sábado, 26 de noviembre de 2022

IRRESISTIBLE COMO EL DULCE DE LECHE


IRRESISTIBLE COMO EL DULCE DE LECHE

“El encanto es la manera de conseguir la respuesta 'sí' sin haber realizado una pregunta clara.” 
Albert Camus

Todas las mujeres, pero todas, todas, pretendemos ser irresistibles. La mayoría (triste mayoría en la cual me incluyo) no lo consigue ni siquiera cuando tiene veinte años. Ni bañándose en miel ni comprando un container del sospechoso jabón “Pega Hombre” que venden en la santería de acá a la vuelta. El que nace para pito nunca llega a corneta. Y la que nace para ser la chica de al lado nunca llega a tapa de Playboy.
Pero parece que, si ponemos mucha, muchísima voluntad y seguimos una serie de recomendaciones que nos acerca desinteresadamente Claudia Ponte en su libro “Irresistible: Secretos de seducción”, convertirse en una mujer arrolladora es más fácil que sacarle el poncho a un mamado. Nunca es tarde para aprender nuevos trucos de seducción y llegar a ser esa femme fatale que siempre quisimos ser. Así que, como nuevo servicio a la comunidad femenina, me aboco a difundir estos consejos que las ayudarán a ser tan irresistibles como un helado de dulce de leche con brownie de La Veneciana.

ARMAS SUTILES Y ESTRATEGIAS EFECTIVAS PARA SER UNA HEMBRA IRRESISTIBLE

Siguiendo estas sencillas indicaciones que pongo a su disposición, queridas lectoras, pueden comenzar hoy mismo a disfrutar de sus poderes de embrujo. Así que, por favor, lean atentamente y vayan practicando.

1) EXPLOTAR LA MIRADA: Claudia Ponte aconseja que, cuando estemos frente al masculino que queremos hechizar, lo miremos largamente, sin pestañar, sin repetir y sin soplar, hasta que el susodicho se de cuenta de que lo estamos junando. Cuando estamos convencidas de que el tipo se avivó, debemos mirar para otro lado, como quien no quiere la cosa. Corresponde luego echarle al muchacho un rápido vistazo, y apartar raudamente los ojos de su persona, moviendo un poco la cabeza. Pero no mucho, no sea cosa que el tipo piense que nos fuimos al mazo. Se supone que a esta altura, el hombre elegido nos está observando con curiosidad y asombro, como a un oso panda nacido en cautiverio. Nos toca volver a mirarlo. Y luego apartar la vista. Esta huevada la hacemos por lo menos tres veces, para que él capte nuestro mensaje. Ahora bien, ¿cuál es nuestro mensaje? Porque esto de te miro y no te miro, te miro y no te miro, es bastante gataflórico. Lo más probable es que el mensaje que el tipo reciba es que una es una histérica.
Me aparto ligeramente de los consejos de Claudia Ponte para darles los míos propios: si el tipo te gusta, lo mirás y sanseacabó. Y si no te animás a mirarlo, te jodés. Una mujer es capaz de transmitir mucho con los ojos: mis proverbiales miradas de odio son famosas en toda la zona sur del Conurbano Bonaerense. Pero que quede bien claro: a pesar de las vehementes sugestiones de Claudia, mirar a un hombre insistentemente no nos garantiza nada. No se ilusionen demasiado con este primer truco. Pueden salir malheridas.

2) JUGAR A LA SEDUCCIÓN: Es harto sabido que los hombres creen que son quienes dan el primer paso para concretar un romance, pero que en realidad somos las mujeres las que elegimos entre muchas medias reses cuál va a ser la nuestra. La Ponte aconseja ir un paso más allá de la elección silenciosa y a la espera de que el tipo se avive, y atreverse a dar el primer paso. El primer paso, mis queridas, se da en  discotecas, bares y fiestas.
Vuelvo a apartarme ligeramente de los consejos de Claudia Ponte para tirarles alguno de mi cosecha: elijan el pedazo de carne que más les convenga y abóquense a que él las note y las encuentre interesantes. Pero jamás, JAMÁS, den el primer paso. Pasando por alto el Nuevo Milenio y la Era de Acuario, los hombres en general conservan rígidos esquemas mentales abominablemente machistas. Y si una da el primer paso, será considerada una casquivana no apta para una relación formal y con vistas al altar. Hacernos las locas no nos convertirá en muchachas irresistibles.

