lunes, 28 de octubre de 2013

MISTERIOSA BUENOS AIRES VIII


MISTERIOSA BUENOS AIRES VIII

"Yo soy un cacho de Buenos Aires."
Tita Merello

Buenas noches, amables lectores. Aquí estoy con una nueva entrega de la saga "Misteriosa Buenos Aires". Disfruten.


-El Palacio de los Bichos (Campana 3220, Villa del Parque)

El palacio de los bichos o El castillo de Villa del Parque es una mansión ubicada en la calle Campana 3220, barrio de Villa del ParqueBuenos Aires. Es una construcción de cinco pisos, rematada con torreón y cúpula. La misma estaba decorada con gran cantidad de estatuas semejantes a gárgolas, relieves y representaciones de animales (de allí deriva su apodo). Todas las ornamentaciones fueron retiradas tiempo después. Fue construido por el ingeniero Muñoz González a principios del siglo XX.
La leyenda cuenta que Rafael Giordano, oriundo de Salerno, Italia, y su esposa Vittoria D’Olvilli, viajaron con su pequeña hija Lucía desde Europa a fines del siglo XIX con destino a la Argentina. De buen pasar económico, se instalaron en una zona de quintas, más precisamente, en lo que hoy es el barrio de Villa del Parque.  Lucía se convirtió con el tiempo en una bella joven, aficionada a tocar el piano. En el Conservatorio conoció a quien sería su marido, el  violinista Ángel Lemos.
Cuando supo del compromiso de su hija, Rafael hizo construir para los novios una mansión cercana a su casa, que popularmente fue conocida como el Palacio de los Bichos, por sus extraños adornos. Allí, los novios contrajeron nupcias el 1 de abril de 1911.
La noche del casamiento fue perfecta. Los familiares, amigos, conocidos y hasta vecinos estaban contentos con el gran evento que había tenido lugar en la apacible zona de Villa del Parque. Pero la tragedia estaba a punto de mostrar su rostro. Eran cerca de las 5 de la mañana y a los flamantes esposos los esperaba un automóvil del otro lado de las vías. Al cruzarlas, no advirtieron el tren de carga que terminaría con sus vidas. Los invitados, que saludaban a la pareja desde los balcones del palacio, observaron, desesperados, el terrible accidente.
Rafael y su esposa, sumidos en un profundo dolor, regresaron a Italia. Con el tiempo se corrieron rumores acerca de presencias fantasmagóricas rondando el Palacio de los Bichos y las vías cercanas, además de luces, gritos y bailes espectrales en el interior de la mansión.
En el libro "Historia de los barrios de Buenos Aires", de Vicente Cutolo, se recogen las palabras del periodista José César Rodríguez Nanni con respecto a esta leyenda: “No hubo magnate italiano, ni novios, ni nada, porque el Castillo fue hecho para casa non sancta, lo que no anduvo por la oposición de los vecinos.”


-Parroquia y Santuario de Santa Rita (Camarones 3443, Villa Santa Rita)

Villa Santa Rita es uno de los barrios en que se encuentra dividida la Ciudad de Buenos Aires. Está comprendido por las calles Miranda, Álvarez Jonte, Condarco, Av. Gaona Joaquín V. González. Fue conformándose a fines del siglo XIX, alrededor de un oratorio particular en el que los vecinos veneraban una imagen de Santa Rita de Casia.
El cuento del escritor Jorge Luis Borges, “Hombre de la esquina rosada”, transcurre en este barrio. El salón de Julia, donde acontece la parte principal de la historia, está ubicado, según el cuento, en la actual avenida Gaona, y el arroyo Maldonado (actualmente entubado bajo la Avenida Juan B. Justo).
En el barrio de Villa Santa Rita se ubica una de las capillas más importantes de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires, el Santuario de Santa Rita. Se dice que a la SantaPatrona de los Imposibles, se le reconocen varios milagros en la zona. 


