jueves, 25 de diciembre de 2014

LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: EL GRINCH


LAS VERDADERAS HISTORIAS DETRÁS LOS CUENTOS INFANTILES: EL GRINCH

"Los adultos son simplemente niños obsoletos."
Theodor Seuss Geisel

Muy buenas noches, amables lectores. Les acerco hoy la historia de un personaje infaltable en la parafernalia de diciembre: el Grinch.


EL GRINCH

"El Grinch" es un personaje de ficción creado por el Dr. Seuss. Su primera aparición fue en el libro infantil de 1957, "¡Cómo El Grinch robó la Navidad!" ("How the Grinch Stole Christmas!"), publicado por Random House Mondadori. Reapareció en 1966 en un especial de televisión con el mismo nombre basado en el libro, producido por MGM Animation/Visual Arts Studio y dirigido por Chuck Jones.
En 1977, Seuss respondió a las peticiones de sus fans que pedían más historias sobre el Grinch, y escribió "Halloween Is Grinch Night", un especial de Halloween para la CBS. Tal como su predecesora, esta secuela fue premiada con un Emmy. En 1982Marvel produjo el corto "The Grinch Grinches the Cat in the Hat", el cual fue coproducido por Dr. Seuss, bajo su verdadero nombre, Ted Geisel. Esta tercera aparición del personaje generó otros dos premios Emmy.
El Grinch es una criatura peluda y cascarrabias con un corazón "dos tallas menor" que vive en una cueva en lo alto de una montaña, de 910 metros al norte de Villaquién (Whoville), el hogar de los felices y afectuosos Quién (Who). Su única compañía es su fiel perro, Max. 
El término grinch suele utilizarse como sinónimo de grouchy (gruñón). 


"¡CÓMO EL GRINCH ROBÓ LA NAVIDAD!"

Desde su guarida, en lo alto del Monte Crumpit, el Grinch puede oír los ruidosos preparativos navideños que tienen lugar en Villaquién. Envidioso de la alegría de los Quienes, planea bajar al pueblo, y robar todos los adornos y regalos navideños, e impedir que llegue la Navidad. Sin embargo, descubre que, a pesar de haber conseguido robar todos los regalos y adornos de los Quién, la Navidad llega igualmente. Entonces se da cuenta de que la Navidad es mucho más que regalos, adornos y banquetes. Su corazón se hace tres veces más grande, devuelve todos los regalos y adornos, y es recibido afectuosamente en la comunidad de los Quién.