3) CONQUISTAR CON UN BAÑO ROMÁNTICO: Se supone que a está altura una ya miró todo lo que tenía que mirar, dio el primer paso con éxito, inició un romance que se consolidó rápidamente y ya está viviendo con el masculino que supo conseguir. A esta altura, lo indicado para enloquecerlo es una tina llena de burbujas con esencia de rosas y música de fondo. A mí un baño de burbujas con esencia de rosas me da a Ricardo Arjona, pero eso es porque soy una mina jodida. Pueden poner también algo de Axel o de Ricardo Montaner. Cuando nuestra media naranja llegue a casa, escuchará la música, olerá las rosas e irá cual Pepe Le Pew detrás del delicado aroma que lo llevará hacia la tina donde nosotras estaremos relajándonos. Parece que esto es muy seductor. Por lo menos es más seductor que una ducha tipo “Psicosis”.

4) JUGAR CON EL PELO: Acá volvemos al punto de partida. Olvídense del paso anterior, del romance consolidado y de la feliz convivencia. Otra vez estamos en bolas. Cuando queramos llamar la atención de un hombre, nada más efectivo que jugar con nuestro cabello, acomodarlo, alisarlo y revolearlo como si una fuera la mismísima Rita Hayworth en “Gilda”. Tocarse el pelo es muy sexy e indica, además, nuestra accesibilidad y/o desesperación. Yo vivo manoseándome la melena, pero es más por compulsión que por sensualidad. Pero, según Claudia Ponte, restregarse las mechas es uno de los secretos para ser una mujer de cuyo influjo no escapa ningún hombre en edad de merecer.

5) RESALTAR LOS LABIOS: Partamos de la base de que una no es Angelina Jolie y que tiene una trompa más bien escasa. Eso no es problema, queridísimas. Con fruncirla alcanza y sobra. Es menester que el macho elegido repare en nuestros labios. Según la Ponte, los labios femeninos suelen ser más carnosos y mejor torneados que los masculinos (Jensen Ackles vendría a ser la excepción que confirma la regla) y se ensanchan con la excitación sexual. También es aconsejable deslizar la lengua por los labios mientras miramos insistentemente al señor que nos ocupa. Si es un desconocido, se interesará por la tarifa de nuestros servicios. Si es nuestro novio/marido/amante, nos dirá que ya estamos grandes para hacer gansadas. O por ahí se calienta, no sé. Tampoco quiero pincharles el globo.

6) INVITAR CON LA SONRISA: Para que un hombre se nos acerque hay que sonreírle breve y tímidamente, con una sonrisa medida. Nada de parecer un emoticón descontrolado. Una sonrisita apenas. Las sonrisas amplias se reservan para los amigos. Acá, la Ponte cambia de rumbo estrepitosamente y nos dice que también hay que medir las miradas, los gestos y los arreglos de pelo, ya que si son poco discretos el masculino puede interpretarlos mal. Así que olvídense de todo lo antedicho, salvo del baño de burbujas con Ricardo Arjona.

7) VESTIRSE SEXY: Cuando una está buscando enganchar, dar putón es feo. Pero cuando vivimos bajo el mismo techo que un señor, hay que vestirse sexy para resultarle irresistible. La autora de “Irresistible: Secretos de seducción”, nos acerca un ejemplo algo bochornoso: “Él regresa de su oficina, y se encuentra contigo sobre la mesa del comedor, vestida con ropa súper sexy.” No sé. Para mí cuando él regresa de la oficina lo que quiere encontrar sobre la mesa del comedor es un pollo. Con papas. Y después vemos.
Claudia Ponte hace hincapié en que a nosotras nos encanta la ropa interior y que a ellos también. Mentira, mentira, yo quiero decirle. Un hombre no diferencia una tanga de encaje de Bruselas de una bombacha de goma. Invertir dinero en ropa interior es un capricho femenino que no tiene ningún sentido práctico.

