lunes, 28 de agosto de 2023

LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: PETER PAN

LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: PETER PAN

"Intento desesperadamente hacerme mayor, pero no puedo."
James Barrie

“Peter Pan” no es un cuento, sino una novela del escritor escocés James Matthew Barrie (originariamente fue una obra de teatro). Sin embargo, me permito incluirlo en este trabajo sobre los cuentos de hadas porque fue en este formato que llegó a la mayoría de nosotros, luego de que sufriera diversos recortes y adaptaciones.


PETER PAN

Peter Pan es un personaje ficticio creado por el escritor escocés James Matthew Barrie para una obra de teatro  llamada “Peter Pan y Wendy”  (“Peter and Wendy”).
Peter Pan es un niño que nunca crece, tiene diez años y odia el mundo de los adultos. Siempre va acompañado de una diminuta hada, Campanita (Tinker Bell). El polvo dorado que se desprende de las alas de Campanita hace que Peter tenga la capacidad de volar. Vive en el País de Nunca Jamás, una isla poblada tanto por piratas, indios, hadas y sirenas, donde vive numerosas aventuras junto a sus amigos, los Niños Perdidos. Este mítico país se encuentra en la segunda estrella a la derecha, todo recto hasta el amanecer.
El 27 de diciembre de 1904 el personaje debutó en teatro, dentro de una puesta en escena bajo el título “Peter Pan, el niño que no quería crecer” o “Peter Pan y Wendy”, estrenada en Londres, que después se convirtió en un libro para niños en 1911. Mientras tanto, el episodio donde Peter Pan apareció dentro del libro “El pajarito blanco” (“The Little White Bird”), fue retomado por Barrie para ser publicado en 1906, ahora dentro de un libro infantil llamado “Peter Pan en los Jardines Kensington” (“Peter Pan in Kensington Gardens”), que fue ilustrado por Arthur Rackham.