-Elisa Brown (La Boca)


Elisa Brown nació el 31 de octubre de 1810 en Inglaterra, donde Guillermo Brown, su padre, había contraído matrimonio con Elizabeth Chitty el año anterior. Poco después su familia se estableció definitivamente en Buenos Aires, donde Brown se convirtió en líder de la naciente Marina Argentina. En 1826 se sumó a la flotilla el marino británico Francisco Drummond, quien pronto se comprometió en matrimonio con Elisa, de sólo 17 años. En esos momentos, la República Argentina se encontraba en guerra con el Brasil, cuya flota, muy superior en número y poder de fuego, bloqueaba el Río de La Plata. El 8 de abril de 1827, Drummond, al comando del Bergantín Independencia, fue herido de muerte por una bala de cañón. Enterada del hecho, Elisa enloqueció de pena y el 27 de diciembre de ese año, se ahogó en el Río de la Plata. 
Elisa Brown es conocida en el barrio de La Boca como la novia de arena, y los viejos habitantes del lugar aseguran que puede vérsela deambular por allí.




-Antiguo Natatorio (Avenida Lacarra 1257, Parque Avellaneda)

El Parque Presidente Dr. Nicolás Avellaneda se encuentra ubicado el barrio homónimo y ocupa en casi toda su extensión  lo que fue la antigua chacra "Los Remedios", que perteneció a la familia de don Domingo Olivera. La vieja quinta se remonta al siglo XVII, cuando la Hermandad de la Santa Caridad erigió en esas tierras una capilla, hoy Parroquia de San Miguel, consagrando un oratorio a Nuestra Señora de los Remedios. Allí se encuentra el Antiguo Natatorio, inaugurado en 1925. Este edificio, que adoptó el estilo arquitectónico del art noveau, fue el primer natatorio de la ciudad, y hasta su cierre a principios de la década del ‘70, recibió a los bañistas porteños y a los niños que participaban de las colonias de verano. Hasta 4.500 niños disfrutaban de los baños estivales, separados en turnos para varones y para mujeres.
Luego de un tiempo de abandono, el edificio fue recuperado y restaurado a fines de la década del ’90, y actualmente funciona como un espacio de uso compartido por la Escuela Media N°2 del Distrito Escolar 13 y el Centro de Producción Cultural, que integra el Complejo Cultural Chacra de los Remedios.
Se dice que en el lugar se intuyen los fantasmas de las personas que alguna vez disfrutaron del natatorio y que, cuando el edificio está casi vacío pueden escucharse extrañas voces, que incluso fueron grabadas.


 -Las sirenas de La Noria (Avenida Gral. Paz y Riachuelo, Villa Riachuelo)

Villa Riachuelo es uno de los barrios en que se encuentra dividida la Ciudad de Buenos Aires. Está comprendido por las calles Av. General Paz, Unanué, Lisandro de la Torre, Av. Cnel. Roca y Escalada, y por el Riachuelo. Es el más austral de la ciudad.
En Villa Riachuelo se encuentra el Puente de la Noria. Se ubica en el extremo sur de la Ciudad de Buenos Aires, uniendo el límite de la capital con la Provincia de Buenos Aires, en la divisoria del Partido de Lomas de Zamora con el Partido de La Matanza. A su vez divide el río que cruza, llamándose al noreste Riachuelo y al sudoeste Río Matanza. Une también la Avenida General Paz, que marca el límite de la Ciudad de Buenos Aires con el llamado Camino Negro, que es su continuación en la Provincia de Buenos Aires. El actual Puente de la Noria se construyó en 1944 luego de la rectificación del curso del Riachuelo.
La zona del mítico Puente de la Noria se conocía como Paso de La Noria. Antiguas leyendas hablan de sirenas que surgían de las aguas del Riachuelo para tomar a los arrieros que allí se bañaban y arrojarlos a las profundidades.

Hasta aquí, amables lectores, todo lo que tenía para compartir con ustedes en esta nueva entrega de "Misteriosa Buenos Aires". Me despido de ustedes con un bello poema de Jorge Luis Borges: 

BUENOS AIRES

Y la ciudad, ahora, es como un plano

De mis humillaciones y fracasos;
Desde esa puerta he visto los ocasos
Y ante ese mármol he aguardado en vano.

