jueves, 25 de agosto de 2011

HORÓSCOPO, CARTA NATAL, TAROT Y OTRAS PAVADAS


HORÓSCOPO, CARTA NATAL, TAROT Y OTRAS PAVADAS

“Un adivino no puede equivocarse siempre.” 
Voltaire

Cuando los soviéticos invadieron Checoslovaquia, en 1968, después de la malograda “Primavera de Praga”, prohibieron las obras de Milan Kundera (que ya había sido expulsado del Partido Comunista en 1948) y el escritor sobrevivió redactando, con un nombre falso, horóscopos para una revista popular. Es inconcebible pensar que un hombre tan talentoso tuviera que dedicarse a semejante estupidez, pero así funciona el mundo.
Lo gracioso es que Kundera, obviamente, no era astrólogo ni nada que se le pareciera: escribía lo que se le ocurría, sin ningún sustrato pseudo científico. Y yo creo que eso es lo que hacen todos los horoscoperos, tarotistas y adivinadores del mundo (sin el talento de Kundera, claro): versean lindo. 
Cualquier persona con dos dedos de frente, comprendería que es imposible que todos los escorpianos obtengamos hoy noticias de un amigo al que hace años que no vemos, tengamos disputas en nuestro hogar (a pesar de que, según dicen, los escorpianos somos muy quilomberos) y nos duela el dedo gordo del pie. Y sin embargo, día a día, devoramos los horóscopos de diarios y revistas. Una costumbre irracional e inofensiva que no nos podemos sacar de encima.
¿Quién puede creer seriamente que el “Carro de la Fortuna” patas para arriba representa algo más que un accidente de tránsito del año del pedo?
El futuro, señores, es insondable. Ya lo dijo el gran Silvio: “Cuando Pedro salió a su ventana no sabía, mi amor, no sabía, que la luz de esa clara mañana era luz de su último día.”

HORÓSCOPO OCCIDENTAL: ¿DE QUÉ SIGNO SOS?

“¿De qué signo sos?” es una pregunta boluda que suelen hacernos y que nosotros también solemos hacer, como si la fecha de nacimiento pudiera determinar personalidades, virtudes y defectos.
Cuando digo que soy escorpiana, más de uno se hace cruces. Mi signo zodiacal tiene muy mala fama: se supone que somos conflictivos, vengativos y peligrosos. A conflictiva no me gana nadie, y es verdad absoluta que suelo ser adicta a la vendetta y bastante dañina, pero lo achaco más a mis mambos psiquiátricos que a haber nacido a mediados de noviembre. Soy celosa, envidiosa, compulsiva y obsesiva; un asco de persona, bah. Pero creo que la maldad está en mis genes y que las estrellas poco tienen que ver con mi execrable temperamento.
Tengo todos los defectos que se le imputan a Escorpio, es cierto. Pero, ¿qué hay de las virtudes? Los escorpianos suelen ser activos, tenaces, prudentes…” De activa, señores, no tengo nada: estoy hasta las dos de la tarde con los ojos entrecerrados y aferrada a la almohada cual si fuera un amante superdotado al que no quiero largar bajo ninguna circunstancia. Y a las tres, me voy a dormir la siesta. Para mover un pie le pido permiso al otro (permiso que muchas veces es denegado, por lo que me paso horas plantada en el mismo lugar, bostezando). Tenaz sí soy; más que tenaz, cabeza dura. Pero, sin ninguna duda, soy un canto a la imprudencia. Siempre estoy transitando cornisas, propias y ajenas, y jamás mido lo que hago o lo que digo, con las consecuencias nefastas que esta conducta ligera me acarrea.
Resumiendo, jamás en la vida se me ocurriría ser abogada, policía o arquitecta, y mucho menos científica. Aborrezco a los abogados y a los policías y las otras profesiones típicas de Escorpio se llevan de los pelos con mi natural desbole.
Puedo ser una amante fogosa, si estoy de buenas, pero tengo temporadas de hibernación en las que no quiero ni que me toquen una pestaña. Diosa del Sexo, las pelotas: bipolar hasta la médula.
Si el horóscopo se limitara a caracterizar a los diferentes signos astrológicos, la cosa sería hasta simpática. Pero no: hay gente que, aprovechando la candidez de muchos de nosotros, hace un bonito negocio con el asunto de las “cartas astrales”  y las predicciones basadas en los caprichos de los cuerpos celestes. Se llenan de guita escribiendo librejos con sus desatinados pronósticos y atendiendo incautos en sus coquetos “consultorios”.

