sábado, 28 de noviembre de 2015

SOMOS NOVIOS II


SOMOS NOVIOS II

“Mama, yo quiero un novio
que sea milonguero, guapo y compadrón,
que no se ponga gomina
ni fume tabaco inglés,
que pa' hablar con una mina
sepa el chamuyo al revés.
Mama, si encuentro ese novio
juro que me pianto aunque te enojés.”
 “Mama, yo quiero un novio”, Roberto Fontaina

Continuando con mi sesudo estudio sobre novios, ex novios y noviazgos, estoy en condiciones de presentarles, amables leedores, una nueva parrafada que se ocupa de los tipos de noviazgos con los que podemos toparnos en nuestro diario peregrinar. Esta vez, los consejos (escuetos y, en la mayoría de los casos, inútiles), corren exclusivamente por mi cuenta.

TIPOS DE NOVIAZGOS

Así como sobreabundan los tipos de novios, sobreabundan también los tipos de noviazgos. Una, que se vio involucrada en más de una de estas jacarandosas relaciones, puede dar cátedra acerca del tema. Vale aclarar que, esta vez, mis floridas palabras van dirigidas tanto al público femenino como al masculino. Porque ya se sabe: para bailar un tango hacen falta dos. Con tres o cuatro, créanme, la cosa se complica.

1) EL NOVIAZGO MATERNO: Clarito como el agua: tu novio no busca alguien con quien proyectar un glorioso futuro en común. Busca a una gila que le lave las pilchas. Ha aprendido en casita que la mujer barre, plancha, cocina y friega los inodoros, y está convencido de que cualquier hembra que se precie nació con una escoba en una mano y un plumero en la otra. Las mujeres inmersas en este tipo de noviazgo arcaico ignoran que existen inventos gloriosos, tales como el puré Chef y los caldos Knorr Suiza, y viven aún en la época oscurantista en la que los fideos se amasaban en casa. En el día de su onomástico reciben regalos tan fastidiosos como una licuadora, una juguera o una docena de broches.
En un noviazgo materno el sexo suele ser escaso. Ya se sabe que las mamás no hacen nunca la porquería. Las salidas suelen ser escasas. Las alegrías suelen ser escasas. Lo único que abunda es el jabón en polvo. Lamentable.
-¿Qué hacer?: Poner pies en polvorosa, obvio. Y que los calzones te los lave Magoya.

2) EL NOVIAZGO PATERNO: El noviazgo paterno es tan disfuncional como el noviazgo materno, sólo que en la mentada relación la desubicada es una, que en lugar de un par, anda pretendiendo un señor que la proteja, la contenga, la aconseje y le pague el gimnasio. De pequeñas nos han presentado al hombre como el natural proveedor, y, como somos vagas, adherimos fervientemente a este deshilachado estereotipo. Así que un novio representa para nosotras la fabulosa oportunidad de dejar de estudiar, dejar de trabajar y convertirnos en un parásito feliz que el susodicho deberá alimentar por el resto de sus días, amén.
-¿Qué hacer?: ¡¡¡¡¡¡Terapia!!!!!!!

3) EL NOVIAZGO THE CRYING GAME: Esta húmeda relación se da cuando cualquiera de los integrantes de la pareja (generalmente la mujer, aunque hay cada mariconazo) hace uso y abuso del llanto para imponer su voluntad, ser consentido en el más mínimo de sus caprichos o, simplemente, romperle las pelotas soberanamente al infeliz que tiene al lado. Ya he dicho, en más de una ocasión, que el poder de las lágrimas es incalculable. Pero es más  evidente que este noviazgo hace aguas por todos lados.
-¿Qué hacer?: Si es una la que abre la boca, cerrarla. Si es el novio que supimos conseguir, explicarle con el mayor tacto posible, que no nos interesa andar limpiándole los mocos a nadie.

4) EL NOVIAZGO VIVE RÁPIDO, MUERE JOVEN Y DEJA UN HERMOSO CADÁVER: Este noviazgo se da, y nadie sabe a ciencia cierta cómo, cuándo y por qué, y esto sucede porque ninguno de los tórtolos involucrados en la relación se detiene a pensar ni siquiera un segundo en qué carajo está pasando. Se conocen a las 10 de la mañana y a las 5 de la tarde ya están haciendo planes de boda. Se juran amor eterno y después de tan sacro ceremonial se preguntan los nombres. Se involucran en una relación acelerada que, a lo sumo, dura poco más de seis meses. ¡Pero qué seis meses!
El noviazgo vive rápido, muere joven y deja un hermoso cadáver es sumamente destructivo. Y suele dejar heridas que no son fáciles de curar.
-¿Qué hacer?: Tomarse tiempo para decir que sí. Si ya se dijo que sí, buscar una manera diplomática de decir que no. Si ya se dijo que no, enterrar el hermoso cadáver y que se pudra como Dios manda, que más se perdió en la guerra.

5) EL NOVIAZGO POR CONVENIENCIA: En esta relación escabrosa, una de las partes está con la otra para obtener algún beneficio que poco tiene que ver con el amor, y busca escalar posiciones sociales o progresar económicamente. Es de público conocimiento que billetera mata galán, aunque creer que son sólo las damas las que corren detrás de los dinerillos ajenos es sexista, prejuicioso e ingenuo. Hay señores de lo más trepadores, que les quede bien clarito.
-¿Qué hacer?: Asegurarse de que el novio/a está con uno/a por nuestras cualidades personales y no por el auto de papá o la casita en Cariló. Si no es así, darle al susodicho/a una buena patada en el orto. Y chau.

6) EL NOVIAZGO TE AMO, TE ODIO, DAME MÁS: Esta es una relación por entregas, como los folletines de antaño. Las tiernas palomitas se enamoran, se ennovian, se prometen el oro y el moro, se pelean, se dejan y vuelven a ennoviarse. Más promesas. Más peleas. Más regresos con y sin gloria. Una vez, dos veces, tres veces. Millones de veces. Cierto es que el sexo de reconciliación es uno de los más sabrosos. Pero este par de pájaros se pasa de rosca.
-¿Qué hacer?: Madurar. Y aceptar que, si segundas partes nunca fueron buenas, menos lo serán terceras, cuartas, quintas, etc.