Aquí el incierto ayer y el hoy distinto
Me han deparado los comunes casos
De toda suerte humana; aquí mis pasos
Tejen su incalculable laberinto.

Aquí la tarde cenicienta espera
El fruto que le debe la mañana;
Aquí mi sombra en la no menos vana

Sombra final se perderá, ligera.
No nos une el amor sino el espanto;
Será por eso que la quiero tanto.


Buenas noches.

sábado, 19 de octubre de 2013

MISTERIOSA BUENOS AIRES VII


MISTERIOSA BUENOS AIRES VII

"Desde uno de tus patios haber mirado
las antiguas estrellas."
Jorge Luis Borges

Buenas noches, mis queridos. Aquí estoy nuevamente para ofrecerles la séptima parte de “Misteriosa Buenos Aires”, para que sigamos descubriendo esos rincones de la ciudad que nos emocionan y nos sorprenden con sus historias que son las nuestras.


-Estadio Antonio Vespucio Liberti (Av. Figueroa Alcorta y Av. Udaondo, Belgrano)

El Estadio Antonio Vespucio Liberti, también conocido como Estadio Monumental o Monumental de Núñez, es un estadio propiedad del Club Atlético River Plate ubicado en la intersección de las avenidas Figueroa Alcorta y Avenida Udaondo del barrio porteño de Belgrano (no Núñez como se cree comúnmente). Fue inaugurado el 26 de mayo de 1938 por el presidente de ese entonces, Antonio Vespucio Liberti quien, además, decidió su construcción. Es el estadio dedicado a la práctica futbolística más grande de Argentina, y uno de los más grandes de América, además de poseer una pista de atletismo.
El 23 de junio de 1968, en un encuentro por el campeonato local de fútbol, se enfrentaron los dos equipos más grandes de la Primera División del deporte más popular de la Argentina: River Plate y Boca Juniors. El partido se jugó en el estadio de River Plate, transcurrió sin incidentes y acabó en un empate sin goles.
Varios minutos antes de que terminase el encuentro, un nutrido grupo de simpatizantes de Boca comenzó a retirarse del estadio y transitar por los accesos que llevaban a la salida del público visitante. En el caso de la Puerta 12, este acceso era un sector de escaleras estrechas que desembocaba en una salida a la cual debían desmontarse los molinetes que controlaban la entrada al estadio, hecho fundamental para que no estorbaran el paso de quienes intentaban abandonar la cancha.  Aquí, las versiones acerca de lo sucedido difieren: algunos testigos presenciales afirman que el flujo de la multitud se vio impedido por los molinetes, que no habían sido retirados. Otros aseguran que la puerta estaba cerrada y atrancada. También hay quienes incluyen el clima político de la época y aseveran que grupos policiales se acordonaron en el acceso 12 e impidieron la salida de la multitud. Quienes avalan esta versión señalan que en ese entonces la Argentina se encontraba gobernada por una rígida dictadura militar que ya había incurrido en numerosos actos de represión, y que el accionar que provocó la desgracia fue una represalia por choques con fuerzas policiales que había protagonizado momentos atrás una parte de la hinchada xeneize. Lo cierto es que la presión de la multitud que intentaba salir causó la muerte de 71 personas. Fue la catástrofe  más grande del fútbol argentino y se la conoce como la tragedia de la Puerta 12.
La mayoría de los muertos eran jóvenes y adolescentes. El promedio de edad, 19 años. La causa quedó a cargo de un Juez de Menores, Oscar Hermelo. Cuando al día siguiente fue al estadio para hacer una inspección ocular, todavía había cordones, hebillas de cinturón y peines sobre los escalones. Y manchas de sangre. Pero para la Justicia nunca hubo responsables.
Quienes concurren asiduamente al estadio de River Plate cuentan que hechos extraños suceden en el lugar cuando se aproxima el aniversario de la tragedia. La zona, que ha sido rebautizada como Acceso L, es escenario de una fuerte actividad paranormal y allí pueden escucharse lamentos, quejas, susurros y puertas que se cierran o abren sin que nadie las toque, lo que hacen suponer que el sector que fue hace tantos años escenario del horror está habitado por los fantasmas de las víctimas de la tragedia.
Otro indicio de actividad paranormal es la materialización de objetos que pertenecen a otra época y tiene que ver con una ruptura en el equilibrio energético que causa de un suceso violento que, en general, pone fin a la vida de una o varias personas. Se dice que en el Acceso L es común la aparición inexplicable de ropa, zapatos, gorras y banderines. Los objetos son guardados cuidadosamente, pero pocos días después de los aniversarios desaparecen, ya que la energía que provoca su materialización se disipa.
Una curiosa leyenda urbana conectada con la tragedia de la Puerta 12 habla de una ceremonia de iniciación que los jugadores más jóvenes de River Plate realizan para ganarse el favor de las almas en pena y de ese modo canalizar su energía de forma favorable. La ceremonia, a veces erróneamente confundida con un exorcismo, es un acto propiciatorio que rinde respetos a las almas de los muertos.