8) SER BELLA PERO INTELIGENTE: Para el Principito, el zorro y Antoine de Saint-Exupéry, lo esencial es invisible a los ojos. Pero para los hombres, no. Yo siempre digo que no hay mujeres feas, hay mujeres pobres. Con algunos (varios) dólares en el bolsillo una puede comprarse las lolas, el culo, la panza chata, las extensiones, la dentadura y etc. Pero es bueno saber que, a pesar de su tendencia irracional a dejarse obnubilar por un par de tetas orondas, los hombres (o, por lo menos, muchos de ellos), no están dispuestos a compartir su vida con una mujer que sólo les ofrezca un cuerpo hermoso. Así que además de tener una cintura de avispa una tiene que leer a Albert Camus. Aunque el tipo al cual queremos impresionar, no tenga la menor idea de quién es el antedicho.

9) OLER MUY BIEN: El perfume, según Claudia Ponte, es otro detalle que puede enloquecer a los hombres. Siempre y cuando una no abuse de las fragancias, corriendo el triste riesgo de asfixiar al masculino involucrado. Hay que perfumarse un poco en las muñecas, el cuello y detrás de la orejas. Lo clásico, bah. Y prescindir de las colonias baratas. Un Flower by Kenzo bien vale una semana de ayuno.

10) SORPRENDERLO CON LOS DETALLES: Un detalle encantador es decirle al señor con quien tuvimos una cita que jamás la habíamos pasado tan bien. Un detalle más que encantador es decirle que la tiene más grande que los otros señores que se desnudaron en nuestras vidas. Halagarlo. Engrupirlo. Dorarle la píldora. Esto se puede hacer por teléfono, por SMS o por mail. Personalmente no, porque a la que no sabe mentir se le nota en la cara.
Yo mucho de detalles no sé. Mi marido me acusa de estar en las grandes cosas y pasar por alto los detalles tales como cocinar, baldear el patio y descongelar la heladera.

Hasta aquí, los consejos que nos tira Claudia Ponte para ser absolutamente irresistibles. Yo no les encuentro nada de novedosos. Caídas de ojos, sonrisitas invitadoras y perfume más o menos decente, son armas de seducción que las mujeres utilizamos desde que el mundo es mundo. Sin convertirnos en hembras arrolladoras. Porque, repito, al que nace barrigón es al ñudo que lo fajen. Y si una es la piba de al lado no se va a transformar en Kim Bassinger de la noche a la mañana, por más trucos y pases de magia que ponga en práctica.
Cierro este opúsculo con una frase de Paul Geraldy: “Seducimos valiéndonos de mentiras y pretendemos ser amados por nosotros mismos.”

Y, por una vez, me quedo pensando.

martes, 15 de noviembre de 2022

LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: BLANCANIEVES


LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: BLANCANIEVES

"Cuando mordemos 
tu redonda inocencia 
volvemos
por un instante 
a ser
también recién creadas criaturas:
aún tenemos algo de manzana."

Pablo Neruda


Buenas tardes, mis queridos. Aquí estoy para ofrecerles una nueva entrega de la saga “Las verdaderas historias detrás de los cuentos infantiles”, esta vez dedicada a un famosísimo cuento amado por generaciones: “Blancanieves”.



BLANCANIEVES

Blancanieves” (“Schneewittchen” en alemán) es un cuento de hadas mundialmente conocido. Las versiones más difundidas de la historia son la de los Hermanos Grimm y la cinematográfica de  Walt Disney. La versión típica tiene elementos como el espejo mágico parlante y los siete enanitos o duendes. En algunas  adaptaciones, los enanitos son ladrones y la malvada reina no dialoga con un espejo mágico sino con el sol o la luna.