EL AUTOR

Theodor Seuss Geisel nació el 2 de marzo de 1904 en Springfield, Massachusetts, donde su padre Theodor Robert Geisel se ocupaba de supervisar el zoológico de Forest Park y su madre Henrietta Seuss se hacía cargo del hogar. La familia tenía origen alemán.
Durante su juventud asistió al Dartmouth College, una universidad privada ubicada en HanoverNuevo Hampshire. Allí colaboró con la revista humorística estudiantil “Jack-O Lantern”, de la que llegó a ser Editor en Jefe. Sin embargo, cuando las autoridades de la institución descubrieron una fiesta clandestina organizada por Theodor durante el período de ley seca, lo obligaron a renunciar a todas sus actividades extracurriculares. Theodor buscó la forma de continuar participando en la revista.  Ya que se le había sido prohibido escribir para la “Jack-O Lantern”, siguió colaborando con sus dibujos, firmados con distintos seudónimos, entre ellos Dr. Theophrastus Seuss.
Al terminar sus estudios en Dartmouth, Theodor asistió al Lincoln College, en Oxford, Inglaterra, buscando doctorarse en literatura. Allí conoció a Helen Palmer, quien en 1927 se convirtió en su primera esposa. Ese mismo año la pareja abandonó sus estudios y regresó a Estados Unidos. La aspiración de Dr. Seuss era convertirse en profesor, pero cuando Helen vio sus dibujos le dijo: “Estás loco, tú no quieres ser profesor, lo que en verdad deseas es dibujar.” Decidió, entonces, ser caricaturista de tiempo completo, y envió varias de sus ilustraciones a varias publicaciones y revistas, incluyendo “LIFE” y “Vanity Fair”, firmando los dibujos con el seudónimo de Seuss (el Dr. fue un homenaje a los deseos de su padre, que anhelaba que él obtuviera un doctorado en Oxford).
Dr, Seuss alcanzó fama nacional gracias a su participación en la campaña publicitaria del insecticida Flit. Según una anécdota  recogida en el libro de Judith y Neil Morgan, “Dr. Seuss y Sr. Geisel: Una Biografía” (Dr. Seuss and Mr. Geisel: A Biography”, 1995), la esposa de un ejecutivo de publicidad que manejó la cuenta de la empresa Standard Oil  Company's vio los dibujos de Seuss y convenció a  su esposo de contratar  al artista, inaugurando así una campaña de 17 años de anuncios cuyo motivo siempre se repite: "¡Rápido, Henry, el Flit!", frase que se convirtió en un lema popular. 
Debido a que la campaña de Flit le impuso muchas limitaciones en su contrato  (le prohibía escribir en periódicos, editoriales y demás), Dr. Seuss se inclinó por la literatura infantil: “Después de revisar mi contrato me di cuenta que la literatura para niños estaba excluida de las prohibiciones”, comentó cierta vez.
En 1936, cuando el escritor y su regresaban de un viaje por Europa, el ritmo de los motores del barco en el que se trasladaban le inspiró el poema que se convirtió luego en su primer libro, “Y pensar que lo vi por la calle Porvenir” (“And to Think That I Saw It on Mulberry Street”). Según los cálculos del escritor, el libro fue rechazado por más de veinte editoriales, pero un encuentro casual con un antiguo compañero de clase de Dartmouth facilitó que  Vanguard Press publicara la obra.
Dr. Seuss escribió tres libros infantiles más antes de que empezara la Segunda Guerra Mundial, dos de los cuales se encuentran redactados en prosa, cosa atípica en los textos del autor. Cuando se inició la guerra, se dedicó a la creación de caricaturas de temática política, y dibujó más de 400 tiras en dos años como caricaturista editorial del “PM”, un periódico izquierdista de Nueva York. Estas caricaturas, publicadas en 1999 en el libro “Dr. Seuss va a la Guerra” (“Dr. Seuss Goes to War: The World War II Editorial Cartoons of Theodor Seuss Geisel”), de Richard H. Minear, se oponían a Hitler y Mussolini y hacían hincapié en los efectos nocivos del racismo en tiempos de guerra. Dr, Seuss apoyaba incondicionalmente al presidente Roosevelt, y atacaba a quienes se oponían a su figura.
En 1942, Dr. Seuss dibujó posters para el Departamento del Tesoro y la Junta de Producción de Guerra. En 1943, se unió a las Fuerzas Armadas y fue comandante del Departamento de Animación de la Primera Unidad de Películas de las Fuerzas Armadas de los Estados Unidos. Después de la Guerra, regresó a trabajar en libros infantiles y escribió lo que muchos consideran sus mejores trabajos, incluyendo títulos como: "Si yo dirigiera el Zoológico" ("If I ran the Zoo", 1950), "¡Súper huevos revueltos!",  ("Scrambled Eggs Super!", 1953),  "¡Más allá cebra!" ("On Beyond Zebra!", 1955), "Si yo dirigiera el circo" ("If I ran the Circus" , 1956) y "¡Cómo El Grinch robó la Navidad!" ("How the Grinch Stole Christmas!", 1957).
En mayo de 1954, la revista Life publicó un reportaje sobre las dificultades que tenían los niños de las escuelas para leer correctamente porque sus libros eran aburridos. El publicista de Dr. Seuss, William Spaulding, creó una lista de 400 palabras y le pidió al escritor que la redujera a 250 y escribiera un libro donde sólo utilizara las que había seleccionado. Con esta premisa, nueve meses después, Dr. Seuss completó El gato en el sombrero (“The Cat in the Hat”, 1957). El libro contó con los dibujos característicos de Dr. Seuss  y todo el poder imaginativo de sus trabajos anteriores, pero gracias a la simplicidad de su léxico pudo ser disfrutado por lectores principiantes. Entre 1957 y 1960 la obra vendió un millón de copias.
En octubre de 1967 Helen Palmer, quien padecía cáncer desde hacía varios años, se enteró de la aventura de su esposo con una amiga casada y más joven, Audrey Stone Diamond. Poco después se suicidó. Dr. Seuss quedó devastado, pero Audrey estuvo a su lado y lo ayudó a superarlo. Se casaron el 21 de junio de 1968 y permanecieron juntos hasta el fallecimiento del escritor, el  24 de septiembre de 1991.


CHRYSANTHEMUM-PEARL

A pesar de haber dedicado gran parte de su vida a escribir libros para niños, Dr. Seuss nunca tuvo hijos. Su primera esposa, Helen Palmer, tuvo que someterse a una operación para extirparse los ovarios, por lo que le fue imposible concebir descendencia. El matrimonio decidió afrontar esta situación, sumamente dolorosa para ellos, con una actitud acorde a la desbordante imaginación de Dr. Seuss: inventaron una hija imaginaria llamada Chrysanthemum-Pearl.
Ted Helen presumían de las maravillosas habilidades de su hija imaginaria: podía usar crema de chocolate para elaborar estofado de ostras y poseía un talento sobrehumano para la costura. Fue incluida en algunas de las postales navideñas de los Geisel y el libro “Los 500 sombreros de Bartolomé Cubbins” (“The 500 Hats of Bartholomew Cubbins”, 1938incluyó una dedicatoria a ella: “A Chrysanthemum-Pearl, de 89 años de edad, hacia 90”.
Chrysanthemum-Pearl no fue la única niña imaginaria que Dr. Seuss y su esposa incluyeron en sus postales navideñas. Su biógrafo Philip Nel, autor de “Dr. Seuss: American Icon” (2005), añade unos cuantos nombres más a la lista: Norval, Wally, Wickersham, Miggles, Boo-Boo y Thnud. En una ocasión, incluso, los Geisel hicieron que seis niños del barrio posaran con ellos para una de esas postales.
Aunque Dr. Seuss no manifestó nunca de forma explícita la frustración que le provocaba el hecho de no tener hijos, sí dejó pistas de la misma en algunas de sus obras. Escribió dos historias abordando el tema de la adopción: el relato corto “Matilda, la elefanta con complejo de madre”  ("Matilda, the Elephant with a Mother Complex", 1938) y “Horton empolla el huevo” (“Horton Hatches the Egg”, 1940).


