martes, 16 de junio de 2015

CRÍMENES DE HOLLYWOOD: JUDITH BARSI



CRÍMENES DE HOLLYWOOD: JUDITH BARSI

"En cada niño se debería poner un cartel que dijera: Tratar con cuidado, contiene sueños."
Mirko Badiale

Judith Barsi fue un actriz infantil, famosa en los años '80. Comenzó su carrera en televisión, apareciendo en comerciales y diversos programas, y más tarde incursionó en el cine.  Como muchos niños estrella, tuvo un final prematuro y trágico.


JUDITH BARSI: UN POCO DE HISTORIA

Judith Eva Barsi  nació el 6 de junio de 1978 en Los Angeles, California. Su padre, József, había huido de la Hungría comunista después de la ocupación soviética de 1956. Se instaló primero en Francia, donde se casó con su primera esposa, Klara, una exiliada húngara como él. Allí nacieron sus dos hijos mayores, Barna y Ági. Al poco tiempo, Jószef comenzó a beber en exceso y a maltratar física y verbalmente a su familia. Los Barsi se mudaron a Nueva York en 1964, y en 1969 Klara, harta de los malos tratos, abandonó a su marido. Tras el divorcio, Jószef se mudó a California, donde trabajó como fontanero y conoció a María Virovacz, otra inmigrante húngara, que trabajaba como camarera en un restaurante frecuentado por la comunidad magiar. Poco después nació Judith.
Judith Baarsi fue descubierta casualmente por un cazatalentos en una pista de patinaje en San Fernando Valley, a los 5 años, en 1983. Debido a su escasa estatura (sufría un déficit congénito de la hormona del crecimiento que había retrasado su desarrollo) fue confundida con una niña de 3 años. Tuvo su primer papel en la miniserie para televisión "Fatal Vision"  (David Greene, 1984), donde interpretó a Kimberley MacDonald. A partir de allí, Judith apareció en más de setenta comerciales y diversos programas de televisión, muy populares en la época, como actriz invitada.  Formó parte, también, del elenco de varias películas, incluyendo "Jaws: The Revenge" ("Tiburón, la venganza", Joseph Sargent, 1987), y proporcionó las voces de Ducky en "The Land Before Time" ("La Tierra antes del tiempo", Don Bluth, 1988) y de  Anne-Marie en "All Dogs Go to Heaven"  ("Todos los perros van al cielo", Don Bluth, 1989). 
Cuando comenzó a cursar 4º , Judith Barsi  ganaba alrededor de  $ 100,000 por año y era el principal sustento de su familia, que pudo adquirir una casa de tres habitaciones en West Hills, Los Angeles.


LA MUERTE DE JUDITH BARSI

A medida que aumentaba el éxito en la carrera de Judith, József Barsi se volvía cada vez más  celoso, paranoico y controlador. Rutinariamente amenazaba con matarse a sí mismo, a su esposa y a su pequeña hija. Su alcoholismo se agravó, y fue arrestado tres veces por conducir ebrio. En diciembre de 1986, María denunció  sus amenazas y golpes, pero después de que la policía no encontró signos físicos de abuso,  decidió no presentar cargos contra él. 
Los malos tratos de su padre acabaron por afectar al comportamiento de Judith: aumentó de peso, se mordía las uñas y se arrancaba el cabello. Finalmente, durante una audición para la película "All Dogs Go to Heaven", la niña sufrió una crisis.  María la llevó a un psicólogo infantil, que detectó el abuso físico y emocional severo que sufría Judith y los denunció a los Servicios de Protección Infantil. Se inició una investigación que quedó paralizada luego de que María se comprometió a tramitar su divorcio y mudarse con Judith a un departamento que había alquilado en el barrio de Panorama City, pero a pesar de los ruegos de sus amigos, la mujer no tuvo coraje para dejar a József.
Judith Barsi fue vista por última vez en su bicicleta en la mañana del 25 de julio de 1988. Esa misma noche, József le disparó en la cabeza mientras dormía y luego asesinó a María. Convivió dos días con los cadáveres (llegó a hablar por teléfono con el representante de Judith, a quien le aseguró que tenía pensado irse de la casa tras despedirse de la niña) y luego los prendió fuego. Después de incinerar los cuerpos de su mujer e hija, fue al garaje y se disparó en la cabeza con una pistola calibre 32.  
El 9 de agosto de 1988, Judith Barsi y su madre fueron enterradas en el "Forest Lawn Memorial Park", en Los Angeles. Poco después se estrenó su última película,  "All Dogs Go to Heaven". La canción de los créditos finales del filme, "Love Survives", está dedicada a su memoria.