EL AUTOR

James Barrie nació el 9 de mayo de 1860 en Kirriemuir, una pequeña ciudad de Escocia, en el seno de una familia relativamente humilde. Fue el menor de los diez hijos que tuvieron sus padres, David Barrie y Margaret Ogilvy, aunque dos de ellos fallecieron antes del nacimiento del futuro escritor. Su vida quedó marcada por un trágico acontecimiento ocurrido cuando aún no había cumplido los siete años de edad: David, el segundo hijo varón y el preferido de su madre, sufrió, en enero de 1867, un accidente que le costó la vida: mientras patinaba sobre hielo,  perdió el equilibrio y cayó golpeándose fuertemente la cabeza. Le faltaban días para cumplir los catorce años. 
James Barrie cuenta en la biografía novelada "Margaret Ogilvy", que escribió en 1896 luego de que su madre falleciera el año anterior, que, tras la trágica muerte de David la mujer quedó sumida en una profunda depresión. Se pasaba los días encerrada en su habitación tumbada en la cama, y la situación llegó a ser tan tremenda que un día su hermana mayor, Jane Ann, instó al joven James a acercarse a su madre y recordarle que aún tenía otro hijo: "Esta hermana, que estaba entonces saliendo de su adolescencia, vino a mí con una cara muy ansiosa y retorciéndose las manos, y me dijo que fuera dentro con mi madre y le dijera que aún tenía otro niño. Fui dentro con entusiasmo, pero la habitación estaba a oscuras, y cuando oí que la puerta se cerraba y no se escuchaba ningún sonido procedente de la cama me asusté y me quedé parado. Supongo que yo estaba respirando demasiado fuerte, o quizás estaba llorando, porque después de un tiempo escuché una voz lánguida, que nunca había sido lánguida antes, decir: '¿Eres tú?'. Creo que el tono me hirió, por lo que no respondí, y entonces la voz dijo más ansiosamente '¿Eres tú?' otra vez. Pensé que estaba hablando con el niño muerto, y dije con una voz solitaria: 'No, no soy él. Soy yo'. Entonces escuche un sollozo y mi madre se volvió en la cama, y aunque estaba oscuro, supe que ella estaba alargando sus brazos." 
James sentía que su madre sólo tenía pensamientos para el hermano muerto, a quien celaba intensamente. El deseo de conseguir el afecto de Margaret lo llevó a pensar que debía convertirse en una copia perfecta de su hermano muerto, para que su madre lo amara del mismo modo que a él: "Al principio, dicen, estaba celoso a menudo, e interrumpía sus cariñosos recuerdos sollozando: '¿No te importo nada?,  pero eso no duró mucho; su lugar fue ocupado por un intenso deseo (de nuevo, creo yo, fue mi hermana la que le dio aliento) de ser tan como él que ni mi madre pudiese ver la diferencia, y muchas y astutas fueron las preguntas que formulé a ese fin. Entonces practiqué en secreto, pero después de toda una semana todavía me parecía bastante a mí mismo."
James aprendió a silbar como lo hacía David, se vistió con las ropas de su hermano y entró silbando en la habitación donde Margaret yacía a oscuras, escena que Barrie narra en la novela. Sin embargo, este plan chocó inevitablemente con la realidad: "Cuando me convertí en un hombre […] él era todavía un niño de trece años."
Que James Barrie se sintiera siempre  excluido de la relación que Margaret tenía con David,  se puede relacionar, según la autora Cristina Manzano Espinosa, con una de las experiencias de Peter Pan  en “El pajarito blanco”  (1902).  Peter se escapa de su casa, y después de pasar mucho tiempo divirtiéndose en los Jardines de Kensington decide volver a su hogar, pero se encuentra con que su madre le ha sustituido por otro:
"Pero la ventana estaba cerrada, y habían colocado barrotes en ella. Al mirar en el interior vio a su madre durmiendo plácidamente y rodeando con sus brazos a otro niño.
Peter gritó:
–¡Madre, madre! –pero ella no le oyó. En vano golpeó con sus pequeñas extremidades los barrotes, así que tuvo que regresar volando a los jardines y ya nunca más volvió a ver a su amada madre. ¡Qué hijo tan maravilloso habría sido! ¡Dios santo, Peter! Nosotros, los que hemos cometido el gran error, qué diferente actuaríamos si tuviésemos una segunda oportunidad. Pero Solomon estaba en lo cierto y no hay segundas oportunidades, al menos no para la mayoría de nosotros. Cuando llegamos a la ventana, ya es la hora del cierre y los barrotes son de por vida."
Los intentos de Barrie de ser para siempre un niño tuvieron consecuencias en su integración en el mundo adulto. No sólo porque prefiriera tratar con los hijos de sus amigos antes que con sus propios amigos, sino que incluso se ha especulado con la posibilidad de que el trauma que le supuso la relación con su madre le produjese enanismo psicogénico, un trastorno mental caracterizado por una detención del crecimiento tanto físico como psicológico que impide al enfermo alcanzar la madurez. Esto explicaría su escasa estatura,  su rostro infantil y su aparente asexualidad. 


LOS HERMANOS LLEWELYN DAVIES

La figura de Peter Pan está inspirada en los hermanos Llewelyn Davies.
La familia Llewelyn Davies estaba formada por el matrimonio conformado por Arthur  y Sylvia. hija del autor y caricaturista británico George du Maurier, y sus cinco hijos, George, John o Jack, Peter, Michael  y Nicholas o Nico.
James Barrie entró en contacto con la familia en 1897 o 1898 cuando conoció a George y Jack, quienes estaban con su niñera Mary Hodgson en los Jardines de Kensington de Londres, donde solía ir a pasear a su perro Porthos.  Los chicos tenían cuatro y cinco años de edad; Peter era un bebe y los dos últimos todavía no habían nacido. Algunas hipótesis sostienen que Barrie pensaba en su propia intrusión en la familia Llewelyn Davies cuando escribió, en "Peter and Wendy": "Nunca hubo una familia tan sencilla y feliz, hasta que llegó Peter Pan". 
Arthur y Sylvia eran una pareja armoniosa. Barrie les prodigó dinero y atenciones, y logró convertirse en un buen amigo y tío honorario de sus hijos. En cierto momento, su devoción por Sylvia molestó a Arthur y su influencia subversiva en los niños, a Mary Hodgson, la niñera. En 1906, publicó Peter Pan en los Jardines Kensington”, con una dedicatoria profética:  "A Sylvia y Arthur Llewelyn Davies y sus niños (mis niños)". Para entonces Arthur ya padecía un cáncer terminal. Su esposa lo sobrevivió poco más de tres años.
Cuando los niños quedaron huérfanos fue Barrie quien se hizo cargo de ellos. Algunas fuentes afirman que el testamento de su madre estipulaba que la niñera y su hermana niñera debían tomar la custodia y que Barrie lo falsificó o malinterpretó involuntariamente (la hermana de la niñera se llamaba Jenny, mientras Barrie era llamado Jimmy por la familia Davies). Sin embargo, estaba claro que era el único con tiempo y recursos suficientes para mantenerlos y Sylvia no quería que los chicos fueran repartidos entre los parientes.
Andrew Birkin, biógrafo de James Barrie, asegura en su libro "J. M. Barrie y los Niños Perdidos" (" J. M. Barrie and the Lost Boys") que no hubo ningún elemento sexual en el apego de Barrie por los hermanos Llewelyn Davies. "No creo que el tío Jim haya experimentado jamás una leve agitación entre la maleza, por decirlo así, por persona alguna, ya fuese hombre, mujer o niño", decía Nico al recordar su relación con él. 
La estatua de Peter Pan en los Jardines de Kensington, erigida en secreto por la noche para la Festividad de los Mayos de 1912, supuestamente debía haberse inspirado en una fotografía de Michael, pero el escultor decidió usar otro niño como modelo, dejando a Barrie muy decepcionado con el resultado. "No muestra al demonio dentro de Peter", dijo.