¿QUIÉN ERA EL GRINCH?

Algunos escritores, incluyendo al propio Dr. Seuss, han establecido una suerte de identificación entre el Grinch y su creador. Thomas Fensch, autor de “The Man Who Was Dr. Seuss. Woodlands: New Century Books” (2001), y Charles Cohen, autor de “The Seuss, the Whole Seuss, and Nothing But the Seuss: A Visual Biography of Theodor Seuss Geisel” (2004), señalan en sus obras que el Grinch lamenta haber tenido que soportar a los Quién festejando la Navidad durante 53 años, exactamente la edad que Dr. Seuss tenía cuando dio vida al personaje. Fensch comenta, además, que el Grinch es el primer adulto y el primer villano en ser un personaje principal en un libro de Dr. Seuss, mientras que Cohen afirma que la matrícula del automóvil del escritor era GRINCH.
El propio Dr. Seuss habló de la conexión  con el Grinch, en  un artículo de 1957 publicado por la revista “Redbook: "Me estaba cepillando los dientes en la mañana del 26 de diciembre pasado cuando noté un semblante muy gerinchesca en el espejo. ¡Era Seuss! Así que escribí sobre mi amigo, el Grinch, para ver si podía redescubrir algo sobre la Navidad que obviamente había perdido".
Lark GrayDimond-Cates, hijastra de Dr. Seuss, declaró en un discurso en 2003, cuando el Servicio Postal de EE. UU. reveló un sello en homenaje a su padrastro:  "Siempre pensé que el Gato era Ted en sus días buenos, y el Grinch era Ted en sus días malos".


UN MONSTRUO  VERDE

En 1966, "¡Cómo El Grinch robó la Navidad!" obtuvo una segunda vida (y  la verdadera inmortalidad en la cultura pop) cuando CBS emitió un especial de televisión de la historia. El legendario director de dibujos animados de Warner Brothers, Chuck Jones, estuvo al frente del proyecto y fue quien decidió darle al Grinch su clásico color verde, ya que en el libro original las ilustraciones eran en rojo y blanco, con algo de rosa. Según Jones, el tono verde de Grinch era el mismo que el de los automóviles que alquilaba en el área de Washington-Baltimore.
En la película, los ojos de Grinch son originalmente rojos, y simbolizan astucia, misantropía y amargura. Cuando el personaje comprende el verdadero significado de la Navidad, sus ojos se vuelven azules, lo que indica un cambio de corazón.
El legendario actor Boris Karloff prestó su voz para el personaje, a pesar de que en un principio Dr. Seuss se opuso a la idea porque consideraba que podía resultar demasiado aterrador.
En el año 2000, el personaje cobró nuevo impulso con el estreno de la película "El Grinch" ("How the Grinch Stole Christmas"), dirigida por Ron Howard y protagonizada por Jim Carrey.

Hasta aquí, mis queridos, todo lo que tenía para contarles acerca de la verde criatura. Me despido de ustedes con un verdadero regalo de Navidad, una bonita traducción de la historia de Dr. Seuss.



Cómo el Grinch robó la Navidad

A cada Quien en la Villa de los Quién le gusta mucho la Navidad... ¡Pero al Grinch, quien vive al norte de la Villa de los Quién NO le gusta!

¡El Grinch odiaba Navidad! ¡Todo lo relacionado a la Navidad! Ahora, por favor, no preguntes por qué. Nadie sabe con certeza la razón. Podría ser que su cabeza no estuviera bien "atornillada". Podría ser, tal vez, que sus zapatos apretaran demasiado. Pero yo pienso que la razón más probable de todas podría haber sido que su corazón era dos veces demasiado pequeño.

Pero, cualquiera fuera la razón, su corazón o sus zapatos, se paró allí en Noche Buena, odiando a los Quienes, mirando fijamente hacia abajo desde su cueva con amargura, con el entrecejo fruncido hacia las cálidamente iluminadas ventanas del pueblo. Porque sabía que cada Quien en la Villa de los Quién estaba ocupado en ese momento en colgar una corona de muérdago. 

"¡Y están colgando sus medias!" gruñó con una mueca. "¡Mañana es Navidad! Ya casi está aquí". Luego, rezongó golpeteando sus amargados dedos nerviosamente. "DEBO encontrar una forma de evitar que la Navidad llegue"

Porque, mañana, el sabía... todos los Quien niñas y niños se despertarían muy de mañana. ¡Correrían hacia sus juguetes! y ¡Entonces! Oh, ¡El ruido! ¡Ruido! ¡Ruido! ¡Ruido! ¡Eso era lo que odiaba! ¡El RUIDO! ¡RUIDO! ¡RUIDO! ¡RUIDO!