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FATAL VISION


El primer papel de Judith Barsi como actriz fue el de Kimberley MacDonald, en la miniserie "Fatal Vision", basada en los asesinatos de la esposa e hijas del oficial del ejército Jeffrey R. MacDonald, perpetrados en 1970, en Fort Bragg.

A las 3:42 a.m. del 17 de febrero de 1970, los despachadores de Fort Bragg recibieron una llamada de emergencia de MacDonald, quien reportó un apuñalamiento. Cuatro oficiales de la policía militar llegaron a su casa ubicada en el 544 de Castle Drive, creyendo que se los había llamado para resolver un disturbio doméstico. Encontraron que la puerta principal estaba cerrada con llave y que la casa estaba a oscuras. Cuando entraron a la casa por la puerta trasera, encontraron a la esposa de Jeffrey, Colette, y sus hijas, Kimberly y Kristen, asesinadas en sus respectivas habitaciones.
Kimberly, de 5 años, fue encontrada en su cama, golpeada en la cabeza y apuñalada en el cuello con un cuchillo entre ocho y diez veces. Kristen, de 2 años, también estaba en su  cama, apuñalada treinta y tres  veces con un cuchillo y quince veces con un picahielo. Colette, que estaba embarazada de su tercer hijo, yacía en el suelo de su dormitorio. La habían golpeado repetidamente (se le habían roto los brazos) y apuñalado veintiún veces con un picahielos y dieciséis veces con un cuchillo. La parte superior del pijama desgarrado de MacDonald estaba sobre su pecho. En la cabecera de su cama, la palabra "cerdo" estaba escrita con sangre. 
MacDonald fue encontrado junto a su esposa con vida pero herido. Sus heridas no fueron tan graves ni tan numerosas como las que sufrió su familia. Fue llevado de inmediato al hospital de Womack. Tenía cortes y magulladuras en la cara y el pecho, y una leve conmoción cerebral. También tenía una puñalada en el torso que un cirujano del personal describió como una incisión "limpia, pequeña y aguda" que causó el colapso parcial del pulmón izquierdo. Fue dado de alta del hospital después de una semana.
Las investigaciones posteriores determinaron que Jeffrey R. MacDonald había asesinado a su familia luego de una discusión con su esposa y que había intentado encubrir los asesinatos emparentándolos con los que había perpetrado la Familia Manson (de ahí la palabra "cerdo" escrita con sangre en la cabecera de la cama). En la sala de estar de la casa se encontró un ejemplar de la revista "Esquire" con una nota sobre Charles Manson y sus seguidores. El 6 de abril de 1970, los investigadores del ejército interrogaron a MacDonald. Menos de un mes después, el 1 de mayo, se lo acusó formalmente de asesinar a su familia.
Por su cargo de oficial, Jeffrey R. MacDonald  fue juzgado por un tribunal militar que no encontró suficientes evidencias , por lo que finalmente fue sobreseído. Fue dado de baja del ejército con honores. Pero los avances en las investigaciones forenses y policiales permitieron que casi una década después, en 1979, se dieran con las claves del triple crimen que señalaban como principal y único culpable a Jeffrey R. MacDonald, condenado ese mismo año a cadena perpetua.
Resulta escalofriante y extrañamente premonitorio que el primer papel interpretado por Judith Barsi haya sido el de una niña asesinada por su propio padre.

Hasta aquí, amables lectores, todo lo que tenía para ofrecerles hoy. Los dejo con una cita de Albert Einstein: "La palabra progreso no tiene ningún sentido mientras haya niños infelices."

