jueves, 31 de enero de 2013

HABEMUS REINA


HABEMUS REINA

“Donde reina la mujer, el Diablo es Primer Ministro.”

Hace un par de días, el avispero de los devotos de esa religión incomprensible que la Bersuit Vergarabat intituló sabiamente La Argentinidad al Palo, se ha visto alborotado como nunca. Desde las glamorosas Europas han llegado noticias impactantes: la monarca Beatriz de Holanda ha abdicado a favor de su hijo Guillermo Alejandro y el próximo abril Máxima Zorreguieta, tan argentina como el dulce de leche y como el gol que Maradona les hizo con la mano a los ingleses, se convertirá en Reina. La Primera Reina Argentina, vitorean aquellos triunfalistas a los que cualquier bondi les queda bien, siempre y cuando enfile para la calle más larga, el río más ancho, las minas más lindas del mundo…
Sabrán ustedes, caros lectores, que vuestra segura servidora nació con una revista “Hola” bajo el brazo y el cholulismo real es una de sus perversiones mas execrables. Una pulsión infame difícil de controlar, alimentada ferozmente con sombreros ridículos, príncipes insulsos, vestidos de novia rimbombantes y carrozas doradas. Por tal vergonzoso motivo, en cuanto conocí la buena nueva, no dudé en manotear el teléfono temblando de emoción para llamar a una vieja y querida amiga con quien comparto este vicio absurdo:
-¿Te enteraste? ¡Beatriz de Holanda abdicó a favor de Guillermo Alejando Máxima va a ser Reina!
-¡Ah, qué bueno! Se ve que la vieja no es tan turra como las de acá. Mi suegra, antes de abdicar, se hubiera hecho el harakiri con una aguja de tejer.
-¿Tu suegra teje? Yo creí que era más bien inútil.
-Claro que teje, si es una araña.
-Me encanta Máxima. Siempre está impecable. ¿Te acordás del vestido de novia? ¡Finísimo! Morí con ese vestido. Mucho más lindo que el de Kate. Y tan oportuno. Tenía mangas largas. Eso para que aprendan las novias del barrio que se casan en agosto con strapless y se cagan de frío.
-Es que se usa mucho el strapless
-A mí no me gusta. Un bretelcito queda más delicado…
-¿Cómo será el vestido que use el día de la Coronación?
-Ni idea, pero seguro que es divino.
-¿Tiene que ser naranja? Por eso de la Casa de Orange…
-Ay, no sé. Puede ser. Me imagino que sombrero no usará, porque si le tienen que poner la corona…
-¡Qué lástima! ¡Con lo que me gustan los sombreros!
-De verdad es un cuento de hadas. Convengamos que Guillermo Alejandro no es Brad Pitt, pero es un cuento de hadas… ¿Qué mujer no soñó alguna vez con ser Reina? Y cuando alguien se pone denso gritar: “¡Que le corten la cabeza!”
-Claro, claro.
-¿Sabés qué dice mi hijo? Que ser Reina Consorte es como ser un adorno. Pobrecito, todavía no sabe que consorte no consorte, la que manda en una pareja bien avenida es la mujer.
-¡Qué pena que Diana no pudo ser Reina! Hubiera sido una Reina divina.
-¿Te acordás cuándo se casó Kate? Te dije que quería irme a Gran Bretaña a ver si me enganchaba al Príncipe Harry. Bueno, cambié de idea. Rotundamente. ¿Lo viste a Andrea Casiraghi, el hijo de Carolina de Mónaco? ¡Qué Príncipe, nena, qué Príncipe! Tan hot, como dicen los yankees.
-Sí, ¡por Dios, qué Príncipe! Tan… principesco. Eso. Con el pelo al viento… Pero viste que los Grimaldi tienen encima una maldición. Una bruja los condenó a tener matrimonios infelices. Y mirá: Carolina con ese vividor Philippe Junot no duró nada, ¿te acordás?
-¡Ay, sí, me acuerdo del vestido de novia! Soñado.
-Y del Casiraghi se quedó viuda enseguida, pobre. La otra, Stephanie, no dejó títere con cabeza pero tampoco duró con ninguno… Y Grace Kelly, pobrecita, que se mató tan joven, estaba a punto de separarse de Rainiero antes de del accidente.
-Hace 400 años los Grimaldi eran piratas…
-Mirá vos, y ahora son la realeza. Qué manera de escalar posiciones…
-Pirata o no pirata, maldito o no maldito, yo al pibe le doy.
-Obvio, ¡yo también le doy! Pero volviendo a Máxima: ya salieron los aguafiestas de siempre a decir que no hay que olvidarse de que el padre fue funcionario de la Dictadura.
-¿Y qué culpa tiene ella de lo que hizo el padre, pobre chica? ¿O ahora todos nos tenemos que hacer cargo de las cagadas de nuestros progenitores? Porque si es así, sonamos.
-Es que la gente habla al pedo todo el día. No como nosotras que tenemos conversaciones tan profundas…
-Yo estoy contenta por Máxima. A mí no me cambia la vida que sea Reina, pero me alegro por ella. Con tanta atorranta que vio la luz este bendito país está bueno que nos haya salido una Reina.
-Una Reina que no usa brillitos antes de las 8 de la noche, además.
-Ay, sí, porque todo el mundo critica los sombreros de la monarquía pero todavía no vi a nadie horrorizarse cuando alguna desubiqueti se pone  lentejuelas a las 10 de la mañana.
-Y, viste como es, se ensañan con algunos y a otros les dejan pasar todo. Fijate que todo el mundo le pega a los Caniggia, que son dos nabos que no dicen ni mu y a las yegüitas Maradona nadie les dice nada…
-Y ésas sí que son arañas…
-Qué malas son esas pibas. Qué suerte que el Kun Agüero se enganchó con la Princesita Karina. Lo bien que hizo.
-Bueno, nena, ahora queda esperar a la Coronación. Y después chusmeamos como corresponde.
-Dale, dale. Cualquier cosa hablamos. Beso.
-Beso.

