sábado, 20 de julio de 2019

AMISTAD, DIVINO TESORO


AMISTAD, DIVINO TESORO

“Es más vergonzoso desconfiar de nuestros amigos que ser engañados por ellos.” 
 François de la Rochefoucauld

“La risa no es mal comienzo para la amistad, y está lejos de ser un mal final.” 
Osar Wilde

“Los amigos que tienes y cuya amistad ya has puesto a prueba engánchalos a tu alma con ganchos de acero.” 
William Shakespeare

Parece que el vulgo se refocila en desparramar mentiras tales como que las mujeres somos todas iguales. Nada que ver, queridísimos lectores. Si bien todas compartimos ciertos rasgos inherentes al género ninguna mujer es igual a otra. Cada una tiene sus mambos, sus rayes y su manera de ser única y particular.
Dado que no todas las mujeres somos iguales, no todas nos relacionamos con las personas de la misma manera. En una relación tan íntima y privativa como es la amistad, cada mujer despliega su personalidad, compleja y espinosa y, desde esa personalidad construye un vínculo con otra mujer que, obviamente, también tiene lo suyo.
Clasificar a las amigas no es una tarea fácil. Cada una de nosotras puede ser varias amigas a la vez, del mismo modo que puede ser un cúmulo de madres o de esposas al mismo tiempo, sin sufrir por ello ningún trastorno de personalidad evidente. Este esbozo de catálogo intenta sólo poner algo de orden en el enquilombado mundo de la amistad femenina. Yo me reconocí en varias de las amigas que aparecen en este desperfecto repertorio. Seguro que a ustedes les pasa lo mismo. Pasen y vean.

30 TIPOS DE AMIGAS CON LAS QUE PODEMOS CONTAR O NO (Y ME QUEDÉ CORTA)

Friends to be friends, dice Freddy Mercury.
Pero las amigas son más que amigas. Son pequeños universos que colisionan con el nuestro para conmoverlo, trastocarlo y convertirlo en un universo distinto, seguramente mejor.
He aquí los 30 tipos de amigas que pude encontrar devanándome los sesos. Si falta alguna, me avisan.

1) LA BELICOSA: La belicosidad de la belicosa no está orientada a sus amigas, sino a los novios, concubinos, maridos y amantes de las susodichas. Es la que ante cualquier desliz de alguno de estos señores cacarea, en el mejor de los casos, “Si un hombre me hace eso, lo pongo de patitas en la calle”, o “Si un hombre me hace eso, le doy una reverenda patada en el culo”, en el peor. En trance de confesiones debo decir que yo soy una amiga 100 % belicosa. Ante cada guachada que un tipo le hace una amiga, pregunto escandalizada “¿Y no le pegaste?” En general, las mujeres con las que me relaciono son bastante más equilibradas que yo y mucho menos manoslargas, así que me responden, algo desconcertadas “No, no le pegué”. Una lástima.

2) LA EGOCÉNTRICA: La egocéntrica es aquella amiga que sólo habla de sí misma y no permite que una meta un mísero bocadillo en su monólogo ególatra. Para la egocéntrica una amiga es una oreja más o menos bien vestida. Está ahí para escucharla, consolarala y contenerla. Pero ella es incapaz de escuchar a nadie. Bueno, sí, algunas veces escucha: escucha cuando hablan de su persona.
Tradicionalmente soy oreja, porque me gusta poco y nada hablar de mis asuntos. Pero algunas egocéntricas me sacan de las casillas. Ni siquiera son capaces de preguntar “¿Cómo estás?” una vez cada seis meses. Feo.

3) LA QUE SE CREYÓ “LOS PUENTES DE MADISON”: Esta amiga es aquella que tiene una relación de pareja común y silvestre, pero está convencida de protagonizar una historia de amor excepcional. Sus anécdotas románticas son irrefutablemente ordinarias, pero te apabulla con ellas todo el tiempo y hasta pretende que se te piante un lagrimón emocionado en los momentos cúlmine de sus peripecias.
Una querría decirle más de una vez, que ese amorío que ella vivencia como una obra de Shakespeare apenas llega a novelita de Corín Tellado. Pero como una es buena, se calla. Total, ya se va a dar cuenta sola, cuando su Robert Kincaid aparezca un mal día en chancletas y camiseta de tiritas, y haciendo, además, triste uso de un escarbadientes.

4) LA EGOÍSTA: La egoísta sólo piensa en sí misma y jamás va a tener un acto de deferencia con nadie. Es insensible como el iceberg contra el cual se escrachó el Titanic, y, cuando una se lo reprocha, se justifica diciendo que es “su forma de ser”. Se preguntarán ustedes en qué se diferencian la egocéntrica de la egoísta. Sencillo: la egocéntrica jamás se entera de que te pasa algo; la egoísta se entera, pero no le importa.