7) EL NOVIAZGO MENÚ VEGETARIANO: Este noviazgo tiene de todo, menos carne. Hay mucha florcita, mucho pajarito, mucho versito del “Dos Corazones”, pero de sexo, nada. Si los involucrados en la relación son muy tiernitos, está bien. Pero si pasan los veinte, la cosa es puercamente patológica. No sólo de pan vive el hombre.
-¿Qué hacer?: Poner toda la carne en el asador y exigir que el partenaire nos tire, aunque sea de vez en cuando, un sánguche de chorizo, so pena de poner fin a tanta verdurita con el vecino de al lado.

8) EL NOVIAZGO BOCA-RIVER: En este tipo de relación el otro no es un novio, es un antagonista. Alguien a quien putear, maldecir, y, en el peor de los casos, golpear sin ningún tipo de miramiento. El noviazgo Boca-River no sólo es poco gratificante: es decididamente desastroso.
-¿Qué hacer?: Poner fin a la relación inmediatamente.

9) EL NOVIAZGO CULEBRÓN MEXICANO: Un noviazgo donde abundan las lágrimas, los enredos, los malos entendidos, los personajes pérfidos que quieren separar a la pareja, los momentos de romance empalagosos y la música de cuarta. La telenovela ha minado el sentido común de generaciones enteras de hombres y mujeres que creen que el amor es una senda prohibida, que los ricos también lloran, que la casa de los suegros es una cuna de lobos y que la mujer ideal se parece a Thalía.
-¿Qué hacer?: Apagar el televisor.

10) EL NOVIAZGO VI LUZ Y SUBÍ: Hete aquí un amorío incomprensible, ya que sus protagonistas no tienen absolutamente nada que ver entre sí. Grafiquemos el mismo con las palabras del filósofo argentino Miguel Mateos: “Yo te seguí a vos y me escondí en un bar, cuando vi luz, subí. Si molesto, perdón. No sé qué hago aquí. Sólo vi luz y subí.” El noviazgo vi luz y subí no tiene futuro, a ver si les entra de una vez por todas en sus ilusas cabecitas.
-¿Qué hacer?: Apagar la luz e irse a la mierda.

11) EL NOVIAZGO CALIENTE, CALIENTE: En el noviazgo caliente, caliente suele confundirse el amor con el sexo. Es la relación ideal para aquellos señores y señoritas con vocación de conejos entusiastas, que le dan, le dan y le dan, sin detenerse a pensar si los une a sus parejas algo más que un glamoroso 69. El único diálogo que tienen se compone de aullidos, gemidos y jadeos. No está mal, pensarán ustedes. Es mucho más gratificante escuchar a un señor aullando de placer que gritando un gol de Boca. Pero, tal como al noviazgo menú vegetariano, al noviazgo caliente, caliente le falta algo.
-¿Qué hacer?: Sin retirar la carne del asador, introducir en la carta alguna ensaladita o una porción de Cheesecake al Mascarpone.

12) EL NOVIAZGO NO SERÉ FELIZ, PERO TENGO NOVIO: Este noviazgo desabrido está asentado sobre bases que poco tienen que ver con el amor, la atracción física o la comunión espiritual. Se da entre personas que se arriman a lo primero que encuentran, por una serie variada de motivos: su baja autoestima no les permite suponer que merecen algo mejor, tienen grandes complejos físicos, han padecido estrepitosos fracasos sentimentales o sobrepasan los treinta y están convencidos de que ya perdieron el tren.
Si bien la sociedad nos ha inculcado una serie de mandatos, hay que poder sacudírselos de una vez por todas y aceptar que, entre estar solo y feliz o acompañado y desgraciado, la primera opción es la más sana. Comprendiendo, previamente, que se puede ser feliz como single: es de público conocimiento que el buey solo bien se lame.
-¿Qué hacer?: Cagarse en los mandatos sociales y animarse a ir solo al cine.

13) EL NOVIAZGO ABIERTO: Muy de moda en los pasteurizados tiempos que corren, el noviazgo abierto ha sido rebautizado como amistad con derecho a roce. Cuando a alguno de los integrantes de esa pareja posmoderna le pica, el otro lo rasca y viceversa. Pero no hay un compromiso verdadero y la exclusividad no existe. Se pueden tener muchos amigos con derecho a roce simultáneamente. Y todos contentos.
-¿Qué hacer?: Si uno está cómodo dentro de esta relación trivial y sin futuro, darle pa’lante mientras dure. Las reglas de la misma son más que claras y es difícil que alguien salga herido. Eso sí: terminantemente prohibido enamorarse.

14) EL NOVIAZGO VOS, YO, UNO MÁS UNO, CUATRO: En el noviazgo vos, yo, uno más uno, cuatro también hay muchas manos en el plato, pero la cosa no está blanqueada. En esta relación, cada uno de los tórtolos tiene otras parejas, ocasionales o no, con las cuales repimpolotear alegremente. Aunque parezca que ninguno de estos dos piratas es consciente de las infidelidades de su pareja, ambos están al tanto de las aventuras sexuales del otro. Y viven redoblando la apuesta.
-¿Qué hacer?: Aclarar los tantos. Si la cosa da para un noviazgo abierto, redefinir la relación. Y si no, cada uno por su lado. Engañar y ser engañado suele ser de lo más estresante.

15) EL NOVIAZGO 911: Siempre al borde de la tragedia, este noviazgo es sumamente fastidioso, sobre todo para los amigos y/o parientes de los involucrados que tienen que socorrer, contener y consolar a los miembros de la pareja en el peor de los casos, y evitar que alguno de los tórtolos se arroje del 5º piso, en el peor.
-¿Qué hacer?: Dejarse de joder con tanto drama. Vivir en estado de emergencia es un horror.