Así es, señoras y señores, monárquicos y republicanos, vivos y bobos: por fin los argentinos, habemus Reina.

Regias tardes.

domingo, 27 de enero de 2013

VIAGRA GO HOME



VIAGRA GO HOME

"Leave Me Alone!"

Yo, que me cansé de leer acerca de las proezas sexuales de la chica Cosmo y me agoté de escuchar a cuanto gato pulula en TV confesando que alcanza el Nirvana cada vez que le tocan la uña del dedo gordo del pie, supuse durante mucho tiempo que sólo había en el mundo dos mujeres capaces de inventar una “Gran O” de aquellas: Meg Ryan y vuestra servidora. Pero parece que no. Parece que hay féminas que han fingido orgasmos una y otra vez a lo largo de sus insulsas vidas, están repodridas de los requerimientos eróticos de sus partenaires y quieren estrangular al monstruo libidinoso que concibió el puto Viagra. Esta afirmación, aclaro, no es de mi cosecha. Lo leí en una edición dominguera del diario “Clarín”, en una esclarecedora nota firmada por Gisele Sousa Dias intitulada "Enemigas del Viagra". Se los juro.
Ustedes se preguntarán cómo no me da vergüenza. Cómo no me da vergüenza confesar públicamente que entre mis habilidades se encuentra la de fraguar un orgasmo merecedor del Oscar a los Mejores Efectos Especiales y cómo no me da vergüenza seguir leyendo ese pasquín inmundo que tiene la culpa de la sensación de inseguridad, la sensación de inflación, la sensación de corrupción y todas las otras sensaciones que nos aquejan a los sufridos argentinos. Porque al lado de “Clarín”, Sandro es un poroto. Poca humildad demuestra el Gitano al jactarse de poseer un mundo de sensaciones. “Clarín” tiene un universo de sensaciones y no anda haciendo tanta alharaca.
Para que dejen de preguntarse cosas que aluden a mi persona, hete aquí las razones por las cuales no me pongo colorada a causa de las situaciones indignas que mencioné con anterioridad. Siempre quise ser actriz, así que fingir me regocija, aún cuando mi público sea limitado: puedo inventar orgasmos, desmayos, euforias, crisis de nervios, crisis de llanto, crisis de identidad… Bah, las crisis que me pidan mis fans o las que exijan las circunstancias en las cuales me encuentro inmersa. Y a “Clarín” lo sigo leyendo por una cuestión de tradición. Además, tiene los mejores chistes. Y la página de Alejandro Borensztein es impagable. Lo que se hereda no se roba, como diría mi abuela.
Pero volvamos al tema que nos ocupa: las matronas disgustadas con el Viagra. Parece que con el fastidioso arribo de la menopausia, muchas mujeres gritan “¡Acá planto bandera!” y se niegan rotundamente a seguir complaciendo sexualmente a los degenerados con los cuales tuvieron la desgracia de enredarse. Los señores, que a esta altura del partido están mustios como una lechuga con quince días de heladera, no las molestan con requerimientos eróticos, así que la pareja se complemente perfectamente y funciona de maravillas. Entonces aparece el Viagra. Y las tipas se quieren matar.