LISA, LA BLANCANIEVES DE GIAMBATTISTA BASILE

El antecedente literario de “Blancanieves” es un cuento escrito por el napolitano Giambattista Basile, autor de Lo cunto de li cunti overo lo trattenemiento de peccerille" ("El cuento de los cuentos, o el entretenimiento de los pequeños"), conocido como “El Pentamerón”, en el sglo XV.  Allí aparece la historia de Lisa, una niña de siete años que, tras un accidente con una peineta mágica, cae en estado inconsciente. Sus padres, desconsolados, la dan por muerta y la entierran en un ataúd de cristal, lugar en donde la joven -inexplicablemente- sigue creciendo hasta adquirir el cuerpo y las facciones de una hermosa mujer. Una pariente, envidiosa de la belleza extraordinaria de Lisa, jura entonces acabar con ella y, en un rapto de locura, rompe el sarcófago y toma a Lisa de los cabellos. Pero, en su intento por arrastrar el cuerpo para enterrarlo en el bosque, provoca que la peineta se desprenda de sus cabellos y la muchacha despierta. 


NECROFILIA Y VENGANZA

La versión más difundida de la historia de Blancanieves es la de los Hermanos Grimm y en ella se basa en la adaptación cinematográfica de Walt Disney, de 1937, salvo por algunos detalles sorprendentes. En principio, el cuento recopilado por los los Grimm tiene muchos más elementos que la película. Por ejemplo, la reina intenta hasta tres veces matar a Blancanieves después de que el cazador le perdona la vida. Primero, haciéndose pasar por una vendedora de cintas, asfixia a Blancanieves con una cinta para el cuello, pero los enanos logran quitársela a tiempo y revivirla. Después, disfrazada de anciana, le ofrece un peine mágico,  pero Blancanieves se resiste a que se lo coloque en la cabeza. La madrastra consigue arañarla y, de nuevo, la chica cae inconsciente. Pero los enanos vuelven a salvarla quitándole el objeto encantado y curándole la herida. Y por último,  lo intenta con la manzana. Vestida como la esposa de un granjero, la bruja se la ofrece la manzana partiéndola por la mitad y dando a Blancanieves la parte envenenada. Cuando se la joven se la come, cae desvanecida y los enanos no pueden hacer nada por ella. La meten en un ataúd de cristal y entonces, llega el príncipe.
Y aquí, un pequeño y algo sórdido detalle que diferencia a la versión de Grimm de la de Disney: no existe el beso que despierta a Blancanieves. El príncipe la ve en su ataúd de cristal  y de inmediato se enamora de ella, por lo que le ruega a los siete enanitos que le den su cuerpo y les pide a sus sirvientes que lleven el ataúd a su castillo. Mientras lo trasladan tropiezan con algunos arbustos, y el movimiento hace que Blancanieves escupa el trozo de manzana envenenada que estaba atorado en su garganta, despertando así de sueño de muerte. El príncipe luego le declara su amor a Blancanieves y pronto la pareja planea celebrar su boda.
Los jóvenes se casan y aquí, otro detalle aterrador: la madrastra de Blancanieves, en su calidad de reina, asiste a la boda sin saber que la que se casa es su hijastra, a la que supone muerta. Blancanieves la reconoce y le cuenta al príncipe todos los malos momentos que la maligna reina le había hecho pasar  y sus tres intentos de asesinato. Como castigo por sus malos actos, el príncipe, ahora rey, manda confeccionar un par de zapatos de hierro, obligando a la reina malvada a ponérselos al rojo vivo y a bailar sin parar hasta que cae muerta.


¿MADRE O MADRASTRA?