Luego los Quienes, jóvenes y viejos, se sentarían ante un banquete. ¡Y festejarían! ¡Y festejarían! ¡Y FESTEJARÍAN!
¡FESTEJARÍAN!
         ¡FESTEJARÍAN!
                  ¡FESTEJARÍAN!  
Festejarían con Quien-budín, y la extraña bestia Quien-asada que era algo que el Grinch, como mínimo, no podía soportar.

¡Y ENTONCES, harían algo que a él le gustaría aún menos! Cada Quien en la Villa de los Quién, el alto y el bajo, se pararía uno bien cerca del otro, con campanillas de Navidad repiqueteando. Se tomarían de las manos. ¡Los Quienes comenzarían a cantar! 

¡Cantarían! ¡Y cantarían! 

¡Y CANTARÍAN! ¡CANTARÍAN! ¡CANTARÍAN! ¡CANTARÍAN!

Y cuanto más pensaba el Grinch en el Quien-canto de Navidad, más pensaba el Grinch "¡Debo terminar con todo esto! ¡Porque ya lo he soportado por cincuenta y tres años! ¡DEBO evitar que llegue Navidad! ... Pero ¿Cómo?"

Entonces tuvo una idea. ¡Una idea horrible! ¡EL GRINCH TUVO UNA MARAVILLOSA, HORRIBLE IDEA!

"Ya sé exactamente cómo hacerlo!" El Grinch rió con la garganta. Y confeccionó rápidamente un sombrero y un abrigo de Santita Claus. Y rió y cloqueó, "¡Qué gran truco amargado! Con este abrigo y este sombrero, me parezco a San Nico. Todo lo que necesito es un reno..."

El Grinch miró a su alrededor. Pero, como los renos eran escasos, no había ninguno para ser encontrado. ¿Detuvo aquello al viejo Grinch...? ¡No! El Grinch simplemente dijo "Si no puedo encontrar un reno, ¡fabricaré uno!" Por lo que llamó a su perro, Max. Luego tomó un hilo rojo y ató un gran cuerno sobre su cabeza. A continuación, cargó algunas bolsas y algunos viejos sacos vacíos en un trineo destartalado y lo amarró al viejo Max. 

Entonces el Grinch dijo "¡Adelante!" y el trineo comenzó a bajar hacia los hogares del pueblo en los cuales los Quienes dormían. Todas las ventanas estaban oscuras. La nieve calma llenaba el aire. Todos los Quienes soñaban dulces sueños sin preocupación.

Llegó a la primera casita de la cuadra. "Esta es la parada número uno", silbó el Claus amargado, y trepó al techo con bolsas vacías en su puño. Luego se deslizó por la chimenea. Un sitio una pizca estrecho. Pero, si Santa puede hacerlo, así puede el Grinch. Se atoró solamente una vez, por uno o dos momentos. Después se atoró la cabeza en la salida de la chimenea donde las pequeñas Quien-medias colgaban en fila. "¡Estas medias" sonrió "son lo primero en irse!"
Luego se deslizó y escabulló por toda la habitación con la sonrisa más desagradable de todas y se llevó cada uno de los presentes. Pistolas de juguetes, bicicletas, patines, tambores, tableros de damas, triciclos, pochoclo y ciruelas. Los metió en bolsas. Ágilmente, el Grinch metió todas las bolsas, una por una, en la chimenea.

Después, se escabulló hacia la heladera. ¡Tomó el banquete de los Quienes! ¡Tomó el Quien-budín!¡Tomó la bestia asada! Vació toda la heladera tan rápido como un rayo. ¡Incluso se llevó la última lata de Quien-cholate!

Metió toda la comida en la chimenea lleno de júbilo. "Y AHORA" gruñó el Grinch "Me ocuparé del árbol"

Y el Grinch tomó el árbol y comenzó a empujarlo cuando escuchó un ruidito como el "cuu" de una paloma. Se dio vuelta rápidamente y vio ¡un Quien diminuto! La pequeña Cindy-Lou Quien, que no tendría más de dos.

El Grinch había sido atrapado por la pequeñita hija de algún Quien que se había levantado de la cama por un vaso de agua fría. Miró al Grinch y dijo "Santita Claus, ¿Por qué?, ¿Por qué te llevas nuestro árbol de Navidad? ¿POR QUÉ?

Pero, sabes, aquel viejo Grinch era tan listo y tan astuto que pensó una mentira y la pensó muy rápido.

"Porque, mi querida nenita", el Santita Claus falso mintió, "Hay una luz en este árbol que no encenderá de un lado. Por eso, lo llevo a mi taller, mi querida. Allí lo arreglaré y luego lo traeré de regreso".

Y esta mentira engañó a la niña. Entonces, le acarició la cabeza, le consiguió la bebida y la envió a la cama. Cuando Cindy-Lou Quien fue a la cama con su vaso, él fue a la chimenea y metió el árbol.