16) EL NOVIAZGO SIX FEET UNDER: El noviazgo six feet under es la muerte, tal como lo habrán supuesto mis lectores más avispados. Aburrido, estancado, tedioso, no ofrece nada más que siestas interminables y capítulos (obviamente repetidos) de “Bonanza”. Puede que cada tanto brinde unos momentos de cópula, pero la cosa tampoco es como para andar tirando fuegos artificiales. Los novios embarcados en esta relación rutinaria transitan por la vida en un lamentable estado de sopor y letargo. Ni fuerzas pa’ llorar, tienen.
-¿Qué hacer?: Resucitar. Poniendo cientos de kilómetros entre nosotros y nuestro soporífero prometido.

17) EL NOVIAZGO A DISTANCIA: En está relación los involucrados viven en las antípodas. Se conocieron en unas vacaciones, en el chat, en Facebook o alguno de ellos tuvo que mudarse al culo del mundo cuando el amorío ya estaba en marcha. El noviazgo a distancia puede ser llegar a ser muy romántico, pero carece de aminoácidos y calidad proteica, tal como el noviazgo menú vegetariano. Las personas sumamente líricas pasan por alto este detalle cuasi animalesco. Las personas normales necesitan un bife con lomo, aunque sea muy de vez en cuando.
-¿Qué hacer?: Mudarse.

18) EL NOVIAZGO TOP SECRET: Cual si fueran agentes del recontraespionaje, los protagonistas de este noviazgo mantienen su relación en el más absoluto secreto, amparándose en las sombras de la noche o en cualquier otra sombra que resulte conveniente. ¿Cuál es el motivo de tanto sigilo? Nadie lo sabe. Muchas veces, ni siquiera lo saben ellos.
-¿Qué hacer?: Cerciorarse de que ninguno de los novios ocultos esté casado, porque este comportamiento cuadra perfectamente con el de un marido de trampa o una esposa timadora.

19) EL NOVIAZGO ARRIBA LOS CORAZONES: Este noviazgo se da cuando uno de los involucrados en la pareja se acerca al otro sólo para levantar su vapuleada autoestima. Tiene una pobre una pobre imagen de sí mismo y busca a través de su partenaire la seguridad y aceptación social que le falta. Es un noviazgo injusto para ambos miembros de la yunta amorosa.
-¿Qué hacer?: Más terapia.

20) EL NOVIAZGO CARACOL: Los enamorados que se embarcan en este tipo de relación pegajosa, glutinosa y adherente, le bajan la persiana al mundo. El único interés de sus vidas es estar engomados a sus medias naranjas y babosearse día y noche como caracoles desenfrenados. Olvidan a sus familias, a sus amigos y a todas aquellas personas con las que alguna vez tuvieron contacto: en sus viscosos corazoncitos sólo hay lugar para el amor, y suelen dejar en el camino la mayor parte de sus intereses y ocupaciones para vivir pendientes de su adhesivo romance.
-¿Qué hacer?: Tomar distancia. Lo aprendimos en la escuela, cuando hacíamos fila, ¿se acuerdan?

21) EL NOVIAZGO DESPAREJO: Un noviazgo desparejo es aquel donde existen grandes y evidentes diferencias entre las medias naranjas, tal es así que en la mayoría de los casos, el asunto se trata de un medio limón y una media pera.Hay infinitas variantes de noviazgo desparejo, a saber: el lindo y la fea, la viva y el pavote, el gordo y la flaca, el pibe de barrio y la concheta, etc. Pero la variante más usual es aquella en la cual se emparejan individuos de edades dispares. Cosa que a simple vista parece una pavada pero puede terminar en catástrofe.
-¿Qué hacer?: No sé. Si alguno sabe, me avisa.

22) EL NOVIAZGO PINKY Y CEREBRO: En el noviazgo Pinky y Cerebro una de las partes tiene sueños, intenciones y pretensiones delirantes, y la otra, ya sea por tener la fiesta en paz o por complacer a su amado le dice a todo que sí. Es el noviazgo ideal para los psicóticos y para los encajetados en conquistar el mundo.
-¿Qué hacer?: Si uno es Cerebro, poner inmediatamente las patas sobre la Tierra. Si es Pinky, aprender a decir que no, que por un no nadie terminó en la tumba.

23) EL NOVIAZGO ALCATRAZ: Esta sofocante relación se da cuando uno de los tórtolos es, literalmente, el prisionero del otro. No puede elegir cómo vestir, qué amistades tener, qué lugares frecuentar, etc. etc. etc. Está las 24 horas del día bajo el ojo avizor de su amorcito y puede ser cruelmente castigado si da un paso en falso, tal como ir a tomar un café como una amiga o a jugar un picadito con los pibes del barrio. El noviazgo Alcatraz es opresor y aporta miedo, angustia, bronca, llanto, celos, pero jamás felicidad.
-¿Qué hacer?: Si uno es el prisionero, escaparse, obvio. Si uno es el carcelero, meterse la llave en el culo.

24) EL NOVIAZGO FROM HERE TO ETERNITY: ¿Cuarenta años de besitos y cartitas y todavía estás noviando? ¿Diez años de devaneo y aún viven ambos en las casas de sus papis? El tuyo es, sin dudas, un noviazgo From Here to Eternity. Te has enredado con un/a calienta sillas. Paciencia, que la cosa va para largo
.-¿Qué hacer?: Apurar los trámites. O mandar todo al carajo.

25) EL NOVIAZGO IDEAL: ¿Existe? Puede que sí, puede que no. Pero, a no olvidar: mientras hay vida, hay esperanza.
-¿Qué hacer?: Buscar, buscar, buscar. Más raro fue aquel verano que no paró de nevar.

Hasta aquí llegamos. Supongo que existirán otros tipos de noviazgo, pero mi experiencia es limitada. Les dejo el catálogo para que lo estudien concienzudamente y les acerco, además (ya saben ustedes de mi proverbial amabilidad), un consejito de Benjamín Franklin: “Ten tus ojos bien abiertos antes del matrimonio; y medio cerrados después de él.”