Según el presidente de la Sociedad Europea de Cuentos, Heinrich Dickerhoff, la verdadera villana en la primera versión de "Blancanieves" era su madre biológica y no su madrastra, tal como lo precisó durante el congreso internacional que reunió a cerca de 400 filólogos, cuentistas e investigadores de este género en la ciudad alemana de Postdam.
El investigador asegura que en la primera edición del cuento, titulado "La pequeña Blancanieves", y publicado en 1812, la madre de la heroína desea tener una niña "blanca como la nieve". Su deseo se vuelve realidad, pero cuando su hijita se convierte en rival de su belleza y el espejo mágico -que no miente nunca- declara que Blancanieves es mil veces más hermosa que la reina, los celos la consumen y ordena una espantosa muerte para su propia hija. 
Para la conservadora sociedad europea de principios del siglo XIX la idea de una madre malvada y asesina no era aceptable, por lo que los  Hermanos Grimm decidieron autocensurarse y reconvertir la figura de la mala de la historia.
En la versión de 1857, la hermosa y bondadosa reina muere en el segundo párrafo después del nacimiento de Blancanieves y su padre se casa de nuevo, dando paso a la figura legendaria de la madrastra que todos conocemos. En la versión de 1812, la madre no sólo ordena la muerte de su hija, sino que exige además que, como prueba de su fallecimiento, le entreguen el corazón de la víctima. Disney recuperó este detalle del original, pero optó por prescindir de otro aún más horripilante. En el cuento alemán, la reina, creyendo que el corazón que le presenta el cazador es el de Blancanieves, lo sala y lo devora. 
"...no es esta la primera historia de una madre celosa por la floreciente sexualidad de su hija, como tampoco es tan extraño que una hija acuse, en su fuero interno, a su madre de sentir celos. El espejo mágico parece hablar por boca de una hija más que por boca de una madre. Una niña pequeña está convencida de que su madre es la persona más hermosa del mundo y esto es, precisamente, lo que el espejo le dice a la reina al principio. Sin embargo, a medida que la niña va creciendo piensa que ella es mucho más bella que su madre, como más adelante declara el espejo. Una madre, cuando se mira al espejo y se compara con su hija, puede sentirse desilusionada y pensar: 'Mi hija es mucho más bonita que yo'. Pero el espejo insiste: 'Ella es mil veces más hermosa'; esta afirmación es análoga a la exageración del adolescente, que aumenta sus ventajas y acalla sus dudas internas", comenta el psicoanalista Bruno Bettelheim  en su libro "Psicoanálisis de los cuentos de hadas" ("The Uses of Enchantment: The Meaning and Importance of Fairy Tales", 1976).

LA PRINCESA MARIA SOPHIA

La popularidad del cuento llevó a un grupo de investigadores alemanes a preguntarse cuál pudo ser la inspiración histórica o el relato medieval en el que se basa. Entre distintas teorías, la más probable es la que sostiene que el personaje de Blancanieves está inspirado directamente en la vida de Maria Sophia Margaretha Catharina von Erthal, una princesa alemana del siglo XVIII que sufrió los desprecios de su madrastra.
El Príncipe Philipp Christoph von ErthalCondestable de Kurmainz, tenía una hija, María Sophia, ciega parcialmente a causa de la viruela, que perdió a su madre en 1741. Sus desgracias personales y su carácter bondadoso hacían que la población adorara a la princesa. Tras dos años como viudo, el príncipe se casó con Claudia Elisabeth Maria von VenningenCondesa Imperial de Reichenstein y aspirante a madrastra cruel. La segunda esposa de Philipp Christoph dio preferencia a los hijos de un anterior matrimonio y, según el mito, María Sophia fue objeto de maltratos y desprecios.
Las similitudes van más allá. La familia de Philipp Christoph von Erthal estaba asentada en un poblado de Lohr, junto al río Meno, cerca de FrankfurtEn el Castillo de Rieneckde su propiedad, se conserva un espejo parlante. El espejo fue un regalo del padre de la supuesta Blancanieves a su segunda esposa y hablaba, como muchos de los espejos fabricados en Lohr, sobre todo por las leyendas que figuraban en sus marcos, pero también por sus curiosas propiedades acústicas, que hacen que, al hablar cerca de él, la reverberación haga que resuenen las palabras.
Además, por razones que se desconocen, María Sophia entró en contacto cotidiano con un grupo de mineros de la región. Dado que las Minas de Bieber eran muy estrechas y algunos túneles casi inaccesibles, se requería del trabajo de personas pequeñas o incluso de niños. Estos trabajadores llevaban gorras y capuchas de colores chillones para protegerse de los golpes, al igual que en el cuento. Pero nada era mágico en las Minas de Bieber, donde el trabajo resultaba brutal y muchos morían siendo niños.
La salud de la princesa tampoco fue buena, lo que pudo dar lugar a alguna enfermedad que la obligara a guardar cama en distintos periodos. Lo que sin embargo no ocurrió es que fuese envenenada con una manzana.