Lo último que tomó fue el tronco para el fuego. Luego subió por la chimenea, el viejo mentiroso. En sus paredes no dejó nada más que ganchos y algunos cables. Y la única partícula de comida que dejó en la casa, fue una miga demasiado pequeña incluso para un ratón.

A continuación, hizo lo mismo en las otras casas de los Quienes y dejó migajas aún más pequeñas para los ratones de los Quienes.

Era un cuarto pasado el amanecer...
         Todos los Quienes estaban aún en la cama,
         Todos los Quienes aún dormían,
Cuando llenó su trineo, ¡lo llenó con sus regalos!¡Sus cintas! ¡Sus envoltorios! ¡Sus etiquetas!¡Y sus guirnaldas! ¡Sus adornos! ¡Sus ornamentas!

¡Trescientos pies hacia arriba! Viajó con su carga hacia la cima del monte Crumpit para deshacerse de ella.

"¡Bah-bah a los Quienes!" zumbaba amargamente. "Ahora están descubriendo que ninguna Navidad llegará. Se están despertando. Y sé justo qué harán. Se quedarán con la boca abierta un minuto o dos. Luego los Quienes de la Villa de los Quién llorarán Bu-ju." 

"Ese sonido", gruñó el Grinch, ", tengo que oírlo". Por eso hizo una pausa. Se colocó una mano en la oreja y escuchó el sonido que subía por la nieve. Comenzó bajo pero luego creció...

¡Pero aquel sonido no era triste! Porque aquel sonido sonaba feliz.¡No podía ser!.¡Pero ERA feliz! ¡Muy!

Miró fijamente la Villa de los Quién. Al Grinch se le saltaron los ojos y se sacudió. ¡Lo que vio fue una sorpresa chocante! ¡Cada Quien de la Villa de los Quién, el alto y el bajo, estaba cantando! ¡Sin que hubiera regalo alguno! NO HABÍA evitado que la Navidad llegara ¡HABÍA LLEGADO! De algún modo u otro, llegó de todas maneras.

Y el Grinch, con sus pies amargados congelados en la nieve, se quedó parado. Desconcertado, se rompía la cabeza: "¿Cómo podía ser? Llegó sin cintas. Llegó sin etiquetas. ¡Llegó sin paquetes, cajas o bolsas!" Y se rompió la cabeza tres horas, hasta que tanto pensar le dolió. Entonces, el Grinch pensó algo que no había pensado antes."Tal vez la Navidad", pensó, "no viene de una tienda. Tal vez la Navidad... a lo mejor... significa algo más".

¿Y que sucedió luego...? Bueno... en la Villa de los Quién dice que el pequeño corazón del Grinch aumentó tres veces su tamaño aquel día. Y en el minuto que su corazón no se sintió tan estrecho, silbó con su carga a través de la clara y brillante mañana, y devolvió los juguetes. Y la comida para el banquete. Y él... ¡ÉL MISMO!... El Grinch, trinchó una bestia asada.



Imagen 1:Chuck Jones 
Imágenes 2 y 3: Dr. Seuss
Imágenes 4 y 5: Fotografías de Theodor Seuss Geisel
Imagen 6: Fotograma de la película "How the Grinch Stole Christmas" (2000) 
Imagen 7: Chuck Jones
Imágenes 8 y 9: Fotograma de la película "The Grinch" (2018) 


miércoles, 17 de diciembre de 2014

LA BOMBACHA ROSA


LA BOMBACHA  ROSA

 “Nunca he entendido la ropa interior sexy. Quiero decir, ¿Cuál es el punto? El chico sólo va a quitársela.” 
Candace Bushnell