De nada.

martes, 17 de noviembre de 2015

SOMOS NOVIOS


SOMOS NOVIOS

“Somos novios,
mantenemos un cariño limpio y puro,
como todos, procuramos
el momento más oscuro
para hablarnos, para darnos
el más dulce de los besos,
recordar de qué color son los cerezos,
sin hacer más comentarios
somos novios.”
"Somos novios", Armando Manzanero

Cuando yo tenía 16 años estaba metida hasta el caracú con un vecinito de 23 con el que no llegué a nada más que a unos cuantos besos y un par de manotones un día en que lo agarré de buenas. Para ese entonces, todavía era una jovencita ingenua y esperanzada, y tenía la ilusión (jamás secreta, que siempre fui una bocona y lo sabía todo el barrio) de ponerme de novia con el susodicho. Y conservaba el suficiente candor como para suponer que el noviazgo era la panacea universal. 
Fue necesario que hubiera en mi vida un desfile más o menos pródigo de novios, ex novios y señores misteriosos que aparecían y desaparecían como el gato de Cheshire de “Alicia en el país de las maravillas”, para llegar a la conclusión de que no, de que el noviazgo no era ni la panacea universal, ni la piedra filosofal ni ningún otro artilugio más o menos milagroso pergeñado por las mentes afiebradas de la Edad Media. Y para comprender, además, que novios, ex novios y noviazgos son, la más de las veces, tremebundos dolores de cabeza.
A pesar de que hace rato que no encajo en la categoría de novia, el tema a abordar en este opúsculo y los subsiguientes, que pretenden ser esclarecedores para mis lectoras más púberes es, precisamente, el de los novios, los ex novios y los noviazgos, aventuras que, si bien no son tan trágicas como los maridajes o los amantazgos, también tienen lo suyo. Echo mano, entonces, a mi prodigiosa memoria y a la experiencia de algunas señoritas de mi relación, para poner algo de luz sobre este encantador y desesperante entuerto y sus floridos protagonistas.
No es verdad que todos los hombres son iguales, tal como predica el vulgo. Jared Padalecki no es igual a ninguno de los infelices que me arrastraron el ala, muy a mi pesar lo confieso. Por lo tanto, es lógico suponer que tampoco los novios han sido todos cortados por la misma tijera. Si no me creen, pasen y vean.

TIPOS DE NOVIO

Tipos de novios hay muchos. Sería una tarea ciclópea intentar describirlos a todos. Este humilde catálogo no los abarca en su conjunto, pero supongo que con los especímenes aquí descriptos, alcanza y sobra para tener una idea más o menos aproximada de lo complicada y profusa que puede llegar a ser la fauna noviesca. Y de las incontables metidas de pata que cargo sobre mis vapuleadas espaldas.

1) EL NOVIO SENSIBLE: El novio sensible parece ser un prototipo bastante difícil de encontrar en los apocalípticos tiempos que corren. A simple vista, parece el novio ideal. Pero sólo a simple vista. Si bien es pródigo en arrumacos, regala flores, escribe cartitas y es capaz de compartir pañuelo con una cuando pasan “The big fish” en el cable, suele tener menos carácter que un paramecio comatoso y la virilidad no es, precisamente, su fuerte. El novio sensible te seca los platos, pero es incapaz de conservar un trabajo medianamente decente, ya que se desmorona de modo inevitable frente al más mínimo atisbo de presión.
-Frase típica: “¿Ya empezó la novela?”
-Ventajas: Es pródigo en arrumacos, regala flores, escribe cartitas y es capaz de compartir pañuelo con una cuando pasan “The big fish” en el cable. Siempre está dispuesto a ayudar con las tareas domésticas. Es fácil de dominar. En materia sexual, ofrece mucha previa.
-Desventajas: Tiende a comportarse como un mariconazo en todos los aspectos de su vida. Puede que lo sorprendas alguna vez probándose alguna de tus bombachas. En el peor de los casos, te deja por otro.

2) EL NOVIO GRUÑÓN: El novio gruñón es algo así como un novio adelantado a su tiempo. Ha incorporado demasiado pronto los defectos de un marido. Es de esos tipos que le buscan insistentemente la quinta pata al gato. Cada una de nuestras acciones será evaluada negativamente por el novio gruñón. Todos nuestros amigos le caerán mal. Vomitará nuestra comida. Odiará a nuestra madre. Repudiará a nuestras hermanas. Despreciará a nuestro perro. Meará nuestras plantas.
Para el novio gruñón "el mundo fue y será una porquería, ya lo sé". Y nosotras somos, obviamente, una parte sustancial del mundo.
-Frase típica: “¿Por qué no se van todos a la puta que los parió?”
-Ventajas: Es un tipo predecible. Difícilmente abandone a su novia; total, las otras mujeres que puede conseguir son tan mierda como ella. No tiene amigos.
-Desventajas: Es un rompe pelotas hecho y derecho. Odia salir. Una vez que se instala en tu casa no lo removés ni con una grúa. En el plano sexual, carece de imaginación.

3) EL NOVIO NADA QUE VER: El novio nada que ver es el que no tiene nada, pero absolutamente nada en común con vos. La relación posee, tal como postularía Miguel Mateos, sólo fuego: “Vos sos disco, yo soy Rolling Stones. Vos sos un partido, y yo soy la revolución.” Mientras el fueguito está encendido, las diferencias de opinión, pensamientos y creencias son irrelevantes. Pero cuando la cosa se enfría, un novio nada que ver puede convertirse en un verdadero suplicio, sobre todo si una cometió la locura brutal de llegar a la convivencia o pasar por el Registro Civil antes de que amainaran los ardores.
-Frase típica: “¿Paul Mc qué?”.
-Ventajas: Mientras la cosa arde, arde lindo.
-Desventajas: Cuando la cosa deja de arder, te querés matar.

4) EL NOVIO VAGO: El novio vago puede ser un vago sin ningún tipo de disimulo o un vago encubierto (remisero, portero de edificio, artista de medio pelo, trapito, etc.) Si no tiene trabajo, no lo busca. Si lo busca, no lo encuentra. Si lo encuentra, lo explotan de forma escandalosa, cosa que él, por supuesto, no puede tolerar. Ha nacido con vocación de parásito y la relación funcionará de maravillas mientras estés dispuesta a ser una cerdita complaciente y permitir que esta desagradable tenia solium se instale cómodamente en tu intestino delgado. Naturalmente, el novio vago nunca tiene un peso, así que tendrás que ser vos la que se haga cargo de solventar las salidas de la pareja y de comprarle los calzoncillos.
-Frase típica: “Trabajás, te cansás, ¿qué ganás?”
-Ventajas: Como sos vos la que pone la mosca, podés elegir siempre dónde ir y jamás te vas a tener que comer ninguna puta película de Chuck Norris. Siempre está descansado, así que sexo no te va a faltar.
-Desventajas: Hay que mantenerlo. Y, encina, tolerar que te eche en cara que trabajás demasiado y no te tenés tiempo para disfrutar de las cosas lindas de la vida.