5) LA IMPENETRABLE: Esta mujer está ahí, frente a nosotras, compartiendo un mate, un café o un vaso de granadina Cousenier. Pero es un misterio. No sabemos ni qué piensa, ni qué siente, ni cuál es su beatle favorito. Es tan expresiva como un encefalograma plano. Suele ser bastante aburrida, pero dado que jamás la agarramos en un renuncio, nos da lástima retirarle el saludo.

6) LA INTERMITENTE: La amiga intermitente es aquella que aparece y desaparece y está convencida de que su comportamiento, comparable al culo de una luciérnaga macho o a las luces de un arbolito de Navidad, es lo más natural del mundo. La intermitente suele desaparecer de los lugares que solía frecuentar cuando inicia una relación o cuando se enreda con nuevas amigas que a la larga terminan haciéndole una trastada. Y aparece cuando se queda sola y no sabe para donde enfilar, pretendiendo siempre que una la reciba como al hijo pródigo.

7) LA ABANDONADA: Si bien muchas mujeres fuimos abandonadas por novios y amantes una o dos veces a lo largo nuestras vidas, no todas entramos en la insoportable categoría de amiga abandonada. La abandonada, cual leve mariposa incrustada con alfileres en una plancha de telgopor, está detenida. Detenida en el cruel momento en el que fue amurada como un trasto viejo. No importa que la hayan dejado hace veinte años: la tipa sigue deprimida por el fin de una relación que imaginaba perfecta y sigue llorando por los rincones por ese turro que ya se casó con otra, tuvo cinco hijos y es abuelo. La abandonada recuerda su época de novia, esposa o amante como si fuera la época dorada de Hollywood. Nos da un poco de lástima, pero las más de las veces nos rompe las pelotas.

8) LA OBSESIONADA CON EL PESO: La obsesionada con el peso es una amiga difícil de ubicar, porque, o está corriendo de un gimnasio a otro, o está vomitando en el baño de un restaurante. Es flaca, flaquísima, pero siempre se ve gorda y tortura a la gente de su entorno quejándose de una grasa imaginaria, mucho más difícil de erradicar que la grasa contante y sonante. Una, que tiene rollos verdaderos a quienes plantarle cara, más de una vez tiene ganas de atragantarla con un alfajor Capitán del Espacio. Pero eso no se hace.

9) LA ARTISTA: Una amiga artista (mala o buena) conlleva la asistencia obligatoria a conciertos, recitales de poesía y muestras de pintura. Si la amiga artista más o menos se defiende, esta obligación puede resultar agradable, por lo menos en los casos en los que una no tiene nada mejor que hacer. Si, en cambio, la tipa es una pésima bailarina, una pintora lamentable o una poeta empalagosa, el asunto se complica.
Hay que tener en cuenta que, tanto quien es artista como quien cree que lo es, tienen un ego gigantesco y esperarán de sus allegados aplausos, felicitaciones y otras muestras de pleitesía más o menos aparatosas. No dárselas es una falta de educación y una muestra irrebatible de que una tiene mala entraña.
Ya dije que yo encajo muy bien en la categoría de amiga belicosa. Pero, como ya imaginarán, la categoría de amiga artista me viene como anillo al dedo. No sólo torturo a mis parientes y amigos con mis poemas sino que, además, me ofendo en serio si alguien me dice que no los entendió.

10) LA LLORONA: Cuando tenemos una amiga llorona hay que tener bien clarito que nuestro papel en esta húmeda relación es el de paño de lágrimas. La llorona tipo es la que se pelea veinte veces con el novio o marido y veinte veces viene a gemir a nuestra pobre oreja saturada. Al rato se amiga con el tipo en cuestión, pero la cabeza a una le quedó hecha un bombo. Otras lloronas, quizás más molestas que la antedicha, son la que llora por cuestiones económicas (espécimen detestable que siempre tiene más guita que nosotras) y la que llora porque es gratis.

11) LA SINCERA: Se supone que todas las amigas son (somos) sinceras. Pero hay algunas que se pasan de rosca: son las adictas al sincericido. Con la ladina excusa de “no ser careta”, “ir de frente” o “no tener ningún doblez”, estas amigas nos dicen cosas espantosas e hirientes, amén de innecesarias. Una amiga sincera es aquella que viene y como en una canción de Viuda e Hijas de Roque Enrroll te escupe “me dijeron que te diga que tu novio está con otra”. También es la que te dice que estás hecha una vaca, que tu nuevo corte de pelo es espantoso y que no podés usar un vestido largo si medís 1,54. Una hija de puta hecha y derecha.

12) LA CENSORA: De todas las amigas indeseables, la censora es la más. Cada pequeña cosa que hagas en tu vida será examinada, sondeada y vetada por esta amiga adicta a levantar el dedito acusador. Descalificará a tu novio. Reprobará a tus otras amigas. Se mesará los cabellos ante lo escandaloso de tu guardarropa. Siempre tendrá motivos para criticarte y se abocará a esta tarea de manera entusiasta. La amiga censora tiene algo de madre y algo de hermana. Será por eso que una no le da una buena patada en el culo de una vez por todas.