ADIVINA ADIVINADOR: PURO VERSO DESDE NOSTRADAMUS HASTA ACÁ

Se supone que Nostradamus fue el gran visionario. Todo el mundo ha escuchado hablar de sus “profecías”. Lo que la mayoría de las personas ignora es que estas “profecías” fueron desentrañadas por intérpretes de nuestros tiempos, que apretaron los dientes e hicieron mucha fuerza para hacer calzar las palabras del sibilino con eventos ya sucedidos. Ninguna “profecía” de Nostradamus fue interpretada antes de que tuvieran lugar los eventos a los que supuestamente se refería.  ¿Me quieren decir para qué carajo sirve una “profecía retroactiva”?
De Nostradamus hasta acá ha habido miles de chantas ignotos y conocidos que se animaron a pronosticar el futuro. En el libro “Puede fallar” (Alejandro Borgo – Enrique Márquez, Editorial Planeta, 1998) se detallan más de cien predicciones fallidas de astrólogos, mentalistas y adivinos argentinos, muchos de ellos famosísimos y, avalados sin ninguna culpa, por la inefable “caja boba”. Los pronósticos errados van desde lo patético a lo delirante, e incluyen perlitas tales como la desaparición del Obelisco de Buenos Aires a fines del siglo XX  y la obtención del Premio Nobel por Jorge Luis Borges.
Horangel, astrólogo con porte serio y gato incluido (en la cabeza), predijo, entre otras barrabasadas, que José María Muñoz iba a concretar importantes logros materiales durante 1992, año en el que el afamado locutor murió (el tipo se agenció como “logros materiales” un buen ataúd y una tumba en la Chacarita, supongo). El impresentable Ricardo Schiaritti presagió, en un popular programa de televisión, que en 1995 la vacuna contra el SIDA podría conseguirse en cualquier farmacia. Blanca Curi auguró, en diciembre de 2000, que el año siguiente iba a ser brillante para la Argentina (recuerden ustedes qué lindo quilombo se armó en el 2001). Y la misma rolliza desvergonzada le vaticinó al actor Carlos Thompson una larga y feliz vida en éste, su país, a poco de regresar a la Argentina, después de haber vivido largos años en EEUU. Pocos días después el actor se suicidó disparándose un tiro en la cabeza. ¿Lo hizo para joder a la gorda? ¡Vaya a uno a saber! (La Curi también le auguró una larga y exitosa vida a mi novio que la peinó cierta vez, pocos meses antes de que se matara en un accidente de tránsito).
¿Cómo carajo no se les cae la cara de vergüenza a estos tipos? ¿Chi lo sa?

 HORÓSCOPO CHINO: ¿DE QUÉ SIGNO  SOS? II

Como si no tuviéramos suficiente con el Horóscopo Occidental, de la mano de Ludovica Squirru se puso de moda el Horóscopo Chino. Se supone que Buda convocó un día a todos los animales, quién sabe con que intención. Muchos de ellos se pusieron en camino. La rata, vivísima, le pidió a la vaca que la llevara en su lomo, y ahí fue la vaca con la rata cómodamente instalada en su espinazo. Cuando llegaron a donde estaba Buda, la ratita dio un salto y se adelantó, por lo cual su signo es el primero del zodíaco. A cada animal que se hizo eco de la divina convocatoria, Buda lo recompensó otorgándole potestad sobre todo un año. Llama la atención que sólo doce animales hayan respondido a la invitación de Buda, pero, en fin, los bichos son así de desobedientes.
En el Horóscopo Chino soy Cabra. Poco tiene que ver la cabra con el escorpión, pero soy las dos cosas. Las cabras son tranquilas, soñadoras y amorosas, pero, eso sí, no les gusta laburar. A lo sumo, cuidar el jardín y escribir boludeces (cualquier parecido con mi realidad es pura coincidencia).
Ludovica es simpática, cómo no, pero es tan chanta como los anteriormente enumerados. Sus predicciones son generales y ambiguas, cuando no decididamente erradas. Como dicen en el ambiente de la TV, nadie resiste un archivo.