5) EL NOVIO BELICOSO: El novio belicoso es aquel con el que te agarrás de las mechas mucho más seguido de lo que te revolcás en el colchón. No podés entablar ninguna conversación con él sin que ésta termine en una discusión apoteósica. Este señor aguerrido siempre está gritándote, reprochándote cosas y haciéndote reclamos. Y, para colmo, se fastidia cuando te ve llorar.
-Frase típica: “¿Te das cuenta de que sos una inútil?"
-Ventajas: No tiene.
-Desventajas: Todo él es una gran, gran desventaja.

6) EL NOVIO DEBILUCHO: El novio debilucho es uno de esos tipos a los que podés llevar y traer de las narices. Siempre está dispuesto a disculparse y a hacerse cargo de cada crimen imaginario que gustes adjudicarle. Se sobresalta por cualquier ruido fuerte, ya sea un portazo, un grito de la vecina o un repentino aumento en el volumen del televisor.
El novio debilucho es incapaz de imponer su voluntad, sencillamente porque no la tiene. Nunca te va a hacer ningún tipo de planteo, pero tampoco será capaz de defenderte cuando alguien te agreda. Vive agachando la cabeza, lo que, después de un tiempo puede llegar a sacar de las casillas hasta a la mismísima Sor Juana Inés de la Cruz.
-Frase típica: “Sí, querida”.
-Ventajas: Es sumamente fácil de dominar. Lo podés culpar de todos tus errores. Siempre tiene un aire de susto de lo más encantador. Es el novio ideal si una tiene alma de dominatrix y gusta manotear el látigo.
-Desventajas: Da lástima.

7) EL NOVIO TRAMPOSO: El novio tramposo, tal como el novio sensible, es una cosa a simple vista y otra muy distinta cuando se empieza a escarbar un poco. En apariencia encantador, el novio tramposo es cariñoso, amable, pródigo en regalos (a no olvidar que, como decía mi abuela, cuando la limosna es grande hasta el santo desconfía) e infinitamente comprensivo. Pero te caga con cuanto par de tetas se cruce por su camino. Y su camino, a qué negarlo, suele ser de lo más transitado.
El novio tramposo es un infiel compulsivo. Una podría, si tuviera tiempo y paciencia, rastrear en una infancia complicada los orígenes de esta conducta reprobable. Pero como a estas alturas una no tiene ni tiempo ni paciencia, resume cinco volúmenes freudianos en una frase concisa y clarita: “Es un hijo de puta”.
-Frase típica: “Somos los piratas, después del cabaret nos vamos para el sauna.”
-Ventajas: Es cariñoso, amable, pródigo en regalos e infinitamente comprensivo. En la cama, bien.
-Desventajas: Saltan a la vista.

8) EL NOVIO SALVADOR: El novio salvador es aquel que ha pasado su infancia atosigándose con historietas de Superman y se creyó a rajatabla el asunto de la capa y las calzas ridículas. Está convencido de que necesitás ser salvada y de que él es el héroe indicado para hacerse cargo de esta trascendental misión. Se empeñará en que dejes de fumar, bajes 15 kilos, abandones el Rivotril, retomes el contacto con tu yo espiritual y viajes a la India a lavarte las patas en el Ganges. El novio salvador te llena de consejos, recomendaciones y, en el peor de los casos, órdenes veladas.
-Frase típica: “El fumar es perjudicial para la salud”.
-Ventajas: Tiene buenas intenciones. Con suerte, el pasaje a la India te lo paga él.
-Desventajas: Es otro irremediable rompe pelotas.

9) EL NOVIO PEOR ES NADA: El novio peor es nada es aquel que manoteamos en un ataque de soledad desesperada y con el cual insistimos en mantener una relación sólo porque nuestras amigas están en pareja. No sentimos absolutamente nada por él, ni siquiera lástima, porque de ser así no lo utilizaríamos de manera tan escandalosa.
-Frase típica: No sabemos, porque jamás escuchamos una palabra de lo que dice.
-Ventajas: Nos calienta los pies en invierno.
-Desventajas: Nos confirma lo turras que somos.

10) EL NOVIO BRUTO: El novio bruto suele tener poco seso pero una anatomía generosa. Es aquel que pasa horas en el gimnasio pero en la puta vida pisó una biblioteca. No tiene demasiadas complicaciones, pero mantener una conversación con él suele ser tan reconfortante como hacerse gárgaras con ácido muriático. El novio bruto es sumamente útil en casos de mudanzas o reorganización de mobiliario. Pero el pensamiento abstracto no es lo suyo.
-Frase típica: "Ahhhhhhhhhhhhh.”
-Ventajas: Puede cargar y transportar fácilmente todo tipo de objetos pesados. Con un novio bruto nos ahorraremos más de un flete. Es fácil de engañar. Puede rendir mucho en la cama.
-Desventajas: Es aburrido. Corremos el riesgo de que nos quiebre una costilla si nos aprieta demasiado fuerte.

11) EL NOVIO NARCISISTA: El novio narcisista está convencido de que ni Maradona ni Paul McCartney son Dios: Dios es él. Le encanta escucharse, porque está convencidísimo de que todo lo que sale de su boca es divertido e inteligente, así que siempre tiene algo que acotar en cualquier conversación, verse ésta sobre el cultivo del repollo o los puntos del crochet. Se considera un ser perfecto y exige el mismo tipo de perfección en todos aquellos que lo rodean. El novio narcisista considera que te hizo un favor al poner sus despampanantes ojitos en tu mediocre cuerpecillo y pretende que actúes en consecuencia.
-Frase típica: “Bienaventurados los que vienen a mí.”
-Ventajas: La única ventaja que tiene este tipo de novio es el infinito placer que una puede llegar a experimentar si sufre un ataque fiero de autoestima y le encaja una reverenda patada en el orto.
-Desventajas: Para a estar a su altura es menester vivir a dieta y estar fajada, pintada como una puerta y con tacos stilettos las 24 horas del día.