-Clínica Neuropsiquiátrica Saint Emilien (Crisólogo Larralde 3990, Saavedra)

La Clínica Neuropsiquiátrica Saint Emilien, ubicada en la Avenida Crisólogo Larralde (en ese entonces Republiqueta)  3990, entre Estomba y Rómulo Naón, en el barrio de Saavedra, se incendió la noche del 26 de abril de 1985. En ese momento había más de 400 pacientes internados en un edificio de seis pisos, sin escalera de emergencia, construido con materiales altamente inflamables, y con graves falencias en sus condiciones de seguridad. Tras el incendio, la Municipalidad de Buenos Aires reconoció que la clínica funcionaba con permisos precarios y que acumulaba decenas de actas por infracciones, una de las cuales ponía como fecha máxima para resolver las irregularidades exactamente el día del incendio. De todos modos, no se responsabilizó a nadie por el siniestro. 
En el incendio, que se inició en el piso y se propagó rápidamente por todo el edificio, murieron 79 personas y más de 200 resultaron heridas. Por tratarse de un centro psiquiátrico, algunos pacientes habían sido dormidos con sedantes como parte de su tratamiento y no pudieron huir de las llamas. Otros hallaron las puertas de seguridad de sus habitaciones cerradas y con barrotes. Lo mismo ocurrió con algunas ventanas. Las víctimas quedaron a merced de las llamas y de los gases. Los que no murieron calcinados lo hicieron por asfixia. Los atónitos observadores del siniestro vieron cómo una enfermera de la clínica se arrojaba por una ventana del piso intentando escapar de las llamas. Iba envuelta en un colchón. La joven encontró la muerte por el impacto de la caída. También los internos pretendían huir arrojándose desde las alturas.
Los vecinos del lugar aseguran que los guardias de seguridad prefieren cumplir servicio de custodia afuera del lugar, ya que por las noches, aún pueden escucharse allí gritos desgarradores.


-Las sombras de la Plaza Marcos Sastre (Monroe 4600, Villa Urquiza)