LOS ENANITOS VERDES: ESTOY PARADO SOBRE LA MURALLA QUE DIVIDE LA LOCURA DE LA CORDURA

No sólo la ubicación de las estrellas, las cartas del Tarot o la borra del café pueden desentrañar los sucesos futuros. Para internarse en lo que vendrá, muchos “profesionales” cuentan con la invaluable ayuda de los extraterrestres.
Lily Süllos, que aseguraba ser descendiente del mismísimo Conde Drácula (de Vlad Tepes, bah), sostenía también, sin ningún atisbo de pudor, que en alguna existencia pasada vivió en otro planeta y que los extraterrestres le hacían visitas a domicilio. Probablemente los extraterrestres están mamados o, de puro dañinos que son, le pasaban mal la data de los acontecimientos en cierne, porque la vampírica astróloga tampoco pegó una.
Gabriel Rugiero (el inenarrable “Brujito Maya”) dijo, cierta vez, que los goles en los Mundiales los hacen los extraterrestres. Así que si uno quiere ganar el Prode (¿todavía existe el Prode?) no tiene más que contactar con los seres extraterrenos y preguntarles para qué equipo van a patear.

EL TAROT: VENÍ QUE TE TIRO LAS CARTAS
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El tarot es una baraja de naipes que a menudo es usada como supuesto medio de adivinación de hechos presentes, pasados o futuros. Las cartas son bellísimas y, sin ninguna duda, altamente simbólicas (Carl Jung veía las cartas del tarot como representativas de arquetipos: tipos fundamentales de personas o situaciones incrustadas en el subconsciente de todos los seres humanos). Pero de ahí a que puedan develarnos lo que vendrá hay un largo, largo trecho. Abundan en los medios señores y señoras que se dedican a la lectura de cartas de toda laya. Y ya me aburrí de hablar de estas huevadas.
En síntesis, predecir el futuro nos está vedado a los seres humanos, seamos tarotistas, astrólogos, videntes o maestras jardineras.
Como frutillita de la torta les dejo cuatro de las predicciones más boludas e inexactas hechas por “no profesionales” (de los “profesionales” ya tuvimos bastante):

“Será mejor que consigas un trabajo de secretaria o te cases.” (Emmeline Snively, de la agencia de modelos "Blue Book", advirtiendo a Marilyn Monroe sobre el futuro de su carrera, en 1944)

“La guitarra está bien como un pasatiempo, John, pero nunca lograrás convertirla en una forma de vida.” (la tía Mimi a John Lennon en 1956)

“Los grupos de guitarra están pasados de moda” (...) “Los Beatles no tienen futuro en el show business.” (los ejecutivos de Decca Records que  rechazaron a Los Beatles en 1962)

 “El baloncesto no te va a dar dinero, las matemáticas, sí.”(una ignota profesora de matemáticas a un niñito llamado Michael Jordan)

Buenas noches.