MARGARETHE VON WALDEK 

El historiador alemán Eckhard Sander sostiene en su libro "Blancanieves: Cuento de hadas o Verdadcree" ("Schneewittchen: Märchen oder Wahrheit?", 1994) que Blancanieves habría sido una joven condesa que llamada Margarethe Von Waldek, que vivió en Alemania en la primera mitad del siglo XVI, en la misma época en la que el entonces príncipe Felipe II realizó el Felicísimo Viaje por el continente europeo para conocer los límites de su futuro reino. Mujeriego y soltero, Felipe de España habría mantenido una aventura con esta condesa alemana que culminó en tragedia.
Margarethe murió supuestamente envenenada por las intrigas de la corte, que evitaron así que se casara con Felipe II de España. Las semejanzas con el cuento, una vez más, tienen a los enanos como elemento vertebrador. La condesa jugaba desde pequeña con siete niños desnutridos y envejecidos prematuramente que trabajaban en las minas de la familia Von WalkedSu pobreza les hacía vestir con harapos coloridos y largos abrigos.


VARIACIONES DE BLANCANIEVES

-40 dragones: Versión de albanesa del cuento, recogido por Johann Georg von Hahn, el personaje principal vive con 40 dragones, y su muerte aparente es causada por un anillo. El comienzo de la historia tiene un giro, en el que una aya insta a la heroína a matar a la madrastra malvada para que el aya tome su lugar. 

-Las hermanas celosas: Otra variación albanesa sobre "Blancanieves". En esta historia la joven es mandada a matar por dos hermanas celosas.  La muerte aparente de la protagonista también es causada por un anillo.

-"Bidasari": Cuento malayo escrito alrededor de  1750 d.C., que cuenta la historia de una reina bruja que pregunta a su espejo mágico quién es la dama más bella del reino.

-"Padmavati": Poema épico indio (1540) en el que la reina Nagamati le pregunta a su nuevo loro: "¿Quién es más bella, yo o Padmavati?".

-"Nourie Hadag": Historia armenia en la que una mujer le pregunta a la Luna: "¿Quién es la más bella del mundo?" La respuesta es siempre Nourie Hadag, el nombre de su hija. La madre, entonces, intenta matarla.

-"La zarevna muerta y los siete guerreros": Versión rusa de "Blancanieves" escrita por Aleksandr  Pushkin​ (1833). En el cuento, aunque se mantiene en lo esencial la misma historia, aparecen algunas variantes. Las más evidentes son el cambio del título y el reemplazo de los siete enanitos por siete guerreros, pero hay varias más, ya que el autor ruso adapta con sumo cuidado el cuento de los Hermanos Grimm al lenguaje, las costumbres y los más profundos aspectos del alma rusa.