La Plaza Marcos Sastre se encuentra en el barrio de Villa Urquiza, en la Ciudad de Buenos Aires. Está delimitada por las calles Monroe, Miller, Valdenegro y las vías del Ferrocarril MitreDesde el año 1875 hasta el 23 de marzo de 1898 funcionó en el terreno ocupado en parte por la actual Plaza Marcos Sastre, el segundo Cementerio de Belgrano. Las epidemias de cólera y fiebre amarilla de aquella época ocasionaron la creación de lugares de entierro en diferentes puntos de la Ciudad de Buenos Aires. Uno de los sitios elegidos fue este terreno que poco a poco vio colmada su capacidad y fue clausurado a fines del siglo XIX. Los cadáveres allí enterrados se trasladaron en 1896 al Cementerio Municipal de la Chacarita (por aquel entonces conocido como Cementerio del Oeste), pero algunos vecinos están convencidos de que no todos los muertos fueron removidos. Luis Alposta, historiador y escritor de “Geografía Íntima de Villa Urquiza” (1981), recuerda que las bóvedas y varias lápidas permanecieron en total estado de abandono hasta que en 1919, cuando se declaró el terreno como plaza pública.
Mientras estuvo abandonada, la plaza fue un lugar tétrico y sombrío, escenario de montones de mitos e historias de terror barriales. Se dice que en la última remodelación de los juegos infantiles, se encontraron restos humanos.
Muchos años atrás, existía una vieja escalinata en la esquina de la calle Miller, que conducía a un túnel oscuro y tenebroso que llevaba al subsuelo y asustaba a los curiosos intrusos. Para todo el barrio, el lugar era hogar de espíritus y fantasmas. En realidad, dicha escalera conducía a un depósito utilizado por los trabajadores del ferrocarril. Pero los mitos del cementerio siempre fueron más fuertes que cualquier explicación sensata.
A pesar de haber superado el tan temido abandono y de haberse convertido en un lugar de encuentro para las familias de Villa Urquiza, la historia secreta de la Plaza Marcos Sastre vuelve una y otra vez y es transmitida de generación en generación. “Es inevitable pensar que todos estos árboles tan viejos y todas las plantas que crecen tan frondosas emergieron sobre tierras abonadas por restos humanos”, acota Cristina, una vecina. Otros vecinos comentan que en las noches oscuras es común ver fantasmas en el lugar. Los que se han cruzado con ellos comentan que son muy altos y emiten gritos que congelan la sangre.


-El laberinto (Parque Chas)

Parque Chas es uno de los barrios en los que está dividida la ciudad de Buenos Aires. Es el último barrio en conformarse, ya que su formación fue aprobada por la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires el 6 de diciembre de 2005 a través de la ley Nº 1907/06. Si bien anteriormente había sido un barrio, en 1976 el intendente de facto Osvaldo Cacciatore, durante la dictadura cívico-militar autodenominada Proceso de Reorganización Nacional, le quitó esa condición.
La principal característica y rasgo de identidad del barrio es la existencia, en su centro histórico, de una serie de calles circulares con nombres de ciudades europeas que le dieron fama de ser un verdadero laberinto.
Se dice que es imposible dar vuelta a la manzana acotada por las calles Berna, Marsella, La Haya y Ginebra. Quien lo intenta, aparece en cualquier otro lugar del barrio. También suele suceder que un transeúnte siga en la misma calle aún después de doblar una esquina.


-Palacio de Tribunales (Talcahuano 550, San Nicolás)

El Palacio de Justicia de la Nación, conocido popularmente como Palacio de Tribunales, Tribunales de Talcahuano (por la calle donde tiene su entrada principal) o, simplemente Tribunales, es un complejo arquitectónico estatal ubicado en Buenos Aires, sede del Poder Judicial y de la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Es un edificio de siete pisos de estilo neoclásico con influencias griegas y romanas, diseñado por el arquitecto francés Norbert Maillart. Su arquitectura mantiene una rigurosa simetría, que se acompaña a cada paso con símbolos que remiten a la idea de justicia, como balanzas o pequeñas hachas rodeadas de haces de varas, símbolos del poder romano. En el al Hall de Entrada se encuentra la obra del escultor argentino Rogelio Yrurtia, "Justicia”, hecha en bronce y de casi tres metros de alto. A los costados, pueden verse los coronamientos que representan las Tablas de la Ley sostenidas por figuras humanas.
Dicen que cuando anochece y quedan pocas personas en el edificio, pueden verses diversas sombras y espectros. Muchos aseguran que son  las almas en pena de muchos condenados que decidieron suicidarse en el lugar.

Me despido de ustedes con unas palabras del poeta, novelista, ensayista, traductor e hispanista neerlandés Cees Nooteboom: "A orillas del Río de la Plata encontré dos piedras que me gustaron. Para hacerme un pequeño territorio en Buenos Aires, las puse sobre la mesa del departamento. A partir de ese momento, ese espacio fue mío."