Buenas noches.

miércoles, 10 de junio de 2015

I THINK I LOVE HIM


 I THINK I LOVE HIM

“I woke up in love this morning, I woke up in love this morning. 
Went to sleep with you on my mind…”

Cuando lo vi por primera vez yo tenía once años. Literalmente, caí redonda. No podía existir un hombre (un chico) más hermoso. Por lo menos, yo no había conocido nunca a alguien tan lindo. Brad Pitt y Johnny Depp debían tener once años como yo. A lo sumo, doce. Así que él estaba a salvo de cualquier comparación incómoda con estos galancetes. Era perfecto.
Además de ser lindísimo, cantaba bien. El enamoramiento fue total. Y tan profundo que aún hoy le hago un tirito a Mr. Cassidy sin ningún atisbo de remordimiento para con mi abnegado esposo. Absolutamente.
Recuerdo que en aquella época feliz no había en mi día nada más importante que sentarme a las doce del mediodía frente al televisor a ver “The Partridge Family”. Era un ritual sacrosanto. Debo reconocer que los capítulos en que Keith (David) tenía novia me rompían un poco las pelotas. Pero los miraba igual, con una mezcla de masoquismo y baboseo de lo más pintoresca.
Para ese entonces y como consecuencia del platónico metejón con David empecé a garrapatear mis primeros poemas. Lamentablemente, tan selectas obras de arte se han perdido para siempre. Si fuera una mujer normal diría que se extraviaron en alguna mudanza, pero no: un día me dio un ataque de locura e hice una fogata con mis más caros papeles. El brote pirómano lo tuve alrededor de los catorce años. Cero que, simbólicamente, con ese fueguito demencial cerré las puertas de la infancia.
Pero volvamos a los once. Cuando yo tenía once, Keith Partridge tenía diecisiete, pero David Cassidy andaba alrededor de los veinte y pico. Y yo sacaba cuentas. A los dieciocho, a lo sumo a los veinte, si ahorraba lo suficiente (si me privaba de las figuritas con brillantina y los alfajores Capitán del Espacio), podía comprar un pasaje a California e ir a buscarlo. Él iba a estar un poco viejo (consideren ustedes que a los once años cualquier espécimen que tiene más de veinte es cuasi anciano), pero, la verdad, no importaba. “El amor no te pregunta la edad”. Creo que el autor de la cita es Danny Partridge.
A los doce me enteré por una revista “Hola” (en Argentina David Cassidy no existía) que el autor de mis desvelos preadolescentes se había casado con una tal Kay Lenz. Un golpe terrible, pero no fatal. ¿Para que existía el divorcio, después de todo? (En esa época, y aunque ya era bastante grandecita, yo me imaginaba el divorcio como un apoteósico revoleo de utensilios de cocina. Con un par de platos por la cabeza la tal Kay Lenz quedaba fuera de combate y todos contentos).
A los trece, después de que habían levantado “The Partridge Family”, volví a toparme con David en una serie policial que pasó sin pena ni gloria llamada “Man Undercover”. Debo reconocer que me decepcioné bastante. Cuando protagonizó la serie en cuestión Cassidy andaba por los veintiocho. Era irremediablemente viejo (mucho más viejo de lo que yo podía imaginar cuando especulaba con comprar un pasaje a California para ir a buscarlo). Y no cantaba. Con la sabiduría de los cuarenta y dos me doy cuenta de que a los veintiocho el tipo era un bombonazo. Pero yo tenía trece. Y decidí que lo nuestro (lo mío) no iba más. Bye, bye, love.
Pasaron muchos años. Pero donde hubo fuego cenizas quedan. Lo primero que hice cuando me senté frente a una computadora fue poner en el buscador de Google “David Cassidy”. Y volví a caerme literalmente redonda. Qué preciosura. Para mí no habrá jamás otro igual. Soy su fan incondicional. A veces pienso –cuando me pongo prudente y circunspecta- que en realidad soy fan de tener once años. Puede ser. Pero tener once años sin David Cassidy para mí es inconcebible.
Como verán, hoy tuve un ataque de baboseo nostálgico. Ya pueden Brad Pitt y Johnny Depp emprender la retirada con la cabeza gacha. Simon Baker y Michael C. Hall deberán aceptar su derrota. David Cassidy fue, es y será el rey de mi corazón.