13) LA PAPELONERA: La amiga papelonera es aquella que se manda una tras otra, la mayoría de las veces en público. Sus papelones pueden ir desde un atuendo desafortunado (las amigas papeloneras, al igual que las amigas artistas, tienen un aire irrefutable a feria americana) a decir o hacer inconveniencias en una reunión a la que la arrastramos de suicidas que somos, nomás. Meter la pata hasta el cuadril es su lamentable especialidad.

14) LA COMEHOMBRES: Esta es una amiga incómoda y peligrosa que más vale extirpar de nuestra vida a tiempo. Si la dejamos, tarde o temprano terminará retozando con nuestro masculino en el primer lugar más o menos cómodo que encuentre. Suele vestirse provocativamente, maquillarse provocativamente y mover el culo como si fuera Carmen Miranda. Una podría pensar que es una guacha, pero no. La tipa no puede con su genio.

15) LA PEGAJOSA: La amiga pegajosa es una cuasi amiga. Porque la amistad corre por su cuenta; vos, lo que querés es escapar de esta tipa a la que se le metió en la cabeza ser tu camarada a toda costa y te abruma con cadenas de mails con ositos con brillantina y frases pavotas, te llama por teléfono sin reparar en que tus únicas intervenciones en las conversaciones que mantienen son un “sí” o un “no” de lo más lacónicos, y te persigue por donde quiera que vayas, como si fuera tu puta sombra.
No se sabe a ciencia cierta porque esta tipa que a vos no termina de convencerte se encajetó en ser tu amiga. Lo real es que la señora permanece firme como rulo de estatua, a pesar de tus invariables desplantes. Se podría suponer que hay un tufillo lésbico sobrevolando la historia, pero no sé.

16) LA ETERNA ENAMORADA: La eterna enamorada jamás pierde su condición de enamorada porque cuando las mariposillas que se instalan en su estómago ante una nueva relación empiezan a desfallecer, se apura a buscar a otro señor que las conserve vivas. Esta mujercita salta de romance en romance, y cada hombre con el que se involucra es, según sus trascendentales palabras, “el amor de su vida”. No se puede dejar de tenerle un poquito de envidia a esta mujer que encontró 25 “amores de su vida” en una sola existencia. Considerando, sobre todo, que, por mucho que se esforzó en la búsqueda, lo único que una encontró fue un señor que la mantenga.

17) LA TENTADORA: La tentadora es aquella amiga que no duda en ofrecerte manjares cuando vos estás a dieta o cigarrillos cuando estás tratando de dejar de fumar. Sus muletillas son “Un poquito no te va a hacer nada”, “Una pitada, nada más”, “De algo hay que morirse” o “Dale, si esto no engorda”. ¿A qué se debe este comportamiento, ruin a todas luces? ¿Chi Lo Sa? ¿Por qué una sigue siendo amiga de una tipa que es algo así como un diablito embaucador cómodamente instalado en nuestro hombro izquierdo? ¿Chi Lo Sa?

18) LA ADICTA AL TRABAJO: La adicta al trabajo no es una mala mina, pero puede resultar aburrida como una ostrea edulis. Sus únicos temas de conversación son la escuela, la oficina o el consultorio. Suele andar prendida de un teléfono celular todo el tiempo, cual si fuera la secretaria de Barack Obama. Es una amiga más bien inútil y de la cual se podríamos prescindir fácilmente sin que nuestras existencias sufran ningún cambio medianamente notable.

19) LA MISERABLE: Para sacarle una moneda a la amiga miserable, es menester contar con un bisturí y parvas de paciencia. Es la que nunca nos invita a comer, pero siempre está dispuesta a hincarle el diente a cualquier cosa más o menos digerible que encuentre nuestras heladeras. La que nunca pone para el regalo de nadie. La que, a la hora de pagar la cuenta de una cena cuyo costo se pactó a la romana sufre un repentino ataque de colitis que la hace huir raudamente al baño abrazada a su billetera y nos obliga a costear su parte, so pena de que el mozo nos intime a quedarnos en el restaurante a lavar los platos.
Si nos damos una vueltita por su casa, la amiga miserable sólo nos ofrecerá un vaso de agua. De la canilla. Y gracias.

20) LA ESOTÉRICA: Si bien todas las mujeres incursionamos alguna vez en las lides mágicas, la esotérica ha hecho de estas lides su leitmotiv. Adicta a velas y velones y a cuanta curandera prometa el retorno del amado en 48 horas, esta amiga misteriosa está convencida de que las líneas de nuestras manos nos auguran una muerte súbita en cualquier momento. Carga en su bolso una cantidad respetable de yuyos inútiles, amén de estampitas de San Marcos de León, San Jorge y Stella Maris (aunque mirándola bien parece que es Iemanjá).