sábado, 13 de agosto de 2011

ENFIESTARSE COMO DIOS MANDA



ENFIESTARSE COMO DIOS MANDA

“Creo que la vida debe ser una fiesta continua.” 
Salvador Dalí

Lo hago desde que tenía 13 años. No, enfiestarme no. Robar revistas. Hurtarlas, bah. Ya comenté que en diciembre de 1980 sustraje de una peluquería una publicación íntegramente dedicada al malogrado John Lennon. Y que, a lo largo de décadas, repetí más de una vez esta conducta malsana. Casi siempre en salones de peinados o de depilación. Porque en los consultorios médicos las revistas son verdaderas reliquias. Y son, en la mayoría de los casos, publicaciones extrañas con nombres aún más extraños, que versan sobre temas tan poco picantes como la decoración, el aladeltismo y la cocina tibeteana. Un embole.
Siempre existe, cómo no, la excepción que confirma la regla. La feliz excepción, en este caso, es el consultorio de mi psiquiatra. Donde, además de bonitas reproducciones de Van Gogh, Magritte y Klimt y una secretaria que habla hasta por los codos, hay revistas a granel. Revistas de verdad. Y para todos los gustos. Revolviendo convenientemente en la pila de revistas del Dr. Halsband, una puede encontrar hasta un ejemplar de la “Paparazzi”. Y eso que el coqueto consultorio del loquero en cuestión está elegantemente ubicado en pleno Barrio Norte.
Hete aquí que estaba yo hurgando entre las mentadas revistejas, cuando me topé con un ejemplar gordito de una publicación cuya existencia ignoraba olímpicamente: la glamorosa “Ohlalá!”. Para ser ciento por ciento sincera, muy nuevo no era. Pero sí sumamente atractivo: estaba íntegramente dedicado a la fiesta. La revista en cuestión festejaba su aniversario y tiraba la casa por la ventana. Todas las notas versaban alrededor de las cornetas y el papel picado, con el jocoso fin de que una también festejara, en todos los ámbitos de su vida.
Los ámbitos de la vida de una mujer son muchos. Pero ya se habrán dado cuenta de que yo tengo una idea fija. Muy fija. El catre. Así que terminé leyendo los consejos de la “Ohlalá!” para celebrar de decúbito dorsal. Como imaginarán, enseguida se me metió en la cabeza hueca que tengo, la nociva idea de hurtar la jubilosa publicación. Cosa por demás complicada, por varios motivos, a saber:
1) Teresa, la secretaria del médico, rara vez se ausenta de su escritorio, ubicado estratégicamente frente a la tentadora pila de revistas.
2) La revista “Ohlalá!” es un mamotreto inmundo.
3) Mi bolso es así de chiquitito.
Ante tan insalvables escollos, lo único que me quedó por hacer fue esperar a que Teresa se distrajera y mutilar la puta revista. Desde entonces (hará más o menos una semana) hay un nuevo papel inútil en mi agenda atiborrada de papeles inútiles: una nota periodística de ánimo festivo que se explaya sobre lo que una señora debe hacer para enfiestarse como Dios manda.
Antes de continuar con este jodón opúsculo debo hacer otra aclaración: la “Ohlalá!”, al igual que la “Glamour” y la “Cosmopolitan”, no tiene en cuenta en sus artículos periodísticos la existencia de la vapuleada Cenicienta obrera. Apunta sus dardos a las muchachas de buen pasar. Sé que es bastante segregacionista, pero así están dadas las cosas. La chica pobre no existe para las revistas femeninas. Hecha la pertinente aclaración, paso a divulgar los diez consejos de la “Ohlalá!” para que la fiesta sea fantástica, fantástica como la de Raffaella Carrá.

DIEZ CONSEJOS PARA ENFIESTARSE COMO DIOS Y LA “OHLALÁ!” MANDAN

1) Que sea por el puro placer. Se supone que sí. Que si una se va a enfiestar con un señor, con dos o con media docena, lo va a hacer por puro placer y no para cumplir una promesa que le hizo a San Expedito. Pero la “Ohlalá!” quiere dejar bien clarito desde el vamos que las fiestas son para disfrutarlas y que las serpentinas y las maracas deben traernos oleadas de gozo. La revista en cuestión tiene, mirá vos, alguna inquietud antropológica: explica que la fiesta es un rito social en el cual las personas salen del devenir habitual y marcan cierto acontecimiento, y agrega que no hay que ser tan insulso como para festejar sólo casamientos y cumpleaños. Revela que los pueblos paleolíticos de Europa celebraban el regreso a la vida cada primavera y que, para ese entonces, cuando aún no se había inventado la hostia (ni los aguafiestas de los curas), la cópula tenía ribetes de sacramento. Se celebraba el sexo, que era una muy interesante expresión de risa y jolgorio. No malinterpreten el mensaje del pasquín: no hace falta esperar a setiembre para regalarse una buena enfiestada. Nosotras, que tenemos la dudosa suerte de transitar el siglo XXI, podemos celebrar el acto lúbrico en cualquier época del año. Festejemos, pues. Pero por placer, ya saben.

