuestros amigos, posiblemente porque son los mismos.”
Buenas tardes.
Yo pienso que en la amistad es como en el amor: cada uno/a da lo que puede o lo que tiene. No siempre se recibe lo mismo que se da. Hay amigas que están de verdad en cada momento en que se nos ennegrece el horizonte, hay otras que... no sé, parece que miden. Están las que están siempre, las que se borran y reaparecen... hay de todo. Como en todo. Me parece. Lo tuyo ha sido interesante... y divertido. Gracias, Ra.
ResponderEliminarBeso grande!
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