LA MALDICIÓN DE PETER PAN

James Barrie sufrió intensamente la dolorosa muerte de dos de los niños con los que tenía una relación más estrecha. George murió en servicio (1915) durante la Primera Guerra Mundial, a los veintiún años. Barrie y George se escribían diariamente. "He perdido todo rastro de aquella idea que alguna vez tuve en cuanto a que la guerra podía llegar a ser ese sitio donde nace la gloria. Ahora no me parece más que algo indeciblemente monstruoso", le confesó Barrie en su última carta.
Siete años más tarde, en 1921, dos jóvenes fueron encontrados ahogados en el vertedero de Sandford Lasher, en el río Támesis. Uno de ellos era Michael Llewelyn-Davies, el favorito de James Barrie, a quien le faltaban unos meses para cumplir veintiún años. El otro, su amigo inseparable Rupert Errol Victor Buxton. Se dijo entonces que ambos muchachos mantenían una relación secreta y que se habían arrojado al agua siguiendo un pacto suicida. Cuando los cadáveres fueron recuperados del río, estaban estrechamente entrelazados. Michael ni siquiera sabía nadar.
Después de la muerte de Michael, James Barrie no volvió a ser el mismo. Las fotos lo muestran siempre triste. En 1922 donó a perpetuidad todos los derechos de autor de Peter Pan al Great Ormond Street Hospital for Children  de Londres y se encerró a escribir en su mansión. Murió de neumonía el 19 de junio de 1937, a los setenta y siete años, sin haber dejado de ser un niño.
En la mañana del 5 de abril de 1960, Peter Llewelyn Davies, un respetado editor que no soportaba que le preguntaran una y otra vez  qué se sentía al haber inspirado a uno de los héroes más populares de la historia de la literatura, se tiró bajo las ruedas del metro de Londres, en la estación de Sloane Square. Tenía sesenta y tres años. Había pasado mucho tiempo compilando la historia de su familia, una colección a la que solía llamar la Morgue.
Llewelyn Davies se refería a Peter Pan como “esa espantosa obra maestra”. 

 

EL PSICOPOMPO

La palabra psicopompo proviene del griego ψυχοπομπός (Psychopompós), y significa guía de almas (psyche, "alma"; pompós "el que conduce"). Es una criatura sobrenatural, algunas veces angélica, responsable de acompañar al muerto en su viaje de ultratumba.
El rol del p
sicopompo no es juzgar al muerto, sino custodiar su viaje al destino que él mismo se ganó en vida con sus actos. Aparece en mitos de todas partes del mundo.
En "
El libro rojo" ("Rotes Buch"), Carl Jung reflexiona sobre la figura del psicopompo, y lo ubica como mediador entre el consciente y el inconsciente. En sueños es personificado como un hombre sabio o un animal solícito. En muchas culturas, el psicopompo es encarnado por el propio chamán, como en el caso de "
El libro tibetano de los muertos" ("Bardo Thodol"), cuyas oraciones, leídas por los hombres indicados, funcionan como un faro para el muerto, que sigue las palabras y de este modo consigue encontrar el camino adecuado en la otra vida. En otras, el psicopompo no sólo escolta a los muertos, sino también a las almas que descienden a la Tierra para encarnarse nuevamente.