Se acerca la Navidad y, como todos los años, el mundo capitalista comienza a pensar en los regalos: juguetes para los más chiquitos y, para damas y damitas en edad de merecer, las infaltables bombachas de color rosa. Vedettinas, culottes, cola-less, de algodón, de lycra, de gasa, de satén, de encaje, trasparentes, bordadas, lisas, rayadas, estampadas, puntillosas, todas son buenas a la hora de cumplir con esta simpática tradición tan instalada en los festejos navideños como el arbolito decorado, el pan dulce y las trifulcas con primos borrachos y cuñadas mete cizaña. 
Las bombachas de color rosa son, tradicionalmente, regalos de abuelas, tías o madres. Por superstición o por costumbre, este rito cordial, tal como la receta del vitel toné, se transmite de generación en generación. Según la creencia popular, la bombachita rosa nos debe ser obsequiada por una mujer con la que compartimos la mesa de Nochebuena. El origen del ritual no es demasiado claro: para algunos tiene un tufillo  pagano y está ligado a la procreación y la fertilidad y  para otros, se relaciona con una práctica de los cristianos quienes,  el tercer domingo de Adviento (período que señala el comienzo del año litúrgico cristiano y comprende las cuatro semanas anteriores a la Navidad), encendían una vela rosa como símbolo del júbilo que les generaba la llegada de Jesús al mundo. Según la lictomancia -arte de la adivinación de sucesos por medio de la observación del comportamiento de las velas- el rosa es un color que atrae a la buena suerte y se usa especialmente para resolver conflictos relacionados con los asuntos del corazón.
Algunos historiadores creen que el uso de la bombacha rosada en tiempos festivos está ligado a las tradiciones de la moda victoriana o a las celebraciones navideñas alocadas y excéntricas de la Belle Epoque, en las que era consigna vestirse de rosa de la cabeza a los pies, incluyendo la ropa interior. Para ese entonces, tal como ustedes imaginarán, las prendas interiores eran totalmente diferentes a las actuales: calzones largos, realizados en muselina y adornados con puntillas, lazos y cintas. Todas las mujeres vestían según esa moda poco sexy y bastante engorrosa. En las primeras décadas del siglo XX, las bombachas fueron acortándose y entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial, aparecieron materiales como el nylon, que revolucionaron el mundo de la ropa interior. 
Se presume que la bombacha que una dama recibe como regalo el 24 de diciembre (o el 25) debe ser estrenada la noche del 31 para que la prosperidad y la buena suerte no falten en el año que se inicia. Aunque quienes relacionan esta costumbre con la fertilidad sostienen que la bombacha debe ser estrenada el mismo 25.  
Dicho todo lo que había que decir sobre el tema, me despido de ustedes con un pensamiento de la escritora, feminista y patriota francesa Marie-Anne de Bovet: “¡Cuántas mujeres deben la preservación de su virtud a que en el momento fatal e imprevisto... se acordaron de que ese día su ropa interior estaba descuidada!”

Buenas tardes. 

jueves, 20 de noviembre de 2014

75 VERDADES SOBRE ELLOS – III


75 VERDADES SOBRE ELLOS – III

“¿Qué impide decir la verdad con humor?” 
Quinto Horacio Flaco

Caras lectoras, después de haber encarado junto a ustedes, a la revista Cosmopolitan  y a sus doctos especialistas 50 verdades sobre ellos  con moderado éxito, estoy en condiciones de culminar esta empresa en la que me embarqué tan alegremente y transitar las 25 verdades restantes, siempre en pos de favorecer a la comunidad femenina y de echar luz sobre las zonas oscuras de los hombres que supimos conseguir.
Vayan anotando.

75 VERDADES SOBRE ELLOS – III

Sin más preámbulos (la verdad y hablando de verdades,  ya no sé qué decir) paso a enumerar las últimas 25 verdades así termino de una vez por todas.

51) ¿Por qué un hombre no se da cuenta de que su amiga está enganchadísima con él? La Cosmo, sabiamente, nos informa que el susodicho sí sabe que la amiga muere por su persona, pero que se hace el burro porque la admiración de la damita en cuestión es un mimo enorme para su autoestima. Lo mejor, en estos casos, es no ser tan obvia. Una mujer ahogándose en baba por un amigo esquivo da pena.

52) ¿Por qué mi novio no se veía contento cuando le regalé una remera? Porque sos una estúpida, nena.  Tenés un ejército de especialistas Cosmo para despejar tus dudas sobre ellos y lo desperdiciás preguntando boludeces. La Cosmopolitan asegura que una encuesta reciente demostró que  los hombres se sienten en deuda (y no agradecidos)  cuando reciben un obsequio y es por eso que el novio de la chica Cosmo le puso cara de culo a la remera.  Yo disiento con estas apreciaciones, un poco por mi espíritu de contradicción y otro poco porque desconfío de las encuestas.  Si la damita en cuestión le hubiera regalado a su media naranja una Xbox 360, una PlayStation 4 o una Wii,  el muchacho tendría una sonrisa de oreja a oreja y estaría más agradecido que perro adoptado. Ya se sabe que los hombres no maduran más.

53)  ¿Debo preocuparme porque a veces se ve con su ex?  “No, siempre que te incluya en el encuentro”, dice la Cosmo. Aquí también me permito disentir con la revista y con los eruditos abocados a esclarecer las dudas femeninas: la única razón viable para que un hombre se vea con su ex es tener hijos en común. Si no hay hijos, lo más sano es que cada uno siga su ruta y si te he visto no me acuerdo. ¿Para qué querría alguien verse con un/a ex? No me vengan con el bolazo de la amistad porque no me van a convencer.

54) ¿Por qué él se paraliza cuando quiero que tengamos una conversación seria? Fácil: porque los hombres huyen de las conversaciones y huyen de las cosas serias. Y, según la Cosmo, porque a ellos los aterran los escándalos y temen que la conversación tome el rumbo de los tomates y termine en pandemónium. La verdad, es lindo esto de saber que a los hombres los intimidan los escándalos.  Para ser muy escandalosa cuando se lo merezcan.

55) ¿Es mala señal que sus amigos me caigan pésimo? La Cosmo dice que sí, porque si odiamos a los amigos de nuestro tórtolo vamos a tener un foco de conflicto de por vida. Yo digo que no, porque odiar a los esbirros del masculino que supimos conseguir es la cosa más natural del mundo y todas las mujeres odiamos a esos sátrapas que se interponen entre nuestra media naranja y nos.