21) LA INÚTIL: La amiga inútil es aquella que, tal como su calificativo lo indica, no sirve absolutamente para nada. Ni para coser, ni para bordar, ni para abrir la puerta para ir a jugar. No sabe desempeñarse correctamente ni en el trabajo ni en las faenas hogareñas. Ni siquiera sirve para poner el hombro cuando la necesitamos. Ni hablar de prestar la oreja. Ella siempre está chupando un palo sentada sobre una calabaza y es infructífero pedirle una conducta más compleja.

22) LA FEA: La fea es una amiga que nos da un poco de pena, y en la que invertimos horas tratando de maquillarla y peinarla de forma medianamente decente, aunque nuestros esfuerzos suelen caer en saco roto porque, ¿qué se hace con esa nariz, Dios mío, qué se hace? Y que un buen día aparece del brazo de un señor buen mozo, inteligente, adinerado y fácil de dominar. Porque es de público conocimiento: la suerte de la fea la linda la desea. Olvídense del tango y de la pobre fea que iba procurando que el mundo no la viera. Esta fea, tarde o temprano nos pone la tapa.

23) LA FELPUDO: Amarga es la existencia de la amiga felpudo, aquella que se deja pisotear por la pareja, la madre, los hermanos, la suegra y el carnicero de la esquina. Esta amiga suele ponernos los pelos de punta, pero los sacudones, los pellizcos y cualquier otro tipo de violencia física que ejerzamos en pos de su bienestar, son vanos. Ella va a seguir perdonando al novio que le mete los cuernos hasta con el barrendero, a la madre que la trata como un aborto que no se animó a consumar a tiempo, a la amiga que le pide la ropa prestada y jamás se la devuelve y al jefe que le paga chauchas y palitos por 20 horas de trabajo.

24) LA EVANGELIZADORA: No contenta con dejar de fumar, dejar de comer, practicar sexo tántrico o desembarcar imbuida de fe en la Iglesia Universal del Reino de Dios para parar de sufrir, esta amiga insistente pretende que sigamos sus pasos y nos rompe las pelotas cada vez que encendemos un cigarrillo, nos zampamos una porción de Sachertorte o puteamos a Dios y a María Santísima porque todo nos sale para el culo.
Esta chica, también suele sacarnos de las casillas: a esta altura del partido no necesitamos que venga una iluminada a decirnos lo que tenemos que hacer. No hay que dudar de sus buenas intenciones, pero ya se sabe: de buenas intenciones está empedrado el camino al infierno.

25) LA LINDA: La linda es una camarada que se tolera porque, en la mayoría de los casos, no suele ser mala amiga. Es linda, nomás. Salir con ella es al divinísimo botón: nadie reparará en nuestra rechoncha humanidad teniendo al lado a una flaca rubia, de ojos celestes y que, además, mide 1,80. Para evitar cualquier roce con la linda, lo ideal es mantener con ella una relación puertas adentro. Adentro de la casa de ella o de la nuestra, eso es indistinto. Salir a la calle con esta bella señorita sólo nos deparará sinsabores y odiosas comparaciones.

26) LA ENVIDIOSA: La envidiosa es la típica amiga que quiere todo lo que nosotras tenemos: nuestro hombre, nuestra ropa, nuestro auto y nuestro cutis, aunque parezca papel de lija. Está con nosotras sólo para vernos fracasar, porque ninguno de sus triunfos tiene verdadero sabor a gloria si no viene acompañado por un estrepitoso fracaso nuestro. Nos tira mala onda constantemente y no puede evitar sonreírse de forma ladina cuando se nos corre una media o nos rajan del laburo. La conservamos sólo para utilizarla como cilicio y purificarnos espiritualmente.

27) LA FANTASIOSA: La fantasiosa es una amiga absolutamente disconforme con su soporífera existencia, que se dedica a crear una realidad paralela donde le suceden cosas emocionantes, conoce a hombres encantadores, le ofrecen posar para Playboy y gana la lotería. Esta muchachita termina por creerse esa realidad fraguada e insiste en que nosotras también la creamos. En general, cuando escuchamos sus divagues y delirios, solemos asentir en silencio y fingir sorprendernos ante tantas grandiosidades. Es que la mina no miente con mala intención: sólo lo hace para resultar más interesante a los ojos del mundo.

28) LA POBRECITA: La amiga pobrecita es esa que siempre anda dando lástima. Si bien es prima hermana de la llorona, ella opta por no desparramar lágrimas y gemidos y sufre en silencio. Usa un vestidito de morondanga o un pullover que le queda grande tejido por la madre. Es imposible mirarla a los ojos, porque siempre anda con la cabeza gacha, como si fuera culpable de un crimen aberrante. La pobrecita tiene un incontrastable aire a perrito apaleado y suele despertar nuestra ternura. Por lo menos padece sus males sin llorarnos en la oreja y sin dejarnos la cabeza destrozada.