Las excusas que tienen las mujeres para repudiar a la portentosa pastillita azul son variadas. La más común es el riesgo que sufre el masculino de quedarse seco a causa de un ataque cardíaco. Sostienen, además, que ya están grandes para andar haciendo payasadas en la cama y que les es ofensivo que para excitarse con ellas el macho deba echar mano a un truco tan barato como la ingesta de un medicamento milagroso. Pero hay un motivo mucho más oscuro para que las femeninas de más de 50 se nieguen a que sus maridos consuman Viagra: temen que, con los nuevos aires que refrescan sus mástiles, los señores adornen sus testas con cuernos variopintos. Una mujer con un marido que no funciona o funciona a media máquina, está segura de que el susodicho no va a serle infiel. Una mujer con un marido cuyas partes han sido resucitadas, no. Las partes resucitadas claman por nuevas sensaciones. Y es más fácil encontrarlas en un telo del Once que en la redacción del diario “Clarín”.
Es bueno destacar que, según los expertos, el rechazo al Viagra y el deseo que el macho se deje de joder, no son comunes  a todas las mujeres que pasan los 50, a pesar de que con el tiempo el deseo sexual puede caer en picada debido a los cambios hormonales y al hartazgo. Este desgano amatorio aparece en señoras que han tenido matrimonios largos y una vida erótica monótona y pobre. Damas que, lejos de la voracidad de Moria Casán y compañía, prefieren tener con sus esposos una relación más amistosa que incendiaria ya que, durante su vida en común, el tipo demostró una torpeza abrumadora aún para encender un triste fósforo.
Yo no puedo hablar ni a favor ni en contra del Viagra, simplemente porque no lo conozco. Ya sé que estarán mascullando en este preciso momentico: que soy más jactanciosa que Sandro y su mundo sensacional. Pero, adicta al sincericidio como soy, no voy a andar engañando a mis lectores para dar cátedra acerca de un tema que me es ajeno. Si quieren puedo hablar largo y tendido sobre medicamentos psiquiátricos. Pero sospecho que no será tan interesante.
Como supondrán, carísimos leedores, ya hay hombres quejándose por la aparición de este grupete que se opone al sildenafil. Ellos creen que para la consumación del acto amatorio basta con revivir a las lechugas mustias. Déjenme decirles que están meando fuera del tarro de una manera harto lastimosa. Las mujeres, menopáusicas o no, necesitamos algo más que una pastillita milagrosa para tener ganas de. A ver si se avivan de una vez por todas y empiezan a hacer buena letra.

Encender un fósforo no puede ser tan difícil.

jueves, 17 de enero de 2013

CÓMO SABER SI NUESTRO EX QUIERE VOLVER


CÓMO SABER SI NUESTRO EX QUIERE VOLVER

"En la humanidad nada acaba del todo; cada cosa se detiene para volver a empezar." 
 Yoritomo Tashi

"Lo que viene después del amor es demasiado tremendo como para volver a intentarlo." 
 Terenci Moix

Sabrán ustedes, mis queridos, que la chica Cosmo no se caracteriza, precisamente,  por ser una luminaria. Es bella, sí. Y flaquísima. Pero bastante atontada. Ahogó sus pocas neuronas en tragos sencillos, pero ultra hot y perfume de Nina Ricci. Y así quedó, pobrecita. Totalmente inútil para resolver ecuaciones polinómicas. Pero totalmente inútil, también, para darse cuenta, solita y sola, cuando un ex quiere volver con ella. La mayoría de las mujeres tenemos a los pavotes con los que tuvimos el dudoso privilegio de enredarnos sentimentalmente calados como una sandía. Pero ella no. Ella necesita que nuestra revista favorita le de algunas pautas para saber, a ciencia cierta, que el caballero con el que compartió colchón en tiempos idos pretende reavivar cenizas. Para ella, entonces, esta cálida recreación de la nota “¡Queremos volver con vos!”, firmada por Christian Camblor, el columnista varón de la celebrada “Cosmopolitan”. De nada.