2) Sumá sensaciones. Sumar sensaciones es, para el universo pervertido de las revistas femeninas, echar mano a los promocionados sex toys. Ya están al tanto mis lectores de que yo no comulgo demasiado con vibradores y afines, por dos motivos cardinales: en primer lugar porque me gustan los juguetes sexuales convenientemente adosados a un señor más o menos atractivo, y en segundo, porque tanta pila no hace más que joder al planeta. Además, un señor es más barato que un vibrador. Y, gracias a Dios, los señores no tiene ni plumitas, ni strass ni flequitos en las partes. Pero dice la “Ohlalá!” que en nuestro bendito país, la venta de sex toys creció un 50 % en el último año. Y cuenta, para las ignorantes como yo que nunca fuimos más allá que de un par de calzoncillos, detalles sabrosos acerca de los estos aparatitos complacientes: existen vibradores con MP3, que se mueven al ritmo de la música, amén de conejitos y patitos estimulantes, sumergibles, para usar en la bañaera, la pileta o el sauna. Es bueno saber, además, que para sumar sensaciones, no sólo tenemos a los vibradores: las cuerdas de seda y las esposas de peluche para el bondage de mentiritas, la ropa interior comestible y los anillos peneanos están a la orden del día.

3) Caldeá el clima. La “Ohlalá!” nos pone al tanto de una verdad irrefutable: el órgano sexual por excelencia es el cerebro. Anticiparnos mentalmente al placer genera sensaciones de interés sexual, entusiasmo y exuberancia en todo el cuerpo. Por lo tanto, la revista aconseja provocar todo el día a nuestro partenaire para meterlo (y meternos) en un frenético y calenturiento estado mental. Hay que hacer que el tipo piense en el sexo que vendrá. Para eso, es una linda idea dejarle mensajes con voz provocadora contándole lo que le espera, deslizarle una notita puerca en el attaché o mandarle algún mensajito porno. O, directamente, mirarlo a los ojos y decirle babosamente: “Me estuve ratonenado con hacerte el amor…”, “Si yo fuera tu amante te haría un montón de chichitos lindos…” o “Te parto como un queso”.

4) Estrená lencería. Parece que, mientras nosotras privilegiamos los mimos y el cachondeo, el género masculino da primacía a los estímulos visuales. A los hombres, todo les entra por los ojos, por eso se dan vuelta a mirar a las tetonas en la calle, y por eso las mujeres insistimos en arreglarnos tanto (¿?). Así que, mientras el hombre puede ir por la vida con unos calzones deplorables, nosotras debemos estrenar bustiers, ligas, culottes, baby dolls, brassiers de encaje, vedettinas angelicales y tangas con hueco. Qué quieren que les diga: a mí las tangas con hueco me parecen de lo más ordinarias. Ya conocen los delirios de grandeza que tengo. Aunque debo reconocer que a esta altura de los acontecimientos, estoy comenzando a pensar que yo soy algo así como la versión femenina de Charles Ingalls. Así que no me hagan caso.

5) Chequeá el almanaque. Las mujeres somos así: algunas veces estamos desesperadas por llevar a cabo el acto lúbrico y otras veces no queremos saber nada con el traqueteo carnal. Esto se debe a los caprichos de nuestras enmarañadas hormonas. Durante el ciclo menstrual, las hormonas femeninas fluctúan de manera escandalosa. Por eso, los días más apropiados para el reventón se dan entre los días 8 y 14. Cabe aclarar, para las señoritas menos avispadas (las hay, las hay) que esos son también los días más apropiados para quedar preñada (la naturaleza es sabia). Ya les dije que estas revistitas son segregacionistas y que ignoran de manera vergonzosa la existencia de la mujer pobre. También ignoran, por lo visto, la existencia de la mujer que ha dejado atrás este asunto del ciclo menstrual pero todavía está en justa edad de merecer. Muy feo.