Buenas noches.

viernes, 11 de octubre de 2013

MISTERIOSA BUENOS AIRES VI


MISTERIOSA BUENOS AIRES VI

"Mi ciudad, sus casas, el cementerio de la Recoleta... Sobre todo esto está cimentada mi vida y mi obra. Por Buenos Aires y para Buenos Aires escribo mis memorias.
Silvina Bullrich

Aquí estoy, amables lectores, para ofrecerles una nueva entrega de la saga “Misteriosa Buenos Aires”. Sigamos asombrándonos con esta maravillosa ciudad, felizmente nuestra.



-David Alleno (Junín 1760, Recoleta)

Cuenta la leyenda que David Alleno era uno de los humildes cuidadores del Cementerio de la Recoleta que vivió entre el final del siglo XIX y el principio del siglo XX. Alleno padecía una obsesión: ser enterrado en el cementerio que cuidaba, lo que, en ese momento, era una tarea casi imposible, ya que sólo tenían acceso a ese camposanto quienes podían pagar allí un costoso lote.
Alleno resolvió afrontar un sinnúmero de privaciones para conseguir el dinero necesario y poder adquirir un espacio en la Recoleta. Cuando logró, se decidió a construir su tumba, situación que presentaba otra enorme dificultad, ya que debía pagar por los servicios de un arquitecto y de los constructores, lo que representaba, esta vez sí, un gasto imposible. Además, los códigos de construcción en el cementerio eran muy estrictos, para que todas las tumbas poseyeran una estética similar y la línea arquitectónica del lugar no sufriese cambios bruscos. El hombre tomó una decisión arriesgada: como era un hábil constructor, decidió levantar él mismo la tumba. La obra le llevó largo tiempo. Con sus últimos ahorros viajó a Génova, donde encargó un costoso altorrelieve que lo representaba, que hizo transportar a Buenos Aires en un lento viaje en barco. 
Cuando todo estuvo listo, Alleno parecía estar orgulloso de su tumba, pero con el paso de los meses otra extraña obsesión se adueñó de él: la obra parecía no conformarlo. Decidió emprender por su cuenta reformas aquí y allá, detalles en las esquinas, en los bordes, en los ángulos. No hubo día en el que sus compañeros cuidadores no lo encontraran meditando sobre necesarios cambios y llevándolos a cabo. Cada vez se mostraba más lejano y taciturno. Una tarde sus compañeros lo buscaron por todas partes y lo encontraron, al fin, frente a su tumba, muerto. Se había suicidado ingiriendo veneno.
Los descendientes de Alleno dicen que su hermano, Juan, fue quien compró la bóveda en la Recoleta para que descansara allí su madre, fallecida en 1889. Y que fue el hermano menor de ambos, Rómulo José, quien mandó a hacer primero el busto de Juan y luego la estatua de David con sus enseres de limpieza. Según ellos, luego de que Juan muriera, David lo heredó y se dedicó a viajar.
El acta de defunción de David Alleno dice que falleció de “traumatismo y contusión cerebral”, es decir, un fuerte golpe en la cabeza.
En la Recoleta cuentan que el tranquilo fantasma de David Alleno puede verse y oírse hoy en el cementerio: suele aparecer frente a  su tumba, examinando la construcción. Algunas veces pueden oírse los martilleos de sus reformas, que tal vez no concluyan nunca, y el tintineo de sus llaves que resuena en el laberinto de bóvedas. 


-Indios querandíes en Villa General Mitre (Villa General Mitre)

Villa General Mitre es uno de los barrios de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Está comprendido por las calles Álvarez JonteAv. San MartínAv. Juan B. Justo, Tte. Gral. Donato Álvarez, Av. Gaona y Condarco. Antes de la llegada de los españoles el lugar era habitado por indios querandíes
Los querandíes se encontraban en la zona del norte de Buenos Aires al iniciarse la conquista española. El primero en tratarlos fue Sebastián Caboto en 1527, quien tuvo con ellos una relación pacífica. No ocurrió lo mismo con las posteriores expediciones. Pese a que durante las primeras semanas posteriores a la llegada de Mendoza, los indígenas proveyeron de alimentos a sus hambrientos soldados, comenzarán los enfrentamientos, debido al mal trato a que fueron sometidos cuando el alimento comenzó a escasear. Con Juan de Garay, se alcanzó el mayor grado de violencia, muriendo miles de ellos.
El contagio de enfermedades infecciosas también causó un gran número de nuevas bajas, ya que los indios no estaban inmunizados contra estos males. Los querandíes comenzaron a ser diezmados a causa de ellas. La epidemia de viruela de 1621, que fue introducida por tropas que arribaron de España al mando de Antonio Mosquera, produjo una gran mortandad de población. Finalmente la invasión y conquista de los araucanos provocó su rápida araucanización a nivel cultural, razón por la cual es hoy muy difícil encontrar rastros del idioma original de los querandíes.
Los vecinos de Villa General Mitre aseguran que, por las noches, en los lugares que los querandíes consideraban sagrados, se puede escuchar un murmullo que recuerda a sus antiguos rituales.