CÓMO SABER A CIENCIA CIERTA QUE NUESTRO EX VA POR LA SEGUNDA VUELTA

-DEMASIADOS “ME GUSTA” EN FACEBOOKHarto sabido es que hoy en día lo que no aparece en Facebook no existe. Esta verdad irrefutable y nuestro patológico afán de exhibicionismo hacen que la mentada red social se convierta en un exhaustivo registro de nuestros pensamientos, anhelos y peripecias, aderezados convenientemente con fotos engañosas en las que nos parecemos de forma muy vaga a Kim Kardashian. Si el caballero con el que tuvimos un entuerto amoroso irrumpe en nuestro muro de Facebook para saturar nuestras publicaciones de “Me gusta” enloquecidos, aun cuando esas publicaciones sean fotos de Jared Padalecki en zunga, es porque está tratando de que volvamos a registrarlo. Además de esforzarse por poner en evidencia que comparte nuestras preferencias en música, cine, política… ¡y hasta en hombres! Un señor que quiere volver tendrá el suficiente arrojo como para poner “Me gusta” en una instantánea de nuestra sacrosanta progenitora lavándose los pies en una palangana. Y en esa foto en la que no nos parecemos a Kim Kardashian, ni siquiera vagamente, pero sí a Mickey Rourke después del tsunami y en la que nos etiquetó la amiga más turra que tenemos.

-LA LLAMADA INJUSTIFICADA: Es muy usual que un hombre que quiere volver con nosotras y no sabe cómo dar el primer paso, nos llame por teléfono para comentarnos una idiotez como si fuera un evento de trascendental importancia: que vio a nuestra mejor amiga de lejos en Callao y Corrientes, que se compró un perro igual al nuestro o que Paul McCartney toca en noviembre en River (sí, sí, este es un evento trascendental, pero se cae de maduro que nosotras ya estamos enteradísimas del mismo).

-LA LLAMADA PERDIDA: ¿Quién no lo hizo alguna vez? Cuando queremos hablar con alguien y no tenemos ni una sola excusa decente para justificar el llamado, hombres y mujeres echamos mano al viejo y estúpido truco de la llamada perdida. Que nuestro ex nos llame con el burdo pretexto de que en su teléfono apareció de forma misteriosa pero perfectamente oportuna una llamada perdida nuestra es, sin ninguna duda, una clara señal de que el macho en cuestión está interesado en reeditar el romance.  También lo es, por supuesto, que nos llegue un SMS equivocado donde nuestro galán de antaño nos avisa que el martes no puede ir a jugar a la pelota con los pibes o nos cancela un turno con el odontólogo. Después de SMS pretendidamente dirigido a otra persona llegará, por supuesto, uno dirigido a nosotras pidiéndonos disculpas por la equivocación y, ya que está, preguntándonos en qué andamos.

-LA INVITACIÓN CASUAL A UN EVENTO: Si empezamos a recibir invitaciones a distinto tipos de eventos, tanto en Facebook como en nuestra casilla de mail, cursadas por un señor que alegró nuestros días idos y con el cual perdimos contacto hace tiempo, es obvio que ese caballero intenta interesarnos en alguno de esos acontecimientos para ver si tiene la suerte de volver a cruzarse con nuestras gratas humanidades. Lo que parece ser una invitación general y casual es, en realidad, un convite específico y fríamente calculado.

-LA CITA PROGRAMADA PARA DEVOLVER O RECUPERAR ALGO: Cuando una relación concluye es bastante usual que algún objeto nuestro quede en poder de nuestro ex y viceversa. A veces esos objetos son tan nimios que las devoluciones son innecesarias. Pero aun cuando lo sean, el ex interesado en volver intentará programar un encuentro usando como excusa la necesidad de devolvernos  o  recuperar algo. El ejemplo que pone Christian Camblor en su nota es la restitución o el recobro de un libro. Pero no nos engaña: a una chica Cosmo nadie podría devolverle un libro jamás. A lo sumo, un vibrador o un cepillo de dientes.

Hasta aquí, gente bella, las indubitables señales del interés de nuestro ex tórtolo en reanudar el romance especificadas en la nota “¡Queremos volver con vos!”. Como verán, son bastante evidentes. Si la chica Cosmo no notó, ante esta avalancha de estupideces, que su ex anhela volver con la frente marchita es porque está en Babia. Correspondería ahora una engorrosa elucubración de vuestra servidora acerca de los hombres que vuelven. Así que ahí va: volver no está mal si uno tiene en claro para qué vuelve y, sobre todo, por qué se fue o lo fueron. Cierto es que la gente sapiente asegura rotundamente que segundas partes nunca fueron buenas (afirmación que no carece de sustento si se tienen en cuenta secuelas tan lamentables como la de los films “Pet Sematary” “Grease”, bodrios infumables a los que no pudieron salvar del naufragio ni las canciones de los  Ramones ni la despampanante y juvenil belleza de Michelle Pfeiffer). Pero no menos cierto es que todos nos quedamos con las ganas de que volvieran los Beatles. Y que tenemos muchísimas expectativas puestas en el último trabajo de Stephen King, “Doctor Sleep”, segunda parte de la exitosísima novela de 1977, “El resplandor”. Así que no sé.