Creo que lo amo.









lunes, 1 de junio de 2015

LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: WINNIE-THE-POOH


 LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: WINNIE-THE-POOH

"En ese lugar encantado sobre lo alto del Bosque, un niño y su Osito siempre estarán jugando."

A. A. Milne

Buenas tardes, amables lectores. Aquí estoy nuevamente para ofrecerles una flamante entrega de la saga “Las verdaderas historias detrás de los cuentos infantiles”, esta vez dedicada al entrañable osito Winnie-The-Pooh, protagonista de varios libros del autor británico A. A. Milne  y popularizado mundialmente por Walt Disney.


WINNIE THE POOH

Winnie the Pooh (también llamado Winnie Pooh en las traducciones de Disney,Winny de Puh en los libros de A. A. Milne traducidos al español) es un oso protagonista de varios libros familiares de Alan Alexander Milne y, posteriormente, de varios largo y corto metrajes de los estudios Walt Disney. Vive en el Bosque de los Cien Acres, en una casa construida dentro de un árbol que tiene un letrero con caracteres dorados sobre su puerta que dice "Mr. Sanders", junto a sus amigos Puerquito,  TiggerConejo, IgorChristopher RobinRitoCangu, Búho, Topo, Lumpy el Efelante y Darby. El primer libro que lo tiene como protagonista es “Winnie-the-Pooh(1926). 


LA OSA WINNIE 

El 24 de agosto de 1914, un tren que había partido desde Winnipeg (Manitoba, Canadá) y transportaba tropas cuyo destino final era Inglaterra se detuvo en el pequeño pueblo de White River (Ontario). El teniente veterinario H. Colebourn (1887-1947) encontró allí a un trampero con una cría de oso negro. El cazador había matado a su madre y Colebourn le compró la osezna por 20 dólares. La llamó Winnie por su ciudad adoptiva, Winnipeg, ya que él era británico de nacimiento. La cachorra se convirtió en mascota de la brigada 34ª Fort Garry Horse, a la que pertenecía el militar.
A su paso por Inglaterra, Colebourn dejó a Winnie en el Zoo de Londres​ para que la cuidaran mientras él continuaba camino al frente. Aunque otros cinco osos más fueron dejados por tropas canadienses, Winnie se convirtió pronto en la favorita del público.
Al finalizar la guerra en 1918, Colebourn volvió al Zoo a recoger su osa pero, luego de comprobar que era el animal más querido del zoológico, decidió dejarla allí. Volvió en varias ocasiones a visitarla hasta que Winnie murió  el 12 de mayo de 1934. H. Colebourn continuó en Canadá su carrera como veterinario hasta su muerte en 1947.
Unos años después de que Winnie llegara al Zoo de Londres, un pequeño niño, llamado Christopher Robin Milne, acompañó a unos vecinos al lugar  y allí conoció a Winnie, de la que se hizo amigo hasta el punto de que los cuidadores lo dejaban pasar dentro del recinto para jugar con ella. 