-Teatro Maipo (Esmeralda 443, Centro)  

El Teatro Maipo, uno de los más famosos e importantes de la ciudad de Buenos Aires,  está ubicado en Esmeralda 443, pleno Centro porteño. Su sala cuenta con 754 localidades y, actualmente, es propiedad del ex-bailarín Julio Bocca y del empresario teatral Lino Patalano.
Se dice que dos espíritus habitan el renombrado teatro. El primero es el del actor Ambrosio Radrizzani, cuyo deceso se produjo como consecuencia del incendio del Maipo del 6 de setiembre de 1943, al intentar rescatar sus pertenencias del camarín, cuando se representaba la obra “Apaga luz, Mariposa, apaga luz”, protagonizada por Alberto Anchart y Sofía Bozán. 
El otro espectro conocido es el de Luis Efraín Cáceres, un chileno que hacía unos años trabajaba en el teatro y vivía en un hotel cercano. Solo en la Argentina, sin familia, le había cedido su seguro de vida y sus pocos bienes al Sindicato de Maquinistas, al que pertenecía. Cáceres era un hombre sumamente pulcro y aseado, además de muy cumplidor con su trabajo. A comienzos de 1985 sus compañeros lo notaron extraño. Se había enterado de que padecía una enfermedad terminal y fue volviéndose cada vez más solitario y taciturno, hasta que, finalmente, se ahorcó en las instalaciones del teatro.
“Este teatro tiene muy buenos fantasmas -aseguró la actriz Norma Aleandro en una nota, refiriéndose al Maipo-, tiene dos en realidad: uno, pobre, se ahorcó, y el otro murió quemado en un camarín. Cáceres es el que pensamos que es el que más visita el escenario, nosotros lo hemos podido comprobar, hay funciones a las que viene. Yo te digo que son las que mejor salen”. “Yo le tengo cariño -agrega la reconocida actriz refiriéndose al fantasma de Radrizzani-, como siempre soy la primera en llegar al camarín me preparo, pongo música, lo que sea. Yo siento que por los camarines no estoy sola”.
Uno de los dueños actuales del Maipo, Lino Patalano, también está convencido de la presencia de fantasmas en su teatro. Pero asegura que no son malignos y traen suerte en las funciones.


-Luz María García Velloso (Junín 1760, Recoleta)

Luz María García Velloso, hija del escritor Enrique García Velloso falleció a los 15 años de leucemia según algunas fuentes, de peritonitis, según otras, en el año 1925. El desconsuelo de su madre la llevó a pedir una anuencia especial para que se le permitiera dormir todas las noches al lado del sepulcro de su hija. Aferrada al túmulo, esculpido en mármol como un lecho de rosas sobre el que reposa la niña, obra atribuida a Pietro Di Calvi, la madre pasó noches enteras llorando a su hija muerta.
Enrique García Velloso fue un precursor del teatro criollo, autor entre otras obras de “El Barrio de las Ranas” y “El Tango en París”. También llegó a ser el primer Presidente de La Casa del Teatro. En ese ambiente intelectual creció Luz María, que tenía particular encanto para recitar poesías en las tertulias hogareñas. Muchos poetas, una vez fallecida, le dedicaron versos que se pueden observar en la pared lateral de su cripta.
Se dice que Luz María es la famosa Dama de Blanco que suele verse en los alrededores del Cementerio de la Recoleta.  La joven es la protagonista de una historia que se repite, con algunas variantes, en los alrededores de todo cementerio. Una noche un joven conoce a una bella muchacha ataviada de blanco y entabla una relación con ella. La joven siente frío y el muchacho le ofrece su saco, que la chica promete devolver al día siguiente. Pero cuando el joven concurre a la casa de la joven a buscarlo, su madre le informa que ella ha muerto hace años. Lo acompaña al cementerio y allí encuentra su saco sobre la tumba de la muchacha.
Otra versión de la historia cuenta que la chica mancha accidentalmente su vestido con café, para luego escurrirse entre las rejas del cementerio. El muchacho la sigue y se topa con una tumba sobre la cual yace el vestido, reconociendo, además a la muchacha con la que había entablado relación minutos antes en la foto del sepulcro.