56) ¿Por qué cuando está nervioso o tiene un problema, se aísla? Parece que, cuando un varón se estresa, la actividad en el área del cerebro que lo ayuda a relacionarse con otros disminuye. Por esta razón científica es que, cuando ellos tienen un quilombo en el trabajo o alguna preocupación extra, no quieren relacionarse con nosotras. No es personal, son cosas del intrincado cerebro masculino que sí, existe.

57) ¿Cómo debo reaccionar si él se angustia? Para serles del todo sincera, mis queridas, a mí los hombres que se angustian mucha gracia no me hacen. Para angustiada estoy yo, que voy por la vida poniendo los ojos en blanco y retorciendo pañuelos.  Pero si ustedes son capaces de tolerar a un hombre que se angustia sigan los consejos de la Cosmo: para un ataque de congoja nada mejor que un abrazo. El contacto físico hará que el martirizado en cuestión se sienta mucho mejor.

58) ¿Mi chico va a avisarme cuando quiera que deje mi ropa en su casa? Si estás esperando que tu chico te diga, entre serpentinas y papel picado: “¿Cuándo te mudás conmigo?”, olvídalo. Él jamás te lo dirá. La única manera de instalarse en la casa de un hombre es hacerlo sutilmente: hoy dejo un cepillo de dientes, mañana una bombacha… Y cuando el tipo se quiere acordar ya lo tapamos con nuestras porquerías.  Los especialistas dicen que no es necesario que el pibe te diga nada, pero que si te quedás a dormir más de dos veces por semana en su casa, dejar unas pilchas  allí se cae de maduro. Resuelto este punto, paso a instalar entre mis lectoras un interrogante que me atormenta: “¿De qué, o mejor dicho de quién, viven los hoteles alojamiento?”. Porque las chicas duermen en las casas de los chicos. Los novios, en las de las novias. Las señoras (solas), en las de los señores (solos). Y yo no he visto que ningún telo se fundiera por falta de clientes. La única respuesta posible es que estos garitos viven de la trampa y de los tramposos. De los infieles, bah. Que deben ser muchos más de lo que dicen las encuestas de la Cosmo y muchísimos más de lo que una se imagina.

59) ¿Cómo hago para encarar a un desconocido? “Decile: ‘Hola, soy Fulana’, y elogiá algo de su look”, aconseja la Cosmopolitan, que no tiene vergüenza.  Como yo jamás encararía a un desconocido, por una cuestión de sobriedad y educación, y sólo me limitaría a desparramar una pila de libros o de papeles en las narices del susodicho para que me ayude a recogerlos, no puedo poner en tela de juicio lo que dice la Cosmo.

60) ¿Por qué, cada vez que salimos, mi novio me pide que elija a dónde ir? Les juro por Dior (por Gucci y por Chanel) que yo no entiendo a la chica Cosmo. Debería dar gracias a los dioses por poder elegir a dónde quiere ir cada vez que la sacan a variar. Aunque ella, inmersa en su mundo de coqueta ignorancia no lo sepa, se está ahorrando ver en el cine “Duro de matar 525” o “Rápido y furioso 702”.  En su pequeña vida habrá muchas menos explosiones, muchas menos persecuciones automovilísticas y casi ningún Big Mac. Los especialistas, que tienen respuesta para todo, aseguran que el hombre que no elige el lugar donde ir con su pareja, teme cometer un error. Y hace muy bien en temer. Muy bien.

61) ¿Por qué ellos necesitan dormir con el aire acondicionado el mango? Parece que, si bien los varones y las mujeres tenemos la misma temperatura corporal, la de nuestra piel es ligeramente menor.  Una respuesta que no aporta demasiado a la vida de la pareja, salvo que se trate de una yunta tan vacua que sus grandes despelotes pasen por la temperatura ambiente.

62) ¿Para qué me llama por teléfono, si no tiene nada nuevo para contarme? La Cosmo dice que lo hace porque él cree que es lo que vos querés, pero yo opino de manera mucho más dura: lo hace para controlarte.  Para saber dónde y con quién estás. Y haciendo qué. Para eso están los teléfonos celulares de última generación, ¿no? Y las redes sociales. Para espiarnos. La verdad, yo detesto hablar por teléfono. Mucho más, por teléfono celular. Muchísimo más recibir llamadas apremiantes mientras estoy almorzando con una amiga o depilándome la entrepierna.  Trato de que no me controlen, porque no me gusta, y trato de no controlar, porque tampoco me gusta. Jamás le pegaría al vehículo de mi consorte una de esas  calcomanías inmundas donde aparecen mamá, papá, el nene y el perro y tienen como único y malvado fin dejar bien clarito que el señor sentado detrás del volante está comprometido. A mí que no me llamen.

63) Él se bajonea cuando su equipo pierde. ¿Qué puedo decirle para animarlo? Hay muchas y muy variadas cosas para decirle a un señor desanimado porque es de River. Lo de la B indeleble es una guachada.