29) LA TILINGA: La amiga tilinga es aquella que está en la pavada más absoluta, y, lejos de reconocerlo, se creé mucho más que cualquier hija de vecino. Es la que usa ropa de marca y te mira despectivamente cuando te calzás un jean Zácate. Ignora rotundamente la oquedad de su preciosa cabecita, siempre bien aderezada y compuesta. Es un dechado de frivolidad. Sus lecturas se reducen a las etiquetas de las pilchas que usa y a las boludeces que pregonan los sobrecitos de azúcar, siempre y cuando se haya levantado con talante intelectual, cosa que no sucede a menudo. Una tampoco sabe a ciencia cierta por qué es amiga de esta tipa con la que no tiene absolutamente nada en común. La vida está llena de misterios.

30) LA COMPINCHE: Al fin una amiga como la gente. La amiga compinche es la que te escucha, te acompaña y te alienta cada vez que emprendés una aventura, por arriesgada y políticamente incorrecta que sea. Es la que ríe con vos, llora con vos y, seguramente, es también la madrina de alguno de tus hijos.

Hasta aquí llega este catálogo rudimentario que, sin lugar a dudas, juzgo incompleto. Como dije anteriormente, es más que seguro que ustedes, caras lectoras, se reconocerán en una o varias de estas señoras y señoritas, del mismo modo que reconocerán en ellas a muchas de las mujeres junto a las cuales transitan los caminos de la vida.
Cierro esta parrafada asegurándoles que, por más turra que sea la amiga que supimos conseguir, vale la pena tenerla cerca. La amistad es una de las mejores cosas que tiene la vida. Y ya sabemos que la vida no es abundante en tesoros y maravillas.
Toda esta perorata podría haberse resumido felizmente en una sola frase de Nicolas Chamfort : “Existen tres clases de amigos: los amigos que nos aman, los amigos que se burlan de nosotros y los amigos que nos odian.”

...Pero es harto sabido que el poder de síntesis no es lo mío.


  

jueves, 18 de julio de 2019

50 COSAS PARA HACER DESNUDA II


50 COSAS PARA HACER DESNUDA II

“No hay ninguna desnudez comparable a lo que uno siente cuando está desnudo ante alguien por primera vez.
John Irving

Buenas tardes, mis queridas. Aquí les traigo la segunda y jugosa parte de mi recreación de la nota de la “Cosmopolitan”, intitulada descaradamente 50 cosas para hacer desnuda. En nuestro soliloquio anterior hablamos de las cosas que se podían hacer en bolas y sola. Esta vez, nos enteraremos de las posibilidades que tenemos en bolas y acompañadas. Por nuestro chico. Pasen y vean.

50 COSAS PARA HACER DESNUDA

Para hacer con tu chico

24) Dense masajes mutuamente. Pueden empezar por los pies e ir subiendo lentamente. Saltéense la pelvis y sigan por la cintura, el torso, el cuello y los brazos. Luego vuelvan a descender y, ahora sí,  dedíquense a los masajes más hot. Preámbulos del coito. La novedad está en saltearse la pelvis en la primera masajeada. Pero tampoco es tan novedad.

25) Apaguen las luces y jueguen al gallito ciego o a Marco Polo: uno tiene que ir a tientas por la casa para encontrar al otro. Si vamos a hacer el ridículo lo hacemos con todo. Yo sé jugar al gallito ciego, pero a Marco Polo no jugué nunca. No sé cómo es. Si alguien está en condiciones de desasnarme, agradecida.

26) Una versión más caliente que la anterior: las luces están prendidas pero el que busca debe ir con los ojos vendados. La “presa” va a ver a su “cazador” desnudo haciendo movimientos totalmente desconocidos. No, no, no es para mí. Prefiero que el cazador conserve algo de misterio. Verlo desnudo, con los ojos vendados  y dando vueltas como una calesita drogada me aniquila la libido.

27) Desafialo a un partido de Scrabble y sumá puntos extra con cada sinónimo de sus zonas erógenas. Nadie quiere jugar Scrabble conmigo porque les gano a todos, desnudos y vestidos.

28) Alguna madrugada de verano, vayan a la pileta del edificio y sáquense la ropa en el agua. Eso sí: déjenla a mano, por si aparece algún vecino desvelado. No tengo comentarios para hacer.

29) Jueguen a verdad o consecuencia. Estar desnudos va a llevarlos a subir las apuestas. Sí, sí, a verdad o consecuencia sé jugar. Qué suerte.

30) Sáquense fotos el uno al otro. Tienen que quitarse la ropa de a una prenda por toma. Ni loca. Nada de fotos o videos que en algún momento un macho despechado puede hacer públicos.