Me despido de ustedes, mis queridos, con una concienzuda frase de Heráclito: "No se puede descender dos veces por el mismo río, pues cuando desciendo el río por segunda vez, ni yo ni el río somos los mismos."

Buenas tardes.


sábado, 5 de enero de 2013

MALOS MUCHACHOS


MALOS MUCHACHOS

“Si buscan alguien que te trate mal
cuenta conmigo…”
“Cuenta Conmigo”, Joaquín Sabina/Joan Manuel Serrat

"Tengo todas las características de un ser humano: carne, sangre, piel, pelo. Pero ninguna emoción clara e identificable, excepto la avaricia y la aversión. Está ocurriendo algo horrible dentro de mí y no sé por qué. Mis sangrientas lujurias nocturnas están empezando a apoderarse de mí, me siento letal, al borde del frenesí, creo que mi máscara de cordura está a punto de desmoronarse."  
Patrick Bateman, “American Psycho”

Como a casi las damas y damitas, en la vida contante y sonante, prefiero a los señores que me regalan flores, me cuidan cuando estoy enferma y me pagan las cuentas. Pero si de cine se trata, vaya a saber por qué gen depravado, me gustan los tipos malos. Malos no, malísimos. Abominables. Yo, que en la vida real sufro un desmayo cada vez que me pincho un dedo con una aguja y veo una minúscula gotita de sangre, babeo por señores que portan hachas, cuchillos, escopetas y todo tipo de adminículo dañino y no dudan en usarlos. No le busquen una explicación racional a esta conducta estrafalaria, porque no la tiene.
Sin decidir todavía cuál es mi favorito, he aquí mi Top Five de psicóptas que están para el crimen. Aparecen en la lista en el mismo orden que aparecieron en el cine. Alguno podría suponer que estos lunáticos de mentiritas me gustan tanto porque, en general, están interpretados por actores bellísimos. Puede ser. ¿Pero no sería más sanito gustar del Brad Pitt de “Legends of the Fall” (“Leyendas de pasión”) y no del de “Kalifornia”? Ustedes dirán. 

 
ALEX  DE LARGE - MALCOM McDOWELL,  (“A Clockwork Orange” - “La naranja mecánica”-, 1971)

Si bien Malcom McDowell es hoy un señor de casi 70 años con el pelo blanquísimo, en sus años mozos supo ser el psicópata hot por excelencia. Sin ser estrictamente bello (su nariz algo toronjil le jugaba en contra, aunque el mismo apéndice nasal imperfecto no impidió que Richard Gere se convirtiera en el galán más amado por señoras y señoritas, según mis últimas investigaciones), Malcom era enormemente sensual. Muy sexy. Como buen inglés, empezó su carrera como actor shakesperiano, pero la fama mundial le llegó de la mano de “A Clockwork Orange” (“La naranja mecánica)”, película de 1971, basada en la novela de Anthony Burgess del mismo título,  escrita y dirigida por Stanley Kubrick, que narra las aventuras, relatadas por él mismo,  de Alex DeLarge, un psicópata muy carismático, cuyos placeres son la música clásica, especialmente Beethoven, y la “ultra-violencia”. Lidera una banda de bravucones, Pete, George y Dim, sus drugos (del término ruso друг,  “amigo”, “colega”), con los que comete una serie de delitos violentos. Alex es capturado y se le intenta rehabilitar a través de una terapia experimental de aversión a la violencia, el Tratamiento Ludovico. Cuando el tratamiento concluye, el joven es devuelto a una sociedad brutal, donde las ovejas no encajan y donde todas sus víctimas buscan revancha. Después de un intento de suicidio, termina siendo utilizado políticamente para desprestigiar al gobierno que puso en marcha al Tratamiento Ludovico. La presión puesta de la sociedad al gobierno obliga a éste a sanar a Alex, quien recibe una visita en el hospital del gobernador, el cual tras una amistosa charla, lo convence de que dé buena imagen del gobierno al pueblo. Alex accede  y, ya sin rastro alguno del Tratamiento Ludovico, termina de narrar su historia con la mítica frase: "Definitivamente, me había curado." 
Stanley Kubrick obvió, en su película, el capítulo Nº 21 de la novela de Burguess, que muestra como, al madurar, Alex va perdiendo el gusto por la “ultra-violencia” y comienza a desear otras cosas, como establecerse y formar una familia. Kubrick sustituyó la metamorfosis positiva de Alex por la visión de la maldad de la naturaleza humana como algo inamovible, obligando, en cierta medida, a sacar una conclusión final negativa de la película (al contrario que en la novela original). Aún hoy se siguen editando ejemplares de “A Clockwork Orange” sin el Capítulo 21, cosa que ponía a Anthony Burguess de los pelos. El DeLarge también corrió por cuenta de Kubrick, porque en la novela el personaje es, simplemente, Alex.
Si bien la película de Kubrick data de 1971, fue la primera película prohibida para mayores de 18 años que vuestra servidora, de dulces 17, pudo ver en el cine, en los albores de la democracia (el film estuvo mucho tiempo prohibido en Argentina). Para lograr semejante hazaña, mi hermana y yo nos tiramos todo el catálogo de Alba encima, quedando más aptas para una función de “La cage aux folles” (“La jaula de las locas”) que para una de “A Clockwork Orange”.