12) EL NOVIO HOMO EROTICUS SÚPER MACHO: El novio homo eroticus súper macho tiene una idea fija: el sexo. En realidad, esa idea fija es su única idea. No hay demasiado que apuntar acerca del susodicho, salvo que puede ser tan excitante como agotador.
-Frase típica: “Te parto como un queso”.
-Ventajas: Apetito sexual insaciable.
-Desventajas: Apetito sexual insaciable.

13) EL NOVIO GUARDABOSQUES: El novio guardabosques es aquel que te mantiene vigilada todo el tiempo, no te deja hacer nada a tu antojo y siempre está pidiéndote rendición de cuentas. Te llama por teléfono a cada rato (¿quién fue el hijo de puta que inventó el teléfono celular?) y te bombardea con mensajitos de texto. Si no respondés en tiempo y forma, se pone nerviosísimo: “¿Dónde estás? Llamame. Llamamme. ¡Llamame!” Es patológicamente celoso: te prohíbe salir con tus amigas (no sea cosa de que andes loqueando por ahí), te prohíbe usar ropa ajustada (no sea cosa de que te miren el culo), te prohíbe maquillarte (no sea cosa de que te confundan con una prostituta) y, obviamente, te prohíbe tener todo tipo de contacto con tus ex parejas (no sea cosa de que un hola desabrido y casual se convierta en un amasijo de lujuria carnal).
El novio guardabosques tiene la autoestima por los suelos y, en lugar de arreglar sus calamitosos entuertos de personalidad con una buena terapia, se dedica a hackear tus cuentas de mail y a amenazar de muerte a tus amigos varones de Facebook.
-Frase típica: “El que no tiene celos no está enamorado.”
-Ventajas: Puede que tanto interés en tu persona te haga sentir halagada.
-Desventajas: Es asfixiante. Insoportable. Opresivo.

14) EL NOVIO FRIENDS TO BE FRIENDS: El novio friends to be friends es uno de los novios más abundantes en los destartalados tiempos que corren. Si tiene que elegir entre una noche de sexo con vos y una noche de PlayStation con tres o cuatro pavotes como él, se inclina por la segunda opción sin ningún tipo de remordimiento. Ni se te ocurra protestar ante semejante atropello: el novio friends to be friends pondrá el grito en el cielo por tu falta de comprensión y por tu ladina intención de alejarlo de lo más grande que tiene en la vida, sus amigos. Pretender tener algo de intimidad con el novio friends to be friends es utópico: lamentablemente, cuando te pusiste de novia con él, te pusiste de novia también con cinco boludos más. Un asco.
-Frase típica: “Vamos con los pibes.”
-Ventajas: No es un mal tipo; es un imbécil, nomás.
-Desventajas: La PlayStation es un embole.

15) EL NOVIO PARCHE TERAPÉUTICO: El novio parche terapéutico significa tanto en nuestras vidas como el novio peor es nada. Pero no echamos mano a este caballero en un ataque de soledad desesperada; lo hacemos cuando fuimos amuradas por alguno de los otros novios que aparecen en esta lista, y necesitamos asistencia médica y psicológica urgente. El novio parche terapéutico es aquel que nos acompaña en el proceso de duelo por la pérdida de un amor, y su existencia se justifica con el viejo dicho un clavo saca a otro clavo. Si las cosas siguen su curso normal, cuando superamos el abandono que nos empujó a los brazos de este señor intrascendente, lo suprimimos sin culpa, cual si fuera un pañuelo descartable usado.
-Frase típica: “Yo no soy tu ex.”
-Ventajas: Un palenque donde rascarse mientras todavía nos duele el culo por la patada que nos encajó el hombre de nuestra vida.
-Desventaja: Si sabe ocupar su lugar, y hacer mutis por el foro cuando lo exige el guión, ninguna.

16) EL NOVIO INMADURO: El novio inmaduro es aquel que no está preparado para tener una relación, pero pasa por alto este detallito fundamental. Se supone que el fin último del noviazgo es el casamiento, o, por lo menos, el sano concubinato, pero este pibe es tan tiernito que proyectar algo con él es imposible a todas luces. Todavía le falta terminar el secundario, decidir qué corno va a estudiar, conseguir un trabajo medianamente decente, juntar unos mangos, etc., etc., etc. El novio inmaduro promete un noviazgo cuasi eterno, porque faltan muchos años para que el tipo esté a punto marido.
-Frase típica: “Estoy verde”.
-Ventajas: Hormonas a full.
-Desventajas: Sólo apto para novias muy jovencitas. De todos modos, se corre el riesgo de quemar etapas si la susodicha está noviando con este gilastro cuando debería andar de joda en joda. Y esta situación indeseable termina pasando factura tarde o temprano. Ya se sabe: el que de joven no trota, de viejo galopa.

17) EL NOVIO IDEAL: Te quiere, te cuida, te contiene. Seca los platos y disfruta “The Big Fish”, pero tus bombachas sólo le resultan atractivas cuando las tenés puestas. Es sincero, maduro, fiel, inteligente, amable y trabajador. Se lleva bien con tu familia, tus amigas y tu perro. No se deja dominar, pero tampoco pretende dominarte. Jamás coarta tu libertad. Jamás te levanta la voz. No tiene veleidades de Clark Kent. No busca cambiarte ni arreglarte la vida. No hay que mantenerlo. Le gusta salir. Si bien es sociable, sabe que los amigos ocupan un lugar distinto al de la pareja y no anda pegoteado con ellos ocho días a la semana. Superó hace años la etapa de la PlayStation.
-Frase típica: “¿Y si el finde nos vamos a la costa?”
-Ventajas: Todas.
-Desventajas: No existe.

Hasta aquí, la primera parte del minucioso estudio acerca de novios, ex novios y noviazgos que llevé a cabo tratando, como siempre, de ser útil a mis lectoras femeninas. Como corolario de la misma les dejo una frase del filósofo danés Søren Kierkegaard: “Si realmente el noviazgo es el período más bello de todos, ¿por qué se casan las personas?”