Perros, chacales, lobos, leones, caballos, ciervos, gorriones, cuervos, búhos, lechuzas o delfines han sido considerados en alguna ocasión como psicopompos. También la mariposa, sobre todo en el mundo antiguo. Otro de los animales psicopompos más destacables es el buitre, animal sagrado y psicopompo en la cultura céltibérica,  que consideraba honroso morir en combate y ser luego devorado mediante el rito de la exposición por un buitre. Mediante la digestión, el animal transformaba al muerto y lo transportaba al más allá. El perro, especialmente negro es una de las figuras más representativas del psicopompo. En la cultura de lusitanos y vetones (con divinidades compartidas como Atégina) la lechuza, el lobo, la yegua o la cabra son animales psicopompos.
En la mitología nórdica encontramos a las Valkirias, damas terribles que escoltan a los muertos en la batalla hacia los amplios salones del Valhala.  En la cultura celta, a Morrigan, Diosa de la Muerte y la Destrucción, que suele tomar la apariencia de un cuervo o corneja. Anubis, Guardián del Velo y el Guía del Alma, cumple el rol de psicopompo en la mitología egipcia, al igual que las golondrinas, las aves de Isis.
Los griegos, y casi todos los pueblos del egeo, tuvieron a Caronte, el barquero que llevaba a los muertos sobre el río Aqueronte hacia el Hades, y a Hermes, el Mensajero, Dios de las fronteras y los viajeros que las cruzan. Los japoneses creían en Shinigami, una especie de guía espiritual de los muertos. 
Los hindúes vieron en Agni, un dios ígneo, al transportador de los muertos. El islam tiene a Azrael, un ángel que a veces actúa como un demonio, para llevar a los occisos a las moradas de Alá. El judaísmo cuenta con varios psicopomposAbraham, Gabriel y Lailah. En el cristianismo el rol es cumplido por algunos ángeles, como San Miguel, y hasta algunos santos, como San Pedro y Santa Bárbara. 
La lista podría estirarse indefinidamente, incluyendo a todas las culturas precolombinas, como los mayas, incas y aztecas. Todos ellos tenían alguna forma de psicopompo en sus creencias funerarias.
James Barrie mezcla con tanta eficacia los motivos mitológicos del psicopompo en su personaje Peter Pan que éste ha pasado prácticamente desapercibido como tal.
¿Quién o qué es Peter Pan? Así lo describe el autor en una de sus primeras apariciones: "Al principio, la señora Darling no lo supo, pero tras retroceder hacia su infancia recordó a Peter Pan, de quien se decía había vivido entre las hadas. Existen historias extrañas sobre él, como que cuando los niños morían él partía y viajaba con ellos para que no tuvieran miedo."
Peter Pan es un psicopompo en toda la extensión del término, y los Niños Perdidos, niños que han muerto antes de tiempo, por lo que su vida de ultratumba, al menos al comienzo, es una especie de juego grupal en las tierras de Nunca Jamás:

"—¿Pero dónde vives más ahora?
—Con los Niños Perdidos.
—¿Quiénes son ésos?
—Son los niños que se caen de sus cochecitos cuando la niñera no está mirando. Si al cabo de siete días nadie los reclama se los envía al País de Nunca Jamás para sufragar gastos. Yo soy su capitán."


 EL SÍNDROME DE PETER PAN

El término Síndrome de Peter Pan ha sido aceptado en la psicología popular desde la publicación, en 1983,  de un libro titulado "El síndrome de Peter Pan, el hombre que nunca crece" ("The Peter Pan Syndrome: Men Who Have Never Grown Up"), escrito por el Dr. Dan Kiley, aunque no se encuentra listada en el "Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales".
El Síndrome de Peter Pan se caracteriza por la inmadurez en ciertos aspectos psicológicos, sociales. El sujeto crece, pero la representación internalizada de su yo es el paradigma de su infancia que se mantiene a lo largo del tiempo. 
Según Kiley, las características de un Peter Pan incluyen algunos rasgos de irresponsabilidad, rebeldía, cólera, narcisismo, arrogancia, dependencia, negación del envejecimiento, manipulación, y la creencia de estar más allá de las leyes de la sociedad y de las normas por ella establecidas. Todas estas cualidades son una coraza defensiva para protegerse de su inseguridad y su miedo a no ser queridos y aceptados. 
En ocasiones, quienes padecen el Síndrome de Peter Pan, son personajes solitarios. 