  
EARLY GRAYCE – BRAD PITT  (“Kalifornia”, 1993)

“Kalifornia” es una película de 1993 dirigida por Dominic Sena. Brian Kessler (David Duchovny), periodista, y Carrie Laughlin (Michelle Forbes), fotógrafa y pareja de Brian, deciden iniciar un viaje en automóvil a California, con la intención de hacer escalas en sitios de los Estados Unidos donde han vivido y cometido sus crímenes algunos de los asesinos seriales más célebres de la historia. Brian planea escribir un libro sobre su paso por estos siniestros lugares, y Carrie, ilustrarlo con sus fotografías. Para ayudar a solventar los gastos del viaje, la pareja decide buscar compañeros de ruta, que solicitan poniendo un anuncio en el boletín de una universidad cercana. El anuncio es respondido por Early Grayce (Brad Pitt), lo que para algunos puede ser considerado como un golpe de mala suerte, pero para vuestra servidora es una bendición: loco, asesino y roñoso, Brad sigue siendo Brad.   Early y su pareja, Adele (Juliette Lewis),  no tienen nada que ver con  Carrie y Brian. Son pobres y carecen de educación. Sin embargo, y contra la voluntad de Carrie, Brian decide aceptarlos como compañeros de viaje. Lo que ignora es que Early está en libertad condicional y es un incipiente asesino serial de temperamento impredecible. Después de matar a su casero cuando le pide la renta, Early decide irse de viaje para huir de la policía, y Adele,  una chica algo tontuela que no conoce la naturaleza real de su pareja, accede encantada.
Ya en viaje las dos parejas tienen ciertos conflictos acarreados por sus profundas diferencias. En un momento, la cosa se pone realmente fea y Early da riendas sueltas a sus impulsos asesinos, dejando en el camino un retal de cadáveres.
Brad Pitt, es, sin lugar a dudas, uno de los hombres más hermosos del mundo. Es tan lindo que, aún cuando se saca una bota y deja al descubierto una media más repulsiva que las de mi hijo, una no puede dejar de pensar: “¡¡¡¡Oh!!!! ¡¡¡¡Brad!!!!” Si bien, a lo largo de su prolífica y exitosa carrera, Pitt ha interpretado a personajes encantadores: ¿cómo olvidar a Paul Maclean en “A River Runs Through It” (“El río de la vida”) o a Tristan Ludlow de “Legends of the Fall” (“Leyendas de pasión”)?  Early Grayce, señores, tiene algo. Además de una locura galopante, claro.

  
PATRICK BATEMAN – CRHISTIAN BALE (“American Psycho”, 2000)