CHRISTOPHER ROBIN MILNE

Christopher Robin Milne nació el 21 de agosto de 1920, hijo del escritor de obras de teatro de fantasía, poesía, novelas policíacas y libros infantiles Alan Alexander Milne y su mujer Dorothy (llamada Daphne familiarmente).  Fue un niño bien recibido y querido, pero llevó la vida típica de un jovencito inglés de clase media de la época y su crianza estuvo a cargo de una niñera. Sólo veía a sus padres durante la merienda y a la hora de ir a dormir. El resto del tiempo lo pasaban solo o en el colegio. La familia Milne vivía en Cotchford Farm, una granja situada al suroeste de la aldea de Hartfield, East Sussex,  en el sur de Inglaterra, muy cerca del Bosque Ashdown (el  Bosque de los Cien Acres en las aventuras de Winnie-the-Pooh).
Daphne le había regalado a su hijo en su primer cumpleaños un típico osito Edward (réplica británica del osito de peluche Teddy estadounidense). Después de conocer a Winnie, Christopher Robin rebautizó a su osito con el nombre de Winnie-the-Pooh. No queda claro  de dónde viene Pooh: en la introducción de su libro "Winnie-the-Pooh" el autor cuenta que así se llamaba un cisne del que era amigo Christopher. Sin embargo, en el primer capítulo (donde se narra la aventura del árbol de la miel) escribe: "Pero los brazos le quedaron tan rígidos después de aferrarse a la cuerda del globo todo ese tiempo que los tuvo alzados en el aire por más de una semana, y cada vez que una mosca se acercaba volando y se le posaba en la nariz tenía que espantarla soplando. Y creo ―aunque no estoy seguro― que es por eso que siempre lo llamaban Puh."
Christopher Robin Milne visitaba a la osa en el zoológico asiduamente y más tarde recreaba aventuras con ella gracias a su oso de peluche y a otros peluches de animales. Alexander Milne se inspiró en su hijo y en sus juguetes de  peluche para escribir sus más famosos cuentos.
La familia de Christopher Robin no lo protegió de la publicidad. A él le entregaban las cartas que los niños le escribían y, con la ayuda de su niñera, las respondía a mano. Además, le tomaron muchas fotografías, solo y junto a su padre. A los siete años participó en grabaciones de audio hechas para los libros, algo que posteriormente su primo calificó como una explotación que mostró "el rostro inaceptable del reino de Pooh". Un año después, Christopher Robin actuó frente a 350 invitados en una fiesta, recitando partes de los libros y cantando la canción "El amigo" ("The Friend"). En 1929 formó parte de una representación basada en las historias.
Christopher Robin Milne fue un excelente estudiante, pero el ser incluido en los libros de Winnie-the-Pooh le provocó  problemas en su etapa escolar. Todo el mundo sabía, incluidos sus compañeros de clase, que el niño de los libros era él y que las aventuras de Winnie-the-Pooh eran sus fantasías,  y eso provocaba las burlas de sus compañeros, incluso cuando ya era un soldado en el frente en la Segunda Guerra Mundial.
La vida de Christopher Robin tuvo grandes altibajos emocionales: en ocasiones odiaba profundamente a su padre por lo que consideró una explotación de sus años de infancia, y en otras no podía evitar sentirse profundamente unido a él, quien seguía ayudándolo en sus pasos como adulto.  "Casi me parecía que mi padre había llegado donde estaba al montarse sobre mis hombros infantiles, que había hurtado mi buen nombre y me había dejado solamente con la fama vacía de ser su hijo", escribió en su autobiografía de 1974, "Los lugares encantados" ("The Enchanted Places").
Con su madre mantuvo una relación mucho más turbulenta y, luego de la muerte de su padre, cortó todo contacto con ella, quien no estuvo de acuerdo con que se casara con una prima en 1948 ni que abandonara su carrera militar y abriera una librería en 1951.
A pesar de los trastornos que durante su vida le había ocasionado el ser asociado Winnie-the-Pooh, C. R. Milne luchó activamente para que el Bosque de Ashdown (Bosque de los Cien Acres en las aventuras de Pooh) en Sussex no fuera convertido en explotación petrolífera por la British Petroleum.
Christopher Robin Milne murió el 20 de abril de 1996.