31) Acomoden la biblioteca. Para alcanzar los estantes superiores vas a tener que adoptar posiciones muy tentadoras. Me están jodiendo, ¿no? ¿La lectora promedio de la “Cosmopolitan” tiene biblioteca? (ya saben amables lectoras, que yo leo la revista sólo por cuestiones científicas). No sé cuán altas tienen las Cosmo las sombras de Grey (las 50, las más oscuras y las liberadas) y las cuatro derrapadas vampíricas de Stephenie Meyer, pero más de un estante no creo que ocupen.

32) ¿Te acordás de la escena de la película “Viviendo con mi ex”, en la que Jennifer Aniston se paseaba desnuda delante de Vince Vaughn, mientras él jugaba un videojuego? Bueno, hacé lo mismo. Hacelo si querés, pero si está jugando a la Play tu chico ni se va a enterar. Esas cosas sólo pasan en las películas.

33) Acampen en la terraza de tu casa. Una vez que estén dentro de una bolsa de dormir, desnúdense. Cualquier movimiento resultará muy sexy. Lo que me encanta de la “Cosmopolitan” es la increíble capacidad que tiene para convertir cualquier boludez en una movida hot.

34) Poné un tema vintage y sexy (elegí cualquiera de Michael Bublé), y bailen cheek to cheek. ¿Por qué Bublé? ¿Por qué no Sinatra? ¿Por qué no hacen que la chica salga de su estúpida zona de confort de una vez por todas?

35) Cuéntense los lunares. Eso les va a dar la chance de conocer todavía más sus cuerpos. Esto es muy sabinesco, muy “Dieguitos y Mafaldas”. ¿Por qué Bublé, entonces? ¿Por qué?

36) Hacele un desfile de modas privado. Eso sí: solo podés lucir zapatos y accesorios. Hay que tener coraje.

37) Dejalo mirar mientras te duchás. Por supuesto: en algún momento te tiene que ayudar a enjabonarte. Y en otro momento se te cae el jabón… ¿Esto ya lo vimos o me parece a mí?

38) ¿Qué tal un póker hot, pero invertido? El ganador de cada mano elige qué prenda devolverle al otro. Ah, empezás desnuda y terminás vestida. Yo no sé jugar al póker. Yo no sé jugar a nada que no sea la escoba de quince. Habría que buscar una variante erótica para la escoba.

39) Caten vinos. Si llegás a derramar un poco de Malbec sobre la piel de él… ya sabés qué hacer, ¿no? Yo no soy una borracha perdida (creo), pero en mi sencillo mundo cuando entra el alcohol, sale el sexo. Porque, tal como lo postuló la filósofa argentina Victoria Xipolitakis, llevo champagne en las venas. Y prefiero el champagne a cualquier otra cosa en el mundo (cabeza a cabeza con los discos de Los Beatles y el dulce de leche).

40) ¡Batalla de crema batida! El combate es en la cocina (ahí es más fácil limpiar el enchastre). Cada impacto en el cuerpo del rival suma cinco puntos. ¿No puede ser batalla de dulce de leche?

41) Con chocolate, miel y salsa de frutilla pinten sobre el cuerpo del otro lo que más les divierta. Como broche de oro, compartan la ducha.  Qué se yo, a mí esto de desperdiciar comida habiendo tanto muerto de hambre mucha gracia no me hace.

42) Organicen una maratón de juegos (generala, escoba y truco). El ganador puede pedir… ¡lo que se le ocurra!  Acá está la variante erótica de la escoba. Bien.

43) Hagan un karaoke. Él puede dedicarte algún tema roquero, y vos podés lucirte con “We Can’t Stop”. ¿Tu plus? La sonrisa y los gestos al más puro estilo Miley Cyrus. Ay, se me puso la piel de gallina. Creo que del horror. Un karaoke es la cosa más ridícula que existe. Un karaoke en bolas, la hecatombe. Un karaoke en bolas imitando a Miley Cyrus, el Armagedón (Apocalipsis, capítulo 16, versículo 16). La “Cosmopolitan” se podría dejar de joder con estas cosas.

44)  Adoptá una posición sexy y dejá que dibuje tu retrato (o tu caricatura). Después, es tu turno de jugar a ser Frida Kahlo. Frida Kahlo. No.

45)

¿Pueden creer que la “Cosmo” me vendió una nota intitulada 50 cosas para hacer desnuda que sólo sugiere 44 cosas. ¿No saben contar?
Indignada por la carencia de las últimas seis sugerencias, que juzgo las más potables, sólo por mantener aceitado mi espíritu de disconformidad, me despido de ustedes con unas bellas palabras de Roque Dalton, cosa de que si este esta cháchara baladí no les aportó nada, se vayan, por lo menos, con algo de poesía:Tu desnudez derriba con su calor los límites, me abre todas las puertas para que te adivine, me toma de la mano como a un niño perdido que en ti dejara quieta su edad y sus preguntas.”