He aquí el psicópata más hot de la historia: Patrick Bateman. Que Christian Bale le ponga el cuerpecito a este desequilibrado niño rico lo hace absolutamente irresistible. La película “American Psycho”, inspirada en la novela homónima de Bret Easton Ellis y dirigida por Mary Harron, se centra en la vida de Patrick Bateman, un claro ejemplo del yuppie neoyorkino, bastante desmotivado hasta que descubre su gusto por la sangre, predilección que lo lleva a convertirse en un brutal asesino en serie, protegido por su status social y por esa carita de ángel que tiene. Patrick es obsesivo hasta lo insoportable -lo mismo le da por estudiar minuciosamente el vestuario de sus amigos como por elucubrar engorrosas teorías sobre Withney Houston-, cultiva su cuerpo y  su apariencia, y presta muchísima atención a los objetos, las marcas y el diseño. Una de las cosas más atractivas que tiene “American Psycho” (además de las hachas, los cuchillos y las motosierras) es la rutina matinal de Patrick: ejercicio y un extenso ritual de higiene corporal. Ahhhhhhhhhhh.
“American Psycho” es el retrato integral de la mente de un asesino en serie. Las escenas de sexo y de violencia están filmadas con mucha sobriedad, pero no dejan de ser turbadoras. Christian Bale está soberbio como este bello monstruo, feroz y vulnerable. Transmite todos los matices de una mente enferma tan sólo con una expresión facial: ambición, locura, lujuria, furor. Pero también cierta ternura. Después de todo, Pat sólo quiere que lo quieran. Está errando el camino para conseguir tal fin, pero bue.
La novela de Bret Easton Ellis, además de retratar las andanzas de Patrick, es una fuerte crítica social al  modo de vida de los yuppies de finales de los 80’s, resaltando sus aspectos más negativos: el exitismo económico y materialista como aspiración suprema, las relaciones humanas superficiales, el cultivo exagerado de la apariencia, el narcisismo, el sexismo, el desprecio racial y la xenofobia.
Tanto en el final de la novela como en el de la película, se revela que la mayor parte de los crímenes de Patrick Bateman son producto de su imaginación enferma, aunque se deja abierta la posibilidad de que algunos asesinatos sí fueran cometidos realmente.


SWEENEY TODD – JOHNNY DEEP (Sweeney Todd– “Sweeney Todd, el barbero demoníaco de la calle Fleet”, 2007)

Sweeney Todd, el barbero demoníaco de la calle Fleet,  es un legendario personaje del Londres Victoriano del siglo XIX, cuya veracidad no ha sido comprobada. Una de las primeras noticias inglesas sobre el barbero asesino fue su aparición en el Nº 7 de The People's Periodical,  fechado el 21 de noviembre de 1846, donde es el personaje principal de una historia probablemente escrita por  Thomas Prest, "The String of Pearls: A Romance". 
La historia de Sweeney Todd sirvió de inspiración para algunas películas y un musical de Brodway. En 2007, las correrías de este psicópata vengativo fueron llevadas al cine por el genial Tim Burton, y protagonizadas por Johnny Depp y Helena Bonham Carter. 
Benjamin Barker (Johnny Depp), un experto barbero, es acusado de un crimen que no cometió y condenado a una vida de trabajos forzados en Australia por el corrupto juez Turpin, que pretende casarse con su esposa. Veinte años después, Barker vuelve a Londres haciéndose llamar  Sweeney Todd.  Allí se dedica a asesinar  a sus clientes con una navaja de afeitar, con el beneplácito de su cómplice, la Sra. Lovett (Helena Bonham Carter), quien convierte los cadáveres de las víctimas en populares pasteles de carne. La película es un musical y sí, además de ser bello, sexy e inteligente, ¡Johnny Depp canta bien!
No hace falta estar tan loca como la Sra. Lovett para enamorarse de Sweeny Todd.  Johnny Depp con navaja en mano es irresistible. Ya sé lo que estarán pensando las damas: que Johnny Depp es irresistible con peluca naranja y pretensiones de sombrerero en “Alice in Wonderland” (“Alicia en el país de las maravillas”), es irresistible con suéter de cachemira y zapatos de taco en “Ed Wood” y es irresistible con colmillos en “Dark Shadows” (“Sombras tenebrosas”). Pero como Sweeney Todd tiene ese no sé qué que cautiva a las señoras y señoritas  que gustamos de los malos muchachos.  Porque si van a ser malos, que sean malos en serio.
En 2007, el periodista Peter Haining publicó el libro “Sweeney Todd: The Real Story of The Demon Barber of Fleet Street”, donde asegura haber encontrado pruebas de la existencia del personaje que confirman, incluso,  la mayor parte de los datos de la historia, tales como la situación de la barbería y la existencia de la cercana pastelería, pero nadie le creyó demasiado. La que sí es absolutamente real es la historia de Bernabé Cabard (a) “El barbero asesino” y Pedro Miquelón (a) “El pastelero de carne humana”, quienes entre 1410 y 1415, en París, se dedicaron a las mismas actividades ilícitas que Sweeney Todd y la Sra. Lovett.