EL SÍNDROME DE WENDY

El Síndrome de Wendy se manifiesta en una necesidad absoluta de satisfacer al otro, principalmente la pareja y los hijos.​ Esta conducta se debe al miedo al rechazo y al abandono y, por razones culturales, es más frecuente en las mujeres que en los hombres.
Se trata de una conducta que aparentemente puede no representar problema alguno, pero que tiene relación con el Síndrome de Peter Pan.
“Un Peter Pan es un varón o mujer que no quiere crecer, que quiere ser niño por siempre y entonces aparece aquel hombre o mujer que se encuentra detrás, la que se encarga de hacer todo aquello que no hace el primero”, explica el psicólogo Jaime Lira.
Quienes padecen el Síndrome de Wendy difícilmente controlan su propio rumbo en la vida, por lo que se enfocan en tratar de controlar la vida de otra persona. Frecuentemente el origen de este síndrome se encuentra en el pasado familiar de quien lo padece, que se sintió excluido y desprotegido, por lo que en la edad adulta compensa estas carencias  asumiendo el rol de los padres que no ha tenido. 


EL SÍNDROME DE CAMPANITA


La mujer que padece el Síndrome de Campanita es aparentemente triunfadora en el terreno laboral y exitosa lo social. Pero detrás de esta fachada, esconde un profundo miedo al compromiso. En general, consideran que los hombres no están a su altura.
Según afirma la psicoterapeuta Sylvie Tenenbaum, autora de un libro sobre el tema, las mujeres Campanita son, en el fondo son, personas que no se sienten queridas ni apreciadas por su entorno, no comprenden la vida tal como es, y están en un permanente  estado de cólera.Son mujeres que no se han sentido queridas por sus padres y se sienten un poco defraudadas por la educación que recibieron. Además, culpabilizan a sus madres, con quienes es posible que tengan una relación de rivalidad para poder revalorizarse ante los ojos de sus padres.


FINDING NEVERLAND

"Finding Neverland" es una película dramática estadounidense de 2004, dirigida por Marc Forster, protagonizada por Johnny Depp como James Barrie y Kate Winslet como Sylvia Davies. Se centra en la historia de  J. M. Barrie mientras escribía el clásico infantil "Peter Pan", con algunos toques de ficción, ya que la película sitúa el encuentro entre J.M. Barrie y Sylvia después de la muerte de su marido, Arthur Lewellyn Davies, y, en realidad, ambos se conocieron cuando aún estaba vivo. Arthur acudió, incluso, al estreno teatral de "Peter Pan". En "Finding Neverland", además, sólo aparecen cuatro niños Davies, y la muerte de Silvia sucede poco después del estreno teatral de la obra de Barrie.
Nominada a 7 premios Oscar, únicamente se llevó un galardón por la Mejor banda sonora original, obra de Jan A. P. Kaczamarek.

Hasta aquí, amables lectores, este pequeño esbozo sob
re una de mis historias favoritas. Me despido de ustedes con un maravilloso texto del poeta Leopoldo María Panero:

UNAS PALABRAS PARA PETER PAN

"No puedo ya ir contigo, Peter. He olvidado volar, y...
Wendy se levantó: él lanzó un grito de dolor..."
James Matthew Barrie, Peter Pan.