-El pasajero fantasma (Coghlan)

Desde hace años, varios pasajeros de la Línea 93 de colectivos, que une las localidades bonaerenses de Munro y Avellaneda y recorre distintos barrios de la ciudad de Buenos Aires, han reportado extraños sucesos en las unidades de la línea. Hablan de un pasajero misterioso, que sube al colectivo y hace que desvíe su recorrido, además de hacer caer al resto de los pasajeros en una especie de sueño en el que se pierde la noción del tiempo. Los incrédulos y detractores de las historias paranormales argumentan que el caso podría ser el producto de una asociación con el presunto espectro de la Línea 53 quien, a su vez, es comparado con el hombre de negro que, según el mito urbano, aparece desde hace bastante tiempo en los internos de la Línea 60.
El causante de este fenómeno increíble sería el espectro de un hombre delgado de mediana estatura, vestido con traje oscuro y corbata. Una vez que él sube al colectivo todo se transforma: el pasaje entra en un profundo letargo, y pierde la noción del tiempo y la orientación en su ruta habitual. Agregan que cuando el extraño ser se encuentra a bordo, el colectivo cambia el recorrido, puede ser a la altura de Retiro, de Chacarita, al cruzar el Zoológico en Palermo o bien en la zona de la avenida General Paz, cuando se aproxima a la cabecera de Munro. Nadie se explica por qué de repente el chofer se desvía por un tramo diferente
La Línea 93 recorre un largo trayecto de calles y avenidas en distintos barrios porteños desde hace varias décadas y, si bien no ha habido inconvenientes mayores, parece que es muy común que reciba comentarios y una lista de reclamos que muchas veces están relacionados con la aparición del presunto fantasma.
De acuerdo con los testimonios, el fenómeno no se produciría en todo el recorrido, sino solo en algunos barrios de esta capital y siempre en internos de la misma línea y en distintos horarios, por lo que algunos se animan a señalar que el fantasma es un antiguo y reconocido usuario de la 93. Relatan los denunciantes que, a pesar de sus esfuerzos, nunca pudieron averiguar por dónde pasan los colectivos cuando desvían sus recorridos. La mayoría asegura que el sueño los vence y les cuesta mantener los ojos abiertos. 

Hasta aquí, amables lectores, la sexta parte de la saga "Misteriosa Buenos Aires". Me despido de ustedes con un precioso poema de Alfonsina Storni:

VERSOS A LA TRISTEZA DE BUENOS AIRES

Tristes calles derechas, agrisadas e iguales, 
por donde asoma, a veces, un pedazo de cielo, 
sus fachadas oscuras y el asfalto del suelo 
me apagaron los tibios sueños primaverales.

Cuánto vagué por ellas, distraída, empapada 
en el vaho grisáceo, lento, que las decora. 
De su monotonía mi alma padece ahora. 
—¡Alfonsina!—No llames. Ya no respondo a nada.

Si en una de tus casas, Buenos Aires, me muero 
viendo en días de otoño tu cielo prisionero 
no me será sorpresa la lápida pesada.

Que entre tus calles rectas, untadas de su río 
apagado, brumoso, desolante y sombrío, 
cuando vagué por ellas, ya estaba yo enterrada.

Buenas tardes.