LOS LIBROS

En 1924 la editorial Methuen publicó un libro de A. A. Milne titulado “Cuando éramos muy jóvenes” (“When we were very Young”). Aunque encuadrado tradicionalmente dentro de la colección de libros de Pooh, el personaje sólo es mencionado en uno de los poemas del libro, llamado “El oso Edward” (“Edward Bear”). El 24 de diciembre de 1925 se publicó en el “London Evening News” el que posteriormente sería el primer capítulo de "Winnie-the-Pooh".
Milne escribió dos libros de aventuras del osito y sus amigos: “Winnie-the-Pooh” (1926) y “The House at Pooh Corner” (1928), inspirándose en su propio hijo y sus peluches, convertidos actualmente en piezas de museo. Entre ambos se editó “Ahora somos seis” (“Now We Are Six”, 1927) en la misma línea de libro de poesías de “When we were very Young” y, al igual que éste, encuadrado dentro de la colección.
Las ilustraciones de los libros de Winnie-the-Pooh estuvieron a cargo de E. H. Shepard, que también ilustró otro clásico de la literatura británica: "El viento en los sauces" (“The Wind in the Willows”, 1908) de Kenneth Grahame. El artista se inspiró en Growler, el oso de peluche de su propio hijo y no en el Pooh real. A. A. Milne donó posteriormente los manuscritos de los libros a la biblioteca del Trinity College donde él y su hijo Christopher Robin se graduaron.
Recientemente se publicó un libro llamado "Buscando a Winnie: la verdadera historia del oso más famoso" (“Finding Winnie: The True Story of the World's Most Famous Bear”, 2015) escrito por Lindsay Mattick, en el que se revela que el pequeño dibujo animado de color amarillo y camisa roja amante de la miel, es hembra y no macho como se creyó durante todos estos años.
E. P. Dutton, editora en Estados Unidos de los libros de Milne, compró los peluches originales y actualmente se exhiben en una vitrina en la Central Children Room del Donnell Library Center dependiente de la New York Public Library.

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DETESTANDO A WINNIE POOH

Christopher Robin Milne no fue el único que llegó a detestar a Winnie PoohA. A. Milne también terminó odiando a su célebre personaje. Sus libros para niños sumaron apenas 70.000 palabras, la extensión de una novela promedio. Sin embargo, el enorme éxito que obtuvieron terminó borrando la memoria de críticos y lectores toda su obra previa y perjudicó el recibimiento a sus libros posteriores para un público adulto.

Su colaborador, E. H. Shepard, caricaturista político de "Punch", revista ilustrada británica de humor y sátira, convertido en ilustrador, también sintió lo mismo. Antes de su muerte llamó a Pooh "ese viejo osito tonto" y lamentó su participación en los libros.
Milne, que había escrito para "Punch" versos humorísticos y ensayos caprichosos, intentó colaborar nuevamente con la revista después de la publicación de sus libros infantiles. Pero ni siquiera sus antiguos lectores lo aceptaron"Su talento no lo había abandonado, pero su público sí y, finalmente, el editor, EV Knox, le escribió para decírselo", contó su hijo, Christopher Robin en su autobiografía.
 A. A. Milne cargó con el peso de Winnie Pooh tanto como Chistopher Robin:"Dejé de escribir libros para niños. Quería escaparme de ellos como quise una vez escaparme de Punch; como siempre quise escaparme. En vano", escribió. "Como subrayó un exigente critico: el héroe de mi última obra de teatro era simplemente Christopher Robin de adulto". 


EL WINNIE POOH DE DISNEY

Entre los fanáticos de los libros de Milne se encontraban las  hijas de Walt Disney, que acabó comprando los derechos de imagen de Winnie-the-Pooh. En 1966, Disney hizo la primera película sobre PoohWinnie the Pooh y el árbol de miel” (“Winnie Pooh and the honey tree”), a la que siguieron más de una docena de secuelas y varios capítulos de una serie de televisión.
Pooh es uno de los personajes más populares de Disney y fue incluido en la lista de TV de los 50 mejores personajes de dibujos animados de todos los tiempos en 2002. Tiene, también,  su propia estrella en el Paseo de la Fama de Hollywood.


¿LIBROS INFANTILES?

Muchos autores aseguran que Milne no escribió los libros de Winnie the Pooh para el público infantil y que es equivocada la creencia generalizada de que los hizo para su hijo (el propio Christopher Robin reconoció que su padre no se los leía). Sostienen que el sentido del humor que impregna las aventuras del osito y sus amigos, y algunos matices psicológicos de los personajes son difícilmente apreciables por los lectores más pequeños. En el caso concreto de "Winnie-the-Pooh", su simplicidad alcanza tal nivel de profundidad que un autor, Benjamin Hoff, se inspiró en ella para escribir “El tao de Pooh” (“The Tao of Pooh”, 1982) cuyo subtítulo describe muy bien su contenido: “El taoísmo para occidentales... O cómo el Camino es revelado por el Osito de Pequeño Cerebro”. En él se entremezclan diálogos ficticios con Pooh, citas de maestros taoístas y explicaciones del autor, todo ello ilustrado con dibujos de los libros originales.
Además existen otros libros como “Winnie-the-Pooh y los filósofos” (“Pooh And the Philosophers”, 1995) del autor John Tyreman Williams, que tratan de demostrar que la historia completa del pensamiento occidental está contenida de forma simbólica en las historias supuestamente infantiles del oso Winnie.