Pero conoceremos otras primaveras, cruzarán el cielo otros nombres -Jane, Margaret-. El desvío en la ruta, la visita a la Isla-Que-No-Existe, está previsto en el itinerario. Cruzarán el cielo otros nombres hasta ser llamados, uno tras otro, por la voz de la señora Darling (el barco pirata naufraga, Campanilla cae al suelo sin un grito, los Niños Extraviados vuelven el rostro a sus esposas o toman sus carteras de piel bajo el brazo, Billy el Tatuado saluda cortésmente, el señor Darling invita a todos ellos a tomar el té a las cinco). Las pieles de animales, el polvo mágico que necesitaba de la complicidad de un pensamiento, es puesto tras de la pizarra, en una habitación para ellos destinada en el n° 14 de una calle de Londres, en una habitación cuya luz ahora nadie enciende. Usted lleva razón, señor Darling, Peter Pan no existe, pero sí Wendy, Jane, Margaret y los Niños Extraviados. No hay nada detrás del espejo, tranquilícese, señor Darling, todo estaba previsto, todos ellos acudirán puntualmente a las cinco, nadie faltará a la mesa. Campanilla necesita a Wendy, las Sirenas a Jane, los Piratas a Margaret. Peter Pan no existe. «Peter Pan, ¿no lo sabías? Mi nombre es Wendy Darling». El río dejó hace tiempo la verde llanura, pero sigue su curso. Conocer el Sur, las Islas, nos ayudará, nos servirá de algo al fin y al cabo, durante el resto de la semana. Wendy, Wendy Darling. Deje ya de retorcerse el bigote, señor Darling, Peter Pan no es más que un nombre, un nombre más para pronunciar a solas, con voz queda, en la habitación a oscuras. Deje ya de retorcerse el bigote, todo quedará en unas lágrimas, en un sollozo apagado por la noche: todo está en orden, tranquilícese, señor Darling.

Buenas tardes.

Ilustración 1: Mabel Lucie Attwell
Ilustración 2: Heather Theurer
Ilustración 3: Gaby Zermeño
Ilustración 4: Ivan Kravets
Ilustración 5: Libico Maraja
Ilustración 6: Los hermanos Llewelyn Davies
Ilustraciones 7, 8 y 9: Walt Disney
Ilustración 10: Poster de "Finfing Neverland" (Marc Forster, 2004)


miércoles, 23 de agosto de 2023

LA LECCIÓN DE ANATOMÍA


LA LECCIÓN DE ANATOMÍA

“Las culturas sexualmente progresivas nos dieron las matemáticas, la filosofía, la literatura, la civilización y el resto. En cambio las sociedades sexualmente restrictivas produjeron la Edad Media y el Holocausto.
Alan Moore

Dando vueltas por Internet, como es mi insana costumbre, me encontré con varios sitios web (entre ellos el inefable Entre Mujeres), que se han hecho eco de la palabra sapiente del doctor Juan Carlos Kusnetzoff, autor del libro “La mujer sexualmente feliz. Del mito a la verdad científica”, e intentan derribar algunos mitos que todos  y todas tenemos arraigados en nuestro arcaico  pensamiento. Como a las mujeres no nos viene nada mal esto de derribar falsas creencias acerca de nuestra sexualidad y a los hombres, tampoco, hoy les acerco esta lista de adulterinas afirmaciones borradas de un plumazo por el doctor Kusnetzoff. De nada.