6) Que la boca se te haga agua. La “Ohlalá!” llama la atención, en este punto, sobre el nexo irrefutable entre comida y amor. Chupar, morder y lamer son términos de alto voltaje erótico si uno anda con ánimo fiestero, pero no debemos olvidar que también son términos que se utilizan sin pudor en las lides alimenticias. Además (siempre según la revista), hay otras palabrejas de tenor culinario directamente relacionadas con el quehacer sexual, como melones, huevos y bagre. Bien claro tengo yo el asunto de los melones y los huevos. Pero lo del bagre me tiene absolutamente desconcertada. Bueno, no importa. Es harto sabido que hay alimentos con virtudes afrodisíacas. Un buen preámbulo para el acto es una cena liviana a base de mariscos, cuyo zinc promueve la producción de testosterona, y frutos secos, ricos en vitamina B2, que sensibiliza los tejidos vaginales. Y de postre, chocolate. Porque según una reciente investigación, comer chocolate excita hasta cuatro veces más que un beso apasionado. Lo sospeché desde un principio.

7) Descorchá un champagne. Poca falta hacía que me tiraran esta burbujeante idea. Ya se sabe que para mí una joda sin champagne no es joda. La revista hace muy bien en aclarar que un poquito de alcohol desinhibe y predispone a la jarana, pero que si se nos va la mano con el champú, lo más probable es que terminemos roncando o, en el peor de los casos, vomitando cochinamente, sin haber logrado consumar el acto. Tomar un poco de champagne nos convierte en hembras coqueteadotas, sexys y risueñas. Tomar demasiado champagne nos transforma en patéticas borrachas. Una tiene que elegir entre copular alegremente o terminar la botella. Las más de las veces yo elijo terminar la botella, pero lo mío es vicio.

8) Vení y oleme. Una gasta fortunas en Flower By Kenzo al divino botón, porque el cuerpo humano es capaz de crear solito el perfume más irresistible: las feromonas son sustancias químicas secretadas por nuestras humanidades y tienen la virtud de enloquecer a las personas del sexo apuesto. No. Esto no es ciencia ficción. Es ciencia, nomás. Lo juro por Dios. La versión femenina de esta natural esencia aumenta el deseo de los hombres de saltar sobre nos. Para fomentar la producción de feromonas, los especialistas de la Universidad de Haveford (¿?) recomiendan practicar deportes y sexo oral. Una cosa por vez.

9) Sé una buena party-planner. Ser una buena party-planner incluye no estar cansada, no tener nada que hacer al día siguiente (¿?) y anticiparse a cualquier interrupción. Y fascinar a todos los sentidos. Y acá empieza el boludeo de siempre: velitas, esencias aromatizadoras, bombachas de color rojo y música acorde a la ocasión. Para que nos ocupemos correctamente de este último detalle, la revista nos cuenta que el ex Soda Stereo Zeta Bosio grabó un CD con temas afrodisíacos. Una, ochentosa como es, no puede dejar de tenerle cariño a Zeta Bosio. Pero qué manera de currar.

10) Sentite una reina… y al lado tendrás un rey. Yo no sé si esto será tan así, pero bue. La premisa es darse ciertos lujos: una máscara nutritiva, una visita al peluquero, un spa de pies… esas cositas que nos provocan placer y nos hace sentir divas totales. Porque el secreto de una buena enfiestada es sentirse bien con una misma. Ya se sabe: el sex appeal poco tiene que ver con los atributos físicos, es totalmente emocional. Por eso yo soy tan arrebatadora como Bob Esponja: porque estoy emocionalmente estropeada. Las descaradas amplitudes de mis posaderas poco tienen que ver con este lastimoso asunto: todo es una cuestión de actitud. Y como tengo una actitud de mierda, así me va.

Yo, la verdad, hace mucho que no me enfiesto. No sé ustedes. No suelo disfrutar de la magia del momento. No uso bombachas comestibles ni vibradores con MP3. Nunca pienso en el sexo que vendrá. Y soy una pésima party-planner: siempre estoy cansada y siempre tengo algo que hacer al otro día.
Pero las esperanzas no las pierdo.

Será cuestión de modernizarme y ver qué nuevo y jocoso uso le encuentro a los pitos y las matracas.