¿Chi lo sa?

lunes, 9 de noviembre de 2015

LAS SEIS ETAPAS DE LA PAREJA


LAS SEIS ETAPAS DE LA PAREJA

“Lo malo del amor es que muchos lo confunden con la gastritis y, cuando se han curado de la indisposición, se encuentran con que se han casado.”
Groucho Marx

Dicen los que saben  (o, por lo menos, los que escriben poemas, canciones y guiones de películas rosadas como un chicle Bazooka) que el amor es una cosa esplendorosa. Y así debe ser, nomás, porque cuando una está enamorada todo se ve brillante y resplandeciente, aunque más no sea porque la alegría de un romance bien avenido nos da nuevos bríos para fregar los pisos y los azulejos del baño. Pero ese esplendor, mis queridos, no es eterno o, por lo menos, no refulge siempre con la misma cegadora intensidad. A medida que pasa el tiempo, las yuntas amorosas atraviesan distintas etapas más o menos propicias para los relumbres del amor, muy bien detalladas por Victoria Cadarso, licenciada en psicología de la Universidad Complutense de Madrid y psicoterapeuta de Terapia Centrada en el Cliente, Gestalt y Psicodinámica, en su libro “Botiquín para un corazón roto. Consejos para curar las heridas del amor y transformar el sufrimiento en autoconocimiento”. Para que ustedes puedan dilucidar en qué etapa de la relación se encuentran, se las acerco. Tengan en cuenta, eso sí, que los períodos de tiempo que dura cada etapa son, simplemente, estimativos (dependen de muchos factores, especialmente del tiempo de convivencia).

LAS SEIS ETAPAS DE LA PAREJA

1- Enamoramiento o fusión (del 1º mes a los 18 meses de relación, aproximadamente, aunque a algunos suertudos esta etapa puede durarles alrededor de 30 meses)

La etapa de enamoramiento es un tiempo lleno de grandes esperanzas y, por supuesto, de grandes pegoteos. Los enamorados quieren estar todo el tiempo juntos y suelen dejar tras de sí una inmunda estela de baba, como si en lugar de cristianos hechos y derechos fueran abominables caracoles de jardín. Están extasiados el uno con el otro y acostumbran a sentir una caterva de bichos sospechosos dándoles vueltas en las vísceras cuando tienen frente a sí a su adorada media naranja. El deseo y la pasión están totalmente desbocados, con o sin actividad sexual, pero con una intensa fantasía. Las diferencias entre los tórtolos no se tienen en cuenta y se pone especial hincapié en destacar lo que tienen en común. Todo se comparte: las hombres van de shopping  con alegría y los mujeres a ver películas infames como “Rápido y furioso” sin chistar. Casi no se discute, un poco porque no hay motivos y otro poco porque los enamorados temen que una discusión pueda ensombrecer los benditos esplendores del amor.

¿Qué hay para aprender en esta etapa? Según los especialistas, en esta etapa venturosa debemos aprender a mostrarnos tal como somos (para mí este consejo no tiene mucho sentido, si después de pasados los treinta meses de enamoramiento nuestros  amados van a vernos tal como somos, con todas nuestras miserias y todos nuestros defectos, sin necesidad de que nosotras les mostremos nada, pero, en fin, yo especialista no soy). Y, por supuesto, comprender y aceptar que las maripositas que nos revolotean en el estómago cuando vemos a nuestros tórtolos tienen fecha de vencimiento. Cindy Hazan, de la Universidad de Cornell, en Nueva York, sostiene que “los seres humanos se encuentran biológicamente programados para sentirse apasionados entre dieciocho y treinta meses”. Hazan ha entrevistado y estudiado a cinco mil personas de treinta y siete culturas diferentes y ha arribado a una conclusión bastante deprimente: el enamoramiento posee un tiempo de vida lo suficientemente largo para que la pareja se conozca, copule y tenga descendencia pero lo suficientemente corto como para que nunca se cumpla eso de que fueron felices y comieron perdices. El amor es una droga y, como tal, estimula en el cerebro los mismos circuitos que algunas de las más nocivas, como, por ejemplo, la cocaína (los circuitos de la dopamina y norepinefrina, conocidos como circuitos de recompensa). Y tal como ocurre con esas sustancias, el cerebro genera mecanismos de tolerancia  o acostumbramiento y, por ende, cada vez se necesitan mayores cantidades de estimulante para producir el mismo efecto. Parece que si la estimulación se mantuviera siempre constante terminaríamos con el cerebro seriamente dañado (pero felices). De lo antedicho se desprenden un par de conclusiones descorazonadoras: Dios nos odia y/o la naturaleza es cruel.

2- Relación y vinculación (18 meses a 3 años)

En esta etapa los integrantes de la pareja aún se muestran afectuosos el uno con el otro pero empiezan a necesitar alguna que otra bocanada de aire fresco. Pueden diferenciar el “vos-yo” del “nosotros” y dejan de lado el pegoteo característico de la etapa anterior.  La relación ya no es tan pasional ni simbiótica y el dormitorio (si bien sigue siendo usado con asiduidad para menesteres más salerosos que dormir) va dejando lugar a otros paisajes. La peregrina idea de la convivencia suele aparecer en este momento. También aparecen los primeros conflictos y discusiones más o menos serios: ya no hay tanto temor a empañar los fulgores de un amor glorioso y eso nos permite reclamarle a nuestro pastelito que no deje calzones sucios tirados por ahí y exigirle que nos lleve al cine a ver una película que sea algo más que un largo video clip de explosiones y estupidez.  Empiezan a notarse las diferencias entre los tórtolos y se reincorporan a la vida a los amigos y familiares excluidos durante la etapa de fusión, en la cual la pareja era una fortaleza inexpugnable circundada por un foso de baba, lo que suele generar quilombetes y tensiones.