Mito 1: El hombre necesita más sexo que la mujer
No es así, señores. Esta frase, que más de un vivillo usó para justificar incontinencias y deslices varios, es tan falsa como una moneda de goma. Los hombres la han utilizado durante años,  poniendo cara de mártires y jurando que han tenido que salir a buscar fuera de casa entrepiernas ardientes porque biológicamente ellos necesitaban más y sus mujeres menos y no querían atosigarlas. Qué sátrapas. “Biológicamente la mujer está capacitada para vivir con plenitud todas las etapas de la relación sexual (deseos, placer, orgasmo) en forma equivalente, si no similar, al hombre”, aclara Kusnetzoff.
Mito 2: El himen se rompe al perder la virginidad
Según el especialista, muchos hombres y mujeres imaginan al himen como un muro lacrado, infranqueable si no es por medio de la penetración. Algo que se tiene que romper, como si fuera de porcelana china. Pero no es así, mis queridos ignorantes. El himen es elástico y ya viene con un orificio de fábrica, que es el que permite que las mujeres vírgenes puedan, por ejemplo, usar tampones. En la primera vez, el orificio del himen se agranda.
Mito 3: El punto G es difícil de encontrar
“Casi siempre se constata que la zona es fácil de estimular, en especial, con los dedos del compañero”, afirma un optimista Kusnetzoff. ¿Cómo encontrar el esquivo puntito? Basta con deslizar el dedo dentro del conducto vaginal y efectuar una leve presión hacia arriba. Se siente como una pequeña rigurosidad o montañita. ¿Vieron qué fácil? Parece que lo que es difícil no es encontrar el punto G sino encontrar un señor que lo encuentre, valga el trabalenguas. Nuestra escritora amiga, Isabel Allende, postula que el punto G está en los oídos. Se ve que ella tampoco encontró un señor que se lo encontrara en otro lado.
Mito 4: Todo el clítoris está a la vista
No se equivoquen, señores. Lo que se ve a simple vista sólo es la punta del iceberg. “El clítoris está formado por un tronco y una zona más abultada, el glande, que es lo único visible bajo los labios menores”, detalla el doctor. “La estimulación tanto del tronco como del glande provoca su erección y aumento del volumen”, agrega.
Mito 5: Todo pasa en el mismo orificio
Muchas personas confunden la uretra con la vagina y piensan que hay un solo orificio, cuando, en realidad, hay dos, “uno que permite la evacuación de la orina (el meato uretral) y otro que comunica la vagina con el exterior (el orificio vaginal o himeneal), por donde se evacua la sangre menstrual, se realiza el parto y penetra el pene en la relación coital”, explica el sexólogo.
Mito 6: El placer pasa por los genitales
El doctor reconoce que el clítoris y los labios menores producen placer al estimularse. Pero no son las únicas fuentes de placer del cuerpo femenino: “en la mujer otras partes del cuerpo son erógenas: la cara interna de los muslos, los pezones, la boca, las orejas, el cuello, etc.” No las olvidemos. Tampoco olvidemos que, muchos sabios y filósofos, sostienen que el órgano sexual por excelencia es el cerebro. Y que de poco valen labios y clítoris si el cerebro no está suficientemente estimulado.
Mito 7: Las mujeres con senos pequeños son frías
Debo confesar que esta pavada no la había escuchado nunca. Creer que las tetonas son piras humanas  y las menos dotadas pectoralmente, damas de las nieves, es, según Kusnetzoff “una tontería”. “Varones y mujeres tendemos a asociar los grandes pechos (y en general la figura voluptuosa) con un temperamento apasionado”. Basándonos sólo en el prejuicio, agrego yo. El padre de todos los males.
Mito 8: Hay penes que no se adaptan a la vagina
Ningún pene es tan descomunal ni ninguna vagina tan estrecha como para que suceda esto. Tuerca/tornillo. La naturaleza es sabia.
Mito 9: Hay vaginas muy cortas
No. No hay vaginas muy cortas. Ya les dije que la naturaleza es sabia. Existe sí, el vaginismo que es una afección que dificulta el coito, debido a la contracción involuntaria de los músculos del tercio inferior de la vagina. Cuyas causas son psíquicas (ya hablamos de lo mucho que el cerebro tiene que ver con el buen sexo).
 Mito 10: Fuimos creadas para reproducir
Durante siglos nos hicieron creer que las damas fuimos concebidas por Dios o por la Naturaleza como estúpidas probetas a las que nos estaba vedado todo atisbo de placer erótico.  “Los genitales poseen, tanto en hombres como en mujeres, la doble función de reproducción y placer sexual”, dice Kusnetzoff. “Los ovarios segregan dos hormonas: los estrógenos y la progesterona, que determinan los caracteres sexuales secundarios femeninos”, agrega el especialista.
Hasta aquí los 10 mitos derribados por la sapiencia del doctor Juan Carlos Kusnetzoff. Alguno más debe haber, porque la sexualidad femenina fue durante mucho tiempo un tema tabú. Yo he conocido, aunque parezca descabellado, chicas que creían que la primera vez que tenían sexo o si lo hacían de paradas no podían quedar embarazadas.
Me despido de ustedes con un texto de Manuel Puig sin desperdicio: “(...) Alguien inventó que el sexo podía ser fuente de mugre y de degradación. Penetrando a una señora se la degradaba. Se les podía haber ocurrido que de ese modo se la enaltecía, pero, por desgracia, eso no se le ocurrió a nadie. De modo que el peso moral del señor lo cargó la mujer. Si un hombre tenía grandes necesidades sexuales era un modelo de salud. Y si una mujer tenía necesidades sexuales incontroladas era ninfómana o, como decían en mi pueblo, tenía fiebre uterina.
Buenas tardes.