LA TENTACIÓN

El tiempo que Blancanieves vivió con los enanos no está detallado en el cuento original. El psicoanalista Bruno Bettelheim nos aclara que Blancanieves llegó a su adolescencia estando en el bosque con ellos, y que poco a poco comienza a sucumbir a la curiosidad y a los deseos por conocer cosas nuevas, que el terapeuta define como deseos sexuales reprimidos durante la etapa de latencia: "Cuando Blancanieves se convierte en una adolescente, comienza a experimentar los deseos sexuales que, durante el período de latencia, permanecían dormidos y aletargados. En este preciso momento, la madrastra, que representa los elementos conscientemente negados en el conflicto interno de Blancanieves, reaparece en escena y perturba la paz interior de la muchacha. La facilidad con que Blancanieves se deja tentar por la madrastra, haciendo caso omiso de las advertencias de los enanitos, nos muestra lo próximas que están las tentaciones de ésta a los deseos internos de Blancanieves."
Blancanieves no hace caso a las advertencias de los enanos y abre la puerta encontrándose con la reina disfrazada, que convence de una manera muy fácil a la joven muchacha, poniendo en evidencia su curiosidad y su deseo de verse más hermosa (sexualmente más atractiva). Los enanitos  en ambas ocasiones, pero en la tercera Blancanieves no pueden  hacerlo. "En numerosos mitos, así como en los cuentos de hadas, la manzana simboliza el amor y el sexo, tanto en su aspecto positivo como peligroso. La manzana que se ofreció a Afrodita, diosa del amor, dando a entender que era la preferida de entre las diosas, provocó la guerra de Troya. Por otra parte, la manzana bíblica fue el instrumento que tentó al hombre a renunciar a la inocencia a cambio de conocimiento y sexo. Aunque Eva fuera seducida por la masculinidad del macho, representada por la serpiente, esta última no podía hacerlo todo por sí sola: necesitaba la manzana, que en la iconografía religiosa simboliza, también, el pecho materno. En el pecho de nuestra madre todos nos sentimos impulsados a formar una relación y a encontrar satisfacción en ella. En la historia de Blancanieves, madre e hija comparten la manzana. En este relato, lo que dicha fruta simboliza es algo que la madre y la hija tienen en común y que yace a nivel incluso más profundo que los celos que sienten la una de la otra: sus maduros deseos sexuales. Para vencer el recelo de Blancanieves, la reina corta la manzana por la mitad y se come la parte blanca, ofreciendo a la muchacha la parte roja, es decir, la mitad 'envenenad'. Ya se nos ha hablado repetidamente de la doble naturaleza de Blancanieves: era blanca como la nieve y roja como la sangre; su ser consta de dos aspectos, el asexual y el erótico. El hecho de comer la parte roja (erótica) de la manzana significa el fin de la 'iocencia' de Blancanieves. Los enanitos, compañeros de su período latente, ya no pueden devolverle la vida; Blancanieves ha llevado a cabo su elección, tan necesaria como fatal. El color rojo de la manzana provoca asociaciones sexuales, lo mismo que las tres gotas de sangre que precedieron al nacimiento de Blancanieves; también recuerda la menstruación, hecho que marca el inicio de la madurez sexual. Al comer la parte colorada de la manzana, la niña que hay dentro de Blancanieves muere y es enterrada en un ataúd de cristal transparente. Allí permanece durante largo tiempo; tres aves van siempre a visitarla, además de los enanitos; primero una lechuza, luego un cuervo y por último una paloma. La lechuza simboliza la sabiduría; el cuervo —como el cuervo del dios teutónico Woden — representa, probablemente, la conciencia madura; y la paloma encarna, tradicionalmente, el amor. Estas aves indican que el sueño letárgico de Blancanieves en el ataúd no es más que un período de gestación, el período final que prepara para la madurez", aclara Bettelheim.