KEVIN KHATCHADOURIAN – EZRA MILLER (“We need to talk about Kevin” – “Tenemos que hablar de Kevin”, 2011)

Y sí de psicópatas hot hablamos, tenemos que hablar de Kevin. Sí, sí, Ezra Miller es muy chiquitito. Pero ahí hay futuro, señores. Se los aseguro yo, que de esto sé un montonazo.
“We need to talk about Kevin” (“Tenemos que hablar de Kevin”), es una película de 2011 dirigida por Lynne Ramsay, basada en la novela homónima de Lionel Shriver. El adolescente Kevin Katchadourian (Ezra Miller) está en la cárcel después de cometer una masacre en su escuela y de haber asesinado a su padre y a su pequeña hermana, Celia. Su madre, Eva (una estupenda Tilda Swinton), escritora que alguna vez tuvo éxito, vive sola en una casa en decadencia y trabaja en una agencia de viajes en un pueblo cercano a la prisión donde visita a Kevin. Ella lo recuerda mientras crecía, haciendo frente, a la vez,  a la hostilidad de sus vecinos, quienes la culpan por haber parido a un demonio. Sus recuerdos aparecen en escenas retrospectivas que narran la imposibilidad de conectarse con su embarazo, la niñez de un hijo difícil con el cual no pudo relacionarse y la negación sistemática de su esposo con respecto a los problemas de Kevin. Había que hablar de Kevin pero nadie habló y el monstruo fue creciendo hasta desencadenar una tragedia.
La película concluye en el segundo aniversario de la masacre, cuando Eva visita a su hijo en prisión. Kevin está ansioso porque su cumpleaños número 18 y su traslado a una cárcel para adultos son inminentes. Eva le pregunta por qué cometió los asesinatos y él responde que, en su momento, creía saber por qué lo había hecho pero que ahora no estaba tan seguro. Eva lo abraza y él se despide de ella mientras un par de guardias lo sacan de escena.
La película es durísima. La novela de Lynne Ramsay generó mucha controversia. Pero Ezra Miller es un Kevin estupendo, diabólicamente bello. Ezra es sumamente sensual de por sí, pero la mirada perversa de Kevin le da un atractivo espeluznante. 
Ezra Miller anda por los veinte añitos.  Un pichón. 


BONUS TACK: DEXTER MORGAN – MICHAEL C. HALL (“Dexter”, 2006/2012)

Ya sé que esta es un recuento de psicópatas hot cinematográficos. Pero quienes me conocen saben de mi devoción por Dexter Morgan, a quien incluyo en este listado a modo de bonus track, a pesar de que es un personaje de TV y, además, no es un mal muchacho. Es… Dexter.
Dexter Morgan (Michael C. Hall) es el protagonista de una serie de televisión que debutó el 1 de octubre de 2006. Forense analista de sangre del Departamento de Policía de Miami  de día y  asesino en serial de noche, Dexter elige muy bien a sus víctimas: malos muchachos. Muy malos.
La primera temporada de la serie se basó en la novela “Darkly dreaming Dexter” (“Dexter: El oscuro pasajero”), de Jeff Lindsay. Lindsay ha escrito varias novelas con Dexter Morgan como protagonista, pero a partir de la segunda temporada, las aventuras del Dexter televisivo y del Dexter literario tomaron distintos rumbos.
Dexter Morgan es un psicópata hot con todas las letras. Un bombón asesino, para decirlo de manera nacional y popular.  Aunque mi mamá, que se enamora de todos los policías de “La Ley y el Orden”,  esté esperando a que termine la serie para que lo metan en cana.
  
Aquí doy por terminado este opúsculo, esperando que mi declaración de amor a estos bellos monstruos no haya herido sensibilidad alguna. Recuerden, señores, que estamos hablando de ficción y que si empezamos cuestionando a Dexter Morgan podemos terminar objetando a Rodion Raskolnikov. Cosa que sería, no sólo tristísima, sino poco civilizada. Y recuerden, también, que hay mujeres mucho más locas que yo que se enamoran de psicópatas de verdad. Padecen de enclitofilia. Ted Bundy, un famoso American Psycho, fue condenado por cometer más de treinta homicidios: torturaba a las mujeres  y después las mataba a golpes o mazazos. Por increíble que parezca, este verdadero monstruo tuvo un Club de Admiradoras que lo visitaban en la cárcel para tener relaciones íntimas con él. Lo mío es sobredosis de popcorn, nomás.

Buenas tardes.