64) ¿Es importante para mi novio que me lleve bien con su mamá? La Cosmopolitan dice que sí, que es importante, que nuestro hombre no espera que seamos carne y uña con esa vieja de miércoles pero que, por lo menos, nos tratemos con cordialidad y respeto.  

65) ¿Qué hago para que él sepa que quiero un segundo round sexual? “Acariciá la parte superior de su muslo interno: esa zona está llena de terminaciones nerviosas que conectan con sus genitales”, dice la Cosmo. Sería bueno que, alguna vez, alguna revista le aconsejara a las mujeres verbalizar sus necesidades. Hablar no puede ser tan difícil.

66) ¿Por qué algunos tipos dicen cosas muy desubicadas cuando tratan de seducirnos? Toda la vida creí que lo hacían porque eran unos imbéciles, pero parece que hay una razón mucho más compleja para que ese señor que trata de conquistarnos diga una burrada tras otra: si rechazamos al desubicado, él asumirá que no lo rechazamos a él sino a una frase poco feliz.  Y su autoestima saldrá ilesa del fracasado lance amoroso.

67) ¿Qué buscan ellos cuando revisan mi perfil de Facebook? Toooooooooodooooooooo. Buscan información (salvo los que me lo revisan a mí, hijo y marido, que buscan fotos de Jared Padalecki en sunga para reírseme en la cara).

68) ¿Por qué a él le cuesta tanto darse cuenta de que estoy ofendida o enojada por algo? Ante este interrogante yo me inclinaría a responder: “Se da cuenta, nena. Se hace el boludo para pasarla bien.” Pero no. Parece que también hay una explicación científica para este comportamiento deleznable: “En los varones, el área del cerebro que ayuda a reconocer un problema (el corpus callosum) no es tan activa.” Ah.

69) ¿Cuál es la mejor forma de pedirle que haga alguna tarea de la casa? Qué ingenuos son los especialistas algunas veces. Piensan que con un piropo doméstico del tipo “¡Qué sexy te queda la escoba!” una va a conseguir que un hombre se ponga a barrer. Los hombres detestan hacer cualquier tarea del hogar y están convencidísimos de que es nuestra responsabilidad conseguir que el cuchitril donde hacemos nido sea un lugar más o menos habitable.

70) No quiso acompañarme a un recital porque tenía sueño, pero me mandó SMS toda la noche.  ¿Cómo se entiende? ¡Nena, apagá el teléfono de una puta vez! Para él, mandar mensajitos invasores es una forma de marcar territorio. Si fuera un perro te haría pis encima, pero como es un varón te atormenta con el teléfono y, de ese modo, se hace visible aún donde no es visible y deja claro que vos sos de su propiedad.

71)  ¿Por qué prefiere mandarme un SMS en vez de llamarme? “Porque le resulta más fácil escribir que hablar.” Creo que por fin encontré mi costado masculino.

72) ¿Qué es lo que les fascina tanto del porno? La Cosmo nos aclara (por enésima vez) que a la hora del erotismo ellos responden mejor a los estímulos visuales. Además, si hay una teta de por medio, los hombres hacen caso omiso a cualquier argumento, así que no se aburren como nosotras, que esperamos que en medio de una orgía aparezca Hamlet con el “To be, or not to be”.

73) ¿Por qué tienen un comportamiento infantil cuando se enferman? Según una encuesta lo hacen para generar más simpatía, así que estaría muy bien que alguien les avisara que les está saliendo el tiro por la culata y que para enfermos demandantes, caprichosos e insoportables ya tenemos a nuestros hijos.

74) ¿Qué puedo hacer para que baje los decibeles cuando discutimos? “Apoyá tu mano en la zona alta de su hombro”, aconseja la Cosmopolitan y nos asegura que este contacto los calmará inmediatamente. Cosa ‘e Mandinga.

75) ¿Qué es lo que quieren escuchar después de hacerlo? “¡Guau!”, dice la Cosmo.Puede ser, puede ser. Pero un ¡Guau! no es para cualquiera. Es para el señor que se esmeró y trabajó a conciencia. Tampoco vamos a ir por la vida regalando nota.

Dilucidadas ya las 75 verdades sobre ellos prometidas por la Cosmopolitan, doy por terminado el tema esperando que estas exactitudes aquí expuestas las ayuden a lidiar con el macho que les arrastra el ala. Déjenme decirles que, para mi gusto, estas 75 verdades contienen demasiadas justificaciones científicas para el comportamiento  ignominioso  de algunos varones, por lo que deduzco que los especialistas que intentaron evacuar nuestras inquietudes son hombres. De otro modo, no se explica tanta corteza cerebral, tanto hipotálamo y tanto corpus callosum.
Para despedirme, caras mías, les dejo unas palabras de Georg Christoph Lichtenberg, científico alemán que a finales del siglo XVII  se codeó con la crème de la crème: Resulta imposible atravesar una muchedumbre con la llama de la verdad sin quemarle a alguien la barba.”

Espero no haber chamuscado a nadie.