SIMBOLOGÍA DE LA MANZANA

Según el  "Diccionario de los símbolos" ("Dictionnaire des symboles", 1969) , escrito por los franceses Jean Chevalier  y Alain Gheerbrant, la manzana se utiliza simbólicamente en varios mitos: la manzana de la discordia,  dorada, concedida a Paris por la diosa Eris, para que se la entregue a la  diosa ganadora de un improvisado concurso de belleza; las manzanas de oro del huerto de la diosa Hera, custodiado por las Hespérides, frutas que otorgaban la inmortalidad; la manzana de Adán y Eva, precursora del pecado; la manzana del Cantar de los Cantares, que según Orígenes representa la fecundidad del Verbo Divino. Es, en casi todos los casos, un medio de conocimiento, fruto tanto del árbol de la vida como del  de la ciencia del bien y del mal. Puede otorgar un conocimiento que confiere la inmortalidad u otro que provoca la caída.
El simbolismo de la manzana procede, sobre todo, de lo que contiene en su interior: una estrella de cinco puntas (tetragrámaton). Esta estrella es el símbolo, para los iniciados, del hombre auto-realizado, el hombre que se erige a sí mismo, del hombre sabio. El mismo símbolo, pero invertido, representaría el hombre caído, la involución del espíritu en la materia carnal. 
En las tradiciones celtas la manzana es una fruta de ciencia, magia y revelación, y el manzano es el árbol del Otro Mundo. Es, también, un alimento maravilloso. La mujer del otro mundo que viene a buscar a Condle, el hijo del rey Conn,  le entrega una manzana con la que se alimenta durante un mes. Entre los objetos maravillosos cuya búsqueda  impone el dios Lug a los tres hijos de Tuirenn, en compensación por el asesinato de su padre Cian, figuran las tres manzanas del Jardín de las Hespérides: quien come de ellas no tiene ya hambre, ni sed, ni dolor ni enfermedad.
El manzano es también un árbol sagrado para los galos. Merlín enseñaba bajo un manzano y la isla de Avalon es el Pomar, nombre que reciben los terrenos en los que hay árboles frutales, especialmente manzanos.
La manzana es símbolo, además, de juventud, renovación y perpetuo frescor. En la mitología escandinava la manzana desempeña el papel de fruto regenerador y rejuvenecedor. Los dioses comen manzanas y permanecen jóvenes hasta el Ragnarök, es decir, hasta el fin del ciclo cósmico actual.


EL SÍNDROME DE BLANCANIEVES

El Síndrome de Blancanieves es la distorsión  de la imagen que una persona tiene de sí misma con respecto de su juventud, belleza o cualidades, y la envidia que desarrolla hacia figuras que le parecen superarla. Este síndrome fue estudiado por la psicóloga Betsy Cohen, quien escribió un libro sobre el tema.  Si bien no ha sido aceptado en su totalidad por diversas organizaciones psicológicas, cada vez se nombra más en los medios.
Según Betsy Cohen, quienes padecen el mal llamado Síndrome de Blancanieves (aplicable, en realidad, a la malvada madrastra y a su afilada envidia por la lozanía y la belleza de la muchacha a la que intenta asesinar) tienen una valoración exagerada de la juventud y se sienten incómodos con la imagen que les devuelve el espejo.

Hasta aquí, amables lectores, todo lo que tenía para decir acerca de "Blancanieves". Me despido de ustedes con unas bellísimas palabras del poeta Leopoldo María Panero:

BLANCANIEVES SE DESPIDE DE LOS SIETE ENANOS

Prometo escribiros, pañuelos que se pierden en el horizonte, risas que palidecen, rostros que caen sin peso sobre la hierba húmeda, donde las arañas tejen ahora sus azules telas. En la casa del bosque crujen, de noche, las viejas maderas, el viento agita raídos cortinajes, entra sólo la luna a través de las grietas. Los espejos silenciosos, ahora, qué grotescos, envenenados peines, manzanas, maleficios, qué olor a cerrado, ahora, qué grotescos. Os echaré de menos, nunca os olvidaré. Pañuelos que se pierden en el horizonte. A lo lejos se oyen golpes secos, uno tras otro los árboles se derrumban. Está en venta el jardín de los cerezos.

Buenas tardes.

Ilustración 1: Franz Jüttner
Ilustración 2: Mariana Ruiz Johnson
Ilustración 3: Marciano Palacio
Ilustración 4: Benjamin Lacombe
Ilustración 5: Walt Disney
Ilustración 6: Autor desconocido 
Ilustración 7: Mirko Hanak
Ilustración 8:  Kürti Andrea
Ilustración 9: Jonás Emanuel
Ilustración 10: Amadea Morgan
Ilustración 11: Jessie Willcox Smith