¿Qué hay para aprender en esta etapa? En esta etapa, es fundamental aprender a mostrar nuestra individualidad y distinguir la de nuestra media naranja. También es necesario conocer y aceptar que existen diferencias de género, que deben ser respetadas para lograr un mejor entendimiento ( No, a las damas no nos gustan películas como “Rápido y furioso” y a los caballeros no les gustan las novelas de Thalía, a ver si nos avivamos de una vez por todas).

3- Convivencia (2º y 3º año)

Durante esta etapa el nivel sexual baja. No estrepitosamente (para eso faltan un par de añitos más), pero baja. Porque Dios nos odia, la naturaleza es cruel y los seres humanos somos incomprensibles: ahora que tenemos una camita mullida y no una palanca de cambios incrustada en los riñones, hacer el amor no nos apetece tanto como antes. El afecto se manifiesta con gestos de compañerismo. Es el periodo en el que se ponen las energías en decorar la casa y hacerla confortable. La rutina, esa turra que todo lo contamina (con rima y todo) empieza a dar sus primeras señales y surgen las discusiones por los roles domésticos. Los parientes aportan su granito de arsénico a la relación.  Etc.

¿Qué hay para aprender en esta etapa? En esta etapa es menester aprender a dialogar y, cómo no, a discutir. Discutir no implica gritar, putear y golpearse ni asestarle a la relación una herida mortal, sino exponer y defender puntos de vista y ser capaces de llegar a acuerdos beneficiosos para ambos integrantes de la pareja.

4- Autoafirmación (del 3º al 4º año)

Este es el momento en el cual los integrantes de la dupla amorosa se sienten lo suficientemente seguros como para hacer cosas por separado. Si alguno de los dos tórtolos es demasiado posesivo y no tiene en cuenta las necesidades individuales de su partenaire, creará, a la larga, resentimiento en la pareja. Los enamorados, quienes hasta este momento priorizaron los intereses de la relación, comienzan a darle importancia a sus intereses personales. Las diferencias evolutivas pueden crear problemas. Las personas con baja autoestima, apoyadas eternamente en sus medias naranjas, se suelen sufrir el proceso de establecer una identidad separada a la de su cónyuge. Los inseguros temen que en los talleres literarios o de arte se revoleen más calzones que lápices y pinceles. Surgen las luchas de poder.

¿Qué hay para aprender en esta etapa? En esta etapa es necesario desarrollar la capacidad de compromiso. Si alguno de los tórtolos tiene baja autoestima  y vive temeroso de ser engañado o abandonado urge que haga algo para revertir esta situación: el miedo suele actuar como profecía autocumplida. Parece que, al contrario de lo que pensábamos todos, obnubilados por la pollera plisada de Marilyn y por sus preciosas piernas, las comezones matrimoniales poco tienen que ver con el séptimo año y mucho con el cuarto: un número significativo de matrimonios llega a su fin al cuarto año, situación que se da en distintas culturas, según varios estudios.

5- Colaboración (del 5º al 15º año)

Se supone que en esta etapa de la pareja ya hay hijos y algunos de ellos transitan la adolescencia, lo que es garantía de quilombo seguro. Si, además, cada integrante del dúo amoroso busca tener un proyecto propio, la cosa se resiente. En algunos casos, la pareja se une en esta etapa para realizar proyectos en común que trascienden a los hijos, situación que favorece el resurgimiento de la relación y evita el aburrimiento. La seriedad y la sensación de fiabilidad reemplazan la inseguridad y el miedo a la pérdida de las etapas anteriores. Ya desarrollaron las destrezas de la convivencia, saben lo que piensa el otro y pueden resolver las diferencias. El gran cuco de este período  de la relación es la mala comunicación: dar las cosas por sentadas suele terminar para el traste. Otro problema común es la falta de sincronicidad en los crecimientos personales o el excesivo interés en una actividad o proyecto determinados, en detrimento de lo afectivo. Una cosa es que los integrantes de una pareja sean independientes y otra muy distinta, que cada uno se corte solo.  La etapa de colaboración es, posiblemente, la etapa más dura. Tal es así que, actualmente, la duración promedio de un matrimonio es de once años.

¿Qué hay para aprender en esta etapa? En esta etapa tenemos que seguir profundizando los aprendizajes de las anteriores: capacidad de compromiso y falta de posesividad. Juntos pero no revueltos. Pero juntos.

6- Adaptación (del 15º al 25º año)

En esta etapa la pareja debe adaptarse a los cambios externos: los hijos crecen, los padres envejecen y aparecen presbicias, menopausias, crisis de la mediana edad y otras guachadas de la vida. Las fantasías e ilusiones acerca de cómo podría ser la relación se desmoronan estrepitosamente y para siempre. Es un momento crítico en el que la pareja se puede romper (o uno puede romperle la cabeza a la pareja) o puede adaptarse a una nueve rutina sin hijos (sin pelo para los varones y sin cintura para las mujeres, además). Cada uno de los tórtolos se cuestiona los valores propios y ajenos y se pregunta si sus elecciones de vida fueron las correctas. ¿Sigo?

¿Qué hay para aprender en esta etapa? Qué se yo. ¿Veinticinco años aguantando al mismo tipo y todavía me queda algo por aprender?

Hasta aquí, mis queridos, las seis etapas de la pareja enumeradas por Victoria Cadarso. Debo confesarles que a medida que escribía este artículo iba desinflándome como un globo pinchado. Pero a no desesperar: si bien las mariposas que nos avisaban que estábamos frente al hombre de nuestros sueños (¡qué pobre soñamos, carajo!) fenecieron hace rato, todavía hay cosas positivas en nuestra relación de pareja: ya superamos hace rato toda esa idiotez de la posesividad y los celos, nuestro hijo se hace la comida solo y tenemos dos televisores, así que esta noche, cuando una quiera ver una película y el otro a Boca no nos vamos a sacar los ojos.
Me despido de ustedes con un pequeño y maravilloso texto de la poeta española Amalia Bautista: “Repíteme otra vez que la pareja del cuento fue feliz hasta la muerte, que ella no le fue infiel, que a él ni siquiera se le ocurrió engañarla. Y no te olvides de que, a pesar del tiempo y los problemas, se seguían besando cada noche. Cuéntamelo mil veces, por favor: es la historia más bella que conozco.”

Buenas tardes.