LOS PERSONAJES DE "WINNIE POOH" Y LOS TRASTORNOS MENTALES

En diciembre del año 2000, la Canadian Medical Association publicó un estudio titulado “Patología en el Bosque de los Cien Acres:una perspectiva del desarrollo neurológico en A.A. Milne” (“Pathology in the Hundred Acre Wood: a neurodevelopmental perspective on A.A. Milne”), en el que se sugiere que todos los personajes de “Winnie-the-Pooh” presentan desórdenes mentales. “En algún lugar en la cima del Bosque de los Cien Acres juegan un chico pequeño y su oso. En la superficie es un mundo inocente, pero al examinarlo más de cerca por nuestro grupo de expertos, encontramos un bosque donde los problemas del desarrollo neurológico y psicosociales no son reconocidos ni tratadosconsignaron los investigadores.

-Winnie Pooh: Según el estudio, el oso encarna el concepto de comorbilidad, es decir, que tiene uno o más trastornos además de la enfermedad primaria. Winnie  Pooh tiene una afición desmesurada a la miel, lo que hace que pueda relacionárselo con trastornos de la conducta alimentaria, concretamente con el conocido como trastorno por atracón, que lleva a quienes lo padecen a comer ciertos alimentos de forma compulsiva, pero sin practicar conductas compensatorias como el vómito, típico de otros cuadros como la bulimia. Como consecuencia, estos pacientes suelen acarrear otros trastornos como la obesidad.
Otros trastornos identificables en Pooh son el déficit de atención y la hiperactividad (TDAH) y el trastorno obsesivo compulsivo (TOC). “La perseverancia de Pooh en los alimentos y sus comportamientos repetitivos de conteo aumentan la posibilidad de diagnóstico del trastorno obsesivo compulsivo (TOC). Dado su TDAH y TOC coexistentes, nos preguntamos si Pooh podría presentarse con el síndrome de Tourette con el tiempo, plantearon en el análisis.

-Puerquito: Puerquito, también conocido como Piglet, tiene un comportamiento siempre nervioso y preocupado, por lo que lleva años siendo usado por muchos psicólogos para describir el trastorno por ansiedad generalizada, asociado a la presencia de tensión continua que puede proceder de todo tipo de situaciones o incluso llegar a darse sin causa aparente.

-Igor: Igor es un burro que no consigue salir de su tristeza y vaga de un lado a otro melancólico y pesimista, perdiendo continuamente su cola, que se encuentra unida a su cuerpo a través de una chinche. Su estado de ánimo también lo lleva a pasar gran parte del día durmiendo, como suelen hacer a menudo los pacientes depresivos (narcolepsia).
La persona que sufre un humor depresivo presenta una pérdida de la capacidad de interesarse y disfrutar de las cosas, y una disminución de su vitalidad que lleva a una reducción importante en su nivel de actividades y a un cansancio exagerado, que aparece, incluso, tras un esfuerzo mínimo. También son manifestaciones de los episodios depresivos la baja de la atención y concentración, la pérdida de la confianza en sí mismo, las ideas de culpa, los pensamientos y actos suicidas o de autoagresiones, los trastornos del sueño y la falta de apetito. “No tenemos suficiente historia para diagnosticar esto como una depresión heredada y endógena o para saber si algún trauma inicial contribuyó a su negativismo crónico y a la baja energía”, analizaron los especialistas al referirse a la sombría personalidad de Igor.