Buenas tardes. 

sábado, 13 de julio de 2019

50 COSAS PARA HACER DESNUDA I


50 COSAS PARA HACER DESNUDA I

“La desnudez de la mujer es la obra de Dios.
William Blake

Si ustedes creían que lo que se podían hacer sin ropa eran tener sexo y bañarse (a lo sumo dormir), se equivocaron, mis queridas. Hay un sinfín de cosas para hacer tal como Dios nos trajo al mundo y, como no podía ser de otro modo, es la maravillosa revista “Cosmopolitan” la que nos pone al tanto y nos acerca una fabulosa lista de actividades para realizar desnudas. Porque cuando estamos sin ropa nos sentimos transgresoras, sensuales y 100% libres (jamás gordas y viejas). Y debemos aprovechar ese mundo de sensaciones para hacer cosas.  Revisar nuestro correo, mirar TV y otras actividades más jugosas.
Según los misteriosos expertos que asesoran a la “Cosmo”, hacer cosas desnuda tiene efectos positivos en varias áreas de nuestra vida. La psicóloga Beatriz Goldberg, autora del libro Cómo lograr plenitud a través de la autoestima”, asegura que “andar desnudas puertas adentro nos reconcilia con nuestra imagen y nos permite tomar contacto con nuestro costado más lúdico y salvaje”.
Para que hagamos de nuestra desnudez un momento sensual y divertido, la revista “Cosmoplitan” nos ofrece una conmocionante nota intitulada 50 cosas para hacer desnuda, que, les juro, cambiará sus vidas para siempre. Está dividida en dos partes: “Para hacer sola” y “Para hacer con tu chico”. Así que sáquense las pilchas y tomen nota.

50 COSAS PARA HACER DESNUDA

Para hacer sola

1) Hablá por teléfono. Mientras no sea una llamada de Skype o un chat, tu interlocutor no tiene por qué enterarse de que estás como Dios te trajo al mundo. ¿Cuáles son las ventajas de hablar por teléfono desnuda? La “Cosmo” no las especifica y a mí no se me ocurre ninguna.

2) Tené un Beauty Day. Después de trajinar vestida toda la semana, te merecés un día en bolas para dedicarte exclusivamente a tu belleza. Pintate las uñas, masajeá tu cara y tu cuerpo, probá esa nueva crema hidratante.

3) Desnudarte te ayuda a sentirte más atrevida y desprejuiciada. Aprovechá este osado destape y probá un estilo de maquillaje glam diva. Imaginate: desnuda y pintarrajeada como David Bowie en la portada de “Aladdin Sane”. Shockeante.

4) Pasar la aspiradora siempre fue un embole. Pero pasarla desnuda… ¡ah! pasarla desnuda tiene una onda impresionante. Sobre todo si te ponés unos bigotes de cotillón y emulás a Freddie Mercury en el video de  I Want To Break Free”. Si vamos a ser osadas, vamos a ser osadas en serio.

5) ¡Hora del reggaetón! “Ubicate frente al espejo, elegí algún tema de Daddy Yankee y dedicate a perfeccionar tu perreo”, sugiere la “Cosmo”, pero para mí el consejo es muy fuerte. El perreo me parece inmundo con ropa. Sin ropa me puede llegar a descomponer. A Daddy Yankee no lo escucho vestida, ¿por qué habría de escucharlo en bolas? Desnudarse no implica revolear el buen gusto musical junto con la bombacha. Pero si a ustedes les gustan esas porquerías sigan los consejos de la “Cosmopolitan” y perreen como Dios las trajo al mundo.

6) Secate el pelo sacudiendo la cabeza. Debo reconocer que esta idea me encanta. Me retrotrae a mi lejana infancia cuando quería ser Raffaella Carrà.

7) Aprovechá el coraje que te da el estar sin ropa y participá de una subasta on-line: vas a conseguir lo que quieras. Ya dijimos que la desnudez nos convierte en damas osadas. Usen esa osadía para gastar, que es lo más lindo que hay. Yo, que más vestida que un cosaco gasto a troche y moche, no me quiero sacar ni una media por temor a tener que hipotecar la casa y vender un riñón en el mercado negro.

8) Animate a la depilación total del cavado. ¡Ufa! Ya empezaron con las cosas que duelen. Yo creí que una se desnudaba para relajarse y pasarla bien.

9) Leé tu novela romántica favorita. Si el texto te estremece, lo vas a notar rápidamente en tu piel. También podés meterte en Todo Relatos y leer cosas de orgías con los chinos del supermercado, la cajerita malhumorada,  el pibe de rastas que repone las latas de tomate y el gordo de vigilancia que está en la puerta. Ahí la piel, más que estremecerse, va a sufrir un movimiento sísmico. Y, además, cuando vayas a comprar 100 grs de jamón cocido sentirás en tus partes un estimulante cosquilleo (llevo años leyendo la “Cosmo”: lógico que ya diga las mismas boludeces que la revista).