-Búho: Búho es un personaje que apenas sabe leer, a pesar de poseer un montón de libros y de presumir continuamente de ser muy sabio. Por ese motivo, la gente recurre siempre a él cuando tiene algún problema, aunque al no saber despejar sus dudas Búho se desvía de  cualquier tema para terminar hablando de él o de sus antepasados. Esta idea tan perfecta de sí mismo, acompañada de una necesidad continua de admiración, lo convierte en un claro ejemplo de personalidad narcisista, un trastorno caracterizado por la concepción de grandiosidad propia y la falta de empatía hacia los demás, acompañadas de una búsqueda continua de atención. 
Los especialistas señalaron que Búho es disléxico: “Sus conmovedores intentos de encubrir sus déficits fonológicos son similares a lo que vemos día tras día en otros tan afligidos.”

-Tigger: Tigger es un personaje muy amigable y extrovertido que pasa todo el tiempo afirmando que es capaz de saltar como un canguro, volar, nadar y trepar los árboles, pero  jamás consigue hacer lo que se propone.  Presenta, según los especialistas, déficit de atención e hiperactividad (TDAH)
El déficit de atención se pone de manifiesto por una interrupción prematura de la ejecución de tareas y por dejar actividades sin terminar, mientras que la hiperactividad implica una inquietud excesiva, en especial en situaciones que requieren una relativa calma. Tigger siempre está muy distraído y va saltando de un lado a otro.

-Cangu: El canguro presenta impulsividad o hiperactividad, aunque más atenuada que en Tigger, y es posible que padezca autismo. Rara vez presta atención a lo que pasa a su alrededor y no se relaciona mucho con sus compañeros. 

-Conejo: Conejo es un personaje muy trabajador, obsesionado con mantener su huerto impoluto hasta el punto de perder una parte considerable de su tiempo en “limpiar sobre lo limpio”, por lo que se lo relaciona con las personas que padecen trastorno obsesivo compulsivo (TOC). La característica esencial de este trastorno es la presencia de pensamientos obsesivos o actos compulsivos recurrentes. Los pensamientos obsesivos son ideas, imágenes o impulsos mentales que irrumpen una y otra vez en la actividad mental del individuo, de una forma estereotipada. Los actos o rituales compulsivos son formas de conducta estereotipadas que se repiten una y otra vez. No son por sí mismos placenteros, ni dan lugar a actividades útiles. Para el enfermo tienen la función de prevenir que tenga lugar algún hecho objetivamente improbable. 

-Christopher Robin: Para los expertos, el chico aún no exhibió ninguna condición diagnosticable, pero destacaron varios hechos que podrían ser signos de alarma. “Existe el problema obvio de una ausencia total de supervisión de los padres, por no mencionar el hecho de que este niño pasa su tiempo hablando con los animales. También notamos en las historias los primeros signos de dificultad con los académicos y sentimos que las ilustraciones de E.H. Shepard sugieren posibles problemas futuros de identidad de género para este niño”, indicaron.


GOODBYE CHRISTOPHER ROBIN

"Goobye Christopher Robin" es una película biográfica británica de 2017 basada en la vida del creador de Winnie-the-Pooh, A. A. Milne y la de su familia, en especial su hijo, Christopher Robin. Está dirigida por Simon Curtis, escrita por Franco Cottrell-Boyce y Simon Vaughan, y protagonizada por Domhnall Gleeson, (A. A. Milne), Margot Robbie (Daphne de Sélincourt, esposa del escritor), y Kelly Macdonald (Olive/Nou, niñera de Christopher Robin). Will Tilston interpretadbye Christopher Robin" es una película biográfica británica de 2017 basada en la vida del creado a Christopher Robin Milne de niño y Alex Lawther, de mayor.

Hasta aquí, amables lectores, esta parrafada dedicada a uno de los personajes más queridos del mundo Disney. Me despido de ustedes con un pensamiento de su creador, A. A. Milne: "Algunas personas le hablan a los animales. No muchas los escuchan. Ese es el problema."


Buenas tardes. 



Ilustración 1: Walt Disney
Ilustración 2: Peter Ellenshaw
Ilustración 3: Harry Colebourn y Winnie
Ilustración 4: Chisthoper Robin y Winnie  Pooh
Ilustración 5: E. H. Shepard
Ilustración 6: E.H. Shepard
Iustración 7:  Walt Disney
Ilustración 8: E.H. Shepard
Ilustración 9: Walt Disney