10) “¿Tu departamento está en el contrafrente? Entonces, pasá frente a la ventana (con las cortinas cerradas) y fantaseá que algún vecino puede vislumbrar tu cuerpo a través del voile. Obvio: no corras riesgos innecesarios”, picantea la “Cosmo”. ¿Qué decir, mis queridas? Mis cortinas no son de voile. Odio el voile. Tampoco vivo en un departamento. No sé ustedes.

11) Preparate un desayuno completísimo y descubrí el placer de comer sin pensar que la mermelada te va a manchar la remera. ¿Pero al final qué sos? ¿Una chica Cosmo o una bestia? ¿Tenés que estar desnuda para comer una tostada con mermelada y no mancharte la ropa?

12) Poné un DVD de una sesión de yoga y animate a hacer la clase sin ropa. Esta sugerencia, que no me parece tan descabellada comparada con alguna de las enumeradas anteriormente, apunta a que podamos conectarnos mejor con nuestro cuerpo, sin telas que dificulten el vínculo.

13)  Acostate desnuda cuando estrenes sábanas satinadas o de algodón suave: vas a regalarte la mejor siesta de tu vida. Lo de dormir desnudas no es ninguna novedad. Es una de las pocas cosas que sabíamos que se podían hacer en bolas.

14)  Mimá tu Punto G. Separá las ediciones de "Cosmo" dedicadas al tema y aprovechá tu desnudez para explorar esa locación secreta. Ay, ay, ay. Tarde o temprano íbamos a caer en el onanismo. Que no tiene nada de malo, pero tampoco es una novedad. Si no tenés ediciones de la “Cosmo” dedicadas al esquivo Punto G, no te preocupes. Entrá a Todo Relatos y buscá alguno intitulado “El día que iba parada en el 160 y un señor descubrió mi Punto G. Y después llamó a otros cincuenta señores que me lo siguieron descubriendo”.

15) Abrí al máximo la canilla del agua caliente y dejá que el baño se llene de vapor. Eso hará maravillas en tus pulmones… ¡y en tu piel! Bañarse ya estaba entre las opciones de la gente normal.

16) Hacé on-line todas las gestiones aburridas pendientes: tu declaración de la AFIP, el pago de facturas, etcétera. Esta sugerencia apunta a ponerle un poco de picor a cosas tan prosaicas como pagar las facturas de la luz.

17)  Ensayá tu presentación de proyecto o tu próxima entrevista de trabajo sin ropa.  Si lo hacemos en bolas, con la osadía y el ridículo que implica, cuando lo hagamos con un trajecito sastre nos va a salir de taquito.

18) Desafiate a alguna acrobacia absurda. ¿La vuelta carnero? ¿El flic flac? Así, después podrás contar que tu especialidad es “la vertical al natural”. No sé ustedes, pero yo soy incapaz de dar una vuelta carnero, desnuda o vestida. No tengo ni la más remota idea de lo que es el flic flac, pero seguro que no me sale tampoco. Y la vertical… la vertical y yo tenemos problemas desde 1983, cuando me llevé Gimnasia a diciembre (por suerte la di estudiándome de memoria el reglamento del vóley, porque de ser por la vertical yo todavía estaría en 3º año del secundario).

19) ¡Exfoliate! Para esta grata tarea la “Cosmo” propone mezclar media taza de sal gruesa con dos cucharadas de miel y un chorrito de aceite común. Y untarse con esa porquería para eliminar todas las células muertas.

21) Organizá una limpieza a fondo de tu guardarropa. Vas a poder probarte lo que quieras y decidir qué se queda y qué se va. Ni por putas, con perdón de los presentes. El desorden del placard apunta a que las prendas que no me entran pasen desapercibidas. Entre tanto bollo de tela es imposible adivinar qué cosa es qué, y mucho mejor aún, de qué talle es.

22) Si te compraste varios conjuntos de ropa interior y no sabés cuál te queda mejor, es el momento de desfilar ante un espejo de cuerpo entero. Perdón, pero esta no es una actividad para hacer desnudas. Desde que nos probamos el conjunto de ropa interior estamos vestidas. Con poco, pero vestidas.

23) Nada como estar completamente desnuda para aplicarte parejo el autobronceante. No, ni se les ocurra. Nada más desagradable que el autobronceante. Ese color intermedio entre café aguado y zanahoria es realmente muy feo. Si quieren broncearse, salgan al sol. Bánquense estar desnudas al sol. Eso es atrevimiento, carajo.

Hasta aquí, la primera parte de este folletín que recrea la nota de la “Cosmopolitan” 50 cosas para hacer desnuda. Primera parte que se ocupó de las cosas que una puede hacer en bolas y sola. Prontito la segunda parte, donde se enterarán de las cosas que pueden hacer desnudas con un chico al lado. Me despido de ustedes con un pensamiento de Heinrich Heine: “Si bien lo consideramos, todos estamos desnudos dentro de nuestros vestidos”.